jueves, 1 de junio de 2017

Soldados de la Confederación Argentina

   Publicado en el Periódico El Restaurador - Año XI N° 43 - Junio 2017 - Pag. 16 

SOLDADOS DE LA CONFEDERACION ARGENTINA


SOLDADOS DEL REGIMIENTO 6 DE CABALLERÍA DE LINEA

regimiento 6 de Caballería de Línea


Por decreto del "presidente" Bernardino Rivadavia del 10 de julio de 1826 fue creado el "Regimiento 6 de Caballería de Línea", sobre la base del que había sido el Regimiento de Blandengues. Prestó servicios en los Fuertes Independencia y Patagones, así como en la frontera sur de la provincia de Buenos Aires -Lobos y Chascomús-.

En 1826 y 1827 y bajo las órdenes del Coronel Rauch, participó en las expediciones contra tribus indias.

Producido el levantamiento sedicioso del general Lavalle contra el legítimo gobernador de la provincia el coronel Manuel Dorrego, el 1° de diciembre de 1828, este regimiento se mantuvo leal a las autoridades constituidas y el día 13 fueron derrotadas en los campos de Navarro. Al año siguiente, fueron reorganizadas como "Regimiento 6 de Caballería de Campaña".

En el año 1833, parte de sus efectivos participaron de la Expedición al Desierto a cuyo mando se encontraba Rosas, operando sobre el río Colorado.

Posteriormente formó parte del ejército de la Confederación Argentina, participando en los combates de Chascomús, Quebracho Herrado, Famaillá, Rodeo del Medio, Arroyo Grande, entre otros.

Con posterioridad a Caseros, el regimiento cambió de nombre, varias veces.

La pintura del uniforme de un integrante del Regimiento de la época federal, es obra del artista Eleodoro Marenco, que ilustró una antigua caja de fósforos de la Compañía General de Fósforos Sud Americana S.A., seguramente correspondiente a una serie a uniformes militares.

Opiniones sobre Rosas

  Publicado en el Periódico El Restaurador - Año XI N° 43 - Junio 2017 - Pag. 16 


Opiniones sobre Rosas
OPINIONES

DANIEL GARCÍA MANSILLA     

Nació el 12 de octubre de 1866 en París -Francia- donde su padre que era diplomático argentino cumplía sus funciones como secretario de la legación argentina, por ello fue inscripto en calidad de ciudadano argentino en el libro de actas de esa legación.

La familia paterna era de ascendencia unitaria y por el contrario fue federal la materna, ya que era sobrino nieto de Juan Manuel de Rosas y nieto del guerrero de la Independencia y héroe del combate de Vuelta de Obligado, Lucio Norberto Mansilla.

Cursó sus estudios en Francia diplomándose en la Escuela de Ciencias Morales y Políticas de París, para completar los mismos en la Universidad de París -La Sorbonne-.

A los veinte años ingresó en el servicio exterior de la Nación, realizando una notable carrera diplomática, que duró 52 años, habiendo cumplido funciones en diversas jerarquías en las representaciones en Italia, Alemania, Brasil Suiza, Francia, la Santa Sede, siendo también embajador en Paraguay, Perú y Ecuador, la Santa Sede y España.

Siendo embajador en España, en los primeros días de iniciada la guerra civil española, hizo respetar el principio humanitario del derecho de asilo con respecto a refugiados y perseguidos políticos que habían buscado amparo bajo el pabellón nacional en su residencia en la villa turística de Zarauz -sobre el mar Cantábrico-, en la provincia de Guipúzcoa y posteriormente también hizo respetar ese principio en la capital de España.

Incursionó en la poesía y el teatro y escribió unas memorias sobre su vida diplomática y sobre su familia que tituló Visto, oído y recordado (Editorial Guillermo Kraft Limitada, Buenos Aires, 1950), también fue autor de innumerables artículos sobre literatura, arte, crítica y filosofía, habiendo dictado innumerables conferencias.

Fue un católico practicante y después de quedar viudo en 1944 y sin descendientes, decidió brindar su vida a Dios; solicitó al Papa Pío XII una autorización especial para ser sacerdote, sin haber cursado el seminario, lo que le fue otorgado en 1953 ejerciendo el sacerdocio hasta el momento de su muerte ocurrida en Buenos Aires en el año 1957. 

En el libro mencionado precedentemente, así opinó sobre su tío abuelo:

"A poco de la caída de Rozas, hallábase nuestro amado país, profundamente desquiciado y obligado a enfrentarse con enormes problemas de suma urgencia; lejanas provincias con intereses creados, imantadas por la poderosa atracción comercial y social de naciones vecinas, que ponía en serio peligro la unidad nacional, hasta entonces mantenida con mano de hierro.

