jueves, 1 de diciembre de 2011

Atentado presidencial a Hipólito Yrigoyen

  Publicado en el Periódico El Restaurador - Año VI N° 21 - Diciembre 2011 - Pag. 16 

Crónica de atentados (última parte) 

Por la Prof. Beatriz C. Doallo

 

Atentados presidenciales
Yrigoyen saludando al pueblo desde la carroza presidencial

Un anarquista contra Yrigoyen 

El 12 de octubre de 1928 Hipólito Yrigoyen asumió su segundo mandato como Presidente. A su primera presidencia (1916-1922), se la había estimado reparadora, en parte, de los males sociales que impedían a la Argentina convertirse en una democracia bien consolidada. Pero en 1928 Yrigoyen, ya de 77 años, carecía de energía y la toma de decisiones, lenta en el primer período, resultó nula en el segundo, ocasionando su desprestigio y gran malestar social. En esas críticas circunstancias, que conducirían a la revolución del 6 de septiembre de 1930, tuvo lugar un atentado contra su vida. El presidente vivía en una modesta casa de la calle Brasil 1039 donde, a las 11:30 de la mañana del 24 de diciembre de 1929, subió a un auto con su chofer habitual, Eudosio Giffi, para ir a la Casa Rosada. Junto a Yrigoyen se sentó su médico particular, el Dr. Osvaldo Meabe, y al lado del chofer se ubicó el subcomisario Alfredo Pizzia Bonelli, jefe de la custodia. Seguido por otro auto en el cual viajaba el personal policial de custodia, Giffi condujo por Brasil hasta cruzar la calle Bernardo de Irigoyen, donde estaba de facción el agente Carlos María Sicilia. Al pasar frente al Hotel “Tigre”, Brasil 924, un individuo salió del zaguán revólver en mano y disparó cinco tiros contra el automóvil. El chofer zigzagueó para no presentar blanco mientras el subcomisario Pizzia, herido en el abdomen, y los custodios, repelían el ataque. El agente Sicilia corrió al lugar y fue herido en una pierna, y el atacante resultó muerto de cinco balazos. El sujeto fue identificado como Gualterio Marinelli, italiano, de 44 años, residente desde 1905 en el país y de profesión mecánico dental.

La policía constató que integraba un grupo anarquista llamado “Nueva Era”, y que había practicado tiro al blanco con el revólver incautado, comprado 20 días antes. El proyectil extraído al subcomisario Pizzia y otro de la puerta del auto procedían de esa arma. En el taller del mecánico dental, que éste había vendido dos semanas antes del hecho, depositando el dinero en un Banco, se halló un testamento escrito de su puño y letra en el que dejaba cuanto poseía a su concubina “pues circunstancias de la vida pueden colocarme en situación de no volverla a ver”.

El juez que intervino en la causa pidió al Presidente un informe sobre lo ocurrido, e Yrigoyen, que había sido comisario desde 1872 a 1877, lo envió con muy clásico y preciso estilo policial.

Atentados presidenciales
(1)
Pese al cúmulo de pruebas acerca de la culpabilidad de Marinelli en el atentado, su muerte abrió paso a muchas suposiciones que supo aprovechar la prensa opositora. Se insistió en que no era el autor del ataque sino un transeúnte casual al que la custodia del Presidente había acribillado en tanto el auténtico culpable huía. En algunos periódicos se informó que, además de Marinelli, habían sido muertos dos custodios, lo cual no era exacto: el subcomisario Pizzia y el agente Sicilia, que no integraba la custodia presidencial, se recuperaron de sus heridas. Otra versión afirmaba que Marinelli intentaba acercarse al auto para entregar a Yrigoyen una carta del personal de un hospital en que estuviera internado, pidiendo una mejora salarial. La carta no se encontró y la dotación del hospital aseguró no haber confiado al ex paciente reclamo alguno. Las dudas persistieron al punto de que un año después, ya depuesto el gobierno y bajo la presidencia de facto del general José Félix Uriburu, la Corporación de Protésicos Dentistas, a la que había pertenecido el mecánico dental ultimado, lo homenajeó colocando sobre su tumba una placa con la inscripción “ A Gualterio Marinelli -  Vox populi, vox dei. ¡Salve!”

El atentado contra Yrigoyen fue el último acaecido en la Argentina contra un mandatario.

En el año 1948, durante la primera presidencia del general Perón, civiles disidentes gestaron un complot que incluía el asesinato de Perón y de su esposa, María Eva Duarte, la ocupación de radios, la toma de Teléfonos del Estado y de oficinas públicas, etc., todo ello destinado a sembrar desconcierto en la población y, con la ventaja de la sorpresa, adueñarse del poder por medio de una “Junta Revolucionaria”. Para la intentona era imprescindible a los conjurados contar con personal de las fuerzas armadas. Una mujer, amiga de un brigadier, llevó a éste a una reunión de la “Junta Revolucionaria”, donde le explicaron el plan subversivo y le pidieron su colaboración. El militar fingió estar de acuerdo, pero de inmediato comunicó lo que ocurría a sus superiores y éstos a la Presidencia. El Ministerio del Interior dispuso que personal policial se infiltrara entre los subversivos y se solicitó a un juez federal autorización para instalar micrófonos y aparatos de grabación en una casa y un departamento. A una nueva reunión de la “Junta Revolucionaria”, el brigadier concurrió acompañado de cuatro oficiales de policía,  a los que presentó como militares de alta graduación.

En un principio se había elegido el 12 de octubre para la insurrección, pero luego se decidió que el 23 de octubre se fijaría la fecha definitiva. Ese día el juez federal que estaba al tanto de la investigación dictó órdenes de arresto contra los conspiradores.

En una casa de la calle Tinogasta al 3000 se detuvo a la mayoría de ellos, ocupados en redactar la Proclama Revolucionaria, a otros en un departamento de la avenida Quintana, y al resto en una finca de las afueras de la Capital, donde se halló gran cantidad de armas, granadas y explosivos que pensaban utilizar durante el alzamiento.

Así concluyó un intento de sedición contra el poder constitucional, que, de acuerdo a los planes, comenzaría con el asesinato del Presidente y de su esposa.

La quimera de cambiar formas de gobierno recurriendo al crimen ha dado origen a una sabia frase del intelectual español Juan Goytisolo -escritor y periodista, considerado uno de los mejores exponentes de la narrativa española en el siglo XX-. “Matar a un hombre para defender a una idea no es defender una idea, es matar a un hombre”.

(1) Hipólito Yrigoyen asomado a la ventanilla de un tren en viaje proselitista hacia Santa Fe en 1926.

