El día 15 de julio de 2024, el director de este blog presentó en la oficina Correo de la Legislatura de Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la carta destinada a la legisladora Contadora Sandra Mónica Rey, con motivo de la presentación de un proyecto de ley, para reemplazar el nombre de la estación terminal de la linea B de subterráneos "Juan Manuel de Rosas" por el de "Monroe-Urquiza".
El mencionado proyecto de ley puede leerse a través del siguiente link:
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2024/07/proyecto-de-ley-de-la-legisladora.html
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Primera página de la nota presentada en la Legislatura de CABA para la legisladora Rey |
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 15 de julio de 2024
Señora Legisladora porteña,
Cont. Sandra Mónica Rey
De mi mayor consideración.
La verdad os hará libres
Evangelio según San Juan 8.32
El 29 de mayo ppdo., leí en La Nación la noticia publicada en la pág. 25 sobre el proyecto de ley presentado por Ud. en el cuerpo legislativo del cual forma parte (Proyecto Expte. 775/2024), cuyo art. 1, dice “Elimínese la denominación ´Juan Manuel de Rosas´ de la estación de la línea B de subterráneos e impónese la denominación ´Monroe-Villa Urquiza´ ”. También lo leí en distintos portales y medios periodísticos.
Pero antes de contestar y de expresarle mis ideas acerca del mismo, me parece, que corresponde presentarme.
Soy Norberto Jorge Chiviló, tengo el honor de haber nacido en 1947 en la ciudad que lleva el nombre del Padre de la Patria, el general San Martín, Partido del mismo nombre, provincia de Buenos Aires. En la ciudad residí los primeros cuatro años de mi vida junto a mis padres y volví en 1974 hasta 1982, ya estando casado. Cuando tenía cinco años, mi familia, se mudó a la localidad de San Andrés, (llamada Los Santos Lugares de Rosas en la época rosista) ubicado nuestro domicilio a escasas dos cuadras donde se encuentra la Casa de Rosas, actual Museo Regional, que fue la sede de la Comandancia del ejército de la Confederación Argentina, mandada a construir por Juan Manuel de Rosas a raíz del primer bloqueo francés. En ese momento de mi niñez, la casa era ocupada por la familia Comastri. En el año 1954 volvimos a mudarnos esta vez a la localidad de Malaver, Villa Ballester, a más o menos 20 cuadras de la Chacra de Pueyrredón, donde el 1° de agosto de 1806, tuvo lugar el Combate de Perdriel, que fue el primer acto de resistencia armada al invasor inglés y donde en 1834, nació –en la casona de la chacra–, nuestro máximo poeta nacional, don José Hernández y Pueyrredón. A partir de 1982, junto a mi esposa nos mudamos a Villa Ballester, donde resido hasta la actualidad, también a 20 cuadras aproximadamente de la referida Chacra histórica. Desde mi nacimiento hasta la actualidad siempre viví dentro del Partido de Gral. San Martín y también cursé los ciclos de educación primaria y secundaria en escuelas públicas ubicadas en el mismo Partido. Como sanmartiniano que soy y por ende rosista –pues no puede haber un sanmartiniano que no sea rosista– y también admirador de Hernández, puede darse cuenta porqué digo que tengo el honor de haber nacido y vivido durante toda mi vida en este Partido.
Durante mi niñez y adolescencia, estudié piano con dos profesoras en San Andrés y la ciudad de San Martín del Conservatorio Alberto Williams, recibiéndome en el año 1964, de profesor superior de piano.
Cursé estudios terciarios en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UBA, donde me recibí de procurador, abogado y escribano en el año 1972.
Trabajé en el ejercicio libre de la profesión de abogado con estudio instalado en mi ciudad natal, hasta mi jubilación en la jurisdicción bonaerense, ya que mantengo activa mi matrícula en el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal. En el año 2000 fui designado Conjuez de Primera Instancia en el Departamento Judicial de Gral. San Martín.
Desde la pre adolescencia –allá por 1959 o 1960–, a raíz de conocer la cláusula 3ra. del testamento del general San Martín, por el cual éste legó su sable a Rosas y el motivo de ello, empecé a darme cuenta o “avivarme”, que la “historia”, la llamada “historia oficial” que nos estaban enseñando en el colegio sobre el “terrible tirano”, no eran más que cuentos, o como yo la llamo: “la gran historieta”. Con el tiempo y la lectura, mi admiración por los Brigadieres Generales de la Confederación Argentina, José de San Martín y Juan Manuel de Rosas, se fue acrecentando y los considero a ambos los Padres de la Patria, el primero fue gestor y batalló por la Independencia y el segundo la mantuvo y aseguró.
En el año 1968 me asocié al Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas (Socio n° 2385). Siempre intenté saber algo más sobre nuestra historia patria y mi admiración por la figura de Juan Manuel de Rosas, se fue incrementando día a día.
En el 2004 fundé el periódico El Gran Americano. Por cuestiones que no viene al caso relatar, la Institución a nombre de la cual registré el periódico, me separó de la dirección de ese medio, que ejercí durante sus tres primeros números.
Dos años después en diciembre de 2006 fundé mi propio periódico El Restaurador, de carácter cultural histórico, de distribución gratuita y de aparición trimestral. Ese periódico (de 12 págs. el N° 1, dos de 20 págs. y los restantes de 16 págs.) se publicó en forma continua e ininterrumpidamente durante 13 años, llegando a sumar 54 números. Este medio se editó en versión papel –en blanco y negro– y en PDF –en blanco y negro hasta el N° 34 y a partir del número siguiente, en colores– que se enviaba por correo electrónico a lectores de nuestro país y de otros países (muchos de ellos del Uruguay quienes se definen como: Argentinos de la Banda Oriental). El periódico en versión papel se distribuía en mano y a través de bibliotecas, instituciones, Colegio de Abogados de San Martín, Palacio de Tribunales de San Martín y era llevado a los colegios de la zona del Ptdo. de Gral. San Martín para maestros y profesores.
Debido a las dificultades económicas y a la aparición de la pandemia del Covid 19, justo cuando publiqué el n° 54 –marzo de 2020–, no pude proseguir con esa tarea.
Avisado los lectores de tal determinación, uno de ellos ofreció hacer un blog –de lo que yo no tenía ni la más mínima idea–, donde se volcaran todos los artículos publicados y se incluyeran otros. Así nació el blog Periódico El Restaurador, que en este momento cuenta con algo más de 900 artículos.
También hace algunos años colaboro con artículos para la famosa revista Todo es Historia, fundada por Félix Luna en el año 1967.
En noviembre del año pasado Ediciones Fabro, editó mi libro Opiniones sobre Juan Manuel de Rosas. Su persona y su gobierno, donde están volcadas las opiniones de 77 diversos personajes del siglo XIX hasta la actualidad, de varias nacionalidades y profesiones u ocupaciones (historiadores, diplomáticos, militares, viajeros, etc.). Estos personajes fueron neutrales o contrarios a la persona de Rosas, omitiendo las opiniones de aquellos considerados “rosistas”.
Ahora, que sabe quién soy, pasaré a efectuar los comentarios que me merecen su proyecto.
Amor a la verdad y odio a la mentira
José de San Martín en "Máximas para mi hija"
En primer lugar me parece increíble que con los problemas que aquejan actualmente de nuestro país, Ud. se ocupe en promover este cambio de nombre, y no tenga algo más importante e interesante que proponer para mejorar la calidad de vida de los vecinos, con proyectos auténticamente positivos, que hagan al progreso de la ciudad y de la Nación. Me parece que el monto del sueldo que percibe, amerita iniciativas que sean de verdadera utilidad de la población y no como este, que tiene como solo justificativo el de sacar el nombre del mejor gobernante que tuvo la Argentina de la mencionada estación –si bien coincido en ello por los argumentos que más adelante le daré–. Pero, ¿no le parece que es hora de pensar en cosas grandes y positivas, ya que para eso el pueblo la ha votado?
Desgraciadamente estamos viendo en varios estamentos del actual gobierno al cual el pueble apoyó y sigue apoyando masivamente, peleas de palacio, de egos, cambios permanentes de funcionarios, imputaciones de traiciones, viajes innecesarios al exterior de nuestro presidente, que le cuestan al erario público muchísimo dinero en una época en la que todos debemos ajustarnos los cinturones. ¿No es momento de tomar las cosas en serio?
No crea tampoco que el pueblo ha dado un cheque en blanco indefinido al actual gobierno y si lo sigue apoyando es porque lo que vimos anteriormente fue tan desastroso y nefasto que cualquier otra cosa parece muchísimo mejor, pero no se equivoquen, porque ese yerro puede derivar en una pérdida de confianza de la población que los motive a volver a votar a toda esa canalla corrupta que tuvimos que soportar durante muchos años.
Ud. como Legisladora debería presentar proyectos que mejoren la vida de la gente, y este proyecto no va en ese sentido; la única y principal razón es sacar el nombre de Rosas de la estación. Sincérese y diga la verdad. Cualquier otra “motivación”, Ud. sabe que no es la verdadera y la población también así lo percibe. Manéjese con la verdad y no con mentiras.
Justamente en el diario La Nación de la mencionada fecha 29 de mayo, en el maravilloso artículo “¿Y si probamos con la ópera?”, autoría de Carlos Manfroni, éste se refiere a la “…a la contracultura progresista de nuestra época, al feminismo radicalizado, al desprecio a la virilidad y a la femineidad, al resentimiento colectivo, a la socialización del fracaso, al descarte de la vida, a la pulsión por la muerte y al humor cool de la sonrisa pintada … Occidente en general y la Argentina en particular padecen un síndrome de negación de la lógica aristotélica, que fue su columna vertebral, y no ven un inconveniente en la adhesión fervorosa a principios contradictorios entre sí. De ese modo, se puede sostener cualquier cosa mientras sirva a los fines de la contracultura, al desmembramiento de la familia, a la injuria a las fuerzas del orden y la defensa, a la inquisición sobre el sentido común, a la asfixia de los creadores de riqueza, al subsidio a los enemigos, a la defensa de los culpables y a la muerte de los inocentes. ¿Cuántas más veces habrá que repetir estas cosas cuando casi nadie escucha, cuando los pocos que oyen fingen sordera…?”
Interesante ¿no…?, fíjese cuantas iniciativas positivas pueden hacerse por nuestra Argentina, en su caso en la legislatura, para revertir tal estado de cosas tan bien señaladas por Manfroni y Ud. pierde su tiempo en tratar de cambiar el nombre de una estación de Subte… en fin…
Pero como Ud. está en esa onda, de cambios de nombres, más adelante le indicaré y propondré qué otros cambios de nombre podrá proponer… si se anima…
2. He notado que la mayoría de los políticos y funcionarios son bastante ignorantes en lo que a la historia patria se refiere, y cuando hablo de “ignorantes” no lo hago en sentido peyorativo, sino porque la ignoran completamente. Yo también soy ignorante en muchísimas materias, pero por lo menos no me pongo a opinar de ellas, sin ton ni son, y cuando opino de algo trato previamente de ilustrarme. Pero creo que no es el caso de los políticos y funcionarios, entre los cuales la incluyo.