Era todavía escasísima nuestra población total, perdida en medio de espacios inmensos; pequeños grupos, amenazados en sus comunicaciones por indios salvajes que atacaban periódicamente las diligencias, robaban las haciendas en las estancias y se llevaban rehenes y mujeres. En cierta escala, don Juan Manuel había intentado ganárselos lealmente por las buenas, interesándolos en sus hábiles trabajos de campo, asociando a no pocos a determinadas faenas que les agradaban. Su abuelo materno, acomo el hijo mayor, haan sido ambos cruelmente asesinados por aquellos bárbaros en el importante establecimiento llamado el Rinn de López, que aún conservaba su madre, doña Agustina López de Osorno, y que él mismo dirigió más tarde con gran acierto durante algún tiempo, ,antes de establecerse por su cuenta, trabajando con férrea voluntad. Procuró don Juan Manuel atraer a aquellos hombres a la civilización; aprendió su lengua y escribió con su puño y letra un interesante vocabulario y una rudimentaria gramática de la jerga, a fin de poder comunicarse con ellos directamente, sin intermediarios, y ganar así su estima y confianza; establecer pactos y convenios claros, cosa que logen gran parte. Semejante política, razonable y cristiana, dio mejores resultados por cierto que el exterminio liso y llano preconizado en los Estados Unidos por el Indian Department...".

El Restaurador cruza el Atlántico

  Publicado en el Periódico El Restaurador - Año XI N° 43 - Junio 2017 - Pag. 15 

  

"El Restaurador" cruza el Atlántico


El día 26 de abril ppdo. recibí un correo electrónico que me mandó el Dr. Daniel Manuel Castelli, cuyas palabras fueron un halago a la tarea que se realiza desde estas páginas, que día a día rinde sus frutos.

El correo decía así:


"Estimado Dr. Norberto Chiviló

De mi mayor consideración:

                                                A través de este medio, le solicito tenga a bien concederme el privilegio de enviarme las ediciones de "El Restaurador", que Ud. tan noblemente ha creado y dirige, con el sólo propósito de extender la divulgación en Europa , principalmente en España.

                                                 Al respecto, debo manifestarle, que viajaré al viejo continente el día  10 de   Mayo del corriente en el carácter de Embajador Cultural y Artístico designado por la Cancillería Argentina por cuarta vez. La estadía, en esta oportunidad, es de un año aproximadamente; y este es el motivo principal de la solicitud.

                                                Aprovecho la oportunidad, para enviarle un fuerte abrazo, y que Dios lo siga iluminando para que  continúe con esta enorme labor.

                                                 Le saludo cordialmente

                                                              Dr. Daniel Manuel Castelli  


De acuerdo a lo solicitado, se le enviaron al Dr. Castelli la versión en PDF de los 42 números editados, a fin de que el Doctor pueda extender la divulgación entre los argentinos residentes en el viejo continente.

Si bien ya agradecí en ese momento al Dr. Castelli su deferencia, lo vuelvo a hacer ahora en forma pública.

                                                           Norberto Jorge Chiviló

Algo más sobre el cruce de los Andes

  Publicado en el Periódico El Restaurador - Año XI N° 43 - Junio 2017 - Pag. 15 

 

Algo más sobre el cruce de los Andes


Por la falta de espacio en nuestra anterior edición dedicada al cruce de los Andes por el Ejército al mando del general José de San Martín, no se pudieron publicar las notas intercambiadas entre el jefe patriota y el gobernante realista de Chile, Marcó del Pont. 

Como nos parecieron interesantes y poco conocidas esas comunicaciones, las publicamos a continuación.


Decía la carta de San Martín:

Consecuente a órdenes de mi Gobierno, tengo el honor de acompañar a V.S. para su conocimiento, un ejemplar de la Acta celebrada por el Soberano Congreso Nacional de estas Provincias, declarando nuestra Independencia.

El pliego se conduce a V.S. por mi Ayudante de Campo, Sargento Mayor don José Antonio Álvarez Condarco.

Dios guarde a V.S. muchos años. Cuartel general de Mendoza, diciembre 2 de 1816


Así le contestó Francisco Marcó del Pont:

He puesto en ejercicio toda mi urbanidad y moderación para no devolver a V.S. su carta del 2 del corriente, y Acta del Congreso de Córdoba que acompaña para mi conocimiento, tanto por ser el complemento del más detestable crimen, cuanto por tenerlo anticipado en correspondencia pública del Janeiro y no ser asunto oficial. Así estimo por frívolo y especioso [engañoso] este motivo, para la venida de su parlamentario: esto me obliga a manifestar a V.S. que, cualquiera otro de igual clase, no merecerá la inviolabilidad, y atención con que dejo regresar al de esta misión, y que puede V.S. prevenir a su gobierno de Buenos Aires, de cuya orden me dice ha dado este paso, que la contestación de su pretendida independencia será tan decisiva para las armas del y por el poder de la España, como la de otros países rebeldes de América, ya subyugados; sirviendo igualmente a V.S. de inteligencia, que no he podido dejar de condenar ese monumento de la perfidia y la traición, a ser quemado por mano del verdugo en la plaza pública a presencia de las valientes y fieles tropas de mi mando, que llenas de indignación y entusiasmo ha jurado en el acto con repetidas aclamaciones de VIVA EL REY, vengar el horroroso insulto hecho a su soberanía a imitación de lo que han ejecutado sus hermanos de armas en otros puntos de América, según deducirá V.S. de los impresos que acompaño.

Dios guarde a V.S. muchos años. Santiago de Chile, 13 de diciembre de 1816.

Reportaje a Eriberto Peralta

  Publicado en el Periódico El Restaurador - Año XI N° 43 - Junio 2017 - Pags. 12 a 14 

Reportaje a Eriberto J. Peralta

El día 4 de mayo ppdo. me encontré con Eriberto Peralta en una cafetería de Villa Ballester, para conversar sobre temas que a ambos nos interesan, principalmente la historia nacional y la de nuestra ciudad.

