sábado, 31 de diciembre de 2022

Alonso Piñeiro - Malvinas - Diario La Prensa

REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

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En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años. 

Encontramos este artículo que fue publicado en el diario La Prensa el 6 de junio de 2006, en la columna "Los fantasmas del pasado" de Armando Alonso Piñeiro. 

La primera derrota inglesa en las Malvinas
por Armando Alonso Piñeiro

Malvinas
Francisco de Paula Bucarelli

El martes próximo se cumplirán 233 años de la primera derrota británica en las islas Malvinas, hecho producido el 10 de junio de 1770. Un lustro antes, el primer lord del Almirantazgo, lord Egmont, había advertido de manera textual que el archipiélago es “indiscutiblemente la llave de todo el océano Pacífico. Esta isla debe dominar los puertos y el comercio de Chile, Perú, Panamá, Acapulco y, en una palabra, todos los territorios que dan sobre el mar. Hará que en adelante todas nuestras expediciones a esos lugares nos resulten muy lucrativas, de carácter fatal para España”. 
Había sido precisamente en 1765 que el comodoro Byron fundó Puerto Egmont, en homenaje al citado estadista. Pero como en 1767 se produjo el reconocimiento francés de los derechos españoles sobre el archipiélago, el gobierno de Madrid enfrentó, con toda justicia, la acción británica de dos años antes. Desocupado el archipiélago por los franceses, el territorio se hallaba en manos del gobernador Felipe Ruiz Puente, quien dependía del gobernador de Buenos Aires, Francisco de Paula Bucarelli. Enterado del levantamiento de Puerto Egmont -ubicado en la isla de la Cruzada o Trinidad, según la nomenclatura española-, el gobernador malvinense comisionó a su segundo, el teniente de navío Mario Plata, para entrevistar al comandante británico, titular a la sazón de la fragata ‘Tamar’, Anthony Hunt, con instrucciones para invitarlo a retirarse de la posesión española. Como era de esperar, Hunt no reaccionó con la hidalguía anteriormente demostrada por Francia, y el gobernador Bucarelli fue puesto en conocimiento de la resistencia británica.

Para Bucarelli había llegado la hora de la verdad. Envió entonces al capitán de navío Juan Ignacio Madariaga, quien zarpó de Montevideo con destino a las Malvinas, al mando de una escuadra integrada por cuatro fragatas - ‘Industria’, ‘Santa Rosa’, ‘Santa Bárbara’ y ‘Santa Catalina’- y un jebeque o chambequín: ‘Andaluz’.

Ausente Hunt de Puerto Egmont, lo reemplazaba el comandante Guillermo Maltby, de la fragata ‘Favorite ’, quien rechazó la intimación española. El 10 de junio de 1770, Madariaga disparó dos cañonazos como prevención. “Mientras las naves españolas cañoneaban a los buques ingleses -nos recuerda un historiador- la ‘Industria’ y la ‘Santa Rosa’ despacharon lanchas a tierra con soldados armados, que comenzaron a tirar contra el torreón. Los ingleses, por su parte, descargaban sus baterías por mar y tierra. La lucha fue mucho más reñida de lo que trasuntan las breves crónicas de época. Hubo bajas de ambas partes. En la contienda resultó herido el teniente coronel Vicente de Reyna.”

La nave inglesa se rindió, y poco después Madariaga partía con dirección a España para informar sobre la primera victoria española en el sur del continente americano.

Comienza aquí la etapa diplomática, no muy firmemente inaugurada por la corona de Madrid, que comenzó la triste tradición de perder en la mesa de negociaciones lo que los soldados y marinos ganaban en las batallas. Una tradición no menos firmemente sostenida por sus herederos, los argentinos, en muchos otros encuentros de parecida envergadura.

Porque, en efecto, ante la airada protesta del gobierno británico, la corte española terminó por transigir. Es cierto que al comienzo ensayó una resistencia, pero debió negociar para evitar un conflicto armado. Según el tratado del 22 de enero de 1771, el gobernador Bucarelli fue desautorizado y Puerto Egmont, devuelto a las fuerzas inglesas. Es cierto, sin embargo, que el mismo pacto aclara puntillosamente que “no puede ni debe afectar en nada la cuestión del derecho anterior de soberanía de las islas Malvinas”, como que por una cláusula secreta los británicos se comprometían a retirarse definitivamente de las Malvinas, lo cual se cumplió -aunque no definitivamente- en 1774.

domingo, 4 de diciembre de 2022

Recado criollo - Apero criollo

REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

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En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años. 
En la revista El Federal del 9 de junio de 2005, se publicó el siguiente artículo sobre el recado o apero criollo

 
Revista El Federal


Los "gringos" y el recado

Una visión de varios viajeros sobre nuestra forma de ensillar 

Revista El Federal
Recado o apero criollo


Lo que más les llamaba la atención era la gran cantidad de elementos utilizados

 

Sin dudas, el recado (montura particular del gaucho argentino) fue para nuestro hombre de campo, la solución a sus largos viajes por este país extenso, fue herramienta de trabajo y cama, fue su primera morada,

Un viajero inglés, no identificado, referenciaba en 1820: “La costumbre española de llevar los estribos largos ha sido generalmente aceptada, y me parece mucho más elegante que la nuestra. Los paisanos galopan millas llevando en el estribo tan sólo un dedo del pie” se refiere a estribar entre los dedos. Más adelante refiere al uso de riendas y estribos de plata y dice que en los lujos, el gaucho parece un jinete árabe pero con mejor gusto.

Alexander Caldcleugh, quien anduvo por Buenos Aires en 1821, comenta sobre el recado porteño: “Adquirí un recado porteño, cuyas prendas sirven también para formar una cama bastante pasadera. Colócanse primero, sobre el caballo, bastantes mantas de lana (matras), para que no pase el sudor que es excesivo debido al calor y al duro trabajo del animal; sobre las mantas se pone una pieza de cuero curtido con  varios adornos y encima la silla o recado”. Recordemos que recado es el conjunto de todas las piezas. Luego dice: “Una cincha fuerte con dos argollas de hierro sujetan el recado al lomo del caballo. Un cuero de oveja (el cojinillo) y un cuerito (el sobrepuesto), apretado por otra correa, completan el equipo de montar”. Y en coincidencia con el testimonio anterior termina: “Los estribos son pequeños y se usan muy largos”.

En 1847, William Mac Cann, un conocido viajero que mucho ha escrito sobre nuestras costumbres, así describía las riendas del gaucho: “Las riendas son de cuero crudo, trenzado, muy fuerte, y el freno de manufactura inglesa, aunque de modelo español”. Después de describir el conjunto de matras tejidas en lana que van debajo del lomillo, Mac Cann advierte que ese conjunto de prendas cumple la función del mandil que se utiliza debajo de la silla inglesa y que fuera utilizado en nuestro país a fines del siglo XIX y principios del XX hasta nuestros días.

A mediados del siglo pasado un viajero llamado Skogman, sorprendido por la estructura de nuestros recados escribe: “Las monturas aquí empleadas, difieren mucho de las conocidas entre nosotros (no conocemos su país de origen). Están construidas de una serie de piezas sueltas, cuya enumeración sería cansadora”. A este observador también le llamaron la atención los estribos y la forma de utilizarlos por nuestro hombre de a caballo. “Los estribos son pequeños y apenas permiten apoyar la punta de los dedos. Los paisanos casi no los utilizan, o bien se conforman con un par de palitos sujetos en una correa y de los cuales se sirven aprisionándolos entre los dedos de sus pies descalzos”. Skogman no pudo dejar pasar la notable docilidad del caballo del gaucho manifestando: “El freno fuerte obliga a montar con mano liviana, pero en general los caballos no son duros de boca y resultan cómodos y agradables para montar. Saben detenerse casi instantáneamente aunque vengan a gran velocidad y se gobiernan al menor movimiento de la mano”.

