REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA
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En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años.
En la edición del día 2 de octubre de 1989, el diario La Prensa, informó sobre los actos desarrollados el día anterior en la ciudad de Buenos Aires, con motivo de la llegada de los restos mortales de Juan Manuel de Rosas.
En mi bilioteca encontré solo lo publicado en la página 4, no así lo correspondiente a la tapa; seguramente esa página se encuentra traspapelada y en caso de hallarla, también la publicaré en este blog.
Si bien entonces la crónica se encuentra incompleta, poco es mejor que nada.
A continuación lo publicado en la página 4:
...forme de época, mientras la tripulación formaba al completo a lo largo de la embarcación.
El titular de la comisión pro repatriación de los restos de Rosas, Julio Mera Figueroa, y el embajador Carlos Ortiz de Rosas -descendiente del titular de la Confederación Argentina- acompañaron al atáud a bordo del “Murature”.
Llega el presidente
Tras la maniobra de amarre, el doctor Carios Menem y su esposa llegaron al pie del palco de honor en el automóvil particular que normalmente usa en sus desplazamientos, lo que agitó las palmas de los presentes que lo saludaron con efusividad.
Tras el saludo presidencial a las tropas formadas, se entonó el Himno Nacional y acto seguido el féretro fue desembarcado por los soldados que lo depositaron en la cureña, perteneciente al Regimiento 1 de Patricios, que lo trasladaría a la Recoleta.
Nuevamente veintiún cañonazos, el toque de sirenas, los honores de la formación y la banda, y sostenidos aplausos acompañaron el desembarco del féretro ante el que el embajador argentino en Francia, Carlos Ortiz de Rosas pronunció un breve mensaje.
Del embajador Ortiz de Rosas
Destacó que con la llegada de los restos de su antecesor —“se cierra un capítulo un poco triste de la historia y se abre otro lleno de perspectivas de unión nacional”.
Exaltó “este gesto de gran coraje civil” que significa el “haber tomado la iniciativa de repatriar con los honores debidos a los méritos rendidos a la Nación por nuestro antecesor” por parte del presidente Menem, a quien trasmitió “el vehemente agradecimiento” de los familiares de Rosas por haber concretado la repatriación.
Finalmente afirmó que un camino nuevo “se abre lleno de perspectivas de unión nacional, de concordia, de construir una Argentina con un futuro extraordinario y a usted señor presidente se le debe el haber iniciado ese camino”, concluyó el diplomático.
La ceremonia se cerró con las palabras presidenciales consignadas en otra parte de esta información, tras lo cual la cureña abandonó el sector portuario por la salida de la calle Viamonte, donde una doble fila de gauchos a caballo formó un cordón de honor.
El presidente Menem, su esposa, y una descendiente del caudillo siguieron los restos de Rosas en medio de los saludos del público y los gauchos ataviados con sus clásicos atuendos a la par que otros, vestidos a la usanza mazorquera, se destacaban con sus chaquetillas con faldones rojos y bombachas blancas.
Por las calles
La cureña con los restos se dirigió hacia la avenida Leandro Alem, donde, entre Tucumán y Bartolomé Mitre (a lo largo de cinco cuadras) esperó una formación, en doble cordón de honor, de gauchos a caballo, pertenecientes a las distintas agrupaciones tradicionalistas nucleadas en la Federación Gaucha Argentina, así como de los “Colorados del Monte”.
Los gauchos continuaron escoltando los restos de Rosas hasta su destino final, a través de una marcha que siguió desde allí por avenida Rivadavia, bordeando la histórica plaza de Mayo, y luego por la avenida de Mayo hasta la Nueve de Julio.
Por la avenida de Mayo y hasta su intersección con la Nueve de Julio, se formó otra partida de gauchos a caballo, también de la Federación Gaucha Argentina y los históricos “Colorados del Monte”, pero en este caso se agregó un “ejército unitario”, que rindió honores al adversario del pasado, como símbolo y testimonio de la reconciliación nacional.
En total, unos cinco mil jinetes testimoniaron su homenaje al polémico caudillo de la provincia de Buenos Aires, que desde el siglo pasado había representado el cisma entre unitarios y federales, vieja lucha que dividió a los argentinos en el camino hacia la Organización Nacional.
La caravana tomó por la avenida Nueve de Julio hasta avenida del Libertador y después por Callao, Las Heras y, finalmente, por Junín hasta el cementerio de la Recoleta.
Para sumarse a los homenajes oficiales y populares, bandas de música de las Fuerzas Armadas y de la Policía Federal interpretaron marchas militares y piezas folclóricas en diversos lugares de la capital.
En la Recoleta
Tras haber ingresado media hora antes a la necrópolis a las 14.15 finalizó en la Recoleta la ceremonia en la que los restos del brigadier general Juan Manuel de Rosas fueron depositados en la bóveda de la familia Ortiz de Rozas.
El presidente de la Nación, Carlos Menem, presidió el acto en el que se encontraron presentes su esposa, Zulema Yoma. el intendente metropolitano, Carlos Grosso, el gobernador de Buenos Aires, Antonio Cafiero; la tataranieta de Rosas, María Molinas Salas de Rivas Arguello, y miembros del gabinete nacional.
Del sacerdote Ezcurra
En la oportunidad, pronunciaron discursos el sacerdote Felipe [Alberto, es el nombre de pila correcto] Ezcurra, también familiar de Rosas, y el intendente metropolitano, Carlos Grosso, quienes compartieron el palco con Menem y el gobernador de Buenos Aires, Antonio Cafiero.
Ezcurra reclamó construir una Argentina “mirando a los valores espirituales, culturales y tradicionales de nuestra patria, y no hacia los que nos vienen de afuera, de los imperios que Juan Manuel enfrentó, sin ceder ante ellos ni un tranco de pollo”.
El clérigo, quien finalizó sus palabras rezando el Padre Nuestro, pidió “no cejar, hasta que con los escombros de este patria en ruinas sepamos edificar la Argentina grande que juan Manuel amó, en la cual soñó, y por la cual entregó su vida”.
Grosso: la bienvenida
A su turno, Grosso dio “la bienvenida” a los restos de Rosas para que “descanse en este cementerio que es síntesis de la historia que el señor presidente nos propone ahora como una continuidad única en la diversidad”.
“Aquí -dijo Grosso están Saavedra y Azcuénaga, Alvear, Soler y Brown, Facundo y Sarmiento, Alberdi, Aramburu y Eva Perón, y ahora Rosas, Toda la historia de nuestros desencuentros y también la historia de nuestras grandezas”. En la última parte, el intendente recitó un “cielito” de Bartolomé Hidalgo, donde éste poeta del siglo pasado llamaba a la unión de los argentinos.
Finalmente, el féretro fue trasportado a pulso por efectivos del Regimiento de Patricios y de Granaderos, quienes lo depositaron en la bóveda de la familia Ortiz de Rozas, morada definitiva del brigadier general. El sacerdote Ezcurra bendijo los restos, y el presidente y su esposa descubrieron tres placas alusivas.
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