Noticias

  Publicado en el Periódico El Restaurador - Año VI N° 21 - Diciembre 2011 - Pags. 14 y 15 

Noticias

Con motivo de la falta de espacio en nuestra anterior edición, no publicamos las noticias y cartas recibidas, lo que hacemos en el presente


Designación

El día 11 de junio enviamos una nota de salutación y felicitación al Dr. Alberto González Arzac, por su designación como Presidente del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas –cargo que asumió el día 17–, y le auguramos los mejores deseos en su gestión. Recibimos como respuesta el día 16 de junio: “Estimado Amigo: Agradezco la felicitación con motivo de mi designación como Presidente del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. Un saludo cordial. Alberto González Arzac”


De nuestros lectores

14/6 Me siento altamente complacido de recibir “El Restaurador”, es una bocanada de aire fresco ante tanta manifiesta mediocridad. Yo le doy las gracias a usted por la excelente labor esclarecedora que con tanto amor y eficiencia realiza. Le saluda muy atte. Leonardo Campana

14/6 Muchas Gracias Estimado Amigo!!! Siempre me desayuno con Historias nuevas y cosas que como Argentino desconozco pero que me alegra tener acceso para enriquecer mi amor por la patria!!!! Eduardo Kesting

15/6 Muchas gracias por el envío amigo Norberto. Lo felicito por el número, muy ameno y riquísimo de información. Excelente su reseña sobre Palermo y Juan Manuel. Ricardo Bernotas

¡Excelente el periódico, Compañeros! Un gran abrazo, con gusto lo he disfrutado.

16/6 Agradezco infinitamente el esfuerzo de esta delicia periodística, y hago un pedido solidario, mucho agradecería el envío de ejemplares anteriores, debido a un fallo grave en mi computadora, perdí mis archivos anteriores. Como esta literatura es para coleccionar, estimaría en grado sumo completar tan valiosa colección. Con referencia a este número, acabo de revisarlo ágilmente y lo encontré sumamente valioso por las ilustraciones de cuadros (del Caserón y la habitación de la hija de JM Rosas) con gráficos totalmente desconocidos en los libros de Historia. Lo que los Libros no dicen ni muestran. Solo la frialdad de fechas y lugares, sin la pasión, y las anécdotas, citas y comentarios, de personajes de carne y hueso. (Como los franceses exiliados de pick nic en San Benito de Palermo). Esas son sin lugar a dudas, partes que hacen humanos a los héroes y los acercan a la realidad, que los alejan del mito o fantasías irreales que los deforman con el tiempo. Nuevamente felicitaciones y adelante. Carlos Sawicki 

gradezco una vez más  el atento envío por mail  de su encomiable e ilustrativo periódico “El Restaurador” cuya lectura y estudio comparto con el colega  Dr. Miguel Angel Amegllio, adscripto al Estudio, quien me consulta acerca de la  posibilidad de contar por este mismo medio, con otros números ya publicados. De ser ello posible, mucho le agradeceremos el envío de los que disponga,  a fin de poder aprovechar tan valioso material. Un fuerte abrazo. Dr. Milton A. Rainolter 

17/6 Muchas Gracias!!!! Muy contento de recibir la publicación.

Ismael Romero 

11/7 Muchísimas gracias por el envío del periódico. Excelente material y a la espera de los próximos!! Saludos. Eduardo Damian Fuentes 

Recibido el periódico. Reiteramos la felicitación por la elección y calidad del material remitido. Junto a los compañeros de la causa nacional aprovechamos para saludarlos afectuosamente. Carlos A. Roldán 

muchísimas gracias!!! muy buenooo!!. atte. Vicente Lencioni 

a voy a disfrutar del nuevo número a partir de esta noche.  Mil gracias. Vicecomodoro Ramón Galván 

4/9. Gracias, sigan mandándolo!. Arq. Daniel Schavelzon 

Estimado Norberto: Muy interesante. Te felicito por recordar al "Primer Gran Caudillo ARGENTINO". Muchas Gracias. Seguí adelante. Abrazo. Miguel A. Lentino 

Dr. Mil veces gracias por su envío, es muy, muy bueno, como todo lo que usted publica, un abrazo muy grande y felicitaciones de nuevo. Prof. María R. Nizzola 

Es de mi interés tener la versión escrita, para que de esa forma, mis niñas, (en edad escolar) accedan a información que no es fácil de conseguir. Gracias por tu gentil deferencia en enviarme los números anteriores en PDF, resulta de gran interés para mí. Un saludo en Dios y la Patria. Raul Garrido 

Gracias por el envío. Esta muy bueno. Éxito ‘ta no aflojar, vale la pena. Chau. Roberto Valdi 

Estimado compatriota: Durante el curso de la semana pasada concurrí a escuchar la conferencia sobre la guerra del Paraguay en el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, ocasión en la cual recogí el ejemplar del periódico que dirige. Lo leí en forma íntegra y me generó una satisfacción espiritual el constatar que, a pesar de todo, el amor a la Verdad y a la Patria todavía florecen. Lo felicito por su artículo por el orden y la claridad de su elaboración concepto que también hago extensivo al emanado de Marcelo Gullo. Toda vez que tal número se ha dedicado a Artigas lo he hecho saber a unos 50 amigos virtuales que tengo en la Banda Oriental para que se animen en el común espíritu rioplatense y de la Patria Grande, aún cuando nuestra decadencia impida por ahora la integración histórica que nos debemos…Quedo a sus órdenes en esta casilla de correo para lo que disponga en aras a nuestros comunes ideales y en tanto compartimos la noble profesión de la abogacía. Rodolfo Jorge Brieba

  

23/9 Apreciado Sr. Director: 

Gracias a su amabilidad tengo en mis manos los ejemplares nº 3 al 20 de "El Restaurador". Es encomiable la tarea que Ud. realiza para llegar a la verdad histórica destruyendo argumentos falaces esgrimidos por quienes resultaron vencedores por la fuerza de las armas, que no de las ideas, y que con la repetición insidiosa y machacona de hechos que favorecen su versión de la historia, tergiversan la realidad de lo ocurrido en nuestro país.

Un ejemplo lo encontramos en el nº 18 en el artículo "VUELTA DE OBLIGADO" cuando su autor López Mato dice que "los bonos de la Baring... que se continuaron abonando puntualmente" (aprovecho para mencionar que fue una deuda ominosa contraída por Rivadavia) realiza una afirmación insidiosa para que los lectores faltos de información acepten que fue así, cuando en realidad Rosas presionaba a los ingleses dejando de pagar la deuda hasta tanto levantaran el bloqueo. La admirable exposición de los hechos que realiza a continuación en su artículo el Dr. Norberto Chiviló, contradicen eficaz y razonadamente el artículo del autor mencionado.

