A mediados de la década del '60 Alberto Mondragón redactó unas breves biografías bajo el título "Figuras rosistas", que fueron publicadas en distintos periódicos y revistas (Revista o períódico El Puente, Revista Doctrina, entre otras)
FIGURAS ROSISTAS
(Revista El Puente, Revista Doctrina N° 6, setiembre de 1988)
Undécima Figura
TOMÁS GUIDO
A la Argentina no le faltó un ojo vigilante, un brazo enérgico y un honesto patriota; no todo estuvo podrido, y si Dios es criollo, tampoco le faltará en sus destinos futuros.
Para el caso, nada tan representativo como el General Don
TOMAS GUIDO.
El patriota que recorrió todas las etapas de la historia argentina,
es una hermosa figura nacional, que desde Mayo hasta la desintegración nacional
con Pavón, vivió la gloria y también el infortunio, vio nacer la Argentina, y
al fin de su carrera estelar era la Argentina un oscuro horizonte.
Sus dos máximos momentos históricos son los vividos
intensamente, con San Martín primero y luego con Rosas.
Para San Martín era el confidente en Córdoba, el ayudante
en Cuyo, su colaborador en Chile, su "lancero amado" en el Perú y su
corresponsal sincero hasta el último día del Libertador en Boulogne Sur Mer.
Para Rosas, Don TOMAS GUIDO era el sereno consejero en la
perturbada Buenos Aires, el diplomático avezado ante la Corte esclavista del
Imperio del Brasil y por fin el justificador y sufrido patriota después de
Caseros.
Rosas entendió en GUIDO al honrado ciudadano federal que aunque
negándole el voto al solicitar Rosas la Suma del Poder, la sinceridad de una
meditada opinión que nada y por nada alteraba la colaboración de su consejo; la
carta de GUIDO a Rosas del 9 de Octubre de 1833, es probatoria: “El peligro de
la Patria, la inseguridad del orden, la ineficacia de las Leyes, la indiferencia
de los legisladores y la obstinación de los partidos, son motivos muy poderosos
para aumentar nuestra pesadumbre y nuestra zozobra; no siendo posible que tales
elementos dejen de producir un sacudimiento espantoso o desgracias irreparables...
Envidio la situación de los que en medio de ese cuadro aparecen todavía sirviendo
al país y adquiriendo una gloria sólida. A los que pertenecen a esta expedición
les cabe ese honor, y a Ud. que la preside, le toca sin duda la mayor parte”.
La visión de Don Juan Manuel estimó la necesidad de
reforzar en el ámbito internacional la presencia de una Argentina soberana, y
para ello, en el más neurálgico cargo diplomático designa al General don TOMAS
GUIDO como embajador ante la intrigante Corte del Imperio del Brasil.
La habilidad diplomática de Don TOMAS desbarató la
política agresiva del Imperio reafirmando la sólida posición de Rosas
enfrentado a las dos más grandes potencias -Francia e Inglaterra-, anuló la
maniobra del Marqués de Abrantes en la misión europea y terminó su elevada y
difícil función diplomática dejando firmemente sentada la potencialidad de la
Confederación Argentina, de tal manera que Brasil repensó su política frente a
Rosas, buscando alianzas extranjeras y traidores nativos de la Argentina para llevar
a cabo la pérfida política hegemónica del Río de la Plata que fue su triunfo en
Caseros.
Su capacidad la reconoce su más tremendo enemigo
diplomático, Don Andrés Lamas, que en comunicación oficial a su gobierno: la
República Oriental del Uruguay o mejor decir la ciudadela de Montevideo, dice:
“...hasta este momento no sé cómo combatir el efecto de los documentos de la
intriga que Rosas ha mandado al Gobierno Imperial.”, y vale poner también la
opinión del Ministro de los EE.UU. en Río de Janeiro Don David Tood que en
carta a Felipe Arana, le expresa: “...la pérdida de su sociedad (de Guido) y
servicios en ésta Corte, de quien evidentemente estuvo a su cabeza...”
La derrota Argentina en Caseros lo fue también para Don TOMAS
GUIDO, más la integridad moral de su persona ante la vil calumnia de los
unitarios liberales, le hace exclamar, en carta a Rosario Spano del 13 de
Febrero de 1852: “Durante la administración del General Rosas he servido al
Gobierno que presidía con el celo que he empleado y emplearé siempre en los
intereses de la República”.
Proscripto por el régimen mitrista oligárquico, la
ilustre figura de Don TOMAS GUIDO se apaga lentamente, y en 1866 escribe esta
dolorosa opinión: “...sereno me resigno al destino, la perspectiva no es muy seductora...”;
Don TOMAS vió nacer la Argentina y al fin de su carrera estelar (falleció el 14
de septiembre de 1866). era la Argentina un obscuro horizonte...
Alberto A. Mondragón