jueves, 1 de diciembre de 2011

Vuelta de Obligado - Polémica Omar López Mato y Norberto J. Chiviló

 Publicado en el Periódico El Restaurador - Año VI N° 21 - Diciembre 2011 - Pags. 6 y 7  

Otra Vuelta de Obligado

Por Omar López Mato


Omar López Mato
El chiripá colorado. Juan Manuel Blanes

Me permito congratular al Dr. Norberto Chiviló por llevar adelante la publicación del periódico “El Restaurador”, medio en el que exalta la memoria de Don Juan Manuel de Rosas, personaje discutido hasta el cansancio por varias generaciones de argentinos que contemplamos el asunto desde perspectivas distintas. El Dr. Chiviló tilda, en el caso de mi artículo “Vuelta de Obligado”, a estas discrepancias como desconocimiento de “ciertas circunstancias” que detalla minuciosamente. Permítame doctor señalar con todo respeto, algunos puntos que obvia en su respuesta. A esta altura de nuestras vidas deberíamos saber que hay más de una perspectiva a las cosas y que en asuntos históricos resulta casi imposible conocer todos los detalles de los acontecimientos, ya que están tamizados por los autores e investigadores. Cuando escribí un libro sobre la Batalla de Caseros (“Las vísperas del final”), consulté no menos de diez textos, que aportaban distintas versiones de los acontecimientos. Pretender ser el dueño absoluto de la verdad en asuntos vívidos 150 años atrás es caer en el pecado de la soberbia.

El Dr. Chiviló, habla de mis “inexactitudes a designio”, mientras que omite en su texto varios hechos que echan otra luz sobre el tema de la libre navegabilidad de los ríos. Por ejemplo, no dice que la libertad de navegación había sido promovida por Artigas en 1816 (confirmada en un pacto con el Comodoro Bowels) y sancionada por el gobierno de Dorrego en Agosto de 1828. Este es un detalle no menor, más cuando Paraguay fue reconocido por los gobiernos europeos como país independiente en 1842. Más adelante volveremos sobre este tema, pero su omisión bien puede tildarse de “inexactitudes a designio” para justificar los actos de Rosas.

El Dr. Chiviló junto a otros autores afirma que Rosas nunca antepuso sus intereses particulares a los de su patria. Al parecer desconoce las cuantiosas exacciones y embargos que aumentaron los ingresos de Rosas, especialmente después de 1840, texto que adjunto, y que bien podría publicar en su periódico, justamente para evitar más “inexactitudes a designio” por parte de los defensores del tirano.

Vale decir que Rosas accedió al gobierno siendo dueño de unas 100.000 Has., propias y en sociedad, y terminó su mandato siendo dueño de 350.000 a 600.000 Has. (según distintas fuentes). El grupo de segundones que lo acompañó durante sus años de poder se convirtieron en propietarios de más de 3 millones de Has. Estos bienes no incluyen las cuantiosas propiedades urbanas, que tanto Rosas como Pacheco, Terrero y los Anchorena poseían en Buenos Aires. El mismo Palacio de Palermo, que fue en parte adquirido con sus dineros, fue arreglado, aumentado y mantenido con dineros públicos y propiedades incautadas a disidentes durante su mandato.

Volviendo al conflicto con las potencias europeas, si bien Rosas podría haber arreglado el asunto permitiendo la libre navegación como imperó en nuestro país desde 1853 (sin que nuestra soberanía se hubiese visto resentida por esta libertad), él se emperró en coartar la libertad de comercio en un río que fluía a través de países distintos y provincias confederadas, que discrepaban con el manejo administrativo de Rosas. Este prefirió encerrarse en un mundo opresivo que solo beneficiaba a la Aduana porteña. Bien señala el doctor Chiviló, el sistema de Aduana con guías y contraguías que promulgó el gobierno de Rosas pero también se debe señalar que poco se cumplía, el contrabando seguía siendo la regla en las demás provincias para sortear la pesada burocracia de Buenos Aires.

Además, si había tasas impuestas que nivelaban la capacidad competitiva de los distintos países, ¿Por qué frenar el comercio entonces? La venta de esos productos iba a dar más ingresos a la Aduana, que usted afirma que Rosas coparticipaba con otras provincias. Lucio V. Mansilla (Fuente “Negocios, Corrupción y Política” de Guillermo Vitelli) afirmó que su tío no destinó ni el 1 % de los ingresos de la Aduana a gobiernos ajenos a la provincia de Buenos Aires. ¡Ni el 1 %! ¿Cómo puede afirmar que asistió a las provincias? Acaso no es ésta otra de las mismas “inexactitudes a designio” para endiosar la gesta del Restaurador.

¿Qué hizo Rosas para defender a las demás provincias? Nada hizo para defender nuestros intereses en Bolivia. Es verdad que en el ‘39 Buenos Aires estaba bloqueado por los franceses, pero un año más tarde Rosas tenía a 10.000 hombres persiguiendo a Lavalle por el Norte del país ¿Ni entonces pudo reclamar por el territorio usurpado?

¿Nada hizo, ni un amague, para reafirmar nuestra soberanía sobre las Malvinas o en los canales fueguinos? Y ya que hablamos de las Malvinas, ¿por qué no tocamos el tema de la oferta de Rosas de cambiar las islas por la deuda del Baring Brother, o la propuesta realizada en 1848, de ceder a la misma Casa Baring la explotación exclusiva de todo el litoral atlántico? ¡¡¡Ofreció territorio nacional por plata que la nación no había recibido!!!

