REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA
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En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años.
El artículo que publicamos a continuación, salió en el diario La Prensa del 10 de junio del año 1985.
Contra la "desmalvinización"
El feriado del 10 de junio no puede ocultar la vigencia del 2 de abril
por Ivelise I. Falcioni de Bravo (*)
Ante los acuciantes problemas por los que atraviesa la Nación podría parecer ocioso demorarse en cuestiones calendarias. ¿Qué importancia tiene, en efecto, discurrir hoy en torno a la fecha definitiva en que ha de establecerse un feriado nacional?
Pero la cuestión de la conmemoración oficial de nuestros históricos derechos sobre las Malvinas, no puede plantearse en esos términos. No es el problema de elegir al azar un día u otro del almanaque, sino llegar a interpretar el significado profundo de esa determinación. El tema trasciende así, de una mera medida administrativa, para mostrar una inocultable entraña política.
Porque no es casual que a poco de asumir el actual gobierno y casi sobre el filo de la celebración del 2 de abril, se dictara el decreto 901 del 23 de marzo de 1984, por el que se trasladó el feriado nacional dispuesto at aquella fecha por la Ley 22.769, para el 10 de Junio de cada ano. En los hechos —ya que no nos incumbe juzgar intenciones— se prefirió borrar del calendario de conmemoraciones patrias una fecha hondamente sentida por la inmensa mayoría de los argentinos. El 2 de abril debía pasar inadvertido oficialmente para los pobladores no obstante que ese día se inició una gesta que puso al país a la altura de sus mejores momentos, levantó el espíritu nacional y pagó también en sangre de sus hijos el costo que hoy y siempre ha significado querer ser un país soberano.
Incomprensible
Lo cierto es que el mencionado decreto del Poder Ejecutivo, cualquiera haya sido su propósito, se inscribe en lo que ha dado en llamarse “proceso de desmalvinización” que incomprensiblemente se alienta en o sectores del país, adscriptos en forma clara a la idea de una Argentina pequeña, resignada a no alcanzar nunca el destino de grandeza al que la convocó Lugones.
No se trata por cierto de disminuir el valor histórico del decreto del 10 de junio de 1829 por el cual el gobernador Martín Rodríguez creó la comandancia política y militar de las Islas Malvinas. Por el contrario esa sabia decisión habla a las claras no sólo de la visión geopolítica de los próceres que nos dieron la nacionalidad, sino también de la continuidad de nuestros derechos sobre esas tierras australes. Continuidad sólo alterada por reiterados actos de piratería y pillaje de las potencias marítimas de entonces, coronada por la usurpación ya secular del imperio británico.
De igual manera, resulta explicable la intención patriótica de los legisladores que en 1973 queriendo honrar aquel acto de soberanía del gobernador Rodríguez dispusieron que el 10 de junio fuese feriado nacional considerándose en adelante como el “Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Islas Malvinas, Islas y Sector Antártico”.
Múltiples generaciones
Esa manifestación de voluntad del parlamento argentino que fue promulgada como la ley N° 20.561, constituye un eslabón más en una larga cadena de gestos patrióticos que encontraron en la escuela argentina su ámbito más preciado. Los miles de maestros anónimos que a lo largo de múltiples generaciones formaron a los hijos de esta nación en el recuerdo del despojo y en el sentido profundo de una justa reivindicación nacional, tienen su máximo homenaje en el sentir común de todo un pueblo que asume la causa de las Malvinas como una bandera compartida, respecto de la cual, ningún disenso es admitido. La gesta de las Malvinas se ha convertido así en uno de los pocos temas que nos unen a los argentinos.
Pero con ser válido el propósito perseguido por la Ley 20.561 al querer mantener vivo el sentido de nuestros derechos sobre los territorios usurpados, después del 2 de abril de 1982 es esta fecha la que ha quedado grabada a fuego en el corazón de los argentinos y de todos aquellos hermanos latinoamericanos pue sintieron nuestra causa cómo propia. Al querer que ese día sea el que se conmemore oficialmente, no hacemos otra cosa que sincerar la ley con los hechos. Tantas veces se ha dicho que era preciso sincerar el país legal con el país real, que consideramos a ésta como una inmejorable oportunidad para comenzar ese proceso de sana pedagogía cívica.
Comprensión de las provincias
Por otra parte, esto lo han comprendido numerosas provincias que alejadas de los tortuosos intereses que medran en la gran capital, pero muy cerca del sentir de sus respectivos pueblos han hecho una pausa en sus jurisdicciones, para conmemorar el 2 de abril, aquella gesta argentina y honrar también a quienes cayeron sirviendo nuestro pabellón. San Juan, Jujuy, Santa Cruz, Tucumán y el Territorio Nacional de Tierra del Fuego, le han indicado al resto del país cuál es el camino.
Por el contrario al disponer el Poder Ejecutivo Nacional que los argentinos paren sus actividades el 10 de junio, hace de la celebración un acontecimiento carente de vida propia que para la mayor parte de la población resulta incluso una incógnita. ¿Quién conoce acaso cuál es el contenido del 10 de junio? ¿Quién tiene presente la creación de la comandancia de 1829? Y en todo caso, aunque así fuera, ¿quién puede honestamente comprar la honda significación que tiene para los argentinos el 2 de abril frente a cualquier otra fecha que arbitrariamente pueda establecerse?
Llamar las cosas por su nombre
Siempre se ha dicho que hay que llamar a las cosas por su nombre: por eso, el día de las Malvinas es el 2 de abril y no otro que quiera inventarse.
En tal virtud y guiada por el propósito que debe estar presente en todo legislador, de aspirar a representar acabadamente al pueblo, he presentado en la Cámara de Diputados un proyecto de ley que fija el 2 de abril como “Día de la Gesta de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur”, fecha que tendrá carácter de feriado nacional.
Ese es el día que ha quedado entrañablemente unido a un firme propósito reivindicador que puso fin a más de un siglo de reclamos insustanciales. Ese es el día en que la Argentina se mostró a la altura de su historia y ese es el día en que todo el pueblo honra a los que cayeron para que la patria viva.
(*)La autora es miembro de la Cámara de Diputados de la Nación Argentina.