Como podemos observar, éstos y muchos otros hombres (Hinchliff, Coni, Hutchinson, d’Orbigny), han sido sorprendidos por nuestra particular forma de montar y porque a lo largo de nuestro suelo se han encontrado con tantas formas distintas como toponimias tiene nuestro país. Recordemos que ante la única silla del “cow-boy” y del “charro”, nosotros tenemos ocho recados distintos, por ser este un país con tradición ecuestre de Norte a Sur y de Este a Oeste. Afortunadamente.

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Al recado criollo también se lo llama apero criollo

domingo, 20 de noviembre de 2022

Vuelta de Obligado - Rosas - Mansilla - Chiviló

 

20 de noviembre de 2022

UN DÍA COMO EL DE HOY, HACE 177 AÑOS. 

Combate de Vuelta de Obligado 

Rosas
Combate de Vuelta de Obligado


Hoy conmemoramos el 177° aniversario del Combate de Vuelta de Obligado, hecho de armas que tuvo lugar el 20 de noviembre de 1845, en las costas del río Paraná, muy cerca del pueblo de San Pedro. 

En el lugar que se conoce como Vuelta de Obligado –lo de Obligado” viene por el nombre del propietario de aquellas tierras don Antonio Obligado–, tuvo lugar un bravo combate entre las fuerzas nacionales de la Confederación Argentina, al mando del general Lucio Norberto Mansilla, quien con una fuerza de más o menos 1.250 hombres, intentó cerrar el paso de la flota anglofrancesa, compuesta por aproximadamente 100 navíos, 11 de los cuales eran de guerra –5 franceses y 6 ingleses–, muchos de ellos vapores de última generación –los primeros que navegaron el Paraná–, fuertemente armados y algunos con blindajes, seguidos por barcazas carboneras –para abastecer a los navíos a vapor– y el resto mercantes entre los cuales también había de otras nacionalidades –sardos, dinamarqueses, hamburgueses, norteamericanos, entre otros–, quienes contrariando las leyes argentinas pretendían ingresar impunemente por el río Paraná que era un río interior de la Confederación, y por lo tanto sujeto a su jurisdicción, para llegar a las ciudades de Corrientes y Asunción –esta última en ese entonces y como provincia argentina, también perteneciente a la Confederación– para vender sus productos manufacturados y establecer nuevos mercados para su producción industrial. Así decidieron “abrir el río a cañonazos”, como lo expresó uno de sus diplomáticos. Estaban envalentonados por sus victorias logradas en circunstancias parecidas en otras partes del mundo.

Tiempo antes y ante la presunción por parte del gobernador de nuestra provincia y encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación, Juan Manuel de Rosas, que se estaba formando una flota por parte de aquellas dos potencias, con aquél propósito, había dado instrucciones a su cuñado, el General Mansilla, que era un veterano de la guerra de la Independencia, para que les impidiera el paso, que les demostrara que los ríos interiores argentinos tenían dueño y que no se podría navegar impunemente sus aguas.

Mansilla, eligió “Obligado”, justamente porque allí el río se angosta (aproximadamente 800 mts. en aquella época), disminuye su calado y hace una curva, lo cual dificultaba la navegación de los navíos a vela para virar. El lugar ofrecía también ciertas características naturales como las barrancas altas de aproximadamente 20 mts de altura, que posibilitaban que se pudiera intentar una eficaz defensa.

Con 35 piezas de artillería que se disponían, antiguos –algunos fundidos en 1663 y otros en 1780–, de bronce, utilizados en la época de la Independencia y de distintos calibres no mayor al 20 , se instalaron cuatro baterías, sobre la costa bonaerense, que de sur a norte llevaban los nombres de Restaurador Rosas al mando del capitán Álvaro José de Alzogaray, Guillermo Brown al mando del hijo del Almirante, Teniente de marina Eduardo Brown;  Gral. Mansilla al mando del Teniente de artillería Felipe Palacios y Manuelita al mando del norteamericano, el Teniente coronel Juan Bautista Thorne.

La primera se encontraba sobre el ángulo de la costa, las otras dos rasantes – a nivel del río- y la cuarta sobre la cresta de una loma, dirigía sus fuegos a lo lejos. El paso del río fue cerrado con 24 barcazas desarboladas, ancladas, amarradas entre sí y por cuyas cubiertas pasaban tres líneas de fuertes cadenas de hierro, que habían sido forjadas en los talleres de herrería que se encontraban  en los Santos Lugares de Rosas y que se encontraban amarradas en sus extremos a la costa

En el extremo, sobre la costa entrerriana, se había anclado el navío El Republicano, al mando del irlandés, Capitán  Tomas Craig, con 6 cañones, apoyado por dos naves menores artilladas el Restaurador y Lagos, con un cañón cada una, cuya misión principal era la de hostigar al enemigo e impedir que los navíos enemigos pudieran acercarse a las barcazas, con la intención de cortar las cadenas que las unían. También se habían dispuesto 10 brulotes que eran pequeños navíos no tripulados, que contenían material inflamable y que dejados arrastrar por la corriente río abajo podían llegar a provocar incendios en las naves agresoras.

Unos merlones o terraplenes construidos con troncos, piedra y barro arcilloso compactado, eran una buena defensa para la infantería y artillería argentina y en la batalla soportaron bien el fuego enemigo. las troneras tenían una inclinación que le permitirían un buen tiro hacia el río, sobre todo la la batería Manuelita que se encontraba sobre las barrancas altas.

La invasión se inició cuando la flota, concentrada en Carmelo –Uruguay– se internó en el Paraná Guazú, el día 17 de noviembre, ingresando así a territorio argentino y se detuvo a dos leguas de Obligado. 

La mañana del día 20 amaneció brumosa pero despejó a las 8. Los vapores habían puesto a calentar calderas a las 7 y pasadas las 8 los barcos veleros comenzaron a largar paño. La flota militar enemiga con sus velas desplegadas y sus vapores echando humo, se dispuso remontar el río cerca de las 9 y enfrentar las defensas argentinas.

Enfrentaron a los invasores tropas de infantería del 2do. regimiento de Patricios al mando del Coronel Ramón Rodríguez además de los artilleros, todos los cuales –entre ellos había no pocos ingleses– estaban protegidos detrás de la trinchera. Cerca del lugar, en un monte de talas, se encontraban apostadas milicianos de San Nicolás y de otras localidades de la zona al mando de Luis Barreda. También intervinieron mujeres nicoleñas quienes asistieron a los heridos en la batalla y colaborando de todas formas con los defensores, destacándose en la acción.

Ante ese tremendo espectáculo de tantas naves navegando por el Paraná, nunca antes visto, Masilla arengó a sus tropas para que se defendiera el honor nacional y después de cantarse con fervor y emoción el himno nacional cuyos compases fueron ejecutados por la banda de músicos de Patricios, las fuerzas de la Confederación se aprestaron para la lucha.

