lunes, 16 de mayo de 2022

Güemes

REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

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El Tradicional




En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años.

En la revista El Tradicional  N° 87 de setiembre de 2008, se publicó el siguiente artículo.  





El gaucho, forjador de nuestra independencia

Por la Prof. María Cristina Fernández


Isabel González del Solar Hernández, nieta de José Hernández, escribía el 21 de noviembre de 1972: “Martín Fierro se formó honrando la memoria de Martín Güemes, el más gaucho de nuestros guerreros, y considerando de fierro el temple del hijo de la pampa”. El texto expresa un vínculo entre el poema más importante de la literatura gauchesca y el Gral. Güemes, héroe de nuestra independencia. Independencia que no se hubiera declarado sin su accionar y el de sus gauchos, que todo lo dieron durante el largo y tortuoso camino que condujo a ella. Cuando el 25 de mayo de 1810 se formó en Buenos Aires el Primer Gobierno Patrio, la única Intendencia que apoyó la revolución y reconoció a la Junta fue la de Salta del Tucumán (entonces conformada por Salta, Tucumán, Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca y Tarija). Según el Dr. Bernardo Frías: “Su resolución fue tan heroica, que privó que muriese en su cuna la libertad”. De haberse pronunciado en contrario, todas las fuerzas del interior (desde Córdoba a La Paz) hubieran sofocado el movimiento aislado de Buenos Aires como ocurrió un año antes en el Alto Perú.

Allí comenzó a servir a la Patria Güemes, el militar salteño que adhirió a la causa de Mayo impidiendo que los rebeldes de Córdoba se unieran a los del Alto Perú. Durante once años combatió a los realistas hasta morir, el 17 de junio de 1821.


Patriotismo inclaudicable

Martín de Güemes
Gaucho de Güemes

El mayor aporte de Martín Güemes y las más grandes pruebas de su firme patriotismo las dio a partir de 1816, año crucial para nuestra historia ya que entonces la mayor parte de Sudamérica hispana se encontraba en poder realista. Sólo permanecían libres la Provincias Argentinas, Paraguay y la Banda Oriental. Mientras el Congreso sesionaba, en la Intendencia de Salta -gobernada por Güemes- se impedía el avance del invasor y España planificaba una expedición al mando del mariscal José de la Serna. Las huestes patriotas habían perdido importantes jefes en la contienda. Juan José Fernández Campero (el marqués de Yavi) había sido tomado prisionero; Vicente Camargo; Manuel Ascencio Padilla e Ignacio Warnes habían sido ejecutados en el Alto Perú. Con la moral fortalecida, los realistas se sentían invencibles luego de derrotar en Europa a las tropas napoleónicas y en América a las bolivarianas.

Ese año el director supremo Juan Martín de Pueyrredón ordenó a José de Rondeau retirar el ejército a Tucumán, dejando a cargo de Güemes la actividad, celo y defensa de las Provincias y la seguridad de ese Ejército. Entonces sus tropas asumieron el rango de Ejército al servicio de las Provincias Unidas.

De sus 6.610 hombres sólo 900 integraban la tropa de línea que cobraba sueldo, los restantes 5.710 —en su mayoría gauchos- nada percibían. Los movilizaba un patriotismo inclaudicable que los llevó a superar limitaciones y a erigirse en fortalezas infranqueables.

El fervor gaucho era tan firme que a pesar de su pobreza pusieron al servicio de la Patria además de su vida-su único caballo y las armas que tenían. En una carta Güemes decía al Gral. Manuel Belgrano en 1816: “...mi alma se estremece al verlos desnudos, hambrientos, y sufriendo el rigor de la campaña. Ya no tengo un peso que darles, ni cómo proporcionarlo, porque este pueblo es hoy un esqueleto descarnado sin giro ni comercio”.

Belgrano, desde Tucumán, le respondía: “Cómo me compadece la suerte de los infelices que están en la vanguardia. Estoy sin un medio, estoy sin un recurso; temiéndome todos los días que los hombres se empiecen a desgranar y se vayan en bandadas a donde les den algo por el trabajo que tienen”.

Tal era la gravedad de la situación que se atravesaba, después de haberse declarado la Independencia.