También es excelente el trabajo aportado por D. Bernardo Lozier Almazán, que permite conocer los valores culturales de D. Pedro de Angelis, personaje prácticamente desconocido para la mayoría de los argentinos pese a haber desarrollado el mayor trabajo periodístico y de investigación histórica sobre un amplio período de nuestro glorioso pasado. El mérito de ese desconocimiento debe atribuirse a la prédica de ese sector conocido por su ideología unitaria (hoy los llamaríamos 'liberales') que propendían a la "patria chica", e hizo el mayor esfuerzo para infravalorar su intelecto y cualidades, hasta casi borrarlo de nuestra historia.

Dejando algunas cosas en el tintero para mejor ocasión, aprovecho en saludar a Ud. muy atentamente y desearle continuados éxitos en su labor de historiador y periodista.

César J. Tamborini Duca 

 

Nos escriben desde Madrid, España

8/9 Me imagino del esfuerzo que requiere sacar estas ediciones adelante. Es un excelente material de mucho interés para quienes gustamos de la historia, con visiones nuevas de viejos temas, análisis muy profundos, etc. Cuando reedite notas le envío los enlaces. Reciba mi cordial saludo 

Eduardo Aldiser, Titular de ARGENTINA AL MUNDO, ARGENTINA ES TANGO, ARGENTINA ES FOLKLORE

Facebook:  ARGENTINA AL MUNDO

N. del Director: El Sr, Aldiser tuvo la amabilidad de reeditar notas de “Crónicas de Atentados”, en sus páginas web. Muchas gracias.

 

Mi agradecimiento
Hace un par de meses atrás recibí un correo del Sr. –ahora Amigo– Carlos Varela, domiciliado en Lomas de Zamora, a quien hasta ese momento no conocía, comentándome que había recibido el periódico “El Restaurador”, el cual le había gustado mucho, lo había compartido con amigos y elogiaba el trabajo intelectual que emanaba del mismo.

Días después ofreció obsequiarme un busto de Rosas que había recibido en los años cincuenta –cuando era adolescente–, por considerar que yo era la persona indicada para tenerlo, por mi trabajo desarrollado en el periódico en defensa de aquél gobernante.

Cuando el día 15 de noviembre, pasé por el domicilio del Amigo Varela, para retirar el busto, la emoción nos embargó a ambos, Varela, un rosista desde siempre, por desprenderse de algo con un inmenso valor afectivo que lo acompañó durante tantísimos años y yo por recibir ese busto y que Varela me haya elegido para seguir teniéndolo. Para mí fue un honor grandísimo recibir ese busto de Rosas –a quien también admiro desde mi niñez y adolescencia–, con una base de mármol de Carrara y bronce que es una verdadera belleza.

Desde ese día el busto de Rosas, el que ubiqué en el escritorio de mi casa, donde también tengo otro de Quiroga, me acompaña, cuando diariamente trabajo en la redacción de este periódico.

Le comenté a Varela que publicaría en este medio una foto del busto, sugiriéndome que publicara el de ambos personajes, lo que hago ahora.

Mi gran agradecimiento público al amigo Varela por tan importantísimo regalo, que excedió todas mis expectativas.

El Amigo Varela, sabe que ese busto de Rosas sigue en buenas manos.

                                                              Norberto J. Chiviló

Vuelta de Obligado - Polémica Omar López Mato y Norberto J. Chiviló

 Publicado en el Periódico El Restaurador - Año VI N° 21 - Diciembre 2011 - Pags. 8 y 13 

Otra vuelta a la polémica

Por Norberto Jorge Chiviló 

Norberto J. Chiviló
La Porteña en el tocador”. Oleo de Cayetano Descalzi

La contestación que el Dr. López Mato (en adelante LM) tituló “Otra vuelta de Obligado”, en realidad no se condice con una respuesta a mi artículo “Omar López Mato y la Vuelta de Obligado”, porque en realidad, si bien se lo lee, no rebate los puntos que yo señalé, sino que introduce nuevas cuestiones y mezcla un poco los temas –saliéndose del tema Obligado–, con simples afirmaciones, como la libertad de los ríos interiores, posturas de Artigas y Dorrego al respecto, deshonestidad de Rosas en el manejo de fondos y enriquecimiento ilícito, hechos relativos a la Vuelta de Obligado, la no participación por las rentas de la Aduana de Buenos Aires, Rosas y Bolivia, Rosas y el Paraguay, oferta de Rosas de canje de Malvinas, especulación con la derrota, intervenciones en el Río de la Plata, intransigencia exagerada de Rosas, exacerbación del patrioterismo, vía libre de comunicación hacia el Paraguay, pago de la deuda a la Baring Brothers, la codicia de Rosas, papel moneda emitido por Buenos Aires, el “pacto” del Cuadrilátero, excesos cometidos por Rosas, etc. etc., cuestiones que son fáciles de poner en pocas palabras, por ejemplo cuando dice: Rosas “mató (de a miles, doctor, de a miles)” sin ninguna explicación ni razonamiento o cuando se dice “Rosas sumió el país en el atraso y la ignorancia”, con tanta ligereza y que se podrían rebatir de la misma manera diciendo solamente: “no es cierto tal cosa” o tal otra, pero evidentemente esa no es la forma de debatir. Los que defendemos a Rosas y estamos comprometidos con la verdadera historia, debemos explicar como fue cada cosa, pero para los contrarios les basta hacer afirmaciones de Perogrullo que tienen que ser aceptadas por todo el mundo, y ahí sí pretenden ser los dueños absoluto de la verdad. Pero como decía el paisano –y con todo respeto– “No hay que dejarse pisar el poncho” y trataré de contestar algunas de las imputaciones formuladas y dentro de las limitaciones de espacio que permite este periódico, en forma clara, para que sean comprendidas por todos los lectores y solo tomaré los principales cargos. Las que por falta de espacio no pueda contestarlas ahora, serán motivo de análisis en ediciones posteriores, ya que los temas de por sí son interesantes.

 

Una pregunta clave

En mi contestación, había hecho a LM una pregunta clave, cual era: “de haber vivido Ud. en aquellos momentos (del Combate de la Vuelta de Obligado). ¿Habría estado con los defensores argentinos o arriba de los barcos anglofranceses?”.

Lo que primero traté de encontrar en la contestación de LM fue justamente que respuesta daba a esa pregunta, pero lamentablemente no la encontré. Su silencio, debo confesarlo, me sorprendió. Hubiera sido lindo, y era lo que yo hubiera esperado, que el Doctor  respondiera que le hubiera gustado estar con los defensores argentinos. Pero bueno… cada uno es libre de pensar y actuar como quiera.

 

La libre navegación de los ríos

LM me endilga que en mi texto omití varios hechos que echan otra luz sobre el tema de la libre navegabilidad de los ríos y cita el caso de “Artigas en 1816” y de “Dorrego en Agosto de 1828”. En primer lugar no fue mi intención historiar el tema de la libre navegación de los ríos, ya que ello da para mucho y largo y porque no soy ni me considero “historiador”, y hay autores que lo han hecho muy bien (véase Jaime Gálvez en “Rosas y la navegación de nuestros ríos”) y además que el espacio que dispongo en el periódico es limitado, no es un libro.