El duelo de artillería comenzó a las 8 y media y como lo reconocieron los enemigos, la resistencia fue obstinada y eficaz. Los anglofranceses disponían de 113 modernos, de hierro, de ánima rayada, y de mayor calibre –de 80– que los argentinos, muchos de los cuales manejados por expertos artilleros, vencedores en cien combates, disparaban balas con espoleta y de fragmentación, que al explotar causaron muchísimas bajas entre los defensores. Cerca del mediodía el navío El Republicano agotó sus municiones y su comandante Craig, para impedir que la nave cayera en poder de los enemigos, decide volarla, pasando él con su tripulación a reforzar la batería Manuelita.

Al mediodía y casi en simultáneo con la voladura de El Republicano, y en medio de la lucha, el capitán inglés Hope con un grupo de marineros, abordó una de las barcazas y con un hacha cortó las cadenas, abriéndose así un pasaje, que permitió el paso de los primeros buques.

En las primeras horas de la tarde, las baterías argentinas, fueron quedándose sin municiones, contestándose el fuego enemigo en forma pausada hasta que a las 17 horas se disparó el último cartucho de los cuatro mil que se dispararon ese día por las fuerzas argentinas.

Los cañones de las baterías argentinas fueron desmontados y puestos fuera de combate uno a uno por el certero fuego del enemigo.

A las 6 y media de la tarde 12 lanchas con infantes tropas de desembarco se desprendieron de los buques enemigos, para tomar las posiciones ocupadas por nuestras baterías.

La infantería a cuyo frente se puso Mansilla, a su vez en una carga a la bayoneta calada, intentó frustrar la intentona enemiga, pero el apoyo de la artillería que recibían los desembarcados desde sus propios barcos que ocasionaron muertos y heridos entre las filas nacionales, inclusive el propio Mansilla fue herido en el pecho. Por la noche los invasores rechazaron un contraataque de la caballería gaucha, determinaron que nada más pudiera hacerse por parte de las fuerzas nacionales, por lo que se retiraron, estableciéndose el nuevo cuartel general en el Tonelero.

Los argentinos sufrieron aproximadamente 650 víctimas entre muertos y heridos y la pérdida de 19 piezas de artillería, pero pudieron salvar la artillería volante que posteriormente seguirían hostilizando desde las costas a los navíos que siguieron remontando el Paraná, en cuanta oportunidad pudieran.

Nuestros soldados dieron muestras de valentía y valor heroico en aquella memorable jornada de defensa de la soberanía ultrajada y en tan desigual lucha, que quedará grabada para siempre en nuestra historia y como una prueba gloriosa del sentimiento nacional argentino. Los comandantes enemigos en sus informes destacaron el arrojo, coraje, obstinación y en general el actuar de las fuerzas argentinas

Los interventores, si bien en definitiva pudieron sortear las defensas argentinas, no se la llevaron de arriba. Sus naves sufrieron importantes daños –el San Martín recibió 156 impactos, el Fulton y el HMS Dolphin, tuvieron más de 100 cada uno–, demostrativo de ello es que muchas de ellas demoraron 40 días en reacondicionarlas para poder seguir navegando, además de sufrir también gran cantidad de bajas entre muertos y heridos.

Obligado fue la primer batalla de unas cuantas que tuvieron lugar entre el 20 de noviembre y principios de junio del año siguiente, en el conflicto que se dio en llamar la “Guerra del Paraná”, que demostraron a los invasores que no podían navegar los ríos interiores argentinos sin ninguna consecuencia y que los argentinos aún con los pocos medios que tenían les hacían frente en cuanta oportunidad pudiesen.

La hazaña argentina, fue conocida en toda América y Europa, el mundo se admiró que un pequeño país casi desconocido pudiera enfrentar a las dos potencias más importantes de la época.

El Brigadier General de la Confederación Argentina, don José de San Martín, residente en Europa, comparó la trascendencia de esta gesta con la guerra de la Independencia que le cupo el honor de dirigir, “esta contienda –dijo en mi opinión es de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de España”, destacando también “la firmeza de nuestro Juan Manuel” que “ha sabido defender con toda energía y en toda ocasión el pabellón nacional” y que “con cuatro cañones, hizo conocer a la escuadra anglofrancesa, que pocos o muchos, sin contar los elementos, los argentinos saben siempre defender su independencia” y que “De todos modos los interventores habrán visto por esta muestra que los argentinos no son empanadas que se puedan comer sin dar más trabajo que abrir la boca”.

El primer Ministro inglés, Lord Palmerston reconoció como justa la posición argentina de impedir la libre navegación de sus ríos interiores, como también y en igual forma lo hacían las grandes potencias con los suyos.

La defensa argentina de sus ríos interiores se vio coronada pocos años más tarde con la firma de los tratados que nuestro país suscribió primero con Inglaterra –Convención Arana Southern y más tarde con Francia –Convención Arana Lepredour por los cuales estas potencias reconocían la soberanía argentina sobre sus ríos interiores y saludaron la bandera nacional con salvas de artillería.

De no haber sido por el combate de Obligado y la Guerra del Paraná, ganada en definitiva por nuestro país, posiblemente las provincias mesopotámicas, serían hoy un país segregado de nuestra Argentina, que era una de las pretensiones de aquellas potencias, para que el río Paraná dejara de ser un río interior de la Confederación Argentina y sujeto a su legislación.

El historiador brasilero Pedro Calmon, dijo sobre Rosas a quien llama El caballero de la Pampa: “…Por el error extranjero, [Rosas] se convirtió en el mayor criollo sudamericano. Hacia él toda la América del Sud volvía su mirada conmovida. Si necesitaba una espada para combatir al intruso, lo convocarían a él, el caballero de la pampa. La estatura titánica del Dictador argentino proyectaba una sombra extensa en el continente: tras los navíos del bloqueo tremolaba en el aire su poncho punzó. Desafiaba a las potencias del mundo”.

El escritor e historiador Octavio Amadeo, escribió sobre Rosas: “Defendió no sólo el honor sino también la integridad de su país con pericia enérgica; y fue él, quien mantuvo aquella decisión inquebrantable. Las dos naciones más fuertes de la tierra se inclinaron ante este minúsculo señor lejano, y al retirar Inglaterra sus tropas y sus naves, entre las que aún había algunas fragatas de Trafalgar y algunos soldados de Waterloo, los cañones de la Emperatriz de las Indias saludaron con 21 disparos de desagravio y homenaje a una humilde bandera, desconocida del mundo, pero no ignorada por ellos”.

¿Por qué celebramos el Día de la Soberanía? Si bien la batalla significó una “derrota”, fue el inicio de una serie de acciones bélicas que finalizaron con la victoria contundente de los argentinos.

Existió una voluntad inquebrantable del gobernante argentino, Rosas, seguido por todo un pueblo de no dejarse amedrentar por las dos más grandes potencias de la época y defender con uñas y dientes la soberanía e independencia nacional, sin especular si los medios materiales que se disponían eran suficientes para oponerse a los designios de los invasores.

sábado, 12 de noviembre de 2022

Vuelta de Obligado - Diario La Nación cartas de lectores - Roberto Azaretto - Norberto J. Chiviló

 Publicado en el diario La Nación el 9 y 13 de noviembre de 2022   


El 9 de noviembre de 2022, salió publicada en la sección DE LOS LECTORES Cartas & e-mails la carta enviada por el historiador Roberto Azaretto sobre el Combate de Vuelta de Obligado, que mereció mi contestación en la carta publicada en la misma sección el día 13 de dicho mes, que se transcriben a continuación.

