viernes, 1 de junio de 2007

The Times Evacuacion de Sudamérica

 Publicado en el Periódico El Restaurador - Año I N° 3 - Junio 2007 - Pag.16 





"THE TIMES"
"EVACUACION DE SUDAMERICA"

Dos meses después de la derrota de los británicos en Buenos Aires, llegaron a Londres los partes oficiales de la capitulación de Whitelocke, dando cuenta del fracaso de la empresa. Dos días después -14 de setiembre de 1807- el diario londinense “The Times”, comentó esta nueva derrota británica en el Virreinato del Río de la Plata, en un artículo titulado “Evacuación de Sudamérica”. Los siguientes son sus párrafos principales:

“El ataque sobre Buenos Aires ha fracasado y hace ya tiempo que no queda un solo soldado británico en la parte española de Sudamérica. Los detalles de este desastre, quizás el más grande que ha sufrido este país desde el comienzo de la guerra revolucionaría, fueron publicados ayer en un número extraordinario. El ataque, de acuerdo al plan preestablecido, se llevó a cabo el 5 de julio, y los resultados fueron los previsibles. Las columnas se encontraron con una resistencia decidida. En cada calle, desde cada casa, la oposición fue tan resuelta y gallarda como se han dado pocos casos en la historia. La consecuencia fue que el plan de operaciones se frustró...”

“Los despachos son los únicos documentos por los que podemos juzgar el sistema de operaciones militares que ha sido puesto en práctica en Sudamérica, y no podemos dejar de repetir que nos parece el más extraño que ha sido nunca llevado a cabo. El comandante en jefe parece haber estado en la más perfecta ignorancia tanto acerca de la naturaleza del país que debía atravesar, como sobre el monto y el carácter de la resistencia que debía esperar. Con el propósito, suponemos, de evitar un encuentro molesto desembarca a treinta millas del lugar donde debía operar, prosigue su marcha a través de un territorio lleno de pantanos, cortado por riachuelos y, finalmente, con un ejército jadeante y exhausto se asienta frente a una plaza fortificada enteramente, en la cual, según el tenor de su despacho, «llovían sobre él metrallas desde todas las esquinas y, desde los techos de todas las casas, mosquetazos, granadas de mano, ladrillos y piedras». Bajo estas circunstancias, lo notable no es que no haya tenido éxito, sino que haya podido escapar de la dificultad en la que se hallaba envuelto, y obtener las condiciones (de rendición) favorables que le fueron concedidas. El general Whitelocke ha demostrado más talento como negociador que como comandante de una fuerza de operaciones. Si el enemigo se hubiese comportado más encarnizadamente, la totalidad de las tropas hubieran debido rendirse a discreción. Su comunicación con la flota era de lo más precaria, y en el mismo momento en que comenzaban las negociaciones eran atacados en una de sus más fuertes posiciones, la Residencia, por un cuerpo enemigo.

“Los despachos abundan en excusas por haber abandonado esta importante conquista. No podemos de ningún modo suscribir algunas de ellas. Si la hostilidad de los habitantes puede ser aceptada como una razón para no invadir o evacuar un país, entonces no hay país que no esté libre de ataque u ocupación. ¿Acaso Bonaparte, que se ha abierto camino a través de la belicosa población del continente, razonó nunca de esta manera? ¿Acaso esperó el general Whitelocke que los habitantes de Buenos Aires se pondrían espontáneamente de su lado, o que permanecerían como mansos espectadores de su duelo con Liniers? ¿Acaso la resistencia que encontró cayó sobre él como algo inesperado? ¿No debió ser prevista? ¿Ignoraba que durante varios meses se habían empleado todos los medios para excitar y organizar toda la furia y el odio del país contra él?

“Este ha sido un asunto desgraciado del principio al fin. Los intereses de la nación, así como su prestigio militar, han sido seriamente afectados. El plan original era malo y mala fue su ejecución. No hubo nada de honorable o digno en él; nada a la altura de los recursos o el prestigio de la nación. Fue una empresa sucia y sórdida...

“¿Cómo podía esperarse que estuvieran con nosotros las manos o los corazones del pueblo, si los primeros que ocuparon la ciudad se mostraron menos ansiosos de conciliarse con los habitantes que colocar fuera de peligro el botín obtenido? Había un vicio radical en el plan original que ninguna empresa posterior pudo remediar. Si los desautorizados promotores del primer desembarco hubieran dispuesto de una fuerza igual a la que ha sido ahora expulsada de Buenos Aires, el país podría estar en este momento en nuestras manos…”