Debo manifestar que ante la respuesta de LM traté de encontrar material sobre la libertad de navegación promovido por Artigas (no solo en libros de historia sino en Internet) y solo pude encontrar la referencia que Estanislao S. Zeballos hizo en su intervención en el Congreso Nacional en 1815, al decir: “… no hay sino aquel raro y curiosísimo tratado celebrado por Artigas en 1817, con el teniente de navío británico, que no tenía plenipotencia, míster Edward Franklin… Es un documento en el cual Artigas y el comandante inglés reconocen la jurisdicción absoluta del Río de la Plata a la República Argentina, no atribuyendo al Uruguay sino el uso de los puertos”.

Debe decirse asimismo que como lo señalé en el artículo sobre Artigas publicado en el número anterior de este periódico, el caudillo oriental entre las instrucciones dadas a los diputados orientales para concurrir a la Asamblea del Año XIII, estaba el de la apertura al libre comercio de los puertos de Maldonado y Colonia que se agregaban al de Montevideo. Pero también Artigas propiciaba medidas proteccionistas que impulsaran y protegieran las artesanías y manufacturas propias: “Todos los derechos, impuestos y sisas que se impongan a las introducciones extranjeras serán iguales al resto de las provincias unidas, debiendo ser recargadas todas aquellas que perjudiquen nuestras artes o fábricas, a fin de dar fomento a la industria de nuestro territorio” (Como también lo hará Rosas, muchos años después, con la Ley de Aduanas). No es que se abrían indiscriminadamente los puertos a la libre introducción de toda mercadería extranjera.

Respecto a la referencia que LM hace de “la libre navegación… sancionada por el gobierno de Dorrego en Agosto de 1828”, respondo que no se estableció la libre navegación ni fue sancionada por el gobierno de Dorrego. Me explico. A raíz de la primera guerra argentina-brasilera que mantuvieron las Provincias Unidas del Río de la Plata con el Imperio del Brasil en 1825-1827 se firmó, entre ambos gobiernos el nuestro representado por Dorrego, un Tratado Preliminar de Paz del 27 de agosto de 1828, por el cual se dividió a las Provincias Unidas del Río de la Plata y se separa su Provincia Oriental, para reconocerla como un tercer país: la República Oriental del Uruguay, y en ese Tratado se conviene: “las altas partes contratantes se comprometen a emplear los medios que estén a su alcance, a fin de que la navegación del Río de la Plata y de todos los que desaguan en él se conserven libres para el uso de los súbditos de una y otra nación, por el tiempo de quince años, en la forma que se ajustare en el tratado definitivo de paz”. Como se puede apreciar, el tratado no establecía la libre navegación de los ríos para todos, sino “para el uso de los súbditos de una y otra nación” signatarias del Tratado, es decir argentinos y brasileros solamente y por el término acotado de quince años. Analice el lector si lo afirmado por LM, concuerda con la realidad de lo que yo había dicho.

Cabe señalar que en los tratados interprovinciales suscriptos antes de la llegada de Rosas al poder o mientras este lo ejerció como Gobernador de Buenos Aires y como representante de la Confederación Argentina, en muchos se estableció la libre navegación de los ríos interiores pero solo para las provincias y ninguno lo hizo con respecto a los extranjeros, así el Pacto Federal de 1831 no permitía la libre navegación de los ríos interiores para los extranjeros.

Al oponerse Rosas a la libre navegación de nuestros ríos interiores por parte de potencias extranjeras, estaba nada mas ni nada menos que cumpliendo con la ley de nuestro país, pero además esa postura era la que establecía el derecho internacional de aquél momento. No fue un capricho, como algunos pretender ver (“Caprichos” para oponerse a la libre navegación, “caprichos” para oponerse a las grandes potencias…??,) ya que “Capricho” es de acuerdo al Diccionario de la Real Academia: “Determinación que se toma arbitrariamente, inspirada por un antojo, por humor o por deleite en lo extravagante y original”. Como ya manifesté la actitud de Rosas no fue arbitraria, sino por el contrario fue bien ajustada a la ley, al derecho y al derecho internacional de aquél momento y menos aún estuvo inspirada por un antojo, por humor o por deleite. Simplemente se sujetó a las normas nacionales.

Para tener por acreditada la justicia en la política seguida por la Confederación Argentina sobre este tema, me remito a lo manifestado por Lord Palmerston en el parlamento británico en la sesión del 19 de febrero de 1846, cuando a una pregunta de Lord Beaumont, contestaba: “No podemos pretender ese derecho (la libre navegación): las orillas del río Paraná se encuentran en territorio argentino, y esa pretensión sería contraria a nuestra práctica universal y al principio de las naciones”.

En la alocución de Zeballos en el Congreso a la que me referí, dijo que el Ministro ingles Lord Palmerston había afirmado con respecto a la referida cuestión de la libre navegación: “Con respecto al derecho de navegación  estamos dispuestos a convenir en que los principios del derecho de gentes que mantenemos en Europa establece que los países por donde pasan los ríos si fueran realmente ríos y no brazos de mar tienen el derecho de gobernar su navegación” y sigue diciendo Zeballos: “Empezaba, pues, a triunfar Rosas en el Parlamento inglés; y el diputado (inglés, en el parlamento británico) Urquhar terminó su discurso con estas palabras: ‘Conforme al derecho público, no debe entrar en las miras del gobierno de Inglaterra y de Francia abrir comunicación con la provincia argentina del Paraguay, porque es justo que se respeten los derechos de la Confederación sobre esa parte integrante de su territorio; y en cuanto a la navegación de los ríos, el gobierno argentino no sólo es dueño de reglamentarla, sino también de cerrarla a los pabellones extranjeros, porque se debe considerar que la embocadura del Río de la Plata es una pertenencia de la Confederación Argentina y no un brazo de mar’ ”.

Pregunto: ¿Qué más se podría decir y argumentar sobre el tema, cuando los mismos enemigos reconocían la justicia de la posición argentina, sustentada por Rosas?.

Incluso en los Tratados firmados por la Confederación Argentina con el Reino Unido el 24 de noviembre de 1849  (El Tratado Arana-Southern en su Artículo 4° dice “El gobierno de S. M. B. reconoce ser la navegación del Río Paraná una navegación interior de la Confederación Argentina y sujeta solamente á sus leyes y reglamentos…) y con la República Francesa el 31 de agosto de 1850 (El Tratado Arana-Leprédour en su Art. 6°, dice: “El Gobierno de la República francesa reconoce ser la navegación del Río Paraná, una navegación interior de la Confederación Argentina, y sujeta solamente á sus leyes y reglamentos…), se reconoce explícitamente el derecho argentino defendido por Rosas. Esto está clarísimo y está bien escrito y parece mentira que todavía hoy haya argentinos que discutan algo tan claro, preciso y que no admite ya ninguna discusión.

