viernes, 4 de febrero de 2022

Alberto Mondragón - Guillermo Brown

A mediados de la década del '60 Alberto Mondragón redactó unas breves biografías bajo el título "Figuras rosistas", que fueron publicadas en distintos periódicos y revistas (Revista o períódico El Puente, Revista Doctrina, entre otras) 


FIGURAS ROSISTAS

(El Puente, c. 1969)


Cuarta figura

ALMIRANTE GUILLERMO BROWN


Almirante Brown
Para el Almirante Brown como para el General San Martín el cono de sombra es el período comprendido entre 1830—1850, los historiadores liberales  vuelan más que corren cuando de ellos  se trata pues ambos hombres de Rosas, auténticas figuras rosistas, veían con meridiana claridad que Rosas era la Patria y por consiguiente pusieron sus talentos y sus energías al servicio incondicional de esa Argentina de 1830-1850.

Este irlandés argentinizado vivió lo suficiente para ver a su patria de adopción pasar de una línea liberal directorial unitaria a la federal nacional, siendo esta última la que conformó definitivamente su adhesión al llamado período de Rosas.

El héroe de Juncal, Quilmes y Pozos, es en 1828 el testigo indignado de la felonía de Lavalle y sus cofrades en el crimen del gobernador legal, Coronel Manuel Dorrego, ya que en su carácter de gobernador delegado se le niega autoridad, elevando su renuncia por estar “fuera de la esfera de mis facultades”, y reafirma su posición concurriendo a las solemnes exequias del coronel Dorrego que Rosas presidió.

Importa destacar este detalle para componer la estampa del Almirante don Guillermo Brown en la sucesión de los hechos posteriores.

Consta documentalmente su primer paso en 1838 cuando frente al inicuo bloqueo de Francia a la Confederación Argentina, comunica al General Rosas ofreciéndose “..,para aceptar —son sus palabras— cualquier servicio a que pudiera ser nombrado con el fin de salvar la dignidad del país y corresponder cordialmente a la sincera estima que los argentinos le habían tributado”, y a tal efecto don Juan Manuel de Rosas decide que pase a revistar en el ejército aliado del general Oribe, al que por decreto del 30 de septiembre de 1838 en considerandos expresa: “la necesidad de conferir el mando de la escuadra a una persona de talento y valor reconocido”.

Su capacidad probó lo antedicho, Brown atacó y dispersó a las flotillas enemigas en el Paraná; mas derrotado Oribe en la batalla de “Palmar” por el general Rivera, pasó el Almirante a Buenos Aires al servicio directo de la Confederación con el honroso, y primer caso en la Marina de Guerra Argentina, grado de Brigadier General y Comandante en Jefe de la Escuadra de la Confederación Argentina el 2 de febrero de 1841.

De ahí en más y en leal comprensión con el Jefe de la Confederación, armó con la premura y diligencia con que Brown —a los 64 años— supo resolverlo en las guerras de la Independencia y la del Brasil, la escuadra Federal, la más importante en barcos de tonelaje y cañones para esa época y no superado hasta 30 años después, tal el caso de interés con el primer barco a vapor llamado “Manuelita”, escuadra tan federal que llamaba la atención por la vestimenta original y típica de color rojo.

El dominio del estuario platino se efectivizó en acción de bloqueo a Montevideo, de protección a las naves mercantes argentinas y cierre de los ríos Paraná y Uruguay como ríos interiores de la Confederación Argentina en signo de Soberanía,

Enfrentó a Coe que traicionara a Rosas, a Garibaldi —el pirata italiano de triste recordación— a quien derrotó en “Costa Brava” el 15 de agosto de 1842 y a los anglo-franceses entre 1843 y 1845, Todas esas acciones le valieron el reconocimiento del pueblo argentino, quien se expresó en emotivo recibimiento al llegar a Buenos Aires con la visita oficial de la hija del Restaurador y señoras de la sociedad federal que le ofrecieron a bordo el agradecimiento de Rosas y como broche de oro el Mensaje de Rosas a la Legislatura en su sesión N° 22 el 4 de enero de 1845, en donde se dijo: “...el invicto Brigadier don Guillermo Brown, pertenece a los defensores ilustres de nuestra Independencia”.

Para Rosas el Almirante Brown —“viejo Bruno” como le decía cariñosamente— era con San Martín un firme pilar en su labor patriótica, y a su vez también lo entendió el bravo Almirante, cuando se dirige a Rosas solicitando poner al buque insignia el nombre de “Ilustre Restaurador de las Leyes”, en su nota oficial del 11 de Octubre de 1841 le dice: “...el General Brown ruega encarecidamente a V. E. se permita nombrar así al buque más hermoso que jamás ha pertenecido a la Escuadra de la República...”, “... para que sea la Capitana de la Escuadra de la Confederación Argentina”; Rosas no acepta y al contestar propone se ponga el de General San Martín a “quien tantos y tan valerosos servicios debe la Causa de Nuestra Independencia”, esta honra en vida a San Martín fue cumplimentada por el Almirante.

Cuando en viaje ofrecido por Rosas en 1848 para recordar su país de nacimiento —Irlanda— al llegar a este país, expresa en laudatoria frase esto que no merece comentarse por la claridad de la idea y su firme convencimiento federal y nacional: “..la orgullosa y esperanzada tierra que acababa de dejar —Argentina—, con el país empobrecido al que había llegado”.

Resta decir en un paralelo: Rosas-Brown, que el primero derrotó a los anglo-franceses con su hábil y argentina diplomacia —tratados Mackau, Southern y Le Predeur— y el segundo con valentía en el mar —Juncal, Quilmes y Costa Brava— paralelo significativo de una Argentina plena de Soberanía e Independencia.

Alberto A. Mondragón