El 5 de noviembre ppdo. el entonces candidato a presidente, Javier Milei, en un acto realizado en la localidad de El Palomar, se refirió al “tirano Rosas”, vencido en la batalla de Caseros por el general Urquiza y también hizo mención a Juan Bautista Alberdi. Todo ello fue dicho a los gritos y con tal liviandad y tanta ignorancia de los hechos históricos acaecidos, que como argentino, también me da vergüenza ajena, que nuestro Primer Magistrado, se refiera sobre personajes y hechos históricos, desconociendo la historia.
Ello me llevó a escribirle una carta, que presenté personalmente en Mesa de Entradas de la Casa de Gobierno el día 25 de abril pasado. Si bien recibí una notificación por correo electrónico, sobre la presentación de la misma, hasta ahora, no fue fue contestada. Le adjunto a la presente, copia de misma, para que se “avive” quienes fueron Rosas, Urquiza y Alberdi y cómo se gestó la batalla de Caseros. A lo mejor Ud. se anima a contestarla, lo cual celebraría. Pero no creo, como tampoco creo que lo haga el Sr. Presidente de la Nación.
A Ud. como a muchos de los integrantes de LLA y de otros partidos –políticos bastante improvisados, desgraciadamente, según vamos viendo diariamente, por los yerros que cometen–, solo les interesa sacar el nombre de Rosas, porque lo detestan. Y lo detestan porque nunca se tomaron el trabajo de leer historia y saber cómo gobernó este personaje histórico que como podrá leer en la carta que le envié al Sr. Presidente, fue el mejor gobernante que tuvo nuestro país –teniendo en cuenta la época en la que tuvo que gobernar y las circunstancias internas y externas de aquél momento–, en los más de 200 años de historia patria y eso se lo discuto a cualquiera. No soy petulante, vengo leyendo historia desde mi adolescencia y desde esa época me avivé de quienes eran los verdaderos próceres y quienes los falsos –personajes estos últimos nefastos a la nacionalidad argentina–.
3. En la noticia aparecida en La Nación, leí que Ud. habría dicho que Rosas “En su vida política, no hizo mucho para la ciudad de Buenos Aires”. ¿Mirá vos…? ¿Ahhh, sí…?
Ud. toma a Rosas como si fuera un personaje barrial, cuando no solo fue personaje importantísimo de la ciudad de Buenos Aires (por haber nacido y residido durante muchísimo tiempo en ella, ya como simple ciudadano, sino también como gobernante), de la provincia (ya que fue gobernador de 1829 a 1832 y de 1835 hasta su derrocamiento en 1852), de nuestra Argentina (ya que como gobernador de la provincia, tuvo el ejercicio de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina –una de sus creaciones–), de América (pues su política americanista fue respetada y admirada en todo el continente) y personaje respetado en su momento en todo el mundo, considerado a la misma altura que Washington y otros importantes personajes de la época. El chileno Andrés Bello, en carta del 30 de diciembre de 1846, le decía al representante argentino en Santiago, Baldomero García, sobre Rosas: “… cuya conducta en la gran cuestión americana le coloca, en mi juicio en uno de los lugares más distinguidos entre los grandes hombres de América…” Por todo ello y mucho más, no solo los porteños, sino todo argentino tendría que sentirse más que orgulloso de que este personaje histórico formara parte de la historia, pero bueno… nadie es profeta en su tierra… como puede advertirse después de leer su Proyecto.
En primer lugar ¿sabe cuál era prácticamente el límite de la ciudad en la primera mitad del siglo XIX?: no era la general Paz.
El límite estaba en lo que actualmente es la Av. Callao y Av. Santa Fe y por ejemplo, Palermo –fíjese Ud.– estaba en las “afueras”. En ese entonces lo que ahora es el barrio de Urquiza, no existía y era campo. Ese barrio que se fundó aproximadamente 45 años después de la caída de Rosas, pertenecía al Partido de Belgrano.
Voy ahora y para que Ud. lo sepa, a puntualizar algunas de las cosas que Rosas hizo por su ciudad:
3.1 Siendo muy joven –por no decir niño– y con 13 y 14 años, intervino activamente en la jornada del 12 de agosto de 1806 durante la Reconquista de Buenos Aires, junto a otros niños, transportando munición para un cañón; casi un año después y ya como soldado Miguelete, el 5 de julio de 1807 durante la gloriosa jornada de la Defensa de la ciudad, se destacó también en la acción. En ambos casos, su comportamiento fue reconocido por los entonces jefes militares, quienes enviaron cartas encomiosas sobre el joven, a sus padres.
3.2 En las jornadas de octubre de 1820 en los sucesos que la historia denomina la “anarquía del año XX”, Rosas como comandante general de milicias de la campaña, al frente de sus Colorados del Monte –cuerpo de caballería de cívicos, el 5° Regimiento de Caballería–, defendió a las autoridades legítimamente constituidas, luchando en la ciudad para derrotar a los entonces federales, llamados anarquistas por subvertir el orden. Allí se destacó por el orden y la disciplina mostradas por el cuerpo de caballería por él comandados (que él había creado y encargado personalmente de su formación, equipamiento y mantenimiento a su costa), que fueron la admiración de toda la población porteña, por el comportamiento correcto en la acción, contrariamente a lo que venía ocurriendo hasta aquel entonces cuando las fuerzas militares cometían contra la población civil, todo tipo de tropelías, desde robos, violaciones y otro tipo de violencias. A raíz de esa intervención se repuso a la autoridad constituida, que era el gobernador Martín, Rodríguez, quien ante el comportamiento de Rosas y sus milicianos, lo ascendió al grado de Coronel.
El ministro diplomático Chile en las Provincias Unidas, Sr. Miguel José de Zañartú, quien en esos momentos se encontraba en la ciudad, en carta dirigida al gobernador de Mendoza Tomás Godoy Cruz, le decía: “El denuedo, bizarría y coraje del Batallón de Rosas, harían honor a las tropas mismas de Napoleón” (José Luis Busaniche, Rosas visto por sus contemporáneos, Hyspamérica, Buenos Aires, 1985).
En el N° 25 del periódico Despertador Teofilantrópico Místico Político, del 12 de octubre de 1820, que dirigía el padre Francisco de Paula Castañeda dice, refiriéndose al asalto por las tropas de Rosas una semana antes contra los revoltosos: “No puedo dispensarme de anticipar al conocimiento de los pueblos y del mundo, una pequeña idea de la conducta que han guardarlo en su entrada, en su carga y después del triunfo, los vecinos de la campaña. No disparaban un solo tiro que no fuese dirigido a los sublevados. Los que escapaban de las inmediaciones de la plaza respiraban al caer en manos de los voluntarios del comandante Rosas, los cuales les facilitaban sus caballos. Para cargar a una azotea sufrieron un fuego horroroso de la fusilería y de un cañón de la plaza, mientras suplicaban al dueño que abriese, aunque pudieron haber usado de la fuerza; pero más pudo en ellos la ordenanza, pues se les había mandado que venciesen excusando hacer el menor daño posible”. “De estos pasajes sucedieron innumerables ejemplares, que acreditan que el ejército salvador traía en el camino la moderación unida con el valor que les había de dar el triunfo; así es que, antes y después de la victoria, no se ha visto un solo voluntario ebrio, no se ha oído una sola expresión indecente, una sola acción indecorosa, nada que no respirase sinceridad y honradez”.
Fray Cayetano Rodríguez, también le dedicó un soneto a “Los Colorados”, y por ende a Rosas, que dice así: “Milicianos del sur, bravos campeones, / Vestidos de carmín, púrpura y grana, / Honorable legión americana, / Ordenados valientes escuadrones, / A la voz de la ley vuestros pendones / Triunfar hicisteis con heroica hazaña, / Llenándose de glorias en campaña / Y dando de virtud grandes lecciones; / Gravad por siempre en vuestros corazones / De Rozas la memoria y la grandeza, / Pues restaurando el orden os avisa / Que la Provincia y sus instituciones / Salvas serán si ley es vuestra empresa / La bella libertad vuestra divisa”.
Para su mayor ilustración podrá acceder por estos links, a unos artículos, donde se habla sobre esta acción y los homenajes hechos a Rosas:
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2021/06/en-el-periodico-el-restaurador-ano-xiv.html
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2018/12/una-carta-de-san-martin.html
3.3 Durante la guerra civil que se desató entre unitarios y federales con motivo del motín del general Lavalle el 1° de diciembre de 1828, derrocando al legítimo gobernador Manuel Dorrego y su posterior fusilamiento, sin juicio alguno, en un momento la ciudad bajo dominio de los unitarios, se encontró sitiada por las fuerzas federales de la campaña al mando del coronel Rosas. Cuenta Juan Manuel Beruti, del cual nos ocuparemos también más adelante, que “Habiendo sabido Juan Manuel de Rosas, coronel y comandante general de las fuerzas de la campaña, que por la escasez de carne se hallaban los hospitales y gente pobre de esta ciudad en mucha necesidad; bajo de un parlamento mandó al ejército de Lavalle 700 cabezas de ganado vacuno y 3.000 ovejas para que fuera socorridos; pero estas se aplicaron por dicho Lavalle a otros objetos, por lo que se prohibió, sabido por Rosas, el permitir totalmente la introducción en la ciudad de carnes, omitiendo hacer nuevas generosas remesas”.
3.4 Ya como gobernante, se ocupó, pese a los continuos conflictos armados a los que se vio sometida la Confederación Argentina (Guerra con la Confederación Peruana Boliviana, guerra que le declaró el Estado del Uruguay al mando del colorado Rivera, bloqueo francés (1838-1840), conflicto anglofrancés a partir de 1845. Guerra con el Brasil), desde el punto de vista edilicio, entre otras cosas se reformó el Paseo del Bajo o de la Alameda (actual Av. Leandro N. Alem), que era lugar de esparcimiento y solaz habitual para los habitantes de la ciudad, cuya extensión se extendía desde el Fuerte, hasta la calle Corrientes. Ese paseo fue modificado, ampliándose el ancho al equivalente de dos calles, que fueron tratadas con el método moderno de construcción de caminos de aquella época llamado Macadam (por el inventor Mac Adam), colocándose asimismo bancos, luminarias y arbolando el lugar, donde los porteños iban a tomar fresco en la época estival, a pasear, a andar a caballo, etc. Además se construyó un murallón, cuya finalidad era la de contener las aguas del Plata, cuando había sudestada y evitar así el avance de las mismas con la consiguiente inundación que avanzaba hasta la calle 25 de Mayo.