Norberto J. Chiviló






El historiador Roberto Azaretto, es miembro de número de la Academia Argentina de la Historia y del Instituto Argentino de Historia Militar, entre otras instituciones. Es colaborador de los diarios Los Andes, de Mendoza, y de El Liberal y Radio Panorama de Santiago del Estero. Asimismo es autor de varios libros.






Busqué en la Sección Lifestyle del diario la noticia correspondiente al feriado del 20 de noviembre y la encontré en la edición del día 8 de noviembre de 2022 y no en la del 31 del mes anterior como se informaba en la carta remitida por Azaretto.
He aquí la noticia que dió origen a su carta

Feriados de noviembre: cuándo es el próximo fin de semana largo
El penúltimo mes del año contará con una jornada de asueto, en conmemoración de la batalla de Vuelta de Obligado; cuando será

Después de un mes de octubre que contó un fin de semana extra largo, noviembre llega con una jornada de descanso para los estudiantes y trabajadores de todo el país. Al igual que ocurrió en otras ocasiones, se agregó un feriado puente con el objetivo de beneficiar el turismo. Luego de esta fecha, restarán tres más que corresponden a diciembre.

En este caso, los argentinos deberán esperar a la segunda mitad de noviembre para volver a disfrutar de un fin de semana largo. El calendario del sitio web oficial señala que hay un lunes de descanso. El feriado corresponde al 20 de noviembre, cuando se celebra el Día de la Soberanía Nacional.

La jornada recuerda la batalla de la Vuelta de Obligado, cuando el ejército anglo-francés intentó realizar una invasión del territorio de la Confederación Argentina gobernada por Juan Manuel de Rosas. En aquel entonces, el ejército a cargo de Lucio Mansilla, que tenía apoyo desde el exterior de José de San Martín, realizó una resistencia exitosa y logró defender las costas del río Paraná.

A pesar de las condiciones adversas y la inferioridad numérica, luego de una lucha de siete horas se pudo defender el territorio y evitar que las fuerzas enemigas tomaran el control del río. Para el triunfo bélico, fue clave la estrategia de adelantarse por un estrecho: la Vuelta de Obligado.

Dado que en el calendario de 2022 el 20 de noviembre es domingo, para este año se decidió declarar también asueto el lunes 21. La medida tiene como objetivo beneficiar a la mayor cantidad de trabajadores, quienes se desempeñan de lunes a viernes, y también favorecer el turismo.



Vuelta de Obligado



Vuelta de Obligado


lunes, 1 de agosto de 2022

El ataque al HMS Sheffield - Super Étendard

  REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

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En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años. 

El 12 de junio de 1986, se públicó en el diario La Prensa, un artículo sobre el ataque por la aviación argentina al HMS Sheffield.

Versión sin fundamento 

La incuestionable verdad  acerca del "Sheffield"

por Humberto José Barbuzzi

Sheffield
HMS Sheffield

Días atrás, más precisamente el 16 de mayo último, medios de prensa locales se hicieron eco con alguna exuberancia, de una versión difundida por el diario inglés “Daily Mirror” La misma reveló que una llamada telefónica al cuartel general de la flota en Londres, autorizada por el comandante del “Sheffield” costó el hundimiento de esta nave durante la guerra de las Malvinas. La noticia agrega que su excapitán Sam Salt “padeció muchas noches de insomnio desde ese episodio” y que se sentía muy culpable.
De acuerdo con la narración del hecho bélico por parte del mencionado periódico debida a una desafortunada coincidencia durante el llamado telefónico en que el sistema radar quedo transitoriamente desconectado pues las dos señales operan con la misma frecuencia, un avión argentino atacó a la nave con un misil Exocet. Si el radar hubiese funcionado, así agrega el parte, “se habría contado con 100 segundos de tiempo para eludir el ataque”.
Esta extraña narración carece de seriedad y solamente puede engañar a incautos o legos en la materia, pero de ninguna manera a un profesional naval.
No fue solamente el excapitán Salt el que sufrió de “insomnio” sino también toda la armada real, por cuanto el ataque de la aviación naval argentina puso en descubierto algo mucho más grave aún, esto es, la vulnerabilidad de la flota británica en su sistema de defensa, considerada inexpugnable hasta ese momento. Tan fue así que a partir de ese hundimiento se produjo una sustancial modificación en el empleo de sus fuerzas navales cambiando totalmente sus dispositivos, en particular la ubicación de sus buques y un tremendo esfuerzo adicional para contrarrestar la nueva amenaza argentina, ahora conocida.
Es indudable que con esta pseuda propaganda británica, también se trata de minimizar lo que ha sido el primer lanzamiento exitoso de un misil aire-superficie desde un avión y consecuentemente, el hecho bélico de mayor trascendencia en la historia de la guerra moderna, por cuanto esta nueva y fulgurante técnica nunca había sido utilizada por país alguno con anterioridad. Se había abierto al mundo un capítulo nuevo en la doctrina de las operaciones aeronavales y la era misilística iniciada en la Segunda Guerra Mundial había alcanzado una nueva dimensión.
Muchos recuerdan que las V 2 alemanas dejaron su lugar pico cuando el 21 de octubre de 1967 el misil soviético “Styx' disparado desde lanchas patrulleras egipcias, produjo el hundimiento del destructor israelita “Eilat” frente a Port Said. Quince años más tarde. el lanzamiento de los Exocet en el Atlántico sur. señaló un nuevo pico de la guerra, desalojando al anterior de su sitial y demostró que ya no era posible concebir armas de combate si no se lo hacía acorde a un sistema totalmente integrado, en este caso, avión explorador - avión de ataque y misil.
Guerra de Malvinas
Dos Super Étendard en operaciones durante la guerra de Malvinas


Historia de las operaciones
Pero vayamos un poco a la historia de las operaciones dentro de una explicación corriente y accesible al común de las personas.
La Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque se incorpora a la armada a fines de 1981 luego de recibir los aviones Super Étendard y pilotos de Francia. A mediados de abril de 1982, ya iniciada la Guerra de las Malvinas, se esperaba la llegada de la misión técnica de la firma Aerospatiale para asegurar, según contrato, el correcto funcionamiento del sistema avión misil Exocet. La no venida de los franceses por presión británica, negó la posibilidad de contar con la experiencia de los diseñadores y fabricantes, y ello tranquilizo a la armada real que considero imposible la puesta en marcha del proyecto desatendiendo ésta latente amenaza.
El relato de la preparación del misil, el adiestramiento de los pilotos navales argentinos y la planificación operativa de las misiones luego cumplidas, no son propósito de este artículo, que por otra parte fueron explícitamente abordados por el entonces comandante de la escuadrilla, capitán de fragata Jorge Luis Colombo en el “Boletín del Centro Naval” N° 733. Cabe mencionar que por pedido del director de la Escuela de Guerra Naval de los Estados Unidos, aquella institución autorizó la reproducción de dicho artículo en la revista de esta escuela.
Las misiones que cumplieron los Super Étendard en la Guerra de las Malvinas fueron tres: 1) El ataque al destructor “Sheffield” el 4 de mayo de 1982 a las 11.04 hs. Esta unidad no se encontraba sola por cuanto en la pantalla radar se divisaron en total dos buques medianos y uno grande 2) el ataque al portacontenedores “Atlantic Conveyor” el 25 de mayo de 1982 a las 16.32 hs y 3) El ataque al portaaviones “Invincible” el 30 de mayo de 1982. En los dos primeros fueron lanzados dos misiles Exocet, uno por cada avión, y en el tercero un solo misil el ultimo disponible Esto lo conocía muy bien la armada inglesa por cuanto Francia no había completado la provisión de los lotes de misiles. Las tres misiones se cumplieron exitosamente, si bien el impacto al “Invincible” no alcanzó a producir el hundimiento de esta nave, lo cual no hubiera sido así de haberse tenido disponible un Exocet más.
Las tres misiones de los Super Étendard tuvieron las mismas características decolaje desde Río Grande en absoluto silencio y con total ausencia de comunicaciones radioeléctricas para evitar la detección enemiga, reabastecimiento de combustible en vuelo, aproximación al área de lanzamiento casi rozando el agua a una velocidad de 1000 km h. lanzar a una distancia segura de impacto sin ser detectados de acuerdo con los blancos en la pantalla radar que funcionaba a intervalos irregulares, falta de interferencias electrónicas enemigas que evidenciaba una sorpresa total y vuelta a la base sin ser molestados antes ni después del lanzamiento En los tres casos los buques ingleses recibieron los ataques por sectores no esperados y muy alejados de su eje de defensa antiaérea, poniendo en ejecución las aeronaves argentinas con sumo éxito, las dos características operativas más apreciadas, la sorpresa y la discreción.