Charlar con Eriberto, que fue fundador y primer presidente del Instituto Juan Manuel de Rosas de General San Martín, con su prodigiosa memoria -que es para envidiar- siempre es un placer. A sus 92 años -parece que tuviera muchos menos- es un ejemplo de vida.

Decidí hacerle un reportaje, para que todos los lectores lo conozcan y sepan también algo más del San Martín de la mitad del siglo pasado.

Norberto J. Chiviló

Instituto Juan Manuel de Rosas de San Martín


Chiviló - Eriberto, tengo entendido que Ud. vivió muchos años en San Martín, ¿nació aquí?

Peralta - Nací en Rosario en el año 1924 y a raíz del traslado de mi padre que era ferroviario, vinimos a vivir en el año 1938 a Villa Diehl, lo que ahora es Villa Maipú. Vivimos en una casa que era de mis abuelos en la calle Ituzaingo, hasta el año 1955 en que con mi familia nos mudamos a Hurlingham, lugar en el cual vivo en la actualidad.

¿Siempre fue rosista?

- En realidad, no. Fui educado allá en Rosario y luego aquí en Buenos Aires en el Colegio Nacional Sarmiento, en el antirrosismo, con lo que se llamó la "historia oficial". Nos llenaron la cabeza de cuentos, como que a las mujeres le pegaban en el pelo la divisa federal con alquitrán, o aquella otra que la Mazorca por la calle perseguía y degollaba a la gente. En esos momentos, para mí, Rosas era un monstruo. Estudiábamos con los libros de Grosso, Vicente Fidel López y nos hacían leer "El Matadero" de Echeverría y "Amalia" de Mármol, entre otros. Pero allá en Rosario, una vez, un profesor de historia, llamado Dardo Corvalán Mendilaharzu, nos dijo a los alumnos: "Pero Uds. no saben nada de historia" y también nos comentó que la historia que nos habían enseñado, había sido falsificada y estaba toda plagada de mentiras.

Y como fue, que con todo ese bagaje negativo hacia Rosas, Ud. se acercó a la verdad histórica.

- Aquellas palabras de Corvalán Mendilaharzu, habían provocado una duda sobre todo lo que había aprendido sobre Rosas y un día, a fines de 1940, caminando por el centro de Buenos Aires, pasé frente a una vieja casona de la calle Perú N° 359, que según me dijeron después había sido propiedad de la familia Dorrego, que en su frente tenía una placa que decía "Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas". La puerta estaba abierta y miré con curiosidad. Había una escalera de mármol de Carrara y me decidí a subir, con aquella curiosidad de todo adolescente.  Al final de la escalera, me encontré con un salón inmenso, convertido en biblioteca. En el lugar se encontraba un señor mayor que me atendió, que se llamaba Manuel Vizoso Gorostiaga, a quién le transmití algunas de las dudas que tenía sobre la historia de nuestra patria y señalándome la biblioteca, me dijo: "Mire m'ijito, allí tiene todo lo necesario para informarse. Se tiene que hacer socio de este Instituto, paga un peso como cuota mensual y tiene todos estos libros a su disposición". Así me hice socio y recibí un lindo diploma, que lamentablemente años después extravié. Llegué a tener cierta amistad con Vizoso Gorostiaga.

¿Cómo siguió esa amistad?

- Evidentemente le caí simpático a Vizoso Gorostiaga, ya que me invitó a concurrir al Archivo Histórico Nacional, ubicado en la Av. Leandro N. Alem al 100, donde él tenía un alto cargo, no recuerdo si era el Director o algo parecido, pero tenía un cargo muy importante. Yo trabajaba en la gerencia de los Ferrocarriles, a pocas cuadras de allí, en Bartolomé Mitre y 25 de Mayo y al mediodía en el horario del almuerzo, me corría al Archivo, donde él me mostraba diversos documentos, entre ellos, y uno de los más importantes, la carta de la Hacienda de Figueroa que Rosas le mandó a Quiroga cuando este se encontraba en viaje hacia Tucumán y que llevaba en su chaqueta cuando fue muerto en Barranca Yaco, por lo cual la carta estaba manchada con la sangre de Facundo; también me mostró una carpeta que contenía las cartas intercambiadas entre Rosas y quien había sido su ministro Roxas y Patrón, entre otros interesantes documentos que pude ver y apreciar. Ese lugar era frecuentado por escritores e historiadores tomando notas y examinando documentos y así Vizoso Gorostiaga, me decía: "Ve a ese Señor, es Enrique de Gandía" y así con Levene y otros personajes.

¿Cómo se relacionó con otros jóvenes de aquí en San Martín?

- En los primeros días de marzo de 1946 me enteré que en la Iglesia parroquial de Jesús Amoroso de San Martín, se iba a oficiar una misa recordatoria de Rosas y luego también se le haría un homenaje en la plaza de San Martín, que estaba enfrente, separada en aquél entonces del Templo, por una calle. 