3.5 Se construyó un camino público con la técnica ya mencionada para unir este paseo del bajo o de la Alameda con la casa de Rosas en Palermo, en la cual prácticamente se había convertido por obra de su dueño en un jardín botánico y un zoológico, ya que contaba con flora y fauna autóctonas, al cual tenían libre acceso los habitantes de la ciudad. En cuanto a los animales estaban en plena libertad en el lugar, con excepción de aquellos peligrosos o feroces, que sí estaban enjaulados. Ese era otro de los paseos preferidos de los porteños y de los que estaban de paso por la ciudad, que podían visitar tranquilamente y sin ningún problema aquellos parques, hacer un picnic o un asado, sin que nadie los molestara. Era común también ver a Rosas paseando por el lugar, como así también a Manuelita y otras personas de la sociedad porteña. Manuel Bilbao (h) en Tradiciones y recuerdos de Buenos Aires, cuenta una anécdota sobre su encuentro de Rosas y de su familia mientras realizaban un picnic en aquél lugar. Le paso el link, por si tiene interés en conocer los detalles de aquél encuentro.
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/search?q=Un+pic+nic
Ese camino público, despertó la admiración de algunos viajeros como el francés Xavier Marmier, de paso por Buenos Aires en 1850, quien en su libro Lettres sur l'Amerique, editado en Argentina con el título Buenos Aires y Montevideo en 1850 dijo sobre el mismo: “El camino que comunica a Palermo con la ciudad, sería en cualquier parte considerado como un excelente camino. En efecto; se halla apisonado como un sendero de parque inglés y alumbrado por la noche con dos líneas de reverberos, como una avenida de los Campos Elíseos. Y no ha sido un sentimiento de egoísmo, ni el propósito de hacerlo servir a su sola persona, lo que ha llevado a Rosas a nivelar este camino. Lo ha hecho para dar a sus súbditos un buen ejemplo. Porque sabido es que Rosas, al emprender cualesquiera de sus obras, no piensa sino en la prosperidad de su país, y cuando invierte los fondos públicos en agrandar o mejorar sus propiedades, lo hace con un tierno pensamiento de afecto personal por sus súbditos… A mitad de camino en dirección a su palacio, existe un campamento de caballería permanente. Y dícese que la quinta de Rosas no tiene centinelas ni guardias. La verdad es que puede uno llegar a ella sin encontrar una bayoneta, y aún pasearse por ella sin dificultad…”
Alfred de Brossard, fue Secretario de la Misión francesa que arribó a nuestro país en el año 1847, encabezada por el Conde Alexandre Colonna Walewski, para tratar con el gobierno de la Confederación Argentina el fin del bloqueo anglofrancés y el restablecimiento de relaciones diplomáticas. En París, en 1850, escribió varios libros sobre nuestro país, que fueron traducidos y publicados en Buenos Aires en 1942, con el título Rosas visto por un diplomático francés (Editorial Americana de Buenos Aires), allí entre otras cosas justificó al gobierno de Rosas por no haber podido asignar más fondos a trabajos de utilidad pública: “…el gobierno, exclusivamente preocupado por la política exterior y obligado a mantener en pie una fuerza armada mucho más considerable de lo que sus recursos se lo permiten, solo presta una atención muy secundaria y no puede sino acordar asignaciones muy insuficientes a los trabajos de utilidad pública”.
3.6 Tanto la ciudad como la campaña en la época del gobierno de Rosas, eran seguras, donde no ocurrían delitos y reinaba el orden. El comandante del navío inglés HMS Alecto, Lauchlan Bellingham Mackinnon, quien en pleno conflicto de los anglofranceses con la Confederación, tuvo que transportar a Buenos Aires, a un diplomático, por lo cual desembarcó y recorrió la ciudad, junto a otros oficiales, afirmó en su libro Steam Warfare in the Paraná, A narrative of Operations by the Combined Squadrons of England and France in Forcing a Passage up that river, que fue editado en nuestro país, a mediados del siglo pasado como La escuadra anglo-francesa en el Paraná 1846, sobre el contraste que existía entre Buenos Aires gobernada por Rosas y Montevideo gobernada por los comandantes inglés y francés (note que ni siquiera era gobernada por los colorados uruguayos). Así lo dijo: “Chocante era el contraste. En Montevideo con toda la civilización que se supondría traída por los jefes, militares y civiles, de las dos grandes potencias europeas, la ciudad era excesivamente sucia y la policía peor que inútil; constantemente cometíanse crímenes en pleno día, así contra los habitantes como contra marineros y soldados europeos. En Buenos Aires, por lo contrario, reinaba la mayor seguridad de vida y propiedades; la policía estricta y eficaz hacía que la ciudad resultara tan segura, sino más, que las calles de Londres. Un gobierno vigoroso imponía el debido respeto a las leyes; y los oficiales británicos se sentían no sólo más seguros en sus personas, por más que estuvieran en ciudad enemiga [debe tenerse en cuenta que no obstante el estado de guerra entre la Confederación y las dos potencias europeas aliadas, los oficiales militares de estas últimas, podían bajar a tierra en Buenos Aires], sino aún tratados con más cortesía que en Montevideo. Sean cuales fueren las fallas de Rosas, él puede jactarse de que su ciudad es la del orden y seguridad, mientras que Montevideo, bajo otras influencias, es presa de la anarquía”.
Brossard, a quien me referí precedentemente, sobre este tema, escribió: “…el terror que inspira la severidad bien conocida del general Rosas y la vigilancia de su policía, [ha hecho] que los crímenes contra las personas y aun contra las propiedades son infinitamente raros. Así es como se han registrado sólo tres condenas de muerte por homicidio en todo el curso del año 1846”.
“…La administración de policía desempeña un gran papel bajo la administración del general Rosas y hay que hacerles a los dos el elogio de reconocer que cumplen admirablemente con su deber. La mayor seguridad reina en la ciudad y en el campo y el más ligero desorden es reprimido de inmediato”.
3.7 Cuando Rosas fue derrotado en el campo de batalla de Caseros, se retiró a la ciudad, donde se encontraban acantonadas importantes tropas, que podían haber hecho una eficaz defensa de la ciudad; no obstante Rosas no hizo uso de ellas para no ocasionar daños a los habitantes. Lo mismo puede decirse de la indiada adicta al Gobernador, que este prefirió no emplear en la batalla, por los desbordes y desmanes que podrían haber causado a los pobladores porteños.
3.8 Esto es “algo”, –porque hay mucho más para relatar– que hizo Rosas por “su” ciudad y sus habitantes, en circunstancias tan difíciles que tuvo que afrontar en su gobierno. Yo le pregunto ¿le parece poco…?.
4. Sería interesante que Ud. señalara que cosas hicieron por la ciudad, tanto el presidente norteamericano James Monroe, como el general Urquiza.
4.1 No solo que hizo el primero, relacionado con la ciudad, sino por nuestro país. La respuesta es: nada. De lo contrario, infórmeme cual es el mérito de este presidente para que una avenida importante de Buenos Aires, y que la estación terminal de subte pueda llevar su nombre. No me venga con lo de la doctrina Monroe, que nada tiene que ver con la soberanía de los países al sur de Estados Unidos. Fue una doctrina a favor de los norteamericanos, los que a sí mismos se llaman “americanos”, como si los del resto de América no lo fueran. En realidad la doctrina debió haber sido “América para los norteamericanos”. ¿Se entiende?. Más claro que el agua… “destilada”.
4.2 Vamos ahora a ver que tiene que ver el general Urquiza y que hizo este nefasto personaje en favor de la ciudad de Buenos Aires. Además de ser un traidor, como surge de sus mismas palabras, que Ud. podrá leer en la carta enviada a Milei y que por razones de brevedad no vuelvo a reproducir. Después de Caseros, este “libertador” de pacotilla, hizo fusilar del 3 al 20 de febrero, a más de 200 soldados federales según uno de los vencedores, el general César Díaz y a más de 500, según el periodista español Benito Hortelano, residente en Buenos Aires, según lo relata en sus Memorias.
En las Memorias del general César Díaz, puede leerse: “Un bando del general en jefe [ Urquiza ] había condenado a muerte al regimiento del coronel Aquino, y todos los individuos de ese cuerpo que cayeron prisioneros fueron pasado por las armas. Se ejecutaban todos los días de a diez, de a veinte y más hombres juntos... Los cuerpos de las víctimas quedaban insepultos, cuando no eran colgados de algunos de los árboles de la alameda que conducía a Palermo. Las gentes del pueblo que venían al cuartel general se veían obligadas a cada paso a cerrar los ojos para evitar la contemplación de los cadáveres desnudos y sangrientos que por todos lados se ofrecían a sus miradas; y la impresión de horror que experimentaban a la vista de tan repugnante espectáculo trocaba en tristes las halagüeñas esperanzas que el triunfo de las armas aliadas hacía nacer. Se acercaban cautelosamente aun las personas que les inspiraban más confianza, para indagar la causa de aquella carnicería humana, y sólo se tranquilizaban cuando se les aseguraba que en ella no estaban comprendidos sino los autores y cómplices del asesinato de Aquino. No era ésta, sin embargo, la verdad. Morían otros que no habían pertenecido al regimiento rebelde, en la misma forma ejecutiva que aquéllos. Me acuerdo, entro otros, de dos hermanos, oficiales de la división Galán, cuyos cadáveres vi yo mismo... Hablaba una mañana con una persona que había venido de la ciudad a visitarme, cuando empezaron a sentirse muchas descargas sucesivas. La persona que me hablaba, sospechando la verdad del caso, me preguntó: –¿Qué fuego es ése? – Debe ser ejercicio– respondí yo sencillamente, que tal me había parecido; pero otra persona, que sobrevino en ese instante y que oyó mis últimas palabras: –¡Qué ejercicio ni qué broma –dijo–; si es que están fusilando gente!”.
Sarmiento, que también actuó en Caseros y presenció las escenas que siguieron a la batalla, corrobora lo afirmado por César Díaz y relata en su libro Campaña del Ejército Grande: “Mientras tanto, el desconsuelo, la aflicción, ganaban todos los ánimos; los unos se abatían, maldecían los otros, mil rumores circulaban, nadie justificaba al general, y la duda se infiltraba en todos. La población obrera y pobre continuaba prisionera en Palermo, como si se hubiese querido hacer de intento que las masas populares, por las madres, por las esposas, por las hermanas, tomasen su parte de aversión, de desengaño, de reminiscencia de lo pasado; para agravar más las semblanzas, las señoras que iban en sus carruajes a Palermo tenían que cubrirse la vista al entrar en la calle de los sauces por no ver los cadáveres colgados en ellos, en el paseo público, no para escarmiento de los soldados, que no transitaban por allí, sino como un cartel puesto a los ciudadanos y a las señoras. ¿Pero qué es esto?, volvían diciendo las madres, las niñas. ¡Qué indecencia! ¡Qué asquerosidad! En tiempo de Rosas no nos han colgado cadáveres en el Paseo Público!”