Características del “Sheffield”
El destructor “Sheffield” era la más moderna unidad de superficie de la marina británica. Disponía de seis radares sofisticados para la obtención y elaboración de la información aérea, superficie y submarina enemiga, a más de los equipos radigoniométricos y satelitarios. Todos ellos dentro de un proceso de acopio y presentación a través del uso de computadoras, cuyo sistema puede asumir incluso el mando directo de control tiro y de las armas (misiles, batería de artillería, torpedos, cohetes y bombas de profundidad). Y lo más notable para el caso que nos ocupa, es que la información relativa a la presentación táctica obtenida desde otras unidades, puede trasmitirse automáticamente al sistema mediante los llamados “Radio Data Links” con lo cual dicho sistema, en forma recíproca, puede también enviar datos a otros buques. A ello deben agregarse los equipos de contramedidas electrónicas de alto desarrollo de que disponen los buques británicos que les permiten un prolijo procesamiento de cualquier emisión por medio de las mismas computadoras.

Varias sorpresas
Es indudable que los británicos se encontraron con varias sorpresas. En primer lugar nunca creyeron en la posibilidad de que el equipo técnico argentino estuviera capacitado para poner en marcha el complejo sistema avión-misil. En segundo término, la defensa en profundidad que elaboró la flota británica no le posibilitó la detección de las aeronaves argentinas, siendo varias veces perforado el sofisticado anillo electrónico y antimisilístico que la protegía. Cuarto los últimos recursos de defensa final tampoco se pusieron en práctica, no solo en un posible y casi milagroso cambio de rumbo para eludir el impacto del Exocet, sino incluso en la falta de lanzamiento de los cohetes de tres pulgadas que proveen una cortina antirradar cercana alrededor del buque y actúa como un eco falso desorientando al misil. Ni la información propia ni la de los buques próximos al “Sheffield” posibilitó el preaviso suficiente para la utilización de estos dos ultimos recursos de emergencia.
En el destino final del “Sheffield” nada tiene que ver la comunicación telefónica con Londres. Tampoco es posible pensar que una flota de la magnitud de la inglesa pueda quedar inerme por una llamada telefónica, por más importante que sea la misma. La posibilidad de utilización de un “misil sebo” como también señala la noticia periodística, requiere de todas maneras una detección previa con tiempo suficiente para su lanzamiento, que como dijimos antes no dispuso la armada británica a raíz de las tácticas desplegadas por los aviones navales argentinos, no solamente en una sino en tres oportunidades. Y esto es lo definitivo.
Cuatro aviones Super Étendard y cinco misiles Exocet constituyeron todo el capital operativo para el desarrollo de las misiones más exitosas en la Guerra de las Malvinas. Una operación eficaz ejecutada por profesionales. El sistema avión explorador - avión de ataque demostró su contundencia, empleando un medio totalmente nuevo en la guerra naval del Atlántico sur.
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Se puede acceder a otra página de este Blog, sobre este tema en este link

Pedido de Néstor Kirchner para que en las lápidas de los caidos en Malvinas no figure el grado militar

REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

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En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años. 

En la página 81 de la edición del día 24 de octubre de 2005, de la revista Fortuna de editorial Perfil, se publicó lo siguiente, sobre la causa de la falta del grado militar en las lápidas de los caídos en Malvinas, cuyos restos descansan en el cementerio de Darwin, en las Islas Malvinas:

 

Un diputado europeo de visita por nuestras tierras, adicto a la navegación, hizo un trayecto en velero desde Ushuaia hasta Malvinas.

Fue a conocer el cementerio de Darwin, donde yacen los soldados argentinos y mirando las lápidas, notó que algo no encajaba en ese panorama.

Se entrevistó con autoridades de las Islas y les preguntó si todos los muertos argentinos eran civiles.

"No, son todos militares", le respondieron.

"Pero no existe ningún grado militar al lado de cada nombre", dijo sorprendido el europeo.

Y el malvinense explicó:

"El Presidente Kirchner hizo un pedido secreto al gobierno inglés pidiendo que se borraran todos los grados de las lápidas. Así, no parecen militares".

Néstor C. Kirchner


domingo, 31 de julio de 2022

Malvinas - Día de recuperación de las Malvinas - Manfred Schönfeld

REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

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En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años. 
El 2 de abril de 1984, apareció en el diario La Prensa el siguiente artículo.

La gesta de hace hoy dos años
Un renacimiento en la historia espiritual argentina
por Manfred Schönfeld

El primer muerto en Malvinas
Capitán de Fragata Pedro E. Giachino

Hay expresiones, vertidas al impulso de una intención que tal vez no sea necesariamente malévola, pero que se funda en criterios desacertados. A veces, empero, tales expresiones terminan por acercarse involuntariamente a la verdad, bien que se trate entonces de una verdad ubicada en planos más profundos que los que trató de catear quien tuvo aquella expresión.
Estamos recordando, en ese sentido algún pasaje de los fundamentos del infortunado decreto presidencial que quitó el carácter de feriado nacional al día de hoy, al glorioso 2 de abril. Dióse a entender, entre otros conceptos, que el operativo de recuperación de aquella fecha arrastró al país a una guerra para la cual no estaba preparado. (*)
No se requiere ser demasiado ducho para captar que, dentro del contexto que rodea ese concepto, la pretendida falta de preparación debe ser entendida como insuficiencia de pertrechos bélicos adecuados para hacer frente a una potencia del rango de la británica: o tal vez como una alusión al hecho de que nuestras autoridades de facto de aquel entonces no imaginaron que Londres enviara al Atlántico Sur una expedición que, en número de unidades navales empleadas, jamás se había registrado en la historia. al menos para un solo operativo; o quizás que no hubo, de parte argentina. una preparación adecuada del ámbito internacional por medio de una previa acción diplomática tendiente a tal fin, en particular frente a los poderosos Estados Unidos.
Todo esto está tácitamente encerrado en la idea de la preparación supuestamente insuficiente de nuestro país para librar una guerra de la magnitud como la que terminamos por tener que librar en defensa de nuestros derechos soberanos. Por lo demás, tal idea no constituye —en si— ninguna novedad ni mucho menos hay en ella originalidad alguna.
Contiene, sin duda, ciertos elementos de verdad, pero no se trata sino de una verdad superficial y que, en muchos sentidos, es fácilmente rebatible.