Por supuesto que concurrí a la misa y al acto, que se realizó junto al monumento al Gral. San Martín y se depositó a su pié una ofrenda floral. Allí conocí a otros jóvenes de la zona: Jaime Tristán González Polero y Gabino Peláez, entre otros. Les referí mi identificación con el ideario nacionalista y revisionista y mi pertenencia al Instituto Rosas de la capital -muchos de cuyos socios también habían concurrido al acto- e informándoles que junto a otros vecinos de Villa Diehl habíamos formado una biblioteca llamada "17 de octubre", donde habíamos reunido gran cantidad de libros sobre política e historia.

Instituto Juan Manuel de Rosas de San Martín
De izq. a der. Prof. Jorge O. Sulé, Jaime T. González Polero
 y Eriberto Peralta

Al día siguiente recibí una invitación de ambos, para encontrarnos en la casa de González Polero, para conversar e intercambiar opiniones sobre historia y política nacional. Ese fue el comienzo de una ininterrumpida amistad, especialmente con Jaime, acrecentada y cimentada por los mismos ideales patrióticos y el mutuo respeto personal.

¿Así nació ese grupo de jóvenes revisionistas de San Martín, a quienes en el Instituto central llamaron los "muchachos de San Martín"?

- De allí en más todos los amigos de Jaime y Peláez y los míos, constituimos un grupo entusiasta de jóvenes, amantes de la verdadera historia que nos reuníamos indistintamente en la confitería San Martín, que ya no existe, en el bar Urbión, en el Club General San Martín, todos de la zona céntrica de San Martín y también en el bar alemán que se encontraba en San Andrés en la calle La Crujía, esquina Riobamba, que ya no existe, porque en el año '62 o '63, más o menos, por la  explosión de una garrafa, destruyó todo el establecimiento y nunca más se reconstruyó y actualmente y después de 50 años, sigue baldío. Me acuerdo que en una oportunidad, invitamos a José María Rosa a disertar en el Club San Martín sobre el tema Caseros y el revisionismo histórico, que fue una brillante conferencia. Ese evento causó mucho revuelo en el vecindario, en algunos medios periodísticos de la zona e incluso entre las autoridades del mismo Club, pues la palabra "Rosas" era mala palabra en aquél entonces. Tengamos en cuenta que en aquellos momentos San Martín, era un pueblo y no la gran ciudad que es hoy.

Tengo entendido que Ud. fue uno de los promotores de la creación del Instituto Rosas o una filial en San Martín.

- Sí, a raíz de aquella conferencia del Dr. Rosa en el Club San Martín, y viendo el disertante y algunos miembros del Instituto de capital, que habían concurrido al evento, del gran entusiasmo que teníamos aquellos jóvenes de San Martín, nos instaron e invitaron a la creación de una filial.

¿Cómo siguió la cosa?

- Después de algunas reuniones que mantuvimos entre nosotros, se propuso que un pequeño grupo se entrevistara con los miembros de la Comisión Directiva del Instituto de capital, para tratar de concretar la idea. Para intervenir en tal entrevista fui elegido junto con González Polero y Peláez. El encuentro fue un gran momento emocional para los tres, ya que ser recibidos por el presidente Julio Irazusta, por el secretario Vizoso Gorostiaga y demás directivos como Antonio Villamil, Alberto Contreras, Alfredo Ortíz de Rozas y Julio César Corvalán Mendilaharzu, significó para nosotros no solo un gran honor, sino también un espaldarazo y nos dieron la consiguiente autorización para constituir en San Martín la Filial del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. La filial San Martín, fue la primera que tuvo el Instituto. Después se crearon otras en distintas ciudades y pueblos de nuestro país.

¿Cuándo se concretó la fundación de la nueva Filial?

- La reunión constitutiva la realizamos en el domicilio de Ubaldo Verón, encontrándose presentes también Héctor Juan Pedroza, Gabino Peláez, Jaime Tristán González Polero, Ángel Gentile, Francisco Gerasi, Carlos Bañuelos, Ernesto Lacalle, Ricardo Lazarini, Ricardo E. Pedroza, Horacio Conde, Eliseo Torreira, Guillermo Bigand, José Barrientos, José García Montes, Roberto Fenelli, Juan Camalet Le Noble, Antonio Beato, Jesús Olguin, Jorge F. Perrone, Marianelli, Vicuña, Paganotti, Olsen, Pardo, Gorno y yo.

Jaime González Polero
González Polero y Jorge Perrone
Era el mes de junio de 1947. Dentro de poco tiempo se cumplirán los 70 años de aquel acto fundacional… Por consenso se constituyó la siguiente Comisión Directiva: A mí me designaron Presidente, Vicepresidente: Héctor Juan Pedroza, Secretario General: Jaime Tristán  González Polero, Prosecretario: Francisco Gerasi,  Tesorero Juan Camalet Le Noble, Protesorero Ricardo E. Pedroza, Vocales: Gabino O. Peláez, Ricardo Lazarini, Jorge F. Perrone, Ubaldo Verón, Jesús Olguin, Ángel Gentile, Carlos Bañuelos y Ernesto Lacalle.

¿Cómo fue de allí en adelante la relación de Uds. con el Instituto?

- González Polero y yo establecimos un contacto permanente  con el Instituto central, recibiendo un apoyo permanente de todos sus integrantes, destacándose Vizoso Gorostiaga, que nos tomó un real aprecio, considerándolo nosotros como un padrino de nuestra Filial, pero desgraciadamente a los dos años falleció y ello nos privó de su valiosa amistad.