Como podrá apreciar el aporte que hizo Urquiza por la ciudad fue hacer colgar los cadáveres de los fusilados en los árboles a la vera del camino público hecho construir por Rosas, al cual me referí precedentemente, que unía su caserón con la ciudad, causando la indignación de los porteños. Además y al margen, destrozar y robar el mobiliario de la casa de Rosas.
4.3 Es increíble, que una legisladora dé más importancia a la figura de Monroe, que nada hizo por nosotros, que la figura señera de Rosas, exaltada por el propio Libertador de media América. Verdaderamente, Contadora, no la comprendo. Un poquito de patriotismo, Contadora,… aunque sea un poquito. Pero me parece que ello es pedir peras al olmo… más desagradecimiento, no hay.
4.4 Sí coincido que hay que sacar el nombre de Rosas de la estación, pero por motivos muy distintos a los señalados en los fundamentos de su proyecto de ley y que a continuación voy a refutar.
4.5 No ver a Rosas como un personaje político e histórico argentino es poco menos que desconocer la historia nacional en toda su dimensión, sobre todo por lo que hizo por nuestra Argentina, a la que defendió de todas formas en todo su mandato. Hechos reconocidos por el mismo Libertador y Padre de la Patria.
Solo la verdad aprovecha a los pueblos
Juan Bautista Alberdi
5. Voy ahora a referirme, punto por punto, a los fundamentos históricos señalados en su Proyecto de ley.
5.1 Con respecto al presidente estadounidense Monroe y su doctrina, Ud. dice “…en efecto esta doctrina no ha sido en realidad muy efectiva debido a las múltiples intervenciones europeas posteriores en suelo americano…”, en realidad por lo que después pasa a mencionar sobre las intervenciones europeas en América, lo justo hubiera sido decir que no ha sido “nada efectiva” o “nula”, ya que los EEUU no se involucraron nunca en la defensa de los países iberoamericanos. Es más, limitándome a lo que concierne a nuestro país, Ud. omite mencionar el ataque armado de la fragata de guerra estadounidense Lexington a las instalaciones que nuestro país tenía en la isla Soledad y saqueo de las mismas, hecho ocurrido el 31 de diciembre de 1831 y que pese a las protestas del gobierno de Rosas, EEUU nunca se disculpó por la inaudita agresión hacia un país con el cual mantenía relaciones diplomáticas. Tanto o más importante aún y más cercano a nuestros días, cuando en 1982, EEUU en contradicción al TIAR, en vez de prestar ayuda a un país americano –el nuestro– no solo no lo hizo, ni siquiera mantuvo neutralidad, sino que por el contrario colaboró con el gobierno agresor inglés, prestándole todo tipo de ayuda. Entonces no nos dejemos llevar por cuentitos, sobre esta falsa doctrina.
Además me permito señalar y corregirla en cuanto a lo que manifiesta: “el bloqueo de barcos franceses a los puertos argentinos entre 1839 y 1850”.
El bloqueo francés al “puerto de Buenos Aires y todo el litoral marítimo perteneciente a la República Argentina…” fue notificado al gobierno nacional el 28 de marzo de 1838 y esa agresión culminó con la firma de la convención Arana-Mackau el 29 de octubre de 1840, que es un triunfo diplomático de la Confederación Argentina. A raíz de tal victoria diplomática, el prestigio de Rosas en todo el mundo se incrementó y fue llamado “El Gran Americano”.
El historiador polaco-estadounidense Miron Burgin, en su obra The Economic Aspects of Argentine Federalism, traducida y publicada en nuestro país en 1960 como Aspectos económicos del federalismo argentino, afirmó sobre el primer conflicto con Francia: “Rosas salió victorioso del conflicto con Francia. Logró conservar intacta la soberanía de la Argentina. Defendió con éxito el principio de la autodeterminación en el continente sudamericano. Al final del conflicto su prestigio político en la Argentina y en todo el continente era mayor aún que antes”.
Ud. omite mencionar también la intervención franco inglesa a partir de 1843, en la guerra iniciada por el caudillo colorado uruguayo Rivera, secundado por los unitarios residentes en Montevideo, contra la Confederación Argentina, apoyando estas potencias al gobierno usurpador de Rivera, ayudándolo de todas formas y la posterior invasión al territorio nacional de mercantes de diversas nacionalidades, apoyados por navíos de guerra ingleses y franceses que remontaron el río Paraná y fueron enfrentados por el ejército nacional en la Vuelta de Obligado el 20 de noviembre de 1845, dando inicio a la llamada Guerra del Paraná, que concluyó con las firmas de las convenciones Arana-Southern suscripto con el Reino Unido el 24 de noviembre de 1949 y Arana-Lepredour firmado con Francia el 31 de agosto de 1850.
Tanto la intervención francesa como la anglofrancesa años después no fue solo de bloqueo sino de acciones bélicas de importancia que significaron una verdadera guerra, si bien, no declarada.
En realidad, el “Monroe” americano fue Rosas, de acuerdo a lo opinado por Burgin y también según el historiador brasileño Pedro Calmon en su Historia social do Brasil (2 Tomos, Río de Janeiro, s/f) refiriéndose al dictador porteño a quien llama “El caballero de la Pampa”, dijo: “…Por el error extranjero, [Rosas] se convirtió en el mayor criollo sudamericano. Hacia él toda la América del Sud volvía su mirada conmovida. Si necesitaba una espada para combatir al intruso, lo convocarían a él, el caballero de la pampa. La estatura titánica del Dictador argentino proyectaba una sombra extensa en el continente: tras los navíos del bloqueo tremolaba en el aire su poncho punzó. Desafiaba a las potencias del mundo”.
5.2 Cuando Ud. dice: “Por lo tanto, la crítica de los populistas revisionistas contra la influencia real de la doctrina Monroe resulta exagerada y, a los efectos de los resultados concretos, parece más bien una excusa para acusar a dicha figura histórica de imperialista y, por añadidura, a su país de origen, por esta sola razón”, me parece que Ud. se enredó sola en la telaraña de su particular historia. Está perdida como turca en la neblina.
Antes había dicho que “esta doctrina no ha sido muy efectiva”, siendo que en realidad no fue nada efectiva, porque en verdad no tenía como objetivo la defensa de los países americanos, como lo dije más arriba, y luego Ud. se larga con esa afirmación de que la crítica de los “populistas revisionistas” (?) resulta exagerada. ¿En qué quedamos, Contadora? Ud. se contradice.
Coincido en lo que afirma: “Por el contrario, puede verse como una contrafigura de Monroe al propio Juan Manuel de Rosas”. Sí, fue así, por lo que dije en el punto anterior que Rosas fue en realidad el “Monroe” americano y como lo dijo con otras palabras Pedro Calmon y Miron Burgin, entre otros.
5.3 Sigue Ud. “…en 1829 asumió como gobernador de la provincia de Buenos Aires y, tras su campaña al desierto, luego gobernó ininterrumpidamente con mano de hierro entre 1835 y 1852 como principal caudillo de la Confederación Argentina” y párrafos más adelante continúa: “Cuando la legislatura de Buenos Aires proclamó a Juan Manuel de Rosas como Gobernador de Buenos Aires en 1829, también le otorgó el título de ‘Restaurador de las Leyes e Instituciones de la Provincia de Buenos Aires’, y en el mismo acto a su vez las facultades extraordinarias, que algunos gobernadores anteriores también habían detentado”.
Contadora, se le escaparon varias vacas del corral… Ud. que parece ser tan detallista, se saltea la vida de Rosas con anterioridad a su designación como Gobernador en 1829. Nada dice de sus emprendimientos agropecuarios, que fueron y son la base de la economía nacional, su intervención en la crisis del año 20, como lo señalé en el punto 3.1, su intervención apoyando a la epopeya de los 33 Orientales en su lucha por recuperar la Banda Oriental para nuestro país, que había sido anexada por el Imperio del Brasil, y sobre todo, nada dice de cómo llegó al poder. Es como si Rosas hubiera caído del cielo para sentarse en el sillón de gobernador. Nada menciona sobre el motín del general Lavalle del 1° de diciembre de 1828 azuzado por el partido unitario, contra el gobernador legítimo de la provincia Manuel Dorrego, de la represión sangrienta desatada por ese militar –a quien Echeverría en algún momento llamó “Espada sin cabeza”–, sobre la población de la campaña bonaerense, que motivó que la gente los llamara “salvajes unitarios”, por su comportamiento cruel y fuera de toda humanidad.
En la lucha que se inició con motivo del motín y el subsiguiente fusilamiento de Dorrego, entre las fuerzas unitarias bajo el mando de Lavalle y las de la campaña bonaerense al mando de Rosas. Un verdadero cronista de aquellos momentos Juan Manuel Beruti, recogió en sus apuntes todo lo acontecido en ese momento de guerra civil, contraponiendo el actuar de las tropas unitarias, quienes cometían todo tipo de atropellos contra la población con respecto a las mandadas por Rosas, ejemplo de orden y disciplina. Esos “apuntes” de Beruti, fueron recopilados y publicados como Memorias curiosas (EMECE, Buenos Aires, 2001), recomendándole su lectura para desasnarse un poquito y comprobar algunas mentiritas de la llamada “historia oficial”.
Lavalle fue derrotado y Rosas el 1° de diciembre de 1829, justo un año después del motín de Lavalle, restauró la legislatura reponiendo a los mismos miembros de la Legislatura provincial que había sido disuelta por el amotinado Lavalle. Es por ello que Rosas fué designado por la Legislatura como Gobernador, designándole en justicia como “Restaurador de las Leyes”, como verdaderamente lo fue durante su vida, respetuoso de la ley y el orden.
Sí, a partir de 1835 y tras un referéndum popular (verdadero acto democrático y de soberanía popular), y que Ud. soslaya, no obstante su importante carácter como verdadera demostración de vocación democrática, fue designado por la Legislatura como gobernador, en su segundo mandato. A la finalización de cada período era reelegido nuevamente. Rosas, nunca accedió al poder por la fuerza, ni violando las leyes, como lo hicieron los unitarios en las provincias en varias ocasiones (caso de Paz, Lamadrid y otros, a quienes Ud. admira).
Coincido con Ud. –ve que tenemos algunas coincidencias, si bien por distintos motivos– en cuanto dice que Rosas gobernó con mano de hierro. GRACIAS A DIOS !!! afirmo yo, porque de no haber sido por esa mano de hierro que fue la “espada vigorosa” que quería y propició San Martín, nuestra Argentina se hubiera dividido en por lo menos cuatro regiones para formar nuevos países o ser anexadas por vecinos, caso de Cuyo, provincias del norte, provincia del Paraguay, provincias del litoral y Buenos Aires. De no haber sido por Rosas, seguramente Ud. sería miembro de una Legislatura, no ya de la Ciudad de Buenos Aires, sino de la “República del Plata” o “República de Buenos Aires” o del “Estado de Buenos Aires”, por ejemplo. Agradezcamos a Dios que Rosas forjó y mantuvo la unidad nacional, a través de una creación suya: la Confederación Argentina y su defensa a ultranza de la soberanía nacional y la integridad territorial.