La índole de las guerras
Son pocas las instancias en la historia del mundo —de hecho muy pocas en la de las naciones jóvenes que todavía deben emerger de un pasado colonial cercano o de fases residuales de ese pasado que forman parte de su realidad actual—, en que todo aquello que configura la índole externa de una guerra (el momento, el lugar, las circunstancias) pueda ser elegido en forma discrecional y a partir de una etapa previa de preparación perfectamente calibrada y sincronizada.
Hubo, sin duda, algunos ejemplos de guerras o de campañas militares encaradas con semejante precisión poco menos que científica (la campaña de los Andes que proyectó y ejecutó el general San Martín, y que lo llevó. pese a algunos reveses, según lo previó, a Lima: o la planificación politicomilitar, por parte de Bismarck, de tres guerras sucesivas, breve y brillantemente llevadas a la concreción, y cuya finalidad última fue la unificación germana bajo la corona prusiana elevada a la dignidad imperial).
 Pero casos como estos últimos no son demasiado frecuentes. No solo hay guerras cuidadosamente preparadas que, pese a ello, fracasan estrepitosamente y culminan en situaciones catastróficas (los sucesivos intentos de invasión de Rusia por parte de Carlos XII, de Suecia, del primer Napoleón y, finalmente, de Hitler), sino que habitualmente las guerras que no son de conquista o de expansión del territorio propio a expensas de! ajeno, surgen con frecuencia de modo imprevisto o. por lo menos, difícilmente previsible, se precipitan, se imponen a un país, forzosamente, desde fuera.
En tal caso —haya o no haya habido ni el tiempo ni los recursos suficientes para prepararse—, una elemental actitud de honor y de amor propio nacionales obligan a recoger el reto. a alzar el guante del desafío, a lanzarse a la lucha, salga de ella lo que saliere. Porque el instinto, si es un instinto sano y no corrupto por fenómenos de decadencia o de descomposición, le dice a semejante país desafiado que incluso es preferible exponerse a una derrota honorable en el campo de batalla, si la propia capacidad bélica resultase haber sido insuficiente, que vivir parsimoniosamente en paz, pero bajo el signo de la humillación desdorosa, es decir en una paz comprada al precio del deshonor, de la indignidad, de agachar perrunamente la cabeza.

El mandato de las vísceras
La historia argentina —joven aún, si se la compara con la duración de las antiguas naciones europeas o asiáticas— está, sin embargo, pletórica de ejemplos de tales guerras, en las cuales los antepasados de los argentinos actuales (antepasados, si no necesariamente en la sangre, de hecho en el espíritu) se lanzaron a la lucha a sabiendas, de antemano, de que no tenían ni la menor posibilidad de ganar una sola batalla —¡qué va! ni un modesto combate y. por ende, mucho menos a una guerra entera—, a sabiendas repetimos, puesto que tenían conciencia de la superioridad nemérica del enemigo en los días de nuestra guerra de la independencia y de su propia falta de pertrechos, de instrucción militar de su tropa, de viveres, en fin de virtualmente todo lo que se necesita para hacer la guerra.
 Si de todo, menos de coraje, que ese les sobraba: de todo. menos de agallas, que esas las tenían como para regalarlas a diestra y siniestra.
De no haber sido así, de no haberse tratado de hombres que obedecían al mandato de sus vísceras, que actuaban de acuerdo con la virilidad de sus reflejos —y que, para hacer plena justicia al espíritu que reinaba en aquellos días, contaban además con mujeres que iban a la par de ellos, a menudo incluso con el arma en la mano. como fue el caso de Juana de Azurduy—, por cierto que muchas guerras y muchas batallas jamás se habrían librado en lo que hoy es territorio argentino o en lo que es territorio de países actualmente vecinos, a cuya liberación contribuimos y por la causa de cuya libertad peleamos hombro a hombro, junto con sus respectivas poblaciones locales.

Héroes sin carrera militar
De no haber prevalecido esa capacidad de reacción visceral, es decir si las guerras solo se hubiesen hecho sobre la base de un minucioso cálculo previo en cuanto a las probabilidades de su éxito, nombres como los de Warnes y de Padilla, como el del cura Muñecas y aun el del propio Manuel Belgrano, no habrían pasado a la historia militar argentina: en todo caso, el de Belgrano habría figurado en calidad de patriótico y progresista pronombre de la nacionalidad, pero únicamente en la esfera de sus actividades civiles.
Verdad es, sin duda y ya que a su específico caso nos referimos, que sus dotes militares terminaron por dejar en evidencia su natural y explicable limitación en la materia, comparada con la formación profesional de un hombre de armas de carrera como lo era José de San Martin. Pero eso —o sea esa falta de “preparación”— no redunda sino en dar realce a la gloria belgraniana, ya que convierte a triunfos como los de Tucumán y Salta en pura obra del espíritu combativo, del fervor patriótico, del idealismo en armas de una nación que estaba surgiendo a la vida soberana propia.
La verdad oculta
Con lo cual llegamos —retornando a las reflexiones iniciales del presente comentario— al meollo de la cuestión que está sobre el tapete.
El lacerante decreto presidencial que rebaja en su categoría histórica el recuerdo de la gloriosa jornada del 2 de abril de 1982, alega falta de preparación del país y de su pueblo para la guerra que acabó por estallar a causa de esa jornada. Dijimos que, en ciertos casos, un concepto erróneo puede —involuntaria o inconscientemente— encerrar una verdad que yace en estratos más profundos que los de la realidad aparente.
Efectivamente, hubo falta de preparación —pero no porque no tuviésemos un número de naves de guerra o de aviones capaz de hacer frente a un número notoriamente superior de las respectivas unidades del enemigo, ni porque éste gozase del apoyo de una potencia que, de acuerdo con sus obligaciones contractuales del TIAR, tendría que habernos prestado ese apoyo a nosotros y no a los invasores del continente americano—, todo eso, sin dejar de ser verdad y sin dejar de haber sido un mal augurio para nuestra guerra austral, aunque no por ello nos hubiera eximido de la obligación de librarla en las condiciones que fuese, no fue sin embargo lo primordial.
Lo grave fue que amplios sectores de la población —tanto en sus estratos más populares como, muy particularmente, en muchos círculos de lo que ha dado en llamarse y pretende ser su élite y su dirigencia— quedaron consternados ante el súbito surgimiento de la imagen de la guerra, después de que el país hubiese vivido más de un siglo de perdurable paz.
En ese orden de cosas —y si el presidente hubiese pensado, al tomar la lamentable determinación de anular el feriado de hoy, en la falta de una preparación espiritual—uno no podría menos que darle en alguna medida la razón. De ahí que dijéramos que, en ciertas instancias, una intención errónea puede apuntar, sin habérselo propuesto, hacia una verdad que se halla oculta en vetas más hondas de la realidad.
Pero salta a la vista que no fue a esa índole de “preparación” o de “falta de preparación” a la que se aludió des- de las esferas gubernamentales, porque —de haber sido así—, lejos de intentarse reducir en importancia la significación del 2 de abril de 1982, lejos de tratar de restarle, de retacearle, de mezquinarle su profundo y genuino valor como el hecho más relevante de la historia espiritual argentina en este siglo, se habría buscado el efecto contrario.
A saber, el de coadyuvar a una mejor “preparación” del espíritu de la Nación, lo cual entrañaría, por ejemplo, exaltar el heroísmo de aquellos que no sólo tuvieron que luchar contra el enemigo, sino a veces —y como sucede inevitablemente en muchos lugares del mundo en circunstancias similares— contra la propia burocracia pesada e ineficiente, que tampoco estaba “preparada”, ni espiritual ni técnicamente, para una guerra.
Pero, más que nada y por encima de cualquier otra disquisición, las causas nacionales deben ser defendidas, llegado el caso, en cualquier terreno y sus héroes y la memoria de sus mártires deben ser honrados con el máximo de despliegue de solemnidad y de fervor que pueda brindar el país entero, su pueblo y su gobierno. En el caso peculiar que estamos considerando, la razón, empero, es más profunda todavía. Intentaremos explicarlo.