Usted afirma, querido doctor, que Rosas no especuló con la derrota en Vuelta de Obligado, y dígame entonces, porqué enfrentó al enemigo con solo dos mil soldados, juntados a las apuradas, negros, la mayoría, que huyeron al primer disparo. Más de cien reclutas fueron fusilados por desertar. ¿Sólo 2.000 hombres y veinte viejos cañones, más tres cadenas mal puestas es lo mejor que pudo hacer? Doctor, tamaña inferioridad se presta a suspicacias. Pocos años después juntó 25.000 hombres y sesenta cañones para defenderse en Caseros.

Me permito citar algunos párrafos de Enrique Gandia, en su prólogo a las memorias de Tomás Iriarte, que sostiene la hipótesis del auto bloqueo. “El ánimo de Rosas no llega a ningún resultado definitivo para mantener perpetuamente el estado bélico o semi bélico con las naciones extranjeras, como si este estado paranormal de crisis internacionalista le conviniese...

Alfonso de Sabio dice muy bien en “Las siete partidas”, que los tiranos buscan guerras y cuestiones de todo orden para mantenerse en el poder... El mantenimiento del bloqueo era pues un método excelente para justificar sus medidas de fuerza y su permanencia continua en el gobierno... Rosas explota la candidez del patriotismo argentino”.

Remito las fotocopias del libro (El texto es de 1947) para respaldar estas opiniones.

Sería también muy bueno que publique el texto para darle más amplitud de miras a su periódico, lamentablemente reducido a ver la amplia óptica de la historia a través de una sola lente. También vale la pena buscar y publicar el estudio de John F. Cady, de 1929 (Pensilvania) sobre las intervenciones en el Río de la Plata. Señala, por ejemplo, el arreglo pecuniario secreto al que llegó Rosas con las viudas de Lavié y Bacle, reconociendo así la culpa de sus excesos contra ciudadanos franceses. ¿Por qué el tratado Arana Mackau establecía un pago a comisionados franceses para resarcir daños a la nación gala? En su texto, Cady remarca la intransigencia exagerada que presentó Rosas en todo momento ante las propuestas para llegar a un arreglo aún desde 1839. Esto fue ex profeso, ya que el mandato de Rosas expiraba el 5 de Marzo de 1840, pero a través de “pasiones sobreexcitadas de unos y del terror de otros (logró) su reelección por cinco años, con los mismos poderes extraordinarios que había logrado cinco años antes bajo el terror mazorquero”. Es decir pudo así, fomentando el odio, lograr el poder omnímodo, sin el que no sabía gobernar. Lamentablemente este ejemplo de poder ha subsistido hasta nuestros días repitiéndose a lo largo de nuestra historia, a través de gobernantes que exacerban el patrioterismo en propio beneficio (y después devuelven las valijas confiscadas entre gallos y medianoche).

Pero yendo más al tema que nos compete, habiendo Francia e Inglaterra reconocido la independencia del Paraguay era natural que existiese una vía libre de navegabilidad y comercio hacia este país independiente y Rosas se resistía a reconocer esa independencia, consagrada de hecho por treinta años de silencio de las autoridades porteñas (incluido Rosas).

Al final la victoria le correspondió por perseverancia. La crisis política y económica europea le hizo a Francia e Inglaterra desistir de un negocio perdidoso. Se desagravió la bandera nacional, es verdad; pero también es verdad que se volvieron a oblar los intereses draconianos a la Baring Brothers. ¿Acaso la defensa de la soberanía se redujo a bloquear los barcos pero reconocer deudas espurias? Eso ¿no es entregar también nuestra soberanía por un empréstito del que solo se cobró una ínfima parte? Él bien sabía lo que estaba pasando, ya que fue socio del Banco de Descuentos. En lugar de pelear contra la libertad de comercio. ¿Por qué no denunció este negociado en el que había participado el nefasto Dr. Manuel García que se desempeñó como funcionario de su gobierno, fue suegro de su sobrina y socio en sus negocios?

Vale destacar que a partir del ‘45 en adelante, el gobierno de Rosas retuvo el metálico generado por las exportaciones desde el puerto de Buenos Aires, cancelando deudas con papel moneda emitido en Buenos Aires, que no se aceptaba en todo el país y se depreciaba rápidamente. Al continuar con esta política se granjeó el resentimiento de sus socios del interior, especialmente Urquiza, que era un hombre de negocios y veía afectados sus intereses. La codicia de Rosas terminó labrando su derrocamiento.

Quiero además aclarar un tema que usted pone en duda sobre mis afirmaciones: en el pacto de Cuadrilátero, en sus cláusulas secretas, se conviene que el ejército nacional tendría un jefe provincial cuando cruce esa provincia en particular. Este era un viejo sueño artiguista que garantizaba la “independencia relativa” de cada provincia, tal es la afirmación de Ernesto Quesada en su libro sobre las campañas al norte de Pacheco y Oribe.

Adjunto a esta nota los documentos que avalan mi posición.

Rosas sumió al país en el atraso y la ignorancia, impuso un patrón absolutista, reprimió, y mató (de a miles, doctor, de a miles) además de robar millones de pesos en propiedades y ganados que aumentaron su patrimonio y el de sus secuaces. Publique por favor la lista de sustracciones y confiscaciones para mantener vivo el espíritu arbitrario del tirano.

Vuelta de Obligado fue el hecho menos criticable de esta extensa lista de excesos cometidos por Rosas, y lo fue justamente por el coraje de unos pocos y no por la inteligencia de su gestor. Las circunstancias le fueron favorables pero por factores externos a sus designios. Este acierto circunstancial no lava el oprobio de sus errores que fueron muchos y profundos.

Una vez más los congratulo por su esfuerzo editorial y le agradezco la deferencia de publicar mi respuesta.

Cordialmente lo saluda.

Omar López Mato