Tengo entendido que la Filial, tuvo un local en el centro de San Martín para el desarrollo de las actividades, ¿fue así?.

- Nuestra Institución fue creciendo con la incorporación de otros asociados como Mario Freire, José María Ramallo, Marcelo Barros, Gutiérrez del Castillo, entre los que ahora recuerdo. Estábamos en la búsqueda de un espacio físico para desarrollar nuestras actividades, cuando un amigo de González Polero, el Sr. Anacarsis Hidalgo, entusiasta colaborador de nuestras inquietudes juveniles, que era el dueño de una vieja casona ubicada en la calle San Lorenzo N° 172, que se encontraba desocupada, nos la ofreció sin pedirnos nada a cambio, en un gesto de patriotismo y propio de su generosa naturaleza. Se imaginará la alegría de todos nosotros. Quiero destacar la actitud ejemplificadora de Anacarsis, frente a situaciones discordantes de logreros oportunistas, que nunca faltan en las Instituciones, perjudicando los ideales sustentados.

¿Qué pasó cuando recibieron la casa?

- Cuando tomamos posesión de la casona, todos trabajamos con gran entusiasmo para ponerla en condiciones digna de ser la sede de nuestra Institución. Con gran ahínco y a pulmón realizamos trabajos de limpieza, albañilería para refaccionarla, pintura y el gran salón que tenía la propiedad se empapeló con los colores federales. En ese gran salón, en el cual realizábamos nuestras reuniones, también era utilizado en las conferencias que dábamos algunos de nosotros y miembros del Instituto de la capital, como José M. Rosa, Vizoso Gorostiaga, Julio César Corvalán Mendilaharzu, Juan Pablo Oliver, Suárez Caviglia, Mario César Gras, Ramón Doll y muchos otros, cuyos nombres escapan a mi memoria, que nos dieron charlas y conferencias de valía, que honraron a nuestra Filial con su invalorable presencia.

He leído en alguna vieja Revista del Instituto central, que se hacían actos en la plaza central de nuestra ciudad.

- Sí. Nuestra actividad no se terminaba puertas adentro de nuestra sede, sino que tratamos de llevarla a cabo también en ámbitos públicos. Muchísimos de los actos los realizábamos en la Plaza de San Martín, que se caracterizaban por contar con fervorosa adhesión de nacionalistas conocedores de la verdadera historia, con el agregado de algunos vecinos que se acercaban al palco, para lograr alguna información histórica. También quiero señalar que otros muchos vecinos curiosos, nos observaban  a la distancia desde donde estaban la confitería San Martín y el bar Urbión, sin animarse a participar directamente del acto por el prejuicio que existía sobre la figura de Rosas, pero que por primera vez escuchaban en San Martín, un relato histórico muy distinto al que habían recibido hasta ese entonces, producto de la imposición ideológica por los vencedores de Caseros y Pavón. Quiero destacar también que el Padre Clóvis Fernández Mendoza, cura párroco de la Iglesia, editada un pequeño semanario parroquial y en el mismo aparecía la noticia sobre los actos que realizábamos.

¿Cómo mantenían desde el punto de vista económica la actividad de la Filial?

- En realidad toda la actividad que desarrollábamos era onerosa y se sostenía con el aporte voluntario de los miembros que formábamos la Comisión Directiva y el de los asociados y simpatizantes. El mayor desembolso económico consistía en los gastos de imprenta por la confección de volantes, comunicados, invitaciones, etc. y para ese cometido recurríamos a la imprenta de Alberto Contreras, quien como un amigo nos entregaba el trabajo solicitado en tiempo y forma, sin importarle si le abonábamos el total del costo, asumiendo él generosamente,  las diferencias que nosotros no podíamos completar, demostrando su altruismo y también su compromiso con la causa que compartíamos. Vaya mi reconocimiento hacia tal amigo.

Alguna vez en alguna charla anterior Ud. me contó que habían participado de un importante Congreso Federalista de Historia.

- Sí, así fue. Tuvimos la grata noticia de ser invitados, seguramente por la gestión de Vizoso Gorostiaga, a ese un Congreso que se realizó en la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz. Eso fue a fines de los años '40, si mal no recuerdo. En representación de nuestra Institución concurrimos González Polero y yo, participando de las deliberaciones, no obstante lo onerosos que era en aquellos momentos para nosotros los gastos de viaje y estadía. Fue una experiencia muy linda y provechosa. Conocimos a escritores e historiadores muy importantes.

Alguien me dijo que por aquellas épocas alguna calle de la zona llevaba el nombre de Rosas. ¿Puede darme algún dato de ello?.

- Recuerdo que alguien nos comentó que en San Andrés, existía una calle o una cortada, no recuero bien, que llevaba el nombre de Juan Manuel de Rosas, pero que no tenía ningún cartel que así lo indicara. Después de corroborar la información y comprobar que ello era cierto, surgió la idea de encargar una placa que indicara el nombre de esa calle y ponerla en el lugar, lo que hicimos en un acto que contó con gran concurrencia de vecinos. A los pocos días manos intolerantes y depredadoras cubrieron la placa con alquitrán y al poco tiempo más la hicieron desaparecer.