Una nueva época
Es necesario hacer resaltar que, a partir del 2 de abril de 1982, comienza para la historia espiritual de la Argentina una nueva época. No se trata simplemente de un hito más —por importante que fuese— en el derrotero nacional. La fecha marca el comienzo de una acción bélica —el resultado momentáneo de ésta no interesa, porque la acción dista mucho de haber terminado, sólo ha entrado en un estado de subyacente latencia— que es la primera en su género acaecida en la Argentina, después de haber empezado el segundo gran periodo de la historia del país: aquél que se origina, una vez completada la organización nacional, con la llegada de las multitudinarias oleadas inmigratorias, en su mayoría de origen europeo,
Es innegable que hay una línea divisoria entre el comienzo de ese periodo y el fin del anterior. Durante el segundo se produce la gradual amalgama entre los argentinos de raigambre antigua —o sea aquellos que solemos denominar “hispano-criollos"— y los recién llegados y sus descendientes.
Surge lo que se llamaría un tipo argentino de nuevo cuño, cuyos rasgos —tanto los físicos como los espirituales— todavía, y pese al siglo que, aproximadamente, ha trascurrido desde entonces, aún no se han uniformado. No incursionaremos aquí en el tema de si es más o menos ventajoso, para una nación de semejante origen mixto, un proceso precipitadamente rápido —pero que, a veces, no pasa de lo superficialmente epidérmico— de dicha uniformación que uno más lento, más paulatino y tal vez más profundo. El tema daría para mucho discurrir y es muy controvertible.
A lo que apuntamos, en cambio, es a señalar que —en esos últimos cien años a que aludimos— tanto los argentinos de raigambre antigua como los de radicación más reciente o relativamente más reciente, poseyeron un común denominador: no supieron lo que es una guerra, lo que es afrontar, como país visto en conjunto, la experiencia, el dolor, el miedo, el júbilo, la depresión, la exultación, o sea todo eso que encierran, día a día, los escuetos “partes” provenientes del frente de guerra.

Un hijo que está en una lejana trinchera
Esos argentinos, pese a sus diferencias en cuanto a abolengo, clase social. estrato económico, credo religioso, ideas políticas, habían estado viviendo como quien dijera “bajo el mismo techo”, porque un país es exactamente eso, habían trabajado juntos, mercado los unos con los otros, se habían amado y se habían odiado, habían tenido sus lides políticas, incluso sus luchas fratricidas al estilo de las inestables e intranquilas democracias jóvenes, Pero no habían sabido lo que es tener —el civil lo mismo que el militar, el industrial lo mismo que el obrero, el católico lo mismo que el judío o el protestante o el ateo, el peronista lo mismo que el radical o el conservador, el socialista o el liberal o el comunista, el intelectual lo mismo que el analfabeto—, lo que es tener, repetimos, un hijo en una lejana trinchera, peleando por el país, peleando por su integridad territorial, peleando por su honor nacional.
Fue algo nuevo, algo enteramente nuevo en aquella segunda etapa de la historia argentina, iniciada hace unos ciento y tantos años. Y es por ello como el 2 de abril de 1982 señala el comienzo de un doloroso pero fecundo renacer espiritual del país. Intentar ignorarlo, inducir a otros a que lo ignoren, es como si el país quisiera ignorarse a si mismo. 

(*) El 28 de marzo de 1983 el gobierno de facto de Reynaldo Bignone promulgó la Ley Nacional 22.769 donde se declaraba “Día de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur” al 2 de abril, con carácter de feriado nacional.
Ya en democracia, el gobierno del Dr. Raúl Alfonsín, el 23 de marzo de 1984 dictó el Decreto Nacional 901,  cuyo artículo 1° señalaba: “Trasládase al 10 de junio, ´Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Malvinas, Islas y Sector Antártico´ según la ley 20.561, el feriado nacional establecido para el 2 de abril por la ley de facto 22.769”.

Opiniones sobre la recuperación de las islas Malvinas

REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

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En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años. 

De distintas publicaciones de la época pudimos extraer las opiniones de destacados políticos sobre la recuperación de las islas Malvinas

Opiniones de distintos personajes del quehacer nacional sobre la recuperación de las islas Malvinas en 1982

Opiniones sobre la recuperación de las Malvinas
Guillermo ACUÑA ANZORENA (Línea Popular): “Han sido 150 años de negociaciones diplomáticas, lo que es una expresión de paz con que la Argentina enfrentó originalmente este problema. Las permanentes evasivas ante esas gestiones configuraron otro acto de agresión y la Nación ha decidido reparar sus derechos lesionados y el gobierno puede cumplir con su deber en la seguridad que el pueblo lo va a hacer suyo”.


Opinión de Alende sobre la recuperación de las Malvinas
Oscar ALENDE (Partido Intransigente): “Estamos gozosos de poder asistir a un hecho trascendental en la vida del país. Entendemos que es un acto de decisión y arrojo que hace honor al gobierno y a las Fuerzas Armadas argentinas. Creo que en los problemas referentes a la soberanía no puede haber dos opiniones. Son problemas que concitan la unidad nacional y en el caso especial de las Malvinas, esto adquiere una fuerza significativa por el respaldo unánime del pueblo para encarar con decisión la alternativa".


Opinión de Alfonsin sobre la recuperación de las Malvinas
Raúl R. ALFONSIN (UCR): “La ocupación de las Malvinas es una vieja aspiración de los argentinos sin distinción de bandera política que se efectúa a raíz de la permanente negativa de Gran Bretaña de reconocer nuestros derechos. El episodio pone de manifiesto que los argentinos sabemos unirnos para la defensa de las causas grandes y que estamos madurando para ser cada vez más eficaces para colocar en el lugar que le corresponde a la Argentina”. “Este hecho militar tiene el respaldo de todo el país. Es una reivindicación histórica que tiene el asentimiento y la unanimidad de los argentinos”.


Opinión de Alsogaray sobre la recuperación de las Malvinas
Álvaro ALSOGARAY (Centro): “Cuando se cuenta con el respaldo de un derecho tan indiscutible y tan universalmente reconocido como lo es el de la Argentina sobre Malvinas, todo acto tendiente a ejercerlo en su plenitud no sólo está justificado, sino que es imperativo”.


Opinión de Amadeo sobre la recuperación de las Malvinas
Mario AMADEO (ex canciller): “Las Malvinas y sus dependencias son argentinas y por lo tanto nuestro país no debe declinar en ningún terreno la defensa de sus derechos".