Contrariamente a lo que hacían otras potencias, con la derrota argentina en Caseros y la sanción de la Constitución de 1853, en su artículo 26 se estableció la libre navegación de nuestros ríos interiores, incluso para buques de guerra de otras potencias (que años después nos traerían problemas con Paraguay y Brasil). O sea que después de Caseros que fue una verdadera derrota nacional nosotros fuimos los vivos que abrimos nuestros ríos mientras que las otras potencias –entre las que incluyo al Imperio del Brasil– eran tontos por no permitirlo y reservarse su navegación solo para sus nacionales. ¿Qué raro, no…?. Después de leer todo esto hay algo que no cierra… pero la realidad fue que una de las condiciones impuestas por el Imperio del Brasil para sumarse a la lucha contra Rosas –léase la “Confederación Argentina” – fue la de abrir nuestros ríos a la libre navegación extranjera y por eso hablo de derrota argentina, pues entre otras cosas, algo que había costado tanto mantener y defender como fue la soberanía de nuestros ríos interiores, fue moneda de cambio para lograr la participación brasilera para derrotar a un gobierno nacional y legítimo.

 

Combate de Vuelta de Obligado
Chaleco federal


Conflicto con las potencias extranjeras

En cuanto al tema propuesto por LM acerca del conflicto de la Confederación con las potencias extranjeras, de que “Rosas podría haber arreglado el asunto permitiendo la libre navegación”. Sí, es verdad que no arregló, era un argentino bien nacido, respetuoso de las leyes, defensor a ultranza de los derechos de su país, como por el lado opuesto, los ingleses, franceses, brasileros y otros también defendían a sus respectivos países. Ya que se pedía la libre navegación de los ríos interiores, ¿porqué las otras potencias no abrían a su vez sus ríos?: el Támesis, el Sena, el Amazonas entre otros, dando el ejemplo. Con mucha ligereza se dice que el abrir nuestros ríos a la libre navegación y los puertos a la libre introducción de mercaderías extranjeras, nos traería el progreso, pregunto, ¿Porqué… los ingleses, franceses, norteamericanos, brasileros y otros accedían al progreso de esa forma?. ¿Porqué se le pedía a la Argentina lo que ellos no hacían ni consentían?. Parece mentira que hoy día se discuta esto que es tan sencillo y simple. Yo le preguntaría a LM ¿Permitiría Ud. la entrada en forma libre e irrestricta de un vendedor en su domicilio o en su clínica, con derecho a entrar en todas las dependencias…?.

 

Rosas, sus intereses particulares y su honestidad

Cuestiona LM la afirmación de que Rosas nunca antepuso sus intereses particulares a los de su patria. Lo vuelvo a afirmar y el lector sacará sus propias conclusiones. Comercialmente y personalmente le hubiera “convenido” mas a Rosas el haber transado con las potencias europeas que oponerse a ellas. Incluso cuando debió exiliarse, en vez de llevarse baúles llenos de riquezas –que legítimamente había adquirido– prefirió salvar su honor y llevarse baúles llenos de papeles y documentos públicos –sin ningún valor económico–, por lo cual los argentinos debemos estarle agradecidos pues así pudimos conocer la verdadera historia de la primera mitad del siglo XIX. Hasta en ese momento, en que debió partir al exilio, dejó de lado sus intereses patrimoniales personales. Afirmar como lo hace LM  de que el “Palacio de Palermo…fue arreglado, aumentado y mantenido con dineros públicos y propiedades incautadas a disidentes durante su mandato”, no se ajusta a la verdad histórica. Voy a transcribir la opinión de varios opositores al dictador, que hablan de su honestidad en el manejo de los dineros públicos:

José María Ramos Mejía, descendiente de enemigos acérrimos de Rosas, dirá en su libro Rosas y su tiempo: “No me hubiera animado, en otro tiempo, a llamar las cosas por sus nombres, es decir en alta voz que en el manejo de los dineros públicos y a la luz de la documentación, Rosas no fue un ladrón vulgar como afirman sus enemigos. Pesaba sobre mí el concepto popular, hecho carne en la mente de dos generaciones por la pluma fulgurante de Rivera Indarte y por el procedimiento administrativo sin control efectivo con que operaba la Dictadura. Todavía después buscaba frases tortuosas en los mil recursos del lenguaje para ocultar mi verdadero sentir y no cumplir con el deber de expresarlo, aunque fuese tímidamente. Recuerdo que mis escrúpulos estrujaban el lenguaje para sacar una forma satisfactoria a la pasión política, hasta que por fin triunfó la probidad histórica y estampé el pensamiento con franqueza: en el manejo de los dineros públicos, Rosas no tocó jamás un peso en provecho propio, vivió sobrio y modesto y murió en la miseria; la raza argentina de antiguo cuño fue así hasta en sus tiranos”.

Otro antirrosista, Antonio Díaz en su obra Historia política y militar de las Repúblicas del Plata, (tomo X), dirá: “El juicio del general Rosas (dispuesto por las autoridades de Buenos Aires, después de Caseros) fue largo y ardientemente debatido, no en pro y en contra, pues no encontró sostenedores que atacasen a la ley inmoral de la confiscación (se refiere a la ley que dispuso la confiscación a los bienes de Rosas por parte de las autoridades de Buenos Aires), como los había encontrado en la época de su Dictadura para combatirla. No se trató allí de establecer la procedencia de los bienes del general Rosas. Los tenía heredados de sus padres, aumentados y mejorados con su trabajo personal, legítimamente adquiridos también por su esposa la Sra. Dña. Encarnación Ezcurra, a la que heredaba igualmente su hija, en bienes, que pasaron a la masa de la fortuna, estaban reunidos a los del mismo Sr. Rosas. Finalmente, éste había adquirido propiedades en el período de su mando sin que se pudiera probar que fuesen compradas con los dineros fiscales. La fortuna que poseía el general Rosas era bastante crecida para producirle recursos con que hacer frente a especulaciones de gran escala, sin necesidad de tomar los dineros públicos”.

Agustín de Vedia, pariente de Mitre, ha dicho estas elocuentes palabras: “El mecanismo de la contabilidad, la publicidad y la regularidad con que Rosas procedió en el manejo de los caudales públicos, llama realmente la atención”.

El antirrosista Carlos Lemée, editor de “Instrucciones para la administración de estancias” redactadas por Rosas, dirá: “Rozas entendía noblemente los deberes de vecindad… Rozas era un estanciero muy delicado y respetuoso de lo ajeno”.

Cabe recordar una vez mas la opinión de José A. Terry (ver ER Nº 18, p.7), cuando afirmó: “El comercio y el extranjero tenían confianza en la honradez administrativa del gobernador”.