Cuando a principios de la década del '60 yo era estudiante secundario en el Colegio Nacional Tomás Guido, nunca ví ni me enteré que el Instituto Rosas tuviera una sede en la ciudad, a la cual hubiéramos concurrido con otros amigos, con los cuales estábamos descubriendo cual era la verdad histórica, ¿Qué había pasado, con aquella sede de la calle San Lorenzo?

- Bueno… en esos años ya no había ninguna sede. En el mes de setiembre de 1955 con motivo de la llamada Revolución Libertadora que derrocó al gobierno constitucional del Gral. Perón, un comando civil tomó por asalto la casona que era nuestra sede en la calle San Lorenzo, llevándose todo lo que encontraron, cargándolo en un camión del ejército que los apoyaba. Se llevaron todo lo material, pero no pudieron llevarse nuestras convicciones, que continuaron en pie tras la adversidad. Ello, por razones obvias produjo la disgregación del grupo. En ese año, yo me mudé a Hurlingham y González Polero, cargó la mochila itinerante del Instituto Juan Manuel de Rosas de San Martín, llevando sobre sus espaldas la noble misión de la reconstrucción anhelada. Pasaron muchos años de inciertas perspectivas, pero nada ocurre en vano en el largo camino recorrido. Gracias a las gestiones realizadas principalmente por Jaime, se logró que la Municipalidad comprara la casa que había sido de Rosas, ubicada en la calle Diego Pombo, casi Ayacucho, de San Andrés, donde en la época de la Confederación, Rosas había establecido la comandancia del ejército y que ahora allí funcione el Museo Regional "Casa de Rosas". Fue un verdadero logro. También Jaime reorganizó nuevamente el Instituto de Investigaciones Juan Manuel de Rosas de Gral. San Martín, siendo su motor hasta su fallecimiento. Él dejó el testimonio de una generación, que allá hace 70 años, inauguraba en San Martín, una nueva visión de la historia nacional.

Eriberto, le agradezco todos estos datos que me ha transmitido y que también les permitirá a los lectores de "El Restaurador", conocer algo más de la actividad cultural y de esclarecimiento histórico que en nuestra Ciudad, llevaron a cabo todos Uds. hace ya tanto tiempo atrás, pero que ha dado fecundo fruto, pues si bien hay mentes obtusas que no quieren ver la realidad de los hechos ocurridos en nuestra historia, les ha permitido a muchos otros conocer la verdadera historia, sin mentiras ni falsificaciones. Como argentino y sanmartinense y por esa patriótica tarea, le doy las gracias.

- Amigo Norberto, para concluir esta entrevista, que le agradezco infinitamente, permítale expresarle, evocando a todos los que integramos la cruzada revisionista de la historia en 1947, el reconocimiento por continuar con la noble misión de difundir desde su periódico, el más preciado galardón que pueda tener una Nación Soberana: el conocimiento de su verdadera historia.

Mucho le agradezco su reconocimiento y que Ud. me considere su amigo, para mí es un alto honor.

Guerra de Malvinas - A 35 años de la...

 Publicado en el Periódico El Restaurador - Año XI N° 43 - Junio 2017 - Pags. 9 y 11 

A 35 años de la guerra de Malvinas - Mi vivencia 

por el Vicecomodoro (VGM) Ramón Galván


    Salta, 1° de mayo de 2017.

Hoy en el mundo se conmemora el día del trabajo al igual que en nuestro país, pero hoy también en la República Argentina recordamos un hito extremadamente importante como lo es el BAUTISMO DE FUEGO DE LA FUERZA AÉREA ARGENTINA.

La Fuerza Aérea a la cual pertenezco, junto con el Ejército y la Armada, forman las Fuerzas Armadas de nuestro país.

El Ejército Argentino nace con la Patria el 29 de mayo de 1810 (1) y la Armada Argentina el 17 de mayo de 1814 (2).

Ambas fuerzas nacieron en los tiempos de la Revolución de Mayo o sea que en sus comienzos habían demostrado su bravura y vocación de defender a la incipiente Patria.

Luego del primer vuelo de los hermano Wright, el 17 de diciembre de 1903, se inicia en el mundo el desarrollo de la aviación. En la Argentina dos precursores, don Aarón de Anchorena y el Ing. Jorge Newbery impulsaron la creación del Aeroclub Argentino en el año 1908. Como primera prioridad tenían la de incorporar la aviación militar al Ejército Argentino.

Así fue que el 10 de agosto de 1912 se creó la Escuela Militar de Aviación, con las firmas del Presidente de la Nación Dr. Roque Sáenz Peña y el Ministro de Guerra Don Gregorio Vélez.

Dicha escuela inicialmente comenzó su actividad en El Palomar, provincia de Buenos Aires, pero en el año 1937 y por razones de un mejor clima para el desarrollo de la actividad aérea, es trasladada a la actual ubicación en la ciudad de Córdoba.

Luego, en el año 1945, con la creación de la Secretaría de Aeronáutica por el entonces Coronel Juan Domingo Perón, la aviación se independiza del Ejército y pasa a ser una nueva Arma a la que se denomina Aeronáutica Argentina.

En enero de 1957 asume el primer Comandante de la Fuerza Aérea Argentina.

La nueva fuerza tiene un gran desarrollo y comienza a formar a sus integrantes en las distintas especialidades propias de su función.

