A mediados de la década del '60 Alberto Mondragón redactó unas breves biografías bajo el título "Figuras rosistas", que fueron publicadas en distintos periódicos y revistas (Revista o períódico El Puente, Revista Doctrina, entre otras)
FIGURAS ROSISTAS
(El Puente, c. 1969)
Cuarta figura
ALMIRANTE GUILLERMO BROWN
Este irlandés argentinizado vivió lo suficiente para ver a
su patria de adopción pasar de una línea liberal directorial unitaria a la
federal nacional, siendo esta última la que conformó definitivamente su
adhesión al llamado período de Rosas.
El héroe de Juncal, Quilmes y Pozos, es en 1828 el testigo
indignado de la felonía de Lavalle y sus cofrades en el crimen del gobernador
legal, Coronel Manuel Dorrego, ya que en su carácter de gobernador delegado se
le niega autoridad, elevando su renuncia por estar “fuera de la esfera de mis
facultades”, y reafirma su posición concurriendo a las solemnes exequias del coronel
Dorrego que Rosas presidió.
Importa destacar este detalle para componer la estampa del Almirante
don Guillermo Brown en la sucesión de los hechos posteriores.
Consta documentalmente su primer paso en 1838 cuando frente
al inicuo bloqueo de Francia a la Confederación Argentina, comunica al General
Rosas ofreciéndose “..,para aceptar —son sus palabras— cualquier servicio a que
pudiera ser nombrado con el fin de salvar la dignidad del país y corresponder
cordialmente a la sincera estima que los argentinos le habían tributado”, y a
tal efecto don Juan Manuel de Rosas decide que pase a revistar en el ejército
aliado del general Oribe, al que por decreto del 30 de septiembre de 1838 en
considerandos expresa: “la necesidad de conferir el mando de la escuadra a una
persona de talento y valor reconocido”.
Su capacidad probó lo antedicho, Brown atacó y dispersó a
las flotillas enemigas en el Paraná; mas derrotado Oribe en la batalla de
“Palmar” por el general Rivera, pasó el Almirante a Buenos Aires al servicio
directo de la Confederación con el honroso, y primer caso en la Marina de Guerra
Argentina, grado de Brigadier General y Comandante en Jefe de la Escuadra de la
Confederación Argentina el 2 de febrero de 1841.
De ahí en más y en leal comprensión con el Jefe de la
Confederación, armó con la premura y diligencia con que Brown —a los 64 años—
supo resolverlo en las guerras de la Independencia y la del Brasil, la escuadra
Federal, la más importante en barcos de tonelaje y cañones para esa época y no
superado hasta 30 años después, tal el caso de interés con el primer barco a
vapor llamado “Manuelita”, escuadra tan federal que llamaba la atención por la
vestimenta original y típica de color rojo.
El dominio del estuario platino se efectivizó en acción de
bloqueo a Montevideo, de protección a las naves mercantes argentinas y cierre
de los ríos Paraná y Uruguay como ríos interiores de la Confederación Argentina
en signo de Soberanía,
Enfrentó a Coe que traicionara a Rosas, a Garibaldi —el
pirata italiano de triste recordación— a quien derrotó en “Costa Brava” el 15 de
agosto de 1842 y a los anglo-franceses entre 1843 y 1845, Todas esas acciones
le valieron el reconocimiento del pueblo argentino, quien se expresó en emotivo
recibimiento al llegar a Buenos Aires con la visita oficial de la hija del
Restaurador y señoras de la sociedad federal que le ofrecieron a bordo el
agradecimiento de Rosas y como broche de oro el Mensaje de Rosas a la
Legislatura en su sesión N° 22 el 4 de enero de 1845, en donde se dijo: “...el
invicto Brigadier don Guillermo Brown, pertenece a los defensores ilustres de
nuestra Independencia”.
Para Rosas el Almirante Brown —“viejo Bruno” como le decía
cariñosamente— era con San Martín un firme pilar en su labor patriótica, y a su
vez también lo entendió el bravo Almirante, cuando se dirige a Rosas solicitando
poner al buque insignia el nombre de “Ilustre Restaurador de las Leyes”, en su
nota oficial del 11 de Octubre de 1841 le dice: “...el General Brown ruega
encarecidamente a V. E. se permita nombrar así al buque más hermoso que jamás
ha pertenecido a la Escuadra de la República...”, “... para que sea la Capitana
de la Escuadra de la Confederación Argentina”; Rosas no acepta y al contestar
propone se ponga el de General San Martín a “quien tantos y tan valerosos
servicios debe la Causa de Nuestra Independencia”, esta honra en vida a San
Martín fue cumplimentada por el Almirante.
Cuando en viaje ofrecido por Rosas en 1848 para recordar su
país de nacimiento —Irlanda— al llegar a este país, expresa en laudatoria frase
esto que no merece comentarse por la claridad de la idea y su firme convencimiento
federal y nacional: “..la orgullosa y esperanzada tierra que acababa de dejar
—Argentina—, con el país empobrecido al que había llegado”.
Resta decir en un paralelo: Rosas-Brown, que el primero
derrotó a los anglo-franceses con su hábil y argentina diplomacia —tratados
Mackau, Southern y Le Predeur— y el segundo con valentía en el mar —Juncal,
Quilmes y Costa Brava— paralelo significativo de una Argentina plena de
Soberanía e Independencia.
Alberto A. Mondragón