sábado, 5 de febrero de 2022

Alberto Mondragón - Carlos Morel

A mediados de la década del '60 Alberto Mondragón redactó unas breves biografías bajo el título "Figuras rosistas", que fueron publicadas en distintos periódicos y revistas (Revista o períódico El Puente, Revista Doctrina, entre otras). 


FIGURAS ROSISTAS 

(Revista El Puente y Revista Doctrina N° 2 de Mayo de 1988)


Décima octava Figura

CARLOS MOREL 


Alberto Mondragón
García del Molino, Descalzi, Bacle, Monvoisin, Pellegrini, Pueyrredón, etc., pintores y litógrafos de la época de Rosas, han dejado en la tela o en impresos, de una manera u otra, reflejos de la vida y costumbres de la época, pero cabe a Carlos Morel la total y completa compenetración del ambiente social y popular del período rosista.

Nacido en Buenos Aires en 1818, desde joven ingresa en el estudio artístico del sueco Guth, y su primera y gran litografía que tituló "Usos y costumbres del Río de la Plata”, dio a Morel el espaldarazo profesional en el arte: ese álbum, muy de época, contaba ya con dos competidores inauguradores de una moda altamente representativa en Argentina y países extranjeros.

Ellos eran el inglés Vidal con su valioso "Álbum de llustraciones Pintorescas” y el italiano Pellegrini con "llustraciones Pintorescas del Rio de la Plata”.

Pero la labor de Carlos Morel supera ampliamente en estructura y temática a las citadas, probando una capacidad destacada por la interpretación de lo popular y típico de las escenas gauchescas, en el atuendo del paisano, sus costumbres y caracteísticas argentinas.

Vinculado a los jóvenes de la llamada "generación del 37", integró el "Salón literario” de tan controvertida acción cultural y política pero para Morel como para López y Planes, Sastre, de Angelis, etc. la Patria no era el "ubi bene, ibi Patria” (donde estoy mejor es mi Patria), de los Alberdi, Varela, Sarmiento entre otros unitarios. Para Morel era la Argentina gobernada por Don Juan Manuel de Rosas.

Así es fácil deducir que la figura rosista del pintor Morel haya pasado a ser un ignorado en su Patria, no así en Londres y París, donde sus exposiciones causaron asombro, pues era el intérprete nato de lo nuestro, lo descriptivo del ambiente, el revelador de un pueblo feliz, que a través de su pincel daba la nota clara y terminante de una época tergiversada después de Caseros.

Resumiendo su vastísima producción, todas de extraordinario colorido y litografías que maravillan, es la llamada serie “Grande de Ibarra" del año 1839, con ocho láminas y los temas: 1) la familia gaucha; 2) la media caña; 3) una hora antes de partir; 4) el tambo en la ribera; 5) gaucho en traje de pueblo; 6) gaucho y sus armas; 7) cacique pampa y su mujer y 8) indios pampas.

La serie titulada "Usos y costumbres del Río de la Plata" de 1845 contiene: 1) Peones y troperos; 2) el cielito; 3) camino al campo; 4) carga de Mendoza; 5) el pastoreo, la carreta; 6) parada de la tropa; 7) vista de una casa en la ribera y 8) el tambo, el lazo, todas realizadas con rara maestría para combinar en sus dibujos numerosas figuras humanas en actitudes dinámicas y naturales.

Fue también notable retratista. Sus: Rosas, Quiroga, Doña Encamación, Aldao, etc., etc., lo muestran, al decir del crítico de arte Matienzo, como "el precursor de la pintura Argentina” y el primer artista que captó el alma de los gauchos, en fin el pintar sociológico en que se inspiró José Hernández en su poema “Martín Fierro”.

Morel es el artista olvidado por el noble pecado de ser un nacional auténtico, el incomprendido por los pintores que se suceden hasta hoy incapaces de plasmar la esencia de lo telúrico.

Sobrevivió a Caseros (F. 6 de mayo de 1896 en Quilmes). Y como un sino fatalista a tantos que pasaron el 1852, Morel perdió su agilidad creadora, se debilitó moral y físicamente, ya no concurría a las pulperías, a los bailes, a los campamentos; se cambió el panorama inspirador, no tenía para captar lo que se perdió por el vértigo vengativo de los unitarios al transformar una sociedad popular, destruyendo al gaucho a cambio de una pampa gringa.

Carlos Morel será algún día el nombre que se coloque en el frontispicio del Museo de Arte Argentino, como un homenaje al artista que se inspiró en lo histórico-sociológico de la gran época de Don Juan Manuel de Rosas.

Alberto A. Mondragón