Lamentablemente su derrota en Caseros por la traición de un vil personaje –el general Urquiza–, trajo aparejada entre otras cosas, la separación definitiva del Paraguay y la pérdida de las Misiones Orientales entre otras desgracias.
Es cierto que a Rosas le fueron concedidas por la Legislatura, las facultades extraordinarias, como le habían sido otorgadas a gobernadores que le antecedieron. Esas facultades fueron más que necesarias para poder gobernar en época de anarquía de peligros exteriores, por apetencias territoriales sobre nuestro territorio que tenían países limítrofes y potencias extranjeras.
Además los jefes unitarios Paz, Lamadrid y otros, cuando tomaban el poder de alguna provincia, lo primero que hacían era darse esas facultades extraordinarias, después de fusilar a las autoridades federales (p.e. Paz designado como “Supremo Jefe Militar” de la Liga Unitaria, con amplísimas facultades).
Sra. Legisladora, con toda humildad le aconsejo, lea un poco más de historia, pero de la verdadera, no la del cuentito y escondedora de actitudes y hechos de los llamados “próceres” como Rivadavia, Lavalle, Paz, Lamadrid, Urquiza, Mitre, Sarmiento y cía. Este último, del cual se dice que tenía los puños “llenos de verdades”, ma’ que verdades, …llenos de mentiras, era un mentiroso consuetudinario, como él mismo lo reconoció.
Ahora no se llaman “facultades extraordinarias”, o “facultades omnímodas”, como se hizo dar Lamadrid, sino se les dá un nombre más democrático, más elegante, más cool, son las “facultades delegadas”, como le fueron concedidas días pasados al Presidente Milei, y antes a otros presidentes que le precedieron.
Rosas tenía un carácter fuerte, obstinado, firme e inconmovible en sus convicciones e insistente en sus pretensiones. No es moco de pavo haber enfrentado con notable éxito –tanto en el aspecto militar como diplomático– a las dos más grandes potencias de su época que contaban con un cuerpo diplomático con siglos de experiencia, en una contienda que como lo manifestó el general San Martín, “era de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de la España”. Esta manifestación del Padre de la Patria, no es un detalle menor, ya que bien sintetiza la importancia que tuvo para nuestro país la obstinada defensa que se hizo de nuestra soberanía e integridad del territorio. Posiblemente para Ud., esas palabras de San Martín, no tengan el valor que efectivamente significan para todo argentino bien nacido.
Transcribo los términos de la carta que San Martín le envió a Tomás Guido el 27 de diciembre de 1847 donde destacaba la “firmeza de nuestro Juan Manuel” ante la proximidad del arribo a las costas del Plata de las misiones diplomáticas que las dos potencias agresoras enviaron al Plata para tratar la paz con la Confederación: “Diré a Ud. que orejeo cada vez que veo dirigirse a nuestras playas a estos políticos, y a pesar de lo que se dice de los sinceros deseos que estos dos gobiernos tienen de concluir definitivamente las diferencias con nuestro país, de todos modos yo estoy bien tranquilo en cuanto a las exigencias injustas que pueden tener estos dos gabinetes, porque todas ellas se estrellarán contra la firmeza de nuestro don Juan Manuel”.
5.4 Otro de sus argumentos se relaciona con la Aduana: “En los primeros años del gobierno de Rosas, Buenos Aires usufructuó en su exclusivo provecho las rentas de la Aduana, una fuente inagotable de riqueza que la provincia decidió no compartir con sus hermanas ni con ejércitos exteriores”.
Los autores antirrosistas de la historia oficial, de la izquierda y otros de la llamada izquierda nacional (si bien estos últimos se arriman al revisionismo histórico), solo se limitan a decir con frases de cliché, que Rosas controlaba la Aduana de Buenos Aires y que impedía el comercio con el interior. Ello no es cierto e implica desconocer cuál era el procedimiento empleado con las mercaderías en tránsito hacia otros puertos del Litoral, con las Guías y Tornaguías.
Como veo que no tiene el más mínimo conocimiento de ello, paso a explicarle como era el sistema.
Cuando un navío se presentaba en Buenos Aires, con mercaderías extranjeras con destino, por ejemplo, a un puerto litoraleño, en la Aduana debían abonarse los correspondientes impuestos por los productos que pretendía ingresar, extendiéndosele por esa mercadería en tránsito una Guía. Las mercaderías eran embarcadas en naves de cabotaje de bandera nacional y cuando dicha mercadería era desembarcaba en el puerto de destino, se pagaban allí los derechos de importación que correspondían de acuerdo a la Ley de Aduanas de la provincia de destino, otorgándosele una Tornaguía, en la que debía constar todo ello. Ya de regreso las naves de cabotaje, se presentaba toda esa documentación en la Aduana de Buenos Aires, la que procedía a la devolución de los derechos retenidos en un principio. Así esa mercadería con destino a otra provincia no pagaba derechos de introducción en Buenos Aires –como mal afirman muchos– sino en la provincia de destino y de acuerdo a los aranceles que fijaban su propia Ley de Aduana.
Con respecto a la cuestión de la Aduana de Buenos Aires, es menester aclarar que sus ingresos tenían también un destino nacional, pues con ellos se armaba y mantenía el numeroso ejército nacional de la Confederación y de sus aliados, se mantenía también su eficiente cuerpo diplomático, y se cubrían las erogaciones administrativas que ocasionaba a la provincia, que su gobernador detentara el manejo de las relaciones exteriores.
Después de Caseros y con la apertura de nuestros ríos a todo el mundo –contrariamente a lo que ocurría en el resto del mundo–, esto quedó sin efecto, se perdió el privilegio para los navíos nacionales a la navegación de cabotaje, además de otras cuestiones.
En primer lugar es necesario aclarar que en ese entonces cada provincia tenía su propia aduana, no solo con los países limítrofes, sino también con las provincias linderas.
Además la Ley de Aduana de 1835 a la cual voy a referirme más adelante, benefició notablemente a las provincias.
5.5 Otro de sus argumentos: “También aprovechó la ley de enfiteusis promovida por el ministro Bernardino Rivadavia para aumentar sus campos. En lugar de ayudar a los pequeños hacendados, esta ley terminó dejando en propiedad de unos pocos grandes terratenientes cerca de la mitad de la superficie de la provincia”.
Que yo sepa –a lo mejor se me escapó, por lo que le agradecería me lo hiciera conocer– todos los campos de Rosas, fueron heredados y comprados por él.
Sí es cierto que con esa Ley de Enfiteusis, muchos terratenientes se apropiaron de tierras y no solo eso, ni siquiera pagaban el canon que les correspondía.
Durante el gobierno de Rosas, se dispuso el cobro del canon y con algunas tierras se lo duplicó a fin de presionar a los enfiteutas para su compra, lo que trajo el disgusto de muchos terratenientes, siendo esa una –entre otras– de las causales del levantamiento de los hacendados del sur en 1839.
El socialista Juan B. Justo, en una conferencia pronunciada el 18 de julio de 1898 en el Ateneo, que fue editada bajo el título La teoría científica de la historia y la política argentina por la editorial Lajouane, en Buenos Aires, ese mismo año, expresó: "Rosas fue el único que repartió realmente la tierra entre los pobladores de la campaña, mandando cumplir en 1832 un decreto de Viamont, de 1829, para que el Comandante General de Campaña repartiera gratuitamente los campos del Arroyo de Azul entre sus pobladores, a razón de 3/4 de legua por suerte de estancia".
5.6 Otro de sus argumentos es que negó la posibilidad a nuestro país de tener una constitución, así lo dice: “Respecto a la forma de organización del Estado y al federalismo, Rosas fue un pragmático que le negó al país una constitución nacional, por lo que gobernó con las antedichas facultades y el Pacto Federal de 1831 con escasos gobernadores, con el objetivo poner un freno a la expansión del unitarismo encarnado por el general Paz y luego por el general Aráoz de Lamadrid, que representaban las ideas de la libertad y la república, de mejor manera que el falso federalismo expresado por Rosas, quien sostenía que primero se tenían que organizar las provincias y luego el país”.
En este párrafo que acabo de transcribir, Ud. dice algunas verdades y otras que no lo son.
En cuanto a las primeras, es verdad: a) Que Rosas fue pragmático, que gobernó con las facultades extraordinarias –como ya lo aclaré en el punto 5.3. b) Que fue gestor del Pacto Federal suscripto el 4 de enero de 1831, que reunió en principio a Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, adhiriéndose poco después Corrientes y más tarde por todas las restantes provincias. c) Que frente a la amenaza de la Liga del Interior, liderada por Paz, se le opusieron las provincias signatarias del Pacto Federal. d) Que Rosas sostenía que primero debían organizarse las provincias, para luego organizar la Nación.
Son simples apreciaciones suyas que Rosas haya negado al país una constitución. En primer lugar es necesario aclarar que en aquél entonces –y ahora también– hay países que no tienen constitución, p.e. Reino Unido y son países organizados, con sus poderes constituidos y con derechos reconocidos a sus habitantes. La constitución debe surgir de un país que se encuentre en paz y en orden, lo que no ocurrió durante todo el período de Rosas, donde se tuvieron que afrontar agresiones externas e internas, fogoneadas por el partido unitario, quien no dejó a Rosas gobernar en paz. Primero hay que organizar las partes (provincias) para luego seguir con el todo (Nación). No es cuestión sancionar un texto constitucional, por más bonito que este fuere, si no surge de la propia historia, costumbres, leyes y características del país al cual debe aplicarse. A Ud. le pueden dar un hermoso vestido, el más lindo del mundo, pero si no se adapta a su cuerpo, por más bonito que sea, no le sirve, valga esto como ejemplo.
Esta cuestión debería ser desarrollada más extensamente, por la que la remito por el siguiente link a un trabajo mío sobre “Rosas y la cuestión constitucional”:
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2017/09/rosas-y-la-cuestion-constitucional.html
Con respecto a José M. Paz, cuando se hacían de una provincia, fusilaban a todos los que se les oponían y se hacían dar las facultades extraordinarias. También faltó a su palabra. Cuando cayó prisionero en El Tio, por la boleadura de su caballo, por su soldado federal, fue respetada su vida, lo que no hicieron los unitarios con Dorrego y otros. Paz estuvo prisionero primero en la Aduana de Santa Fe, donde incluso contrajo enlace con una sobrina, años más tarde fue trasladado a una cárcel del Cabildo de Luján, un lugar bastante espacioso. En abril de 1839, Rosas lo sacó de prisión y lo confinó a la ciudad de Buenos Aires, donde podía moverse con libertad, pero no debía alejarse más de una legua de la plaza de la Victoria, ello bajo palabra de honor; además se le reconocieron sueldos y el grado de general. Su palabra de honor se ve que no tenía valor, porque al tiempo se escapó para Montevideo. Que sanguinario era este Rosas… que respetaba la vida de sus enemigos…
En cuanto a Lamadrid, fue un bandido, cuando se hizo con el poder en La Rioja, puso cadenas a la madre de Facundo Quiroga y le hizo barrer la plaza, para que dijese donde su hijo, guardaba su cuantiosa fortuna, en los famosos “tapados”. Pregúntele a alguien que conozca de historia que era eso de los “tapados”.