Esa honestidad de Rosas en el manejo de los dineros públicos y el no haberse llevado riquezas al exiliarse y sí cargar con papeles sin valor económico, privilegiando su honor a un pasar económico holgado, a mí me conmueve.

Vuelta de Obligado
Foto de 1891 de la Aduana vieja

 

La Aduana  

Con respecto a la Aduana de Buenos Aires, menos mal que LM, acepta como cierto –como lo fué– de las guías y contraguías, pero ahora manifiesta que el contrabando seguía siendo la regla en las demás provincias para sortear la “pesada burocracia” de Buenos Aires. 

De la lectura de mi contestación anterior Omar López Mato y la Vuelta de Obligado surge que en ningún momento afirmé, como lo dice LM “que Rosas coparticipaba con las otras provincias” de los ingresos de la Aduana de Buenos Aires. Las Aduanas eran propias de cada provincia y así como existía la de Buenos Aires, existían las de Entre Ríos, Corrientes, etc. donde cada provincia tenía su propia ley que gravaba en forma distinta la introducción de mercaderías extranjeras y esos derechos ingresaban a las arcas fiscales de cada una de ellas a las cuales la Aduana le pertenecía. Sí se puede afirmar que con los ingresos de la Aduana de Buenos Aires, Rosas sostenía los ejércitos nacionales para la defensa en las guerras internacionales, como así también, sostenía y tenía provista a toda la administración y diplomacia de la Confederación, como manifesté en aquella contestación. Por lo tanto no incurrí en ninguna “inexactitud a designio”. Yo, que defiendo la figura histórica de Rosas como muchos otros no digo “inexactitudes a designio”, como sí lo dicen sus contrarios y lo han reconocido, porque ello significaría ponerme en la misma vereda, con lo cual sería contrario a mis propios ideales y sería defraudarme y engañarme a mí mismo. No digo que no pueda equivocarme, pero lo que expreso lo hago con la convicción de que es la verdad histórica. La defensa que hago de la figura de Rosas, lo hago por íntima convicción de que defiendo la justicia y la verdad histórica. No tengo parentesco con ninguno de los familiares del restaurador y cuando fue su gobierno en este país, mis antepasados se encontraban en Europa, por lo que no defiendo intereses de familia, ni intereses espúreos. Con toda humildad, trato de hacer lo que dice el Salmo 44: Levántate y lucha por la verdad, la piedad y la justicia.

  

Rosas y la defensa de las provincias

Se pregunta LM: ¿Qué hizo Rosas para defender a las demás provincias?. A partir de la firma del Pacto Federal de 1831, las provincias se reunieron en un sistema federal conformándose la Confederación Argentina, que aglutinaba a todas ellas. La defensa que Rosas ejerció –y como! – lo fue de la Confederación Argentina en su conjunto, la visión localista que Rosas había tenido durante su primera gestión, cambió durante la segunda, pasando a ser nacional y sobre todo a partir de la sanción de la Ley de Aduana, donde las provincias se vieron favorecidas notablemente por los altos aforos a la introducción de mercaderías y productos extranjeros que también se producían en nuestro país.

 

La Vuelta de Obligado    

Con respecto a la Vuelta de Obligado, vuelve LM, con el tema de la insuficiencia de medios empleados por las tropas de la Confederación, “juntados a las apuradas”, “negros en su mayoría”, –ahora ya no son los paisanos de la zona como había afirmado en el artículo publicado en la pág. web, sino “negros” – y hace una afirmación maliciosa ya que dice que “huyeron al primer disparo”. ¿Huyeron al primer disparo…?, esto nunca antes lo había leído. Si hubieran huído de tal manera no se entiende la cantidad de muertos que tuvieron las tropas patriotas y del comportamiento valiente que manifestaron en todo momento y ello no es una simple afirmación mía, ya que para decir esto tengo en cuenta lo que dijeron los jefes enemigos que reconocieron el arrojo y valentía de tropas y oficiales argentinos. Tampoco leí en ningún lugar, que fueran fusilados más de cien reclutas por desertar.

Hacer estas afirmaciones, que no son veraces, de “Huyeron al primer disparo”, creo que es una falta de respeto para los que dieron su vida y su sangre en defensa del territorio patrio y a su vez contradice lo que él mismo había afirmado en su anterior trabajo cuando dijo: “heroica resistencia ofrecida por los porteños” y mas adelante: “Vale aclarar que exalto el valor de los combatientes”. ¿En qué quedamos Dr. LM, o “huyeron al primer disparo” o “hubo una heroica resistencia de los combatientes”?. Decir primero una cosa y después lo contrario no es serio y da lugar en que se piense que se dicen “inexactitudes a designio”.

En la pág. 3 del Nº 4 de este periódico, en el artículo “La actuación de Thorne en Obligado”, se transcribe el documento entregado por Alte. Sulivan  en el Consulado argentino en Londres, ofreciendo la restitución de una bandera tomada en Obligado –y cuya lectura recomiento nuevamente– en la cual entre otras cosas, dice: "Por prisioneros heridos de su regimiento, supimos después que era el coronel Rodríguez (en realidad era Thorne), del Regimiento de Patricios de Buenos Aires. Cuando todos los artilleros fueron muertos ó heridos hizo maniobrar los cañones con soldados de su regimiento de infantería hasta que el combate estuvo casi terminado, perdiendo 500 muertos y heridos, de 800 que lo componían. Cuando los marineros y soldados ingleses desembarcaron a la tarde y tomaron esa batería, él con los restos de su regimiento solamente, y sin otro concurso de las fuerzas defensoras, mantuvo, su posición en retaguardia á pesar del fuerte fuego cruzado de todos los buques por entre los bosques que se hallaban detrás de la batería y fue el último en retirarse. La bandera de la batería que había defendido tan noblemente fue arriada por uno de los hombres, de mi mando y me fue dada por el oficial inglés de mayor rango, capitán Hotham. Al ser arriada la bandera cayó sobre algunos de los cuerpos de los caídos y fue manchada con su sangre”.

El contraalmirante Inglefield en el parte al Almirantazgo británico dirá: “Siento vivamente que este bizarro hecho de armas haya sido acompañado con tanta pérdida de vidas, pero considerando la fuerte posición del enemigo, y la obstinación con que fue defendida, tenemos motivos para agradecer a la Providencia que no haya sido mayor", y en l’Annuaire Historique, de Lesur (París, 1847), se puede leer "El combate con las baterías comenzó a las diez de la mañana y duró hasta las cinco de la tarde, durante siete horas no se dejó de hacer fuego de parte a parte. El combate de Obligado quedará como un brillante hecho de armas para ambas marinas".

Juzgue Ud, lector, si la opinión de LM tiene mas peso que la de estos jefes enemigos que estuvieron en el combate y la de aquella revista francesa de esa época que informaba a su lectores sobre lo acontecido.

