sábado, 5 de febrero de 2022

Alberto Mondragón - Tomás Guido

A mediados de la década del '60 Alberto Mondragón redactó unas breves biografías bajo el título "Figuras rosistas", que fueron publicadas en distintos periódicos y revistas (Revista o períódico El Puente, Revista Doctrina, entre otras) 


FIGURAS ROSISTAS 

(Revista El Puente, Revista Doctrina N° 6, setiembre de 1988)


Undécima Figura

TOMÁS GUIDO

 

Guido

A la Argentina no le faltó un ojo vigilante, un brazo enérgico y un honesto patriota; no todo estuvo podrido, y si Dios es criollo, tampoco le faltará en sus destinos futuros.

Para el caso, nada tan representativo como el General Don TOMAS GUIDO.

El patriota que recorrió todas las etapas de la historia argentina, es una hermosa figura nacional, que desde Mayo hasta la desintegración nacional con Pavón, vivió la gloria y también el infortunio, vio nacer la Argentina, y al fin de su carrera estelar era la Argentina un oscuro horizonte.

Sus dos máximos momentos históricos son los vividos intensamente, con San Martín primero y luego con Rosas.

Para San Martín era el confidente en Córdoba, el ayudante en Cuyo, su colaborador en Chile, su "lancero amado" en el Perú y su corresponsal sincero hasta el último día del Libertador en Boulogne Sur Mer.

Para Rosas, Don TOMAS GUIDO era el sereno consejero en la perturbada Buenos Aires, el diplomático avezado ante la Corte esclavista del Imperio del Brasil y por fin el justificador y sufrido patriota después de Caseros.

Rosas entendió en GUIDO al honrado ciudadano federal que aunque negándole el voto al solicitar Rosas la Suma del Poder, la sinceridad de una meditada opinión que nada y por nada alteraba la colaboración de su consejo; la carta de GUIDO a Rosas del 9 de Octubre de 1833, es probatoria: “El peligro de la Patria, la inseguridad del orden, la ineficacia de las Leyes, la indiferencia de los legisladores y la obstinación de los partidos, son motivos muy poderosos para aumentar nuestra pesadumbre y nuestra zozobra; no siendo posible que tales elementos dejen de producir un sacudimiento espantoso o desgracias irreparables... Envidio la situación de los que en medio de ese cuadro aparecen todavía sirviendo al país y adquiriendo una gloria sólida. A los que pertenecen a esta expedición les cabe ese honor, y a Ud. que la preside, le toca sin duda la mayor parte”.

La visión de Don Juan Manuel estimó la necesidad de reforzar en el ámbito internacional la presencia de una Argentina soberana, y para ello, en el más neurálgico cargo diplomático designa al General don TOMAS GUIDO como embajador ante la intrigante Corte del Imperio del Brasil.

La habilidad diplomática de Don TOMAS desbarató la política agresiva del Imperio reafirmando la sólida posición de Rosas enfrentado a las dos más grandes potencias -Francia e Inglaterra-, anuló la maniobra del Marqués de Abrantes en la misión europea y terminó su elevada y difícil función diplomática dejando firmemente sentada la potencialidad de la Confederación Argentina, de tal manera que Brasil repensó su política frente a Rosas, buscando alianzas extranjeras y traidores nativos de la Argentina para llevar a cabo la pérfida política hegemónica del Río de la Plata que fue su triunfo en Caseros.

Su capacidad la reconoce su más tremendo enemigo diplomático, Don Andrés Lamas, que en comunicación oficial a su gobierno: la República Oriental del Uruguay o mejor decir la ciudadela de Montevideo, dice: “...hasta este momento no sé cómo combatir el efecto de los documentos de la intriga que Rosas ha mandado al Gobierno Imperial.”, y vale poner también la opinión del Ministro de los EE.UU. en Río de Janeiro Don David Tood que en carta a Felipe Arana, le expresa: “...la pérdida de su sociedad (de Guido) y servicios en ésta Corte, de quien evidentemente estuvo a su cabeza...”

La derrota Argentina en Caseros lo fue también para Don TOMAS GUIDO, más la integridad moral de su persona ante la vil calumnia de los unitarios liberales, le hace exclamar, en carta a Rosario Spano del 13 de Febrero de 1852: “Durante la administración del General Rosas he servido al Gobierno que presidía con el celo que he empleado y emplearé siempre en los intereses de la República”.

Proscripto por el régimen mitrista oligárquico, la ilustre figura de Don TOMAS GUIDO se apaga lentamente, y en 1866 escribe esta dolorosa opinión: “...sereno me resigno al destino, la perspectiva no es muy seductora...”; Don TOMAS vió nacer la Argentina y al fin de su carrera estelar (falleció el 14 de septiembre de 1866). era la Argentina un obscuro horizonte...

Alberto A. Mondragón