En una carta que Lamadrid mandó a Juan Pablo Carballo el 19 de setiembre de 1830, transcripta por Adolfo Saldías en Historia de la Confederación Argentina. Rozas y su época, Edit El Ateneo 1951, le decía: “Acabo de saber por uno de los prisioneros de Quiroga, que en la casa de la suegra o en la de la madre de aquél es efectivo el gran tapado de onzas que hay en los tirantes, más no está como dijeron al principio, sino metido en una caladura que tienen los tirantes en el centro, por la parte de arriba y después ensamblados de un modo que no se conoce. Es preciso que en el momento haga usted en persona el reconocimiento, subiéndose usted mismo, y con un hacha los cale usted en toda su extensión de arriba, para ver si da con la huaca esa que es considerable. Reservado: —Si da usted con ello es preciso que no diga el número de onzas que son, y si lo dice al darme parte, que sea después de haberme separado unas trescientas ó más onzas. Después de tanto fregarse por la patria, no es regular ser zonzo cuando se encuentra ocasión de tocar una parte sin perjuicio de tercero, y cuando yo soy descubridor y cuanto tengo es para servir a todo el mundo...” …Y así le afanó toda la fortuna de Quiroga…. ¿qué me dice…? Son estos los personajes que Ud. toma como ejemplos? Linda gente. Avívese Contadora…
Se ve que estas personas, tenían valores morales, porque de los materiales ya sabemos lo de Lamadrid…
5.7 “Cabe destacar que la invasión británica de las islas Malvinas sucedió cuando Rosas emprendió su ya citada campaña del desierto. Si bien en la primera época de Rosas se fundaron pueblos, se reglamentó la autoridad de los jueces de paz de los pueblos del interior y se firmaron tratados de paz con los caciques, con lo que se obtuvo una cierta tranquilidad en la frontera, durante los primeros años de su segundo gobierno, la política de Rosas para con los indígenas alternó tratados de paz y donaciones con campañas de exterminio. El precio a pagar por la paz luego fue sostener a las tribus amigas con entregas anuales de ganado, caballos, harina, tejidos y aguardiente; es decir, una forma primitiva de parasitismo estatal”.
Con respecto a los fundamentos precedentes, hay verdades y mentiras. Lo manifestado en la primera parte del párrafo precedente es exacto, con alguna aclaración: Cuando el 3 de enero de 1833 se produjo la toma ilegal inglesa de nuestras Malvinas, Rosas, ya no era gobernador, sino que había sido reemplazado en el cargo por el general Juan Ramón Balcarce. Tampoco nada puede achacársele a este gobernante por ese hecho desleal de aquella potencia hacia nuestro país, con el cual pocos años antes (1825) se había firmado el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación.
En cuanto a la segunda parte del párrafo, me gustaría que la Sra. Legisladora indicara que entiende por “campañas de exterminio” hacia los indígenas, cuándo eso habría ocurrido, precisando en qué circunstancias se habrían producido, etc., porque más que campaña de extermino fue totalmente lo contrario, la política de Rosas con respecto a los indígenas.
Desde niño, Rosas que fue fronterizo, ya que vivió en las estancias de sus familiares gran parte de su niñez y adolescencia en la frontera con el indio, jugó con ellos, aprendió sus costumbres y su idioma, tal es así que fue autor de una gramática pampa-ranquel-araucana, como lo manifesté en mi nota al Sr. Presidente. Rosas conocía como nadie al indígena y su mundo. Trató de integrarlos e incorporarlos al mundo cristiano, no de “exterminarlos”.
Olvidó Ud. decir, –o posiblemente lo desconozca–, que Rosas introdujo entre los indígenas la vacuna antivariólica, lo que le valió ser distinguido, nombrándoselo miembro honorario por la Sociedad Janneriana de Londres, por considerarlo benefactor de la humanidad.
Con la aplicación de esa vacuna, a los indígenas, se evitaron las epidemias de viruela que los azotaban periódicamente, produciéndose gran mortandad, las que recrudecieron después de su derrocamiento en Caseros. Si quería exterminar indios –como Ud. afirma– ¿para qué les suministraba entonces la vacuna antivariólica?
Me parece Contadora, que Ud. cada tanto lee a autores de izquierda, o “mitromarxistas”, para quienes el tema “exterminio de indios” es otro caballito de batalla contra Rosas y que Ud. sin ningún prurito toma.
Es cierto que impulsó lo que en la historia se llama el “trato pacífico” con los indios, dándoles vacunos, yeguarizos, yerba y otros alimentos, por lo que durante su período de gobierno casi no hubo malones, salvo alguno que otro de algunas tribus vinculadas con personajes unitarios como “Baigorrita” o los pincheira. Después de Rosas, la indiada comenzó nuevamente con sus incursiones contra poblaciones, produciendo muerte y destrucción.
Inclusive en sus estancias, muchos indios trabajaron como peones, haciéndolos bautizar y donde adquirieron hábitos civilizados, aprendiendo tareas camperas. Asimismo y para evitar las continuas peleas entre distintas tribus –que se exterminaban entre sí–, trató de asentar algunas cerca de los fortines para protegerlos de las más belicosas. Trató de arraigarlas al territorio y enseñándoles técnicas de cultivo, para lo cual les dio arados, bueyes, semillas.
A muchos los incorporó al ejército, dándole grados y sueldos.
Ese trato pacífico y su ascendencia sobre los indígenas, hizo posible que estos liberaran a los cautivos –mayor cantidad de mujeres y menor proporción de hombres– a los cuales habían llevado, privándolos de su libertad en sus correrías y malones por pueblos de la provincia.
En el año 1979, la Academia Nacional de la Historia, publicó Juan Manuel de Rosas y la redención de cautivos en su campaña al desierto (1833-1834), que reproduce en forma facsimilar una publicación de 92 páginas, editado en Buenos Aires en 1835, que se “limita a mencionar los nombres, procedencia, edad, antecedentes de familia y descripción somera de cada liberado” de los 634 cautivos rescatados por la División Izquierda del Ejército Expedicionario al Desierto al mando de Rosas, con el fin de que los familiares pudieran individualizarlos y reclamarlos. En la Introducción a la obra publicada por la Academia, de pluma de los historiadores Ernesto J. Fitte y Julio A. Benencia, se puede leer lo siguiente: “… Algo más, sin embargo, hizo el general Rosas en el desierto, que no resultó tarea militar ni geográfica: fue una labor verdaderamente humanitaria y misericordiosa, que apenas se menciona y que a veces los historiadores pasan por alto, suficiente por sí sola para justificar la donación de las sesenta leguas de tierra que le otorgó la Legislatura porteña: consistió en la liberación de cautivos. Los informes del ejército y las lamentaciones de la frontera tenían poco crédito en Buenos Aires, se creían exageradas en lo referente a saqueos y correrías de los indios, salvo cuando tocaban en carne propia… La mayoría de los rescatados fueron liberados por la espada en operaciones de asalto a las tolderías; el resto directamente por don Juan Manuel por intermedio de los indios amigos, pagando un valor corriente. Según la calidad del liberado, regía el precio: un hombre medio costaba más o menos ‘seis caballos sin marca, doce vacas, una caña de lanza, un lazo trenzado y un par de estribos de plata’ “.
Le recomiendo la lectura del maravilloso libro del Dr. Jorge Oscar Sulé, Rosas y sus relaciones con los indios, de la Colección Estrella Federal, Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, 2003.
El concepto que los indígenas tenían de Rosas, era muy bueno y esto dijo el cacique Cipriano Catriel, sobre el gobernador porteño, según consta en el libro Roca y Tejedor de Julio A. Costa, editado en Buenos Aires en 1927 "... por ser buen defensor de la tierra, a nuestro hermano Juan Manuel indio rubio y gigante que vino al desierto pasando a nado el Samborombón y el Salado y que jineteaba y boleaba como los indios y se loncoteaba con los indios y que nos regaló vacas, yeguas, caña y prendas de plata. Y mientras él fue Cacique General nunca los indios malones invadimos, por la amistad que teníamos con Juan Manuel. Y cuando los cristianos lo echaron y lo desterraron, invadimos todos juntos”.
Le mando unos Links, donde podrá obtener más información sobre estos temas.
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2018/06/quien-hizo-vacunar-los-indios.html
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2021/12/jorge-o-sule-cuestion-indigena.html
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2012/12/cara-y-ceca-felipe-pigna.html
Sería interesante que Ud. averiguara que pasó con el indiecito Panguitruz Güer, que fue tomado prisionero por las tropas de Rosas y a quien éste apadrinó en su bautizo dándole su apellido, por lo que el joven pasó a ser durante toda su vida Mariano Rosas y que adquirió hábitos civilizados, aprendiendo tareas campestres en la estancias de su padrino, como lo reconoció cuando Lucio Victorio Mansilla, según lo relató en su obra Una excursión a los indios ranqueles lo encontró en su toldería. En esa obra, Mansilla dice: “Que Mariano Rosas conserva el más grato recuerdo de veneración por su padrino, hablaba de él con el mayor respeto, dice que cuanto es y sabe, se lo debe a él, que después de Dios no ha tenido otro padre mejor…”.
5.8 Otro de sus argumentos. “Rosas asumió un segundo período exigiendo la suma del poder público, que le fue otorgada, con el compromiso de “conservar, defender y proteger la religión católica” y “sostener la causa nacional de la Federación”. Además, el ejercicio de la suma del poder público duraría todo el tiempo que considerara necesario. Como puede observarse, dos de estos objetivos —la falta de laicismo o separación entre la Iglesia y el Estado, y el poder ilimitado— son características contrarias a nuestro orden constitucional actual. En los hechos, el poder de Rosas para entonces fue superior al de un gobierno de facto, ya que dentro de estos incluyó el de administrar justicia. Además, utilizó la suma del poder público para perseguir, embargar, hostigar y asesinar a sus opositores, incluso valiéndose de la Sociedad Popular Restauradora, un grupo con sus seguidores más fanáticos devenido en parapolicial —lo que hoy sería análogo a un “grupo de tareas”—, como fue la llamada “Mazorca”, para cometer dichos crímenes, y que fue fundada y organizada por su esposa Encarnación Ezcurra”.
