REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA
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Con el diario Mayoría del miércoles 20 de noviembre de 1974, se publicó un suplemento de 80 págs. con motivo de la proclamación oficial del "Día de la Soberanía", de la sanción de la ley nacional 20768/74 disponiendo la repatriación de los restos de Juan Manuel de Rosas y de la ley sancionada por la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, derogando la ley 139 del 28 de julio de 1857.
En dicho suplemento se han publicado artículos de diversos escritores e historiadores, que incluímos en este Blog.
Juan Manuel de Rosas
por Carlos Ibarguren
En noviembre de 1938, cuando todavía, salvo un pequeño grupo, la mayoría del país consideraba a Rosas como al tirano sanguinario que se encargó de pintar la historiografía liberal, el escritor salteño Carlos Ibarguren, rompió la tradición con un libra cuya objetividad dejó perplejos a muchos de sus colegas. De aquel texto se extrae el fragmento que sigue.
Para realizar ese trascendental programa debía,
primeramente, prepararse y limpiarse el terreno que estaba infestado: “Hoy los
Estados están minados de unitarios, de logistas, de agentes secretos de las
grandes logias que tienen en conmoción a la Europa”. Ese era, para Rosas, el
primero y más formidable peligro que se debía aniquilar.
El movimiento liberal, que como una reacción contra el
absolutista implantado y sostenido en Europa por la Santa Alianza hizo
explosión en Francia con la revolución de 1830, se propagaba con fuego, por
todas partes, junto con la ardiente vibración espiritual del romanticismo.
La libertad, que arrebató a los románticos, fue la religión
de las logias secretas que se esparcieron por el mundo para imponerla. Los
unitarios representaron en el Río de la Plata ese movimiento liberal de ideas y
de acción. Rosas veía en ellos no solamente a oligarcas aristócratas y
ambiciosos, autores del sangriento motín de diciembre de 1828, sino a los ateos
que atentan contra la religión católica “que es la que engendra virtudes
cristianas y cívicas, que constituyen la base de la felicidad de los Estados”
** y a los revolucionarios anarquistas que destruyen el orden y la disciplina
social con sus doctrinas y principios. La tarea primordial era, pues, extinguir
a los unitarios para conseguir la paz indispensable al orden. Obteniendo esto,
vendría más tarde la constitución política del país.
(*) Carta a Quiroga de 20 de diciembre de 1834,Papeles de Rosas, T. 1, (**) Papeles de Rosas, T. 2.