A mediados de la década del '60 Alberto Mondragón redactó unas breves biografías bajo el título "Figuras rosistas", que fueron publicadas en distintos periódicos y revistas (Revista o períódico El Puente, Revista Doctrina, entre otras).
FIGURAS ROSISTAS (Periódico El Puente)
Novena figura
VICENTE LÓPEZ Y PLANES
El 15 de Abril de 1851, conocida ya en Buenos Aires la defección del Gral. Urquiza al pronunciarse contra Rosas, de la alianza entrerriana-correntina con el Brasil contra la Confederación Argentina y de la declaración de guerra al Imperio; un ciudadano —preclaro por múltiples razones—, miembro del Alto Tribunal de Justicia y autor de la “Marcha Patriótica” escribía a Don Juan Manuel de Rosas estas singulares líneas: “Testigo de las conmociones sin término que agitaron a mi Patria desde 1810 a 1829, testigo de la firmeza del gobierno de V. E. desde la última época hasta el presente, período de más de 20 años, he aprendido a distinguir las efímeras autoridades que daba la época del individualismo a la firme y duradera autoridad que da la época del socialismo o de la población en masa”.
Pocos argentinos —con estos datos— podrían errar en el personaje
firmante de esta misiva, que al tiempo que adhiere a la política de Don Juan
Manuel, ensaya una interpretación de profundo sentido sociológico: ¡Rosas
socialista! ¡Rosas gobernando con la población en masa y contra el
individualismo!
DON VICENTE LOPEZ Y PLANES, “el viejo López” como lo llamaba
Rosas, era para ese 1850 la síntesis biológica de la Patria: a los 20 años en las
Invasiones Inglesas, a los 23 años doctorado en Derecho, a los 25 años actor en
el Cabildo Abierto del 22 de Mayo de 1810, a los 26 años miembro de la “Logia
Lautaro”, a los 27 años miembro de la Asamblea Constituyente, a los 29 años Ministro
del Interior del Directorio Supremo, a los 33 años diputado en la Legislatura,
etc. etc., reseña que describe meteóricamente su intensa vida política, y que
agregado a sus dotes intelectuales y poéticas
—autor del Himno Nacional— hacen un actor y testigo de la Historia Argentina.
Su concepción federalista fue el producto del entrechocar de
las tremendas pasiones de 1810 a 1830, del deterioro del país en la marcha de
sucesivos y brevísimos “gobiernos”, y de la entrega a intereses foráneos en la
conducción económica; profundo conocedor del alma nacional pudo con todos estos
conocimientos escribir el primer esbozo de una sociología argentina. En parte
lo realizó al comunicar a otro grande como él —don José de San Martín,
conocedor del drama nacional como él, y de cuya importancia obliga transcribir
lo fundamental— : carta de Vicente López y Planes a José de San Martín del 4 de
enero de 1830: “... muchas veces me he puesto a meditar en las causas del
incremento y animosidad que han tomado nuestras eternas discordias, y voy a
poner a Ud. mi juicio francamente y en cuatro palabras. Yo no veo en todo este
fenómeno mas que revolución y contrarevolución. La revolución ha dominado
exclusivamente desde el año 10 hasta mediados del 21: La contrarevolución ha
dominado disfrazadamente desde mediados
del 21 hasta mediados del 27, y habiendo sido entonces separada del timón,
hizo su reacción vengativa para recobrarlo el 1° de diciembre de 1828”. La
revolución consagró el principio, patriotismo sobre todo: la contrarrevolución,
sin atreverse a excluir este principio, de hecho lo mira con mal ojo y dijo
sólo: habilidad y riqueza...”
Presentada esta alta figura rosista nada extraña su carta a
Rosas de 1851. El esbozo de 1830 es la concluyente definición sociológica de un
Rosas popular; es que el sereno fiscal de la Patria, que fue el Dr. Vicente
López y Planes dejó a la posteridad una concepción interpretativa de profundidad
reflexiva que obliga a meditación, y en el poeta de la Revolución de fibra
vital patriótica, como en estos versos de 1845: Un gobierno prudente, sabio, fuerte / nuestro destino en sus manos tiene / Y si
él halla la guerra inevitable / a batallar intrépidos corramos.
Producido Caseros por su elevado cargo —Presidente del Superior
Tribunal de Justicia— ejerció por pocos meses la Gobernación Provisoria de Buenos
Aires, del cual con amargura y dolor al ver la desolación de su querida Patria —falleció
el 10 de octubre de 1856— pudo como tantos decir que: “ya no eran los tiempo de
Rosas”.
Alberto A. Mondragón.