Opinión de Angeloz sobre la recuperación de las Malvinas
Eduardo ANGELOZ (UCR): “El acontecimiento que conmueve con patriótica emoción a la Nación entera sirve para poner de manifiesto que en los grandes rumbos, en las orientaciones supremas de la Patria, nos unimos todos... Argentina ha recuperado en ejercicio legítimo de sus derechos históricos su soberanía enervada en su realidad hasta ayer...”

Opinión de Araux Castex sobre la recuperación de las Malvinas
Manuel ARAUZ CASTEX (excanciller): “La solución armada será tal vez la que nos dé la solución definitiva del problema. Existe la alternativa de la negociación frente a la acción bélica, pero no hay que olvidar que una definición bélica es la continuación de la diplomacia”. “Luego que las Fuerzas Armadas tomaron las Malvinas, ahora sí y ante el hecho consumado, es posible que se pueda desarrollar en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas las negociaciones pertinentes”.


Opinión de Auyero sobre la recuperación de las Malvinas
Carlos AUYERO (Democristiano): “Frente a esto los argentinos galvanizamos nuestro frente interno. Ahora esperamos que se comprenda que así como se defendió la soberanía en el plano territorial se rectifiquen rumbos y se afirme la soberanía política del pueblo y se rescate la independencia económica”.

 

Opinión de Bittel sobre la recuperación de Malvinas
Deolindo BITTEL (Justicialista): “Las Fuerzas Armadas, por vía de hecho han reivindicado para nuestro país lo que en derecho le corresponde, por haber sido despojado de una pertenencia hace más de 150 años. Esto reconforta a la ciudadanía argentina, por cuanto es el ejercicio de nuestra soberanía política y puede ser el comienzo de una aspiración nacional como es la de recuperar nuestra soberanía económica. Esperemos que el derecho internacional y los países de América sean solidarios con nuestra actitud, por cuanto no se ha hecho sino recuperar lo que legítimamente es nuestro”.


Opinión de Camilión sobre la recuperación de Malvinas
Oscar CAMILION (excanciller): “Es indispensable que ahora la Corona inglesa reconozca la necesidad impostergable de restituir la soberanía de las islas sin dilaciones ni pretextos ya demasiado reiterados. Si esta prudente decisión es afortunada, Inglaterra encontrara sin duda una Argentina dispuesta a negociar con el más alto espíritu lo que es negociable: es decir todo menos la soberanía”.

 

Opinión de Frondizi sobre la recuperación de Malvinas
Arturo FRONDIZI (ex presidente de la Nación, MID): “La acción de las Fuerzas Armadas, tendiente a poner fin a la usurpación de Inglaterra en las Malvinas y demás islas del Atlántico Sur, merece todo nuestro apoyo y no cabe duda que tiene el respaldo unánime del pueblo argentino”.


Opinión de Ghioldi sobre la recuperación de Malvinas
Américo GHIOLDI (Socialista Democrático): Me he sentido profundamente conmovido y lleno de gozo por la decisión de las Fuerzas Armadas, intérpretes fieles del sentimiento popular más profundo de los argentinos. Se ha puesto término a una injusta y condenable política colonialista y es de lamentar que Inglaterra, tan característica por su sentimiento político y pragmático, no haya sabido interpretar el reclamo que durante 150 años ha venido formulando la Argentina”.


Opinión de Illia sobre la recuperación de Malvinas
Arturo U. ILLIA (ex presidente de la Nación, UCR): En política interna hemos tenido discrepancias muy notables, pero en política internacional la actitud de todos los gobiernos ha tenido una misma línea, una misma responsabilidad... Justa e inobjetable la actitud del gobierno argentino por la recuperación de las islas Malvinas... ningún argentino puede retacear la importancia y trascendencia que tiene la actitud asumida por el gobierno nacional”.

 

Opinión de Lázara sobre la recuperación de Malvinas
Simón LÁZARA (Socialista): “Nosotros apoyamos cualquier iniciativa recuperadora del territorio nacional”. 



Opinión de Lúder sobre la recuperación de Malvinas
Ítalo LUDER (Justicialista): “Esta manifestación debe llenarnos de júbilo y reconfortarnos respecto del futuro del país. El pueblo argentino, sin distinción de banderas, se ha unido en defensa de sus derechos inalienables y de la recuperación de las islas Malvinas... Pero además esto tiene la importancia de mostrar la unidad de los argentinos y su madurez política, frente a un episodio que vincula por encima de las diferencias que podamos tener”.


Opinión de Martínez Raymonda sobre la recuperación de Malvinas
Rafael MARTINEZ RAYMONDA (Demócrata Progresista): “Apoyo la terminación de las dilaciones a que nos tiene obligados Inglaterra, Si los ingleses hubieran tenido la suficiente inteligencia de haber reconocido a tiempo nuestros reclamos, no se habría llegado a una situación como la actual”.


Opinión de Menem sobre la recuperación de Malvinas
Carlos S. MENEM (Justicialista): “Las Fuerzas Armadas se hicieron eco del clamor popular y siguieron los lineamientos del reclamo: recuperar las Islas e izar el pabellón celeste y blanco. Este es el camino propicio para que el pueblo argentino recupere su total soberanía a través de la institucionalización democrática que establece la Constitución Nacional”.


Opinión de Polino sobre la recuperación de Malvinas
Héctor POLINO (Socialista): “Este hecho constituye algo sumamente positivo ya que contempla legítimas aspiraciones del pueblo argentino”. 


Opinión de Morales Solá sobre la recuperación de Malvinas
Morales SOLÁ (Periodista): “La Argentina ha reconquistado las Islas Malvinas y eso convierte al 2 de abril en un día histórico no solo para el país, sino también para la historia de la decadencia del imperialismo”.


Opinión de Horacio Sueldo sobre la recuperación de Malvinas
Horacio SUELDO (Demócrata Cristiano): “Saludo a la Junta Militar en este histórico día en que las Fuerzas Armadas han desembarcado en las islas Malvinas y les hago llegar la solidaridad de la democracia cristiana...” Expresa sus votos de que este acontecimiento sirva para el reencuentro de los argentinos y a la reconciliación nacional, fundada en la libertad, la justicia y el amor.


Opinión de Zabala Ortíz sobre la recuperación de Malvinas
Miguel A. ZAVALA ORTIZ (excanciller): Desde que tomé conocimiento de los hechos, así como también de los distintos pasos y medidas que el Palacio San Martín llevaba a cabo, hice llegar mi más profundo sentimiento de solidaridad y adhesión al doctor Costa Méndez".




C.G.T. y 62 Organizaciones: “Nuestras Fuerzas Armadas han ejercido un derecho legítimo al restituir al territorio patrio lo que por derecho legítimo nos pertenece... la C.G.T. acompañará este hecho histórico declarando el 2 de abril como júbilo nacional”.

 

MULTIPARTIDARIA (declaración conjunta): “Ante la recuperación de las islas Malvinas por las Fuerzas Armadas de la Nación, esta Multipartidaria Nacional expresa su total apoyo y solidaridad con la acción llevada a cabo y reitera su decisión de respaldar todas las medidas conducentes a la consolidación de la Soberanía Nacional Argentina”.


PARTIDO COMUNISTA (declaración oficial): “El P.C. apoya decididamente la recuperación de las islas Malvinas para la soberanía nacional, después de 150 años de dominación imperialista de Gran Bretaña. En la Argentina como en todo el mundo, se pone fin a un enclave colonial contra el cual siempre ha luchado el pueblo argentino”.