REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA
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Con el diario Mayoría del miércoles 20 de noviembre de 1974, se publicó un suplemento de 80 págs. con motivo de la proclamación oficial del "Día de la Soberanía", de la sanción de la ley nacional 20768/74 disponiendo la repatriación de los restos de Juan Manuel de Rosas y de la ley sancionada por la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, derogando la ley 139 del 28 de julio de 1857.
En dicho suplemento se han publicado artículos de diversos escritores e historiadores, que incluímos en este Blog.
Hacia la Justicia
por Dermidio T. González
Dermidio T. González |
Los unitarios incitaron —el fin
era combatir a Rosas— a Bolivia para invadir el norte de la República con sus
pretendidos derechos a esa parte de nuestro país: al Paraguay para buscar
malquerencia y al Estado Oriental, cuartel general del unitarismo como punto
convergente de la conspiración, y por último al Brasil para tejer su tela de
intrigas con hábil diplomacia. Más tarde dos coaliciones con Inglaterra y
Francia que fueron las más peligrosas por el oculto plan de conquista que
tenían y que entrañaban una amenaza contra la independencia general de Améric.,
El enemigo interior aguijoneando
con sus agentes a sus parciales, sublevó a Entre Ríos, Corrientes, Tucumán,
Córdoba y otras provincias con empuje formidable.
La propaganda en la prensa y en
todas las manifestaciones de la intelectualidad fueron también un serio enemigo
de Rosas por la forma y éxito que alcanzan en la mente popular el sostén de las
ideas de esa tribuna excelsa. Los eternos conspiradores, que se exteriorizan en
Maza, la máquina infernal y la mina subterránea en la casa del tirano, fueron
siempre escarmentados sin embargo para honor y bien del futuro de la Nación.
¿Qué clase de gobernante era
Rosas, que desafió borrascas diplomáticas y el furor y la astucia de los
partidos políticos que le eran adversos?
No hay más que una contestación:
“fue sostenido por una mayoría inmensa de la sociedad argentina, herida en lo
más íntimo de sus instituciones y de su libertad.”
(de El hombre, Buenos Aires. 1906)
El Hombre, de Derminio T. González, es un libro casi inhallable.
Una curiosidad que tiene el mérito de ser, después de los libros de Adolfo
Saldías y Ernesto Quesada, el primer texto qué se ocupó de reivindicar al
Restaurador. González era correntino, nació en 1870 y fue fundador de la Unión
Cívica Radical de Santa Fe.