jueves, 30 de junio de 2022

Mayoría - Rosas y la economía - José María Rosa

REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

101 


Juan Manuel de Rosas
En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años.

Con el diario Mayoría  del miércoles 20 de noviembre de 1974, se publicó un suplemento de 80 págs. con motivo de la proclamación oficial del "Día de la Soberanía", de la sanción de la ley nacional 20768/74 disponiendo la repatriación de los restos de Juan Manuel de Rosas y de la ley sancionada por la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, derogando la ley 139 del 28 de julio de 1857. 

En dicho suplemento se han publicado artículos de diversos escritores e historiadores, que incluímos en este Blog.


LA ECONOMÍA DE LA CONFEDERACIÓN HACIA 1850

por José María Rosa  


Rosas y la economía
José María Rosa
La capital de la Confederación se había convertido —al decir de Moussy— en “un gran taller industrial”. El censo de 1853 muestra su floreciente estado. La mitad de sus maestros eran extranjeros, pero los oficiales y aprendices pertenecían al país. La primera fábrica de vapor, el molino San Francisco, quedó establecida en 1846.

Había 106 fábricas montadas (entre ellas dos fundiciones, una de molinos de viento, una de tafiletes, 8 de velas, 7 de jabones, 4 de licores, 3 de cerveza, una de billares, 3 de pianos, 2 de carruajes, además de 9 de distintos productos) y 743 talleres artesanales (110 carpinterías, 108 zapaterías, 74 herrerías, 49 tahonas de trigo, 26 platerías, 93 talabarterías, 14 lomillerías, 12 mueblerías).

Los salarios

Por la prosperidad del comercio e industria y gran demanda de brazos, los salarios de la Confederación estaban entre los más altos del mundo. Esto producía la inmigración de campesinos irlandeses y vascos, marinos y artesanos españoles y genoveses, maestros alemanes, y obreros de toda Europa.

En 1849, cuenta el periodista español Benito Hortelano en sus Memorias, se encontraba exiliado en Burdeos a causa de los motines liberales de España. Vio a unos vascos “cubiertos de boina y poncho” que tenían muchas talegas de oro. “—¿De dónde vienen ustedes? —De Buenos Aires, señor— ¿Qué tal país es aquél? —Magnífico, señor: es la tierra de promisión. —¿Qué tiempo han estado ustedes allí?— Cinco años, y hemos ganado 20.000 patacones entre los tres. —¿Pues, en qué se han ocupado ustedes? —En los saladeros, friendo grasa y desollando reses. —¿Pero en ese oficio cómo han podido ganar en tan pocos años ésa fortuna? —Como que ganábamos cinco y seis patacones diarios, que es el precio que allí se paga a los peones... Las palabras de los vascos habían producido en nosotros el mismo efecto, y todos íbamos pensando de misma cosa... si unos hombres toscos, que no conocían el idioma, que no tenían un oficio ni una industria, habían ganado en cinco años 20.000 patacones, ¿qué porvenir no se abría para los que estábamos presentes, que teníamos oficio, industria, conocimiento en los negocios y una inteligencia nada vulgar... Quedó decidido el viaje a Buenos Aires...” Las Memorias relatan la travesía y llegada al Buenos Aires de 1849. Empezó Hortelano con un depósito de trapos, después trabajó en El Diario de avisos y más tarde fundó el “El agente comercial del Plata” redondeando una regular fortuna.

En 1851 puede decir: “¿Qué me importaba España ni los recuerdos de Madrid, ni mi antigua posición, si aquí en Buenos Aires, en menos de dos añoos me había labrado una nueva y se me abría un brillante porvenir?”.

El comercio

Buenos Aires tenía 2.008 casas de comercio en 1850 y su giro superaba varias decenas de millones. “La ciudad de Buenos Aires está en estos momentos en un período de extraordinaria prosperidad”, escribe Brossard en 1850. “Si digo que la República Argentina está próspera en medio de sus conmociones —anota Alberdi en 1847— asiento un hecho que todos palpan”. Herrera y Obes confesaba el 22 de mayo de 1849: “Buenos Aires sigue en un pie de prosperidad admirable. Es hoy el centro de todo el comercio del Río de la Plata… su país (de Rosas) prospera, su poder se afirma cada día más”.

En 1846 se fundaba El Camuati, actual Bolsa de Comercio; en 1850 la Casa de Moneda descontaba documentos por 71.057.617 pesos (en 1853 bajaría a 35.034.599, aunque el peso papel decayó en relación a la onza de oro).

Estado financiero

José Antonio Terry, no obstante su militancia política, asegura en su historia financiera que “Rosas fue el fiel ejecutor de las leyes de emisiones, y seriamente económico dentro de las leyes de presupuesto. Durante su larga administración se quemaron fuertes cantidades de papel moneda y se amortizaron muchos millones de fondos públicos en cumplimiento de las respectivas leyes. Esta conducta impidió la desvalorización del papel moneda y colocó a la plaza en condiciones de fáciles reacciones en los momentos en que las vicisitudes de la guerra lo permitían. El comercio y el extranjero tenían confianza en la honradez administrativa del gobernador”.

Los fondos públicos, empréstito interno emitido a principios de 1850, alcanzaban a 53 693.334 pesos, de los que se habían rescatado 39.178.724 quedando un remanente de 14.514.610 pesos.

Firmado el convenio Southern se reanudaron los pagos parciales del empréstito Baring con 5.000 patacones mensuales girados con puntualidad.

Los gastos del presupuesto de 1850 fueron $ 56.046.352, que se cubrieron ampliamente con $ 6.220.159 papel, equivalentes a 115.000 libras al cambio del 31 de diciembre de 1850.

La cotización de la onza de oro (había llegado a su máximo en julio de 1840 con 514 pesos) estaba en enero de 1850 en 249 y terminará el año en 225.