A mediados de la década del '60 Alberto Mondragón redactó unas breves biografías bajo el título "Figuras rosistas", que fueron publicadas en distintos periódicos y revistas (Revista o períódico El Puente, Revista Doctrina, entre otras).
FIGURAS ROSISTAS
(Revista El Puente y Revista Doctrina)
... Figura
MARIANO MEDRANO
Alumno del Colegio de Nuestra Señora de Montserrat, prosigue
sus estudios en la Real y Pontificia Universidad de San Javier en Charcas, donde
el 15 de noviembre de 1788 se recibió de Doctor en Sagrada Teología y luego en
Cánones y Leyes, ordenándolo Sacerdote Monseñor Azamor y Rodríguez en diciembre
de 1791; de regreso a Buenos Aires ejerce la cátedra de Filosofía en el Real
Colegio de San Carlos, ocupando en 1808 el cargo de Párroco de la Iglesia de la
Piedad, siendo finalmente miembro del Vicariato Capitular y Gobernador del
obispado en 1822.
En ese 1822 resonó con violencia el reformismo rivadaviano
afectando al Clero argentino; el laicista Rivadavia, en un propósito
absolutista y regalista a lo borbónico en España, pretendió ejercer poderes
ajenos a la incumbencia en la legislación que por siglos la Iglesia Católica
mantenía en su estructura y que la naciente Argentina en su totalidad poblacional
profesaba.
Este proceso que Rivadavia desató en instantes grávidos del
desenvolvimiento político del país y, más, cuando el Clero aportó lo mejor de
sus intelectuales para la Libertad e Independencia Nacional, era una innovación atentatoria a la
divinidad de la Iglesia y una copia infiel de la de Carlos II y la del
usurpador del Trono Español José Bonaparte, siguiendo las huellas del fraile
apóstata y regalista afrancesado, Llorente.
La disputa del proceso fue larga y burocrática; si Rivadavia insistía en sus “principios”, su oponente Mariano Medrano con la disciplina y ciencia que lo acreditaban sus antecedentes, lo rebatió con firmeza y salvó a la Iglesia Argentina de caer en el caos; y si Medrano era la Jerarquía, lo era en razón de ajustar su conducta en la tradición Hispano-Católica del Pueblo Argentino y respondió a Rivadavia que, sin autoridad política, pretendiera imponer lo que el Pueblo todo, con la bandera de “Religión o Muerte”.
Concretado el estado federal con Dorrego y luego Rosas, desaparecidos de la escena los reformistas, cúpole a Mariano Medrano ser reconocido por la Santa Sede como Obispo de Aulón y posesión del Vicariato Apostólico en el Río de la Plata; primer argentino en ese alto cargo y lo es bajo el Gobierno tutelar y católico del Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas quien remite al Obispo Medrano el 19 de Agosto de 1831 la carta felicitación “... que disfruta nuestra Iglesia de la dirección de tan eminente prelado, y Dios Nuestro Señor fortificará el espíritu de su Ilustísima, y nos dará el consuelo de que su salud sea duradera como de corazón lo deseo”.
Más aún: en la recepción oficial del cargo en la Catedral, el representante del Gobierno, el general Lucio Mansilla, le expresó “... después de su independencia la República ve a un hijo de Buenos Aires revestido con las insignias episcopales y lo segundo que V.S. Illma es uno de los que con más distinción ha acreditado su adhesión a un gobierno paterna!”.
Organizador y justiciero puso orden en el Clero, fundador de
Iglesias en la campaña, editor de catecismos, regulador de sermones etc. logró
lo más acariciado: la instalación solemne el 3 de Junio de 1831, con el apoyo
del Gobierno de la Escuela de Latinidad como preseminario, fecha ésta gloriosa para
el Obispo nacional y federal. Estuvo presente el Gobernador.
El hecho de que don Juan Manuel de Rosas hubiese logrado paz
religiosa durante su larga trayectoria gubernamental fue obra en conjunto con
el Obispo por haber contado con la leal y efectiva colaboración de Monseñor Mariano
Medrano.
Alberto A. Mondragón