Como en la mayoría de los fundamentos de su proyecto de ley, hay verdades y falsedades. Como dice el Presidente Milei, “vamos por parte”.
Sí es cierto que para asumir su segundo mandato en 1835, exigió la suma del poder público –que por otro lado sus opositores hicieron lo mismo con las provincias de las cuales se apoderaban–. Recordemos que pocos meses antes se había asesinado al general Quiroga y la situación interna y externa del país no era de lo mejor, por lo cual sin esas facultades, Rosas no podía gobernar. Pero hay un “pequeño detalle”, que a Ud. se le “escapa” o no quiere mencionar, y es que cuando pide el otorgamiento de tales facultades, lo condiciona al sometimiento de un plebiscito para que se expresen los habitantes de la provincia, lo que fue considerado por el mismo Sarmiento como un ejemplo y que da más legitimidad al mandato que le otorgó la Legislatura con la conformidad de todo el pueblo de la provincia. Dice Sarmiento: “Rosas era un republicano que ponía en juego todos los artificios del sistema popular representativo” y a continuación destaca la popularidad del gobernador porteño: “Y debo decirlo en obsequio de la verdad histórica: nunca hubo un gobierno más popular, más deseado ni más bien sostenido por la opinión”. Con respecto a ese plebiscito solicitado por Rosas, comenta la amplia participación de los habitantes “…principiáronse las elecciones o ratificaciones de todas las parroquias, y la votación fue unánime, excepto tres votos que se opusieron a la delegación de la Suma del Poder Público. ¿Concíbese cómo ha podido suceder que en una provincia de cuatrocientos mil habitantes, según lo asegura la Gaceta, solo hubiesen tres votos contrarios al gobierno? ¿Sería acaso que los disidentes no votaron? ¡Nada de eso! No se tiene aún noticia de ciudadano alguno que no fuese a votar…” “La suma del poder público…le fue otorgado por aclamación, Senatus consultus y plebiscito, sometiendo al pueblo la cuestión… Rosas era popular...”
Es verdad que se le concedió la suma del poder público “sin más restricciones que las siguientes: 1. Que deberá conservar, defender y proteger la Religión Católica Apostólica Romana. 2. Que deberá sostener y defender la causa nacional de la Federación que han proclamado todos los pueblos de la República. 3° El ejercicio de este poder extraordinario durará por todo el tiempo que a juicio del Gobierno electo fuese necesario…”
En esos momentos la totalidad de la población era católica y federal. A Ud. ¿qué le parece…? ¿Qué le iban a encomendar?: que defendiera la religión protestante y sostuviera la causa del unitarismo… Me parece Contadora que su razonamiento y su GPS histórico no va de acuerdo a los tiempos los cuales se refiere en sus fundamentos.
Note también Ud. que ese plebiscito fue el primer acto de soberanía popular y democrática de nuestro país, anticipándose ochenta años a la Ley Sáenz Peña, ¿Le parece poco?
En cuanto al laicismo le recuerdo que en la Constitución de 1853, establecía en su Artículo 2°: “El Gobierno federal sostiene el culto católico, Apostólico Romano”. Y el 73 disponía que “Para ser elegido Presidente ó Vice-Presidente de la Confederación, se requiere…pertenecer a la comunión Católica Apostólica Romana…”
A raíz de este último requisito Sarmiento antes de asumir como Presidente renunció a la masonería y Carlos S. Menem –de religión musulmana–, debió “convertirse” al catolicismo.
La reforma constitucional de 1994, mantuvo el mencionado artículo 2°.
Con respecto a la facultad de impartir justicia, derivada del otorgamiento de las facultades extraordinarias, lo hizo más que moderadamente y se hizo asesorar por conocidos jurisconsultos, p.e, el caso de los amantes Camila O’Gorman y Uladislao Gutiérrez, solicitó la opinión y dictamen por los profesores y jurisconsultos Dalmacio Vélez Sarsfield (unitario), Lorenzo Torres, Baldomero García y Eduardo Lahitte quienes dieron un dictamen condenatorio en aplicación de las leyes vigentes por entonces. Nos gusten o no ahora a nosotros. Cabe destacar asimismo que el padre de la misma Camila, Adolfo O’Gorman, exigió un castigo ejemplar para su hija.
Pero vuelvo a repetir, el empleo de las facultades extraordinarias fue más que limitado, incluso el mismo Rosas se autolimitó, ya que indicó que ellos no eran aplicables a las periódicas rendiciones de cuentas de la administración pública que ejercía.
Si Ud. lee la verdadera historia, verá que Rosas abolió la pena de confiscación de bienes, mediante el decreto del 20 de mayo de 1835, cuyo Art.1, ordena: “Queda abolida para siempre la pena de pérdida y confiscación general de bienes en todos casos, sin excepción alguna, en que la imponen las leyes que rigen en esta Provincia y en su consecuencia no podrá aplicarse para castigo de ninguna clase de delito”, lo que hasta ese entonces fue aplicado desde la Revolución de Mayo, por los distintos gobernadores y después de su derrota en Caseros fue aplicado de nuevo en su contra con la confiscación de sus bienes.
Como consecuencia de la invasión de Lavalle, con el concurso de la flota francesa en 1840, Rosas por decreto del 16 de setiembre de 1840, dispuso en su art. 1°: “Se declaran responsables especialmente los bienes muebles e inmuebles, derechos y acciones, de cualquier clase que sean en la ciudad y campaña pertenecientes a los traidores salvajes unitarios, a la reparación de los quebrantos causados en las fortunas de los fieles federales, por las hordas del desnaturalizado traidor Juan Lavalle; a las erogaciones extraordinarias a que se ha visto obligado el tesoro público para hacer frente a la bárbara invasión de este execrable asesino, y a los premios que el gobierno ha acordado en favor del ejército de línea y milicias, y demás valientes defensores de la libertad y dignidad de nuestra Confederación y de la América”.
Como vemos, sí procedió al embargo de los bienes de aquellos que se habían expatriado y conspiraban junto a las potencias agresoras. Pero “embargo” no es “confiscación”, el primero impide solo la disposición de los bienes, sin despojar la propiedad al embargado y el segundo quita directamente la propiedad al confiscado y el Estado se hace de los mismos.
Incluso como el mismo Sarmiento lo reconoce, aquellos hacendados que regresaron al país y al cual le fueron devueltas sus propiedades que habían sido embargadas, se beneficiaron porque sus ganados habían aumentado. Dice Sarmiento: “Rosas hacía tiempo había levantado la confiscación [embargo] de los bienes de los salvajes unitarios, mediante solicitud para obtenerlo, sucediendo muchas veces, encontrarse más ricos con los ganados reproducidos, gracias a un Juez de Paz benévolo o amigo, que tenían cuidados los bienes confiscados [embargados]”.
Además cabe consignar que Rivadavia, Lamadrid, Paz y otros jefes unitarios, confiscaron bienes de sus opositores y directamente se los apropiaron. Recuerda lo que dije precedentemente sobre su admirado Lamadrid y los “tapados” de Quiroga…
En los siguientes links, podrá tener más información sobre confiscaciones y embargos en la época de Rosas:
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2020/11/revolviendo-la-biblioteca-6-asi.html
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2020/11/politica-economica-de-rosas-juan-pablo.html
https://www.revistapersona.com.ar/Persona44/44Olaza.htm#:~:text=Entre%20las%20penas%20pecuniarias%20contempladas,considerados%20enemigos%20de%20la%20Confederaci%C3%B3n
Rosas no persiguió a sus “enemigos”, sino a aquellos traidores de nuestra Patria que se aliaron con el extranjero para someterla a otras potencias, como dijo el general San Martín, en carta a Rosas del 10 de junio de 1839, “…pero lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempo de la dominación española; una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer..” ver la carta completa en San Martín y Rosas, de Ricardo Font Ezcurra (editorial Juan Manuel de Rosas)
Los unitarios que cumplían con las leyes y no se aliaron con potencias extranjeras, fueron respetados como el caso de Dalmacio Vélez Sarsfield, quien además era asiduo concurrente a la casona de Rosas en Palermo, donde participaba de las tertulias de Manuelita Rosas.
De nuevo el cuentito de la “Mazorca” ahora considerada por Ud. precursora de “grupo de tareas”… increíble !!!, que liviandad !!!
El historiador brasilero João Pandiá Calógeras en su obra Formação histórica do Brasil (3° edición, Editora Comphania Nacional, 1938), se refiere a este tema: “La campaña de panfletos, artículos de diarios, revistas, libros, inundó América y Europa, y consiguió colocar a la Argentina, a sus autoridades, y principalmente a su dictador bajo la apariencia de una tierra de monstruos inauditos… Documentos eran divulgados evidenciando que, en los guarismos de las terribles hecatombes que se decían efectuadas por el rosismo, figuraban las bajas de los combates entre las parcialidades contendoras, y estas mismas muy aumentadas; que muchas personas indicadas como asesinadas, estaban perfectamente vivas y en absoluta salud y tranquilidad. Nada de eso valió para detener la calumnia, y hasta el día de hoy Rosas es tenido como el más vil de los degolladores. 'La Sociedad Restauradora' contaba en su seno ciudadanos prominentes de la capital. Es posible y natural que incluyese algunos facinerosos y fanáticos. En momentos de exaltación pública y de despiadada exacerbación de pasiones, hay siempre una turba de criminales y de malhechores que emerge de los 'bas-fond' de la sociedad, prontos a los peores excesos, sin que para tal cosa necesiten incitaciones, órdenes o instrucciones de los jefes autorizados de los movimientos políticos”. “La honra de la Historia exige que sean revistos tales juicios difamatorios. Sin duda el período era de crueldad y de ausencia de piedad; mas ocurrían tales crímenes en ambos grupos partidarios, y en cuanto a Rosas, parece haber tenido uno de los corazones menos caldeados en la práctica de tales horrores, de los más propensos a evitar el sufrimiento humano. La base de las acusaciones, de las mentiras y exageraciones se encuentra en el odio de partido, en el 'o’te-toi de lá que je móy mette', el venenoso rencor de enemigos de espíritu mezquino incapaces de hacer lo que él realizó”. “Ciertamente que no era un jefe blando o de manos leves: poseía un genio voluntarioso, un carácter incapaz de doblegarse; era cruel como todos sus semejantes en esa época en la Argentina. Pero era también un estadista, un hombre de ideales y de ejecución, cualidades que no se encuentran tan frecuentemente como sería de desear”. “Los principales autores de ese ambiente de exageraciones y calumnias fueron los miembros de la 'Comisión Argentina' unitaria, de Montevideo. Entre ellos se hallaban hombres de alto valer por su cultura, talento y coraje. Cegábalos empero la pasión partidaria. Es posible probar que traicionaron a su patria, apelando a la invasión extranjera y al oro francés para vencer a su propia tierra natal, con el solo propósito de cumplir sus miras egoístas de militantes de un grupo político. Rosas entre tanto, defendió la libertad e independencia y el respeto propio de la Confederación”.
