A mediados de la década del '60 Alberto Mondragón redactó unas breves biografías bajo el título "Figuras rosistas", que fueron publicadas en distintos periódicos y revistas (Revista o períódico El Puente, Revista Doctrina, entre otras).
FIGURAS ROSISTAS
(El Puente, c. 1970)
Septima figura
JUAN FACUNDO QUIROGA
Nacido en La Rioja en 1790 descendiente de alta y clara estirpe
hispánica, integra a los 20 años el famoso cuerpo de “Arribeños”. Pasa a formar
parte de los “Granaderos a Caballo” formado por San Martín en el Retiro, y a su
regreso a La Rioja en 1816 ingresa como Capitán de Milicias organizando y
adiestrando reclutas de milicianos con disciplina autoritaria —comienzo de un
signo distintivo— que lo destaca en los partes el Comandante Juan Fulgencio
Peñaloza y la “Gaceta de Buenos Aires” que lo declara benemérito al reclutar
tropas para los ejércitos de la Independencia.
Para 1819 (9 de Febrero) se produce en San Luis el criminal atentado
al gobernador coronel Dupuy, en donde QUIROGA valientemente repelió el ataque de los
prisioneros españoles, logrando abatirlos y dispersarlos. Esta acción le valió
una medalla al mérito decretada por el Congreso y por Pueyrredón, y con esta notable
actuación da comienzo para QUIROGA un lugar destacado en su provincia que corre
desde 1820 a 1826, posición indiscutida acentuada como defensor acérrimo de la
soberanía popular de “su La Rioja”.
Es de entonces que QUIROGA pasa a ser el legendario jinete de
Los Llanos, el Caudillo conductor, el intrépido montonero, en fin el patriota
que enfrenta la suicida política de los unitarios de entrega económica del
país, de su Soberanía Nacional y el avasallamiento de las autonomías provinciales;
es pues clara y definida su oposición a Rivadavia —centralista y extranjerizante—
ya que QUIROGA —federal y argentinista— opone su prestigio en la decisiva
batalla del Tala (octubre 27 de 1826) derrotando a Lamadrid y dando principio al
fin del gobierno de la “presidencia de Buenos Aires” con Rivadavia y sus
satélites.
La “Pax federal” del gobierno popular del coronel Dorrego cuenta
con su leal apoyo, creando las condiciones en el interior del país, en la
consolidación del Federalismo; más los unitarios redivivos producen un hecho histórico
(1° de Diciembre de 1828) de tal magnitud que aún perduran sus efectos y hoy se
sufre en cadena la antinomia federal — unitaria; pueblo — oligarquía; peronismo
— antiperonismo. Ese proceso abierto en el motín de Lavalle y el asesinato de
Dorrego, alinea a JUAN FACUNDO QUIROGA de La Rioja con Rosas de Buenos Aires,
López de Santa Fe, Bustos de Córdoba, Ibarra de Santiago del Estero, Heredia de
Tucumán, etc., en la gran política nacional concretada en el Pacto Federal del
4 de Enero de 1831.
Ya no descansó QUIROGA QUIROGA un lugar destacado en hasta
el fatal desenlace de su asesinato en Barranca Yaco (16 de Febrero de 1834), La
Tablada, Oncativo, Ciudadela son con toda
la enconada firmeza del caudillo riojano para hallar para su Patria la
estabilidad nacional y federal, obsesión de su pasión angustiada por las
enemigos de su Fe, su Pueblo y su Patria, pero al fin logró ver concretada y
confirmada una Confederación Argentina dirigida por Don Juan Manuel de Rosas.
Parte de ese ideario va en una de sus numerosas cartas que
elegimos para el caso: carta de QUIROGA a Rosas del 26-12-1831: “A mi pasada
por Catamarca hare que aquel gobierno autorice al de Buenos Aires para entender
en las Relaciones Exteriores e igualmente, estando ya separado del mando de las
armas exploraré cuidadosamente fa voluntad de estas Provincias del Interior, si
están o no “por el sistema que Ud. se ha propuesto para la constitución del
país, o sí están por la opinión el señor López y finalmente asegura a Ud. con
la sinceridad de mi carácter, que sea cual fuere la situación en que me hallo,
siempre seré de Ud. constante y fiel amigo, y repitiendo esta protesta con las
veras de mi afecto, le saluda y besa su mano. JUAN FACUNDO QUIROGA (A. G. N. -5-28-3-2).
Su trágico fin hizo perder a Rosas un leal amigo federa!,
fundamental para sostén de su política en las provincias interiores, que más
tarde se hizo sentir en el “Levantamiento del Norte”, mas su estampa siguió
siendo el símbolo de Peñaloza, Varela y otros, que a su sólo nombre —ayer, hoy
y mañana— mueve a los argentinos para la redención Patria.
Alberto A. Mondragón