El escenario de la lucha

La mayoría de los combates se libró en el territorio que abarca el extremo sur de la actual Bolivia hasta el Río Juramento (de norte a sur) y desde la zona de San Pedro de Atacama, hoy Chile, hasta el departamento de Orán (de oeste a este). Según Ricardo Rojas en Salta hubo 76 batallas contra los realistas, en consecuencia su territorio quedó devastado y en la miseria. La defensa más importante fue ejercida contra José de la Serna, quien al desembarcar en Arica en 1816 anunció que en menos de un año recuperaría Buenos Aires. Según los planes de la Corona, el cargo de virrey sería ocupado por Joaquín de la Pezuela. Sin embargo, en mayo de 1817, cinco meses después de iniciar la invasión, La Serna fue obligado a retirarse.

El militar español consideraba a los gauchos indignos de enfrentar a sus tropas y los calificaba de bandidos desnaturalizados. Cuando se vio forzado a regresar al Alto Perú, la Gazeta de Buenos Aires informaba: “Se jactaban los Enemigos de que dicho regimiento era invencible, pero sería porque estaba reservado a los gauchos, humillar su orgullo”.

La Serna no fue el único jefe realista de prestigio vencido por las fuerzas gauchas, también lo fueron Joaquín de la Pezuela, José de Canterac, Pedro Antonio de Olañeta, Juan Ramírez Orozco, entre otros.


Juramento cumplido

En varias oportunidades Martín Güemes disputó el trato que debía darse a los gauchos, a quienes protegía con firmeza y afecto. A Gregorio Aráoz de Lamadrid le pidió: ...“que trate con la mayor consideración a mis gauchos y no dudo que lo hará así porque es mi amigo y porque obedecerá cuanto yo le mande, porque por mis gauchos quebraré con cuantos me los traten mal”.

A Pedro Antonio de Olañeta, quien había intentado sobornarlo subestimando a su tropa, le respondía: “Yo no tengo más que gauchos honrados y valientes. Con éstos únicamente los espero a usted, a su ejército y a cuantos mande la España. En el magnánimo corazón de éstos no tiene acogida el interés ni otro premio que su libertad”.

Martín Güemes no sólo defendió a sus hombres en el papel. Cuando gobernó la intendencia de Salta -desde 1815 hasta su muerte en 1821- adoptó medidas protectoras de gran relevancia a favor de los gauchos, en mérito a que fueron ellos los que favorecieron y sostuvieron la libertad. El mismo había jurado sostener la independencia de América y sellarla con su sangre. Y cumplió su palabra. Por eso sus descendientes, los herederos de las glorias que legara, permanecen de pie, exaltando su memoria.


Emblema de valor, símbolo de energía

La carta de Isabel González del Solar y Hernández (nieta del poeta) cita una nota de su madre (la hija de Hernández) según la cual el poeta consideraba que: “Martín es un nombre que dejó en la Historia su huella de valor y de hidalguía. Juan Martín de Pueyrredón patriota y ecuánime defensor de los derechos de sus conciudadanos y el ínclito general Martín Güemes que con sus valientes gauchos, hermano de éste que nació en la pampa, defendió las fronteras argentinas del avance español. Y este escritor, queriendo que su libro fuera genuinamente nacional, compuso ese nombre que es un emblema de valor y un símbolo de energía”.

Güemes y sus gauchos fueron un emblema de valor y un símbolo de energía. Su gesta continúa asombrando cuando se analiza el proceso independentista. En ese marco es posible que Hernández, quien escribiera su obra cinco décadas después de la muerte de Güemes, lo admirara. Quizás los lazos de parentesco que unían al poeta con Juan Martín de Pueyrredón, la estrecha relación entre Martín Güemes y Pueyrredón durante la lucha por la Independencia, la contemporaneidad entre Hernández y Pueyrredón y el conocimiento que a través de éste y otros parientes pudo haber tenido el escritor sobre la capacidad militar, patriótica y humana de Güemes, lo hayan inspirado. Quizás admiraba el valor y la hidalguía de aquél hombre que murió como lo había anunciado y por ello honró con su nombre al Martín Fierro. Así unió la memoria de Martín Güemes “el más gaucho de nuestros guerreros y el temple del hijo de la pampa”.

En momentos en que se evoca la lucha por la Independencia, es oportuno exaltar el poco conocido vínculo entre el título del magno poema y el Gral. Martín Güemes. De esa manera se honra su recuerdo.