Sra. Legisladora, Ud. que habla de la “Mazorca”, sabe de los métodos empleados en 1857 por los unitarios para ganar las elecciones, entérese de los términos de la carta que Sarmiento envió a Domingo de Oro el 17 de junio de 1857, donde el “civilizado” Sarmiento, escribía con respecto a las elecciones “democráticas” que se habían realizado en la provincia y que ganaron los “pandilleros” –unitarios–: “Nuestra base de operaciones ha consistido en la audacia y el terror que empleados hábilmente, han dado este resultado admirable e inesperado… establecimos en varios puntos depósitos de armas y municiones, pusimos en cada parroquia cantones con gente armada, encarcelamos como unos veinte extranjeros complicados en una supuesta conspiración; algunas bandas de soldados armados recorrían de noche las calles de la ciudad acuchillando y persiguiendo a los mazorqueros; en fin: fue tal el terror que sembramos entre toda esa gente con éstos y otros medios que el 29 triunfamos sin oposición. Los gauchos que se resistieron a votar por los candidatos del gobierno fueron encarcelados, puestos en el cepo, enviados al ejército para que sirviesen en la frontera con los indios y muchos de ellos perdieron el rancho, sus escasos bienes y la mujer… El miedo es una enfermedad endémica en este pueblo; esta es la gran palanca con la que siempre se gobernará a los porteños; manejada hábilmente, producirá infaliblemente los mejores resultados”. Contadora,… ¿qué decía de la “Mazorca”…? Le paso el siguiente link, para que pueda leer el tema con más extensión:
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2011/06/de-barbaros-y-civilizados.html
Algunos se espantan con la gran mentira de la “Mazorca”, pero ocultan todos los actos de terror del partido unitario. El año 1829 del gobierno de Lavalle en la provincia de Buenos Aires, ha sido el único de esa época terrible en que, en la ciudad de Buenos Aires, las defunciones fueron superiores a los nacimientos, según investigación realizada por Eliseo F. Lestrade en Rosas. Estudio sobre la demografía de su época publicado en el diario La Prensa, el 15 de noviembre de 1919 y tan sólo en las elecciones del 26 de julio hubo 76 víctimas entre muertos y heridos. Uniendo a esto las numerosas deportaciones, resulta que ese año disminuyó la población de Buenos Aires, hecho que no se registró durante la época de Rosas ni en el famoso año 40, Las otras Tablas de Sangre de Alberto Ezcurra Medrano (Edit. Haz, 1952).
5.9 “Los símbolos de los unitarios, e incluso los objetos de colores identificados con los unitarios ―celeste y verde―, fueron destruidos. Las casas, la ropa, los uniformes: todo lo que pudiera colorearse fue pintado de color rojo”.
Esto fue así, como Ud. dice. Por fin pegó una en forma completa. Es una de las pocas verdades que Ud. señala. Además de lo que detalla, hasta los carros fúnebres fueron pintados de color rojo punzó y las naves de guerra, como lo dice Héctor Blomberg en el poema Las naves rojas de la federación, en Cantos Navales Argentinos: Rojos son las mesanas y los trinquetes, / Las cureñas, las bandas; rojas, sangrantes, / Las camisas que llevan los tripulantes, / Desde los condestables a los grumetes, / Y usan galones rojos los comandantes….
Para leer el poema completo, aquí va el link:
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2008/12/las-naves-rojas-de-la-federacion.html
Además del rojo punzó, que pasó a a ser el color de moda de la época, también se utilizó el azul y azul turquí.
Félix Luna bajo el título La victoria de Rosas, publicado en el diario Mayoría del 20 de noviembre de 1974, dijo: “Mucho fue lo que dejó Rosas…” y después de hacer una enumeración y refiriéndose al color agregó: “…Y hasta me atrevería a agregar el colorido y la plasticidad de su época, que imprimió por primera vez un estilo característico a estas tierras nuestras, tan desabridas y despersonalizadas hasta entonces”.
Pero tal fue el desastre que hicieron los unitarios cuando por la fuerza accedieron a la toma del poder en Buenos Aires y otras provincias, que no solo fueron llamados “salvajes unitarios”, sino todo lo que los representaba fue odiado por el pueblo federal y por lo tanto destruido.
Ahora, yo le pregunto: ¿Qué habrá pasado en el caso contrario?, lugares donde dominaron los unitarios, ¿habrán permitido los colores federales?... no se le ocurrió pensarlo?
Juan Manuel Beruti, en su obra ya señalada, cuenta que por aquellos terribles días posteriores al motín de Lavalle en 1828, por el cual se convirtió en gobernador de facto y terrible represor: “Estando el señor Lavalle con su ejército, en las inmediaciones del lugar llamado de Álvarez dos leguas del puente de Márquez para el campo, entró en una casa y en ella encontró una divisa de las que llevan los federales para distinguirse de los unitarios; y por esto mandó pasar a cuchillo a la infeliz familia”.
Beruti sigue contando las “proezas” de los generales y las tropas unitarias contra el pueblo federal y finaliza, diciendo: “Estos son pasajes sueltos cometidos por los señores generales, sin contar otros muchos cometidos por sus soldados que omito relacionarlos por no llenar tanto papel con hechos tan horrorosos”… Qué comentario le merece Sra. Legisladora... sería importante me lo hiciera conocer.
5.10 “El punto culminante de este baño de sangre fue el llamado “octubre rojo” de 1840. No es exagerado calificar de dictadura totalitaria a este período y, debido a esta y otras de sus características, cabe incluir a Rosas como un precursor del fascismo, se dio por finalizada cualquier posibilidad de libertad de expresión en el periodismo de Buenos Aires, eliminó de todos los cargos públicos a sus opositores: expulsó a todos los empleados públicos que no fueran federales “puros”, y borró del escalafón militar a los oficiales sospechosos de ser opositores, incluyendo a los exiliados. A su vez, hizo obligatorio el lema de “Federación o muerte”, que sería gradualmente reemplazado por “¡Mueran los salvajes unitarios!” para encabezar todos los documentos públicos; e impuso a los empleados públicos y militares el uso de la divisa punzó, que pronto sería usado por todos”.
Bueno… bueno… No sé si Ud. será una infiltrada del PO o del PC en LLA, por lo que dice de fascismo, propio de una militante de izquierda…
Lo de “octubre rojo”, es otro cuentito de la llamada historia oficial.
En primer lugar como decía Winston Churchill en La crisis mundial 1911-1918 (Barcelona, 1944) “Ningún caso como este puede ser juzgado sin tener en cuenta las circunstancias que lo rodean…”
“Todos los acontecimientos tienen que ser juzgados en una justa relación con las circunstancias del momento y solo desde ese punto de vista”.
Es necesario saber para analizar someramente la cuestión, cuál fue la situación de la Confederación Argentina, en aquel momento del “octubre rojo del 1840”.
Desde marzo de 1838, nuestro país se vio asediado por la intervención francesa, apoyada desde Montevideo por la “Comisión Argentina”, formada por personajes del partido unitario, con conexiones dentro de nuestro país. En 1839 se había producido el levantamiento de los hacendados del sur de la provincia, como ya lo manifesté más arriba y en la ciudad se conspiraba y hubo un conato de revolución cuya cabeza visible fue el coronel Ramón Maza, hijo del presidente de la Legislatura, gran amigo del Restaurador. Por aquellos días de 1840, el general Lavalle, al frente de un ejército llamado pomposamente como “Ejército Libertador” o “Legión Libertadora” que fue trasladado a las costas bonaerenses de San Pedro por barcos de la flota francesa, amenazaban la ciudad de Buenos Aires, Rosas lo esperaba con sus sus menguadas fuerzas en los Santos Lugares de Rosas, ya que parte de su ejército se había trasladado a Entre Ríos para combatir el general unitario.
Ese ejército, anarquizado, falto de disciplina y orden, que según lo relata el general Tomás de Iriarte en sus memorias Memorias del general Iriarte – textos fundamentales (Compañía General Fabril Editora, Buenos Aires, 1962), cometían todo tipo de tropelías y crímenes, ante la mirada impasible de su jefe, el general Lavalle, quien no solo no las impedía, sino que las promovía.
Mientras Rosas se hacía fuerte en los Santos Lugares, también en la ciudad de Buenos Aires, se había preparado un dispositivo de defensa para el caso que Lavalle hubiera intentado atacar la ciudad y así la situación no era distinta a la de los Santos Lugares, ya que faltaban tropas y se temía la acción de grupos de unitarios a favor de Lavalle y los franceses. Circulan patrullas y alguna tropa que siembran el terror entre quienes pueden ser adictos al general unitario. Se cometen crímenes que han sido espontáneos y colectivos. Algunas personas –aproximadamente 20– son asesinadas por federales fanáticos. Se viven días de gran tensión y convulsión donde se despiertan las pasiones y muchas veces, se producen también venganzas personales, ajenas a la política.
Rosas no los fomenta, porque no era hombre de andar escondiendo la mano. Si hubiera considerado que alguien debía ser fusilado, así lo habría dispuesto, ya que no andaba con vueltas.
Por lo demás las víctimas comprobables del “octubre rojo”, fueron muchísimas menos, que las contabilizadas por los historiadores de la historia oficial. Ese año no ha habido mayor cantidad de defunciones que nacimientos como ocurrió en el año ’29 como ya lo manifesté más arriba, cuando Lavalle se insurreccionó contra el legítimo gobernador Dorrego y sí sumió a la provincia en el mayor terror, hechos “olvidados” por la historia oficial.
En la Causa criminal seguida contra el exgobernador Juan Manuel de Rosas ante los tribunales ordinarios de Buenos Aires (editado por Juan Palumbo, Buenos Aires, 1908), en la Vista Fiscal de Primera Instancia, Degüellos de 1840 y 1842, figuran solo los apellidos de 20 personas… 20 personas, nada más…
En carta que Lavalle envió a su mujer el 11 de octubre, entre otras cosas, le decía: “…Espero abrazarte pronto, porque en estas tierras de m… no hay quien me mate, por el terror que inspiramos”… “terror que inspiramos”… ¿qué me dice, Contadora…?
Cuando el unitario Villafañe le reprocha a Lavalle la falta de disciplina de su ejército, este le contestará: “…¡Disciplina en nuestros soldados! ¡No! ¿Quieren matar? ¡Déjelos que maten! ¿Quieren robar? ¡Déjelos que roben!”
Después Ud. y los antirrosistas hablan de “terror” en la época de Rosas… sí tienen razón… pero por parte de los unitarios, como hemos visto.
Fueron muchos más los muertos por la soldadesca de Lavalle, pero lo