REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA
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Con el diario Mayoría del miércoles 20 de noviembre de 1974, se publicó un suplemento de 80 págs. con motivo de la proclamación oficial del "Día de la Soberanía", de la sanción de la ley nacional 20768/74 disponiendo la repatriación de los restos de Juan Manuel de Rosas y de la ley sancionada por la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, derogando la ley 139 del 28 de julio de 1857.
En dicho suplemento se han publicado artículos de diversos escritores e historiadores, que incluímos en este Blog.
por Arturo Sampay
Hagamos con pocas palabra la sociología de la ley de repatriación de los restos del jefe de la Confederación Argentina, entendiendo por tal el examen de la circunstancia que hizo posible — que casi forzó— a que las distintas expresiones políticas del pueblo argentino tomaran de consuno esa determinación.
La ley de la Legislatura de la provincia
de Buenos Aires que condenó sin juicio previo a Juan Manuel de Rosas fue un
absurdo jurídico y la manifestación de un odio partidista que aflora implacable
en los momentos históricos en que una clase social es sustituida por otra en el
predominio político, después de una cruenta lucha. La transformación profunda
que se ha operado en la Argentina ha determinado que la lucha actual por su
progreso social sea, esencialmente, entre otros protagonistas históricos.
En el presente, los vastos
sectores populares de la Argentina han decidido liberarse de la dependencia
económica a que son sometidos por el imperialismo, fin de promover un
desarrollo autónomo de la riqueza y la cultura como medio para efectuar
plenamente la justicia social, esto es, que todos y cada uno de los habitantes
del suelo patrio participen de los bienes de la civilización.
Esta es pues, una empresa cuyo
acabamiento exige utilizar aunadamente todos los recursos con que cuenta el
país en particular su inteligencial
Si en este preciso momento la mi
inteligencia argentina se aplicase a una lucha emplazada en el pasado, en su
totalidad o en parte considerable, estaríamos desperdiciando armas que son
necesarias para combatir al imperialismo y a la oligarquía que nos sojuzgan.
La inteligencia de los pueblos
que no tienen un gran designio que realizar se recluyen en el pasado, es decir,
las principales energías intelectuales se vuelcan al debate histórico. Y sucede
al revés con los pueblos que se lanzan a cumplir una gran misión: concentran en
ella todas sus fuerzas.
En consecuencia, la madurez política
del pueblo argentino ha obligado a que esa reparación histórica —la revocación
de una sentencia arbitraria recaída sobre Rosas y la repatriación de sus
restos— se realice sin abrir debate pormenorizado acerca de los aciertos y
concepciones políticas de Rosas y sus rivales.
Por otra parte, la conducta de
Rosas respecto de la soberanía nacional, de la cual fue un aguerrido defensor,
es un modelo de suma actualidad. En efecto, el principal instrumento para
lograr la liberación del país es una defensa cerrada de la soberanía nacional.
Comprendida ésta como la potestad suprema e incontrastable de la comunidad
política para reglar la utilización de todos los recursos que posee; a fin de
hacerlos servir a la consecución del bienestar moderno del pueblo argentino.
La lucha por la liberación es lucha por el efectivo ejercicio de la soberanía nacional frente al imperialismo. Por tanto, la soberanía nacional es todavía —para los países dependientes— una conquista de la civilización a favor de los pueblos. Pues, en suma el respeto a la soberanía significa, por el lado exterior extirpar la expoliación y contener la agresión de los Estados imperialistas manejados por los grandes monopolios multinacionales, y, por el interior crear libremente, autodeterminar las formas de vida social y los modos de utilizar sus recursos para efectuar la justicia.