La formación académica se centralizó en Córdoba en la Escuela de Aviación Militar, donde se forma el personal de Oficiales del Cuerpo de Comando de la Fuerza y donde luego comienza la formación de Aviadores Militares.

En esta ciudad, también se estableció la Escuela de Suboficiales, donde se forma el personal Militar Subalterno y que luego reciben la instrucción necesaria para adquirir las especialidades de Mecánicos de Aeronaves, Especialistas en Sistemas, en Armamentos, en Comunicaciones, en Seguridad y Defensa.

Más tarde también se creó en Ezeiza la Escuela de Suboficiales para adquirir las especialidades aeroportuarias y de apoyo a la actividad aérea.

Así la Fuerza Aérea Argentina fue desarrollando y perfeccionando su adiestramiento para cumplir con su misión como Fuerza Armada de la Nación, que consiste en "Contribuir a la Defensa Nacional actuando disuasiva y efectivamente, en el aeroespacio de interés, a fin de garantizar y proteger de modo permanente los intereses vitales de la Nación".

En el año 1978 la Fuerza Aérea junto con las otras dos, se alistó y preparó para encarar el conflicto armado que se avecinaba con Chile por cuestiones limítrofes.

En años posteriores continuó con la preparación de Pilotos, Mecánicos y Especialistas en los distintos Sistemas de Armas para cumplir con la misión asignada.

Guerra de Malvinas






Alf Galván (1ro de la izquierda) integrante de la "Escuadrilla PALA" al finalizar el curso de Pilotos de Ataque en IA-58 Pucará en la III Brigada Aérea en el año 1981.



Anualmente se realizaba durante el mes de octubre ejercicios operativos para evaluar la capacidad lograda cada año y así en el año 81, en ese mes, se desarrolló uno de los operativos más importantes que sirvió para demostrar cuál era el nivel operativo y la capacidad de respuesta que tenía nuestra Fuerza ante conflictos que requiriese su actuación.

Y llegado el año 82, en la Gesta de Malvinas, la Fuerza Aérea Argentina, como integrante de las Fuerzas Armadas, debía demostrar cuál era su nivel y capacidad para cumplir su misión.

Hasta ese momento, de las tres Fuerzas Armadas, la Fuerza Aérea nunca había tenido la oportunidad de cumplir con su misión de defender el aeroespacio de nuestra Nación, tanto en territorio como en el mar y enfrentar a un adversario en un conflicto armado.

Alf Ramón Galván





Los Alf Ramón Galván (izquierda) y Ernesto Pellizaro en la Base Militar Puerto Santa Cruz, en abril de 1982


        




Es por eso que el 1° de mayo de 1982 con el comienzo de las hostilidades se toma como el Bautismo de Fuego de la Fuerza más moderna de nuestro país.

Sus integrantes sabían cabalmente que tenían un compromiso personal con la Patria después de su juramento de Fidelidad a la Bandera Nacional.

El escenario era muy distinto al acostumbrado en el adiestramiento ya que el enemigo disponía de un material muy superior en cantidad y calidad de armamento, pero la causa Malvinas era la oportunidad de demostrarle al mundo que la Fuerza Aérea debía estar al nivel de las Fuerzas hermanas, que desde los albores del nacimiento de la Patria demostraron su bravura y coraje.

Particularmente desde muy chico, a los 5 años, comencé a soñar con definir mi vocación de ser aviador en aviones de combate. Es así que desde aquel tiempo los regalos de Reyes, cumpleaños, día del niño, eran aviones para armar y pasaba gran parte del tiempo haciéndolos también de papel.

Los años pasaron y desde mi Salta natal me presenté en la Escuela de Aviación Militar a probar suerte y demostrar que cumplía con los requisitos de aquel cartel que está a la entrada del Cuerpo de Cadetes y dice: "ESTO NO ES PARA TODOS, ES SOLO PARA LOS QUE TIENEN VERDADERA VOCACIÓN".

Luego de los 4 años de una intensa formación humanística, intelectual y de orden militar, continué con la formación para egresar como Alférez y Aviador Militar a la vez.

Una vez finalizada la formación en el "Nido de Cóndores", como se la llama a la Escuela de Aviación Militar, me tocó como primer destino la III Brigada Aérea en Reconquista, provincia de Santa Fe, donde realicé el curso soñado de piloto de combate en aviones IA-58 PUCARÁ.

A los 22 años, durante el año 1981 finalicé mi formación, adquiriendo la especialidad de Piloto de Ataque (el Pucará es un avión de ataque, de apoyo a fuerzas de superficie).

Y la sorpresa fue tan grande que en el comienzo de la carrera y con el bagaje de conocimientos y sumado el sentimiento que las Malvinas son Argentinas, me llenó de orgullo poder ser parte de algo que se avecinaba pero sin ninguna precisión.

El día 1° de abril de 1982 yo cumplía funciones además de Oficial de una Escuadrilla de Pucará, de Ayudante del Jefe del Grupo Aéreo de la III Brigada y fui testigo de la orden dada a la Brigada de despegar una Escuadrilla de 4 aviones IA-58 hacia el sur.

Esos pilotos llegaron a la IV Brigada Aérea de Tandil y casi sin descansar les ordenaron continuar vuelo al sur, en este caso aterrizaron ya entrada la madrugada en la X Brigada Aérea de Río Gallegos.

