A mediados de la década del '60 Alberto Mondragón redactó unas breves biografías bajo el título "Figuras rosistas", que fueron publicadas en distintos periódicos y revistas (Revista o períódico El Puente, Revista Doctrina, entre otras).
FIGURAS ROSISTAS
(El Puente, año 1969)
Tercera figura
JOSÉ DE SAN MARTÍN
Las relaciones entre San Martín y Rosas, relaciones
epistolares —ya que jamás se vieron, se dieron la mano o intercambiaron una
palabra— han sido ampliamente divulgadas y sería caer en repetición academista
—muy al uso sarmientesco— para probar la tesis del título de este trabajo, y
con franqueza intelectual, sin subestimar su valor en el contenido del
intercambio epistolar no recurrimos a esas cartas, pues nos sobran por otro
lado, el material probatorio de un San Martín figura rosista.
Otro argumento ampliamente valorativo es sin duda el art. 3°
del Testamento de San Martín del 23 de enero de 1844 en donde da —con moivos
muy serios— la joya histórica de sus Campañas de la Libertad Americana, el
Sable de la Independencia, a don Juan Manuel de Rosas.
Justipreciando la responsabilidad que nos compete al afirmar
que San Martín es figura rosista,la tenemos subjetivamente, es decir, lo que
dijo San Martín de Rosas y su política a personajes, compatriotas y amigos en
cartas personales y reservadas —que como fuente límpida no comprometida— da
testimonio fehaciente.
San Martín a O'Higgins (5 de abril de 1928): “…que para que
el país pueda existir es de absoluta necesidad que uno de los dos (partidos) desaparezca.
Al efecto se trata de buscar un Salvador que reuniendo al prestigio de la
victoria, la opinión del resto de las provincias, y más que todo un brazo
vigoroso, salve a la Patria de los males que la amenazan”.
San Martín a O'Higgins (13 de Abril de 1829). Al juzgar políticamente a los unitarios dice: “…los autores del movimiento del 1° de diciembre son Rivadavia y sus satélites, y a Ud. le consta los numerosos males que estos hombres han hecho, no sólo a este país, sino al resto de América, con su infernal conducta...”
San Martín a Guido (6 de abril de 1930): “Yo no conozco al
señor Rosas, pero según tengo entendido, tiene un carácter firme y buenos
deseos, esto basta, pues la falta de experiencia en el mando la adquirió (que
no es mala escuela la de mandar ese pueblo), bajo la dirección de buenos
ministros...”
San Martín a Guido (1° de febrero de 1834): “No hay una sola
vez que escriba sobre nuestro país que no sufra una irritación —dejemos este asunto—
y concluyo diciendo que el hombre que establezca el orden en nuestra Patria,
sean cuales sean los medios que para ello emplee, es él sólo que merecerá el
noble título de su Libertador”.
San Martín a Guido (30 de diciembre de 1846), refiriéndose a la intervención anglofrancesa, dice: “...la lucha que se halla empeñada nuestra Patria: de todos modos, me asiste una confianza segura, de que a pesar de la desproporción de fuerzas y recursos, el general Rosas triunfará de todos los obstáculos...”
Y sobre el mismo asunto San Martín a Guido (27 de diciembre de 1847): “... porque todas ellas se estrellarán contra la firmeza de nuestro don Juan Manuel; por el contrario, mis temores en el día son el que esta firmeza se lleve más allá de lo razonable. En fin, Dios de al general Rosas el acierto de conciliar la paz al mismo tiempo que el honor de nuestra tierra”.
Al lector cabe justipreciar si el material aportado es probatorio,
sólo restaría recomendar que:
a) Nadie —salvo San Martin— se expresó en adhesión a Rosas
con el término más afectuoso, leal y patriótico de “Nuestro don Juan Manuel”.
b) Nadie —salvo San Martin— fortificó apasionadamente a Rosas como lo testimonia Valentín Alsina a Félix Frías en carta del 9 de noviembre de 1850 al expresarle: “Como militar (San Martín) fue intachable, un héroe; pero en lo demás era muy mal mirado por los enemigos de Rosas. Ha hecho un gran daño a nuestra causa con sus prevenciones, casi agrestes y serviles contra el extranjero copiando el estilo y fraseología de aquél... Era de los que en la causa de América no ven más que la Independencia... Nos ha dañado mucho fortificando allá y aquí la causa de Rosas, con sus opiniones y con su nombre; y todavía lega a un Rosas, tan luego su espada. Esto aturde, humilla e indigna y...”
¡¡¡Para los enemigos de Rosas. San Martín era una auténtica
figura rosista!!!
Alberto A. Mondragón