Estos relatos son más que suficientes y también elocuentes del comportamiento valeroso y heroico de los combatientes argentinos, que da por tierra lo afirmado por LM, sin asidero histórico alguno y con el solo propósito de desmerecer todo lo que se hizo en la época de Rosas.

También LM vuelve con lo de la afirmación de las “tres cadenas mal puestas” y de que “Rosas especuló con la derrota”. Esto ya lo contesté en mi primera respuesta, no volveré a repetir conceptos vertidos y los lectores tienen la palabra.

 

Carlos Enrique Pellegrini
Iglesia de Santo Domingo, procesión en 1830. Carlos Enrique Pellegrini

La intransigencia de Rosas

También  ahora habla de la intransigencia exagerada que presentó Rosas en todo momento ante las propuestas para llegar a un arreglo aún antes de 1839.

Con todo lo que tenía que ver con la soberanía nacional, en efecto, Rosas fue obstinado e intransigente…, a lo mejor “exagerado”. Sí es cierto, no lo vamos a negar, sino que por el contrario lo exaltamos. Ahí esta su virtud que bien lo pinta de patriota y acérrimo defensor de los intereses nacionales. Su intransigencia en estas cuestiones no es una carga ni lo desmerece, sino todo lo contrario, lo honra como argentino y patriota.

Así también lo consideraba el Gral. San Martín, cuando en carta a Rosas el 2 de noviembre de 1848, le dijo “…Así es que he tenido una verdadera satisfacción al saber el levantamiento del injusto bloqueo con que nos hostilizaban las dos primeras naciones de Europa; esta satisfacción es tanto más completa cuanto el honor del país no ha tenido nada que sufrir, y por el contrario presenta a todos los nuevos estados Americanos un modelo que seguir y más cuando éste está apoyado en la Justicia. No vaya a creer por lo que dejo expuesto, el que jamás he dudado que nuestra patria tuviese que avergonzarse de ninguna concesión humillante presidiendo usted a sus destinos; por el contrario, más bien he creído no tirase usted demasiado la cuerda de las negociaciones seguidas cuando se trataba del honor nacional…”

 

Tratado del Cuadrilátero

Vuelvo a reiterar lo que manifesté en mi anterior contestación sobre la supuesta existencia de la cláusula que menciona LM. Ninguna de las cláusulas reservadas de dicho Tratado se refiere al tema mencionado por LM.


Vuelta de Obligado - Polémica Omar López Mato y Norberto J. Chiviló

 Publicado en el Periódico El Restaurador - Año VI N° 21 - Diciembre 2011 - Pags. 6 y 7  

Otra Vuelta de Obligado

Por Omar López Mato


Omar López Mato
El chiripá colorado. Juan Manuel Blanes

Me permito congratular al Dr. Norberto Chiviló por llevar adelante la publicación del periódico “El Restaurador”, medio en el que exalta la memoria de Don Juan Manuel de Rosas, personaje discutido hasta el cansancio por varias generaciones de argentinos que contemplamos el asunto desde perspectivas distintas. El Dr. Chiviló tilda, en el caso de mi artículo “Vuelta de Obligado”, a estas discrepancias como desconocimiento de “ciertas circunstancias” que detalla minuciosamente. Permítame doctor señalar con todo respeto, algunos puntos que obvia en su respuesta. A esta altura de nuestras vidas deberíamos saber que hay más de una perspectiva a las cosas y que en asuntos históricos resulta casi imposible conocer todos los detalles de los acontecimientos, ya que están tamizados por los autores e investigadores. Cuando escribí un libro sobre la Batalla de Caseros (“Las vísperas del final”), consulté no menos de diez textos, que aportaban distintas versiones de los acontecimientos. Pretender ser el dueño absoluto de la verdad en asuntos vívidos 150 años atrás es caer en el pecado de la soberbia.

El Dr. Chiviló, habla de mis “inexactitudes a designio”, mientras que omite en su texto varios hechos que echan otra luz sobre el tema de la libre navegabilidad de los ríos. Por ejemplo, no dice que la libertad de navegación había sido promovida por Artigas en 1816 (confirmada en un pacto con el Comodoro Bowels) y sancionada por el gobierno de Dorrego en Agosto de 1828. Este es un detalle no menor, más cuando Paraguay fue reconocido por los gobiernos europeos como país independiente en 1842. Más adelante volveremos sobre este tema, pero su omisión bien puede tildarse de “inexactitudes a designio” para justificar los actos de Rosas.

El Dr. Chiviló junto a otros autores afirma que Rosas nunca antepuso sus intereses particulares a los de su patria. Al parecer desconoce las cuantiosas exacciones y embargos que aumentaron los ingresos de Rosas, especialmente después de 1840, texto que adjunto, y que bien podría publicar en su periódico, justamente para evitar más “inexactitudes a designio” por parte de los defensores del tirano.

Vale decir que Rosas accedió al gobierno siendo dueño de unas 100.000 Has., propias y en sociedad, y terminó su mandato siendo dueño de 350.000 a 600.000 Has. (según distintas fuentes). El grupo de segundones que lo acompañó durante sus años de poder se convirtieron en propietarios de más de 3 millones de Has. Estos bienes no incluyen las cuantiosas propiedades urbanas, que tanto Rosas como Pacheco, Terrero y los Anchorena poseían en Buenos Aires. El mismo Palacio de Palermo, que fue en parte adquirido con sus dineros, fue arreglado, aumentado y mantenido con dineros públicos y propiedades incautadas a disidentes durante su mandato.

Volviendo al conflicto con las potencias europeas, si bien Rosas podría haber arreglado el asunto permitiendo la libre navegación como imperó en nuestro país desde 1853 (sin que nuestra soberanía se hubiese visto resentida por esta libertad), él se emperró en coartar la libertad de comercio en un río que fluía a través de países distintos y provincias confederadas, que discrepaban con el manejo administrativo de Rosas. Este prefirió encerrarse en un mundo opresivo que solo beneficiaba a la Aduana porteña. Bien señala el doctor Chiviló, el sistema de Aduana con guías y contraguías que promulgó el gobierno de Rosas pero también se debe señalar que poco se cumplía, el contrabando seguía siendo la regla en las demás provincias para sortear la pesada burocracia de Buenos Aires.

Además, si había tasas impuestas que nivelaban la capacidad competitiva de los distintos países, ¿Por qué frenar el comercio entonces? La venta de esos productos iba a dar más ingresos a la Aduana, que usted afirma que Rosas coparticipaba con otras provincias. Lucio V. Mansilla (Fuente “Negocios, Corrupción y Política” de Guillermo Vitelli) afirmó que su tío no destinó ni el 1 % de los ingresos de la Aduana a gobiernos ajenos a la provincia de Buenos Aires. ¡Ni el 1 %! ¿Cómo puede afirmar que asistió a las provincias? Acaso no es ésta otra de las mismas “inexactitudes a designio” para endiosar la gesta del Restaurador.