El día 2 de abril luego de producida la recuperación de las Islas, y después del aterrizaje del primer Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Argentina asegurando el dominio del Aeropuerto de Puerto Stanley, esa Escuadrilla de IA-58 Pucará continuó su vuelo hacia las Islas, siendo así los primeros aviones de combate aterrizados en nuestras Malvinas.

A partir de ese momento nuestras vidas (los Oficiales y Suboficiales de la Brigada) cambiaron rotundamente ya que no teníamos muchas certezas de nuestro futuro.

Personalmente tuve que hacer viajar a mi esposa que se encontraba en el octavo mes de embarazo a Salta mientras preparábamos el despliegue de toda la Unidad al Aeródromo de Puerto Santa Cruz para armar allí la Base Militar Puerto Santa Cruz.

El 14 de abril despegamos de Reconquista una Escuadrilla de 4 aviones Pucará hacia la BAM (3) Puerto Santa Cruz y allí realizamos adiestramiento que consistía en hacer patrullajes en el Mar Argentino, prueba de armamento y todas las tareas normales de una Base Aérea.

Desde esa Base, se realizaban algunos vuelos de reconocimiento a las Islas Malvinas en los días previos al 1° de mayo y eventualmente los integrantes de esta BAM éramos el reemplazo de Oficiales que conformaban la BAM Cóndor en Puerto Argentino y la BAM Darwin.

El bombardeo inglés a las 04:40 del 1° de mayo del 82, que daba formalmente por iniciada la Guerra de Malvinas, nos sorprendió totalmente ya que hasta los días previos no se sabía en verdad cual sería el resultado de las negociaciones de Cancillería, de Naciones Unidas, de los mediadores en este conflicto. Además nos interesaba conocer las opiniones de nuestros camaradas que en aquel 1° de mayo habían ya participado en acciones bélicas y era la gran intriga de saber como era enfrentarse a los guerreros del mundo.

Es por eso que el 1° de mayo del 82 la Fuerza Aérea Argentina rinde su examen ante el mundo y obtiene así su Bautismo de Fuego.

Guerra de Malvinas
Un Pucará en Malvinas

Durante el conflicto he volado 30 horas aproximadamente en el Mar Argentino y el día 28 de mayo me tocó integrar la "Escuadrilla Fierro" junto con el 1er Ten Luis Alberto Martínez Chávez y el Alf Rubén Manzur, que tenía como misión arrojar 3 bombas Napalm de 220 kgs. c/u, en la zona entre el lugar de desembarco inglés en el estrecho de San Carlos y el Aeródromo de Darwin (donde estaban los IA -58 Pucará). Esa parte de la misión no pudimos lograrla por las malas condiciones climáticas que reinaban sobre las islas en ese momento, aterrizando en el Aeropuerto de Puerto Argentino, bajo un alerta roja, ya que había una patrulla de aviones Harrier que arrojaban bombas sobre la pista, pero que no afectaron a la misma.

Este vuelo lo pude realizar porque tenía el convencimiento y además estaba cumpliendo el juramento a nuestra Bandera que realicé el 20 de junio de 1976 siendo Cadete de 1er año de la Escuela de Aviación Militar y si voy a confesar que el único miedo que tenía no era hacia los ingleses, era solo no poder conocer a mi primer hija, que no por casualidad se llama María Victoria y había nacido 12 días antes en mi querida Salta.

No puedo dejar de mencionar, que el enemigo adoptó muchas de las técnicas y tácticas que los Soldados Alados argentinos inventaron en el fragor del combate para desbalancear la superioridad tecnológica del oponente.

Sin dudas, la formación humanística, el amor a la Patria, la herencia de nuestros próceres y precursores han sido el motor que llevó a disimular las desventajas y a lograr un considerable golpe al enemigo, que en muchos casos aun hoy no reconoce.

Malvinas tiene para mí, un sentido muy especial, primero porque fue la muestra de lo que podía hacer una Fuerza joven con hombres muy valerosos, herederos de las glorias del General San Martín, como los 55 HÉROES (36 Oficiales, 14 Suboficiales y 5 Soldados) que integraban nuestra Fuerza y que quedaron como mojón de Patria en el Atlántico sur, también porque pude cumplir ese sueño de chico de ser Aviador de Combate y además que pude ser parte del llamado a defender nuestro suelo patrio.


Notas.

(1) Fecha en la cual la Primera Junta dio una proclama dirigida a los cuerpos militares de Buenos Aires. 

(2) Día en que tuvo lugar el combate naval del Buceo o de Montevideo.

(3) Base Aérea Militar.


Hace un tiempo atrás atrás, mas precisamente el 5 de diciembre de 2010, recibí un correo electrónico del Vicecomodoro Galván, en ese entonces Jefe de Relaciones Públicas y Profesor de la Escuela de Aviación Militar, en la que comentaba que había recibido el periódico “El Restaurador”, el que le había parecido interesante y me solicitaba si le podía enviar la publicación para estar en la Biblioteca de esa Casa de Estudios, a fin de ser consultado por los cadetes que allí recibían su formación militar (ver ER N° 18).

Para mí fue un honor enviarle los ejemplares de los números que tenía y posteriormente seguí enviando los que siguieron editándose.

Así nació una amistad con el amigo Galván y que se mantiene a través del tiempo.

                  Norberto Jorge Chiviló