¿Qué hizo Rosas para defender a las demás provincias? Nada hizo para defender nuestros intereses en Bolivia. Es verdad que en el ‘39 Buenos Aires estaba bloqueado por los franceses, pero un año más tarde Rosas tenía a 10.000 hombres persiguiendo a Lavalle por el Norte del país ¿Ni entonces pudo reclamar por el territorio usurpado?

¿Nada hizo, ni un amague, para reafirmar nuestra soberanía sobre las Malvinas o en los canales fueguinos? Y ya que hablamos de las Malvinas, ¿por qué no tocamos el tema de la oferta de Rosas de cambiar las islas por la deuda del Baring Brother, o la propuesta realizada en 1848, de ceder a la misma Casa Baring la explotación exclusiva de todo el litoral atlántico? ¡¡¡Ofreció territorio nacional por plata que la nación no había recibido!!!

Usted afirma, querido doctor, que Rosas no especuló con la derrota en Vuelta de Obligado, y dígame entonces, porqué enfrentó al enemigo con solo dos mil soldados, juntados a las apuradas, negros, la mayoría, que huyeron al primer disparo. Más de cien reclutas fueron fusilados por desertar. ¿Sólo 2.000 hombres y veinte viejos cañones, más tres cadenas mal puestas es lo mejor que pudo hacer? Doctor, tamaña inferioridad se presta a suspicacias. Pocos años después juntó 25.000 hombres y sesenta cañones para defenderse en Caseros.

Me permito citar algunos párrafos de Enrique Gandia, en su prólogo a las memorias de Tomás Iriarte, que sostiene la hipótesis del auto bloqueo. “El ánimo de Rosas no llega a ningún resultado definitivo para mantener perpetuamente el estado bélico o semi bélico con las naciones extranjeras, como si este estado paranormal de crisis internacionalista le conviniese...

Alfonso de Sabio dice muy bien en “Las siete partidas”, que los tiranos buscan guerras y cuestiones de todo orden para mantenerse en el poder... El mantenimiento del bloqueo era pues un método excelente para justificar sus medidas de fuerza y su permanencia continua en el gobierno... Rosas explota la candidez del patriotismo argentino”.

Remito las fotocopias del libro (El texto es de 1947) para respaldar estas opiniones.

Sería también muy bueno que publique el texto para darle más amplitud de miras a su periódico, lamentablemente reducido a ver la amplia óptica de la historia a través de una sola lente. También vale la pena buscar y publicar el estudio de John F. Cady, de 1929 (Pensilvania) sobre las intervenciones en el Río de la Plata. Señala, por ejemplo, el arreglo pecuniario secreto al que llegó Rosas con las viudas de Lavié y Bacle, reconociendo así la culpa de sus excesos contra ciudadanos franceses. ¿Por qué el tratado Arana Mackau establecía un pago a comisionados franceses para resarcir daños a la nación gala? En su texto, Cady remarca la intransigencia exagerada que presentó Rosas en todo momento ante las propuestas para llegar a un arreglo aún desde 1839. Esto fue ex profeso, ya que el mandato de Rosas expiraba el 5 de Marzo de 1840, pero a través de “pasiones sobreexcitadas de unos y del terror de otros (logró) su reelección por cinco años, con los mismos poderes extraordinarios que había logrado cinco años antes bajo el terror mazorquero”. Es decir pudo así, fomentando el odio, lograr el poder omnímodo, sin el que no sabía gobernar. Lamentablemente este ejemplo de poder ha subsistido hasta nuestros días repitiéndose a lo largo de nuestra historia, a través de gobernantes que exacerban el patrioterismo en propio beneficio (y después devuelven las valijas confiscadas entre gallos y medianoche).

Pero yendo más al tema que nos compete, habiendo Francia e Inglaterra reconocido la independencia del Paraguay era natural que existiese una vía libre de navegabilidad y comercio hacia este país independiente y Rosas se resistía a reconocer esa independencia, consagrada de hecho por treinta años de silencio de las autoridades porteñas (incluido Rosas).

Al final la victoria le correspondió por perseverancia. La crisis política y económica europea le hizo a Francia e Inglaterra desistir de un negocio perdidoso. Se desagravió la bandera nacional, es verdad; pero también es verdad que se volvieron a oblar los intereses draconianos a la Baring Brothers. ¿Acaso la defensa de la soberanía se redujo a bloquear los barcos pero reconocer deudas espurias? Eso ¿no es entregar también nuestra soberanía por un empréstito del que solo se cobró una ínfima parte? Él bien sabía lo que estaba pasando, ya que fue socio del Banco de Descuentos. En lugar de pelear contra la libertad de comercio. ¿Por qué no denunció este negociado en el que había participado el nefasto Dr. Manuel García que se desempeñó como funcionario de su gobierno, fue suegro de su sobrina y socio en sus negocios?

Vale destacar que a partir del ‘45 en adelante, el gobierno de Rosas retuvo el metálico generado por las exportaciones desde el puerto de Buenos Aires, cancelando deudas con papel moneda emitido en Buenos Aires, que no se aceptaba en todo el país y se depreciaba rápidamente. Al continuar con esta política se granjeó el resentimiento de sus socios del interior, especialmente Urquiza, que era un hombre de negocios y veía afectados sus intereses. La codicia de Rosas terminó labrando su derrocamiento.

Quiero además aclarar un tema que usted pone en duda sobre mis afirmaciones: en el pacto de Cuadrilátero, en sus cláusulas secretas, se conviene que el ejército nacional tendría un jefe provincial cuando cruce esa provincia en particular. Este era un viejo sueño artiguista que garantizaba la “independencia relativa” de cada provincia, tal es la afirmación de Ernesto Quesada en su libro sobre las campañas al norte de Pacheco y Oribe.

Adjunto a esta nota los documentos que avalan mi posición.

Rosas sumió al país en el atraso y la ignorancia, impuso un patrón absolutista, reprimió, y mató (de a miles, doctor, de a miles) además de robar millones de pesos en propiedades y ganados que aumentaron su patrimonio y el de sus secuaces. Publique por favor la lista de sustracciones y confiscaciones para mantener vivo el espíritu arbitrario del tirano.

Vuelta de Obligado fue el hecho menos criticable de esta extensa lista de excesos cometidos por Rosas, y lo fue justamente por el coraje de unos pocos y no por la inteligencia de su gestor. Las circunstancias le fueron favorables pero por factores externos a sus designios. Este acierto circunstancial no lava el oprobio de sus errores que fueron muchos y profundos.

Una vez más los congratulo por su esfuerzo editorial y le agradezco la deferencia de publicar mi respuesta.

Cordialmente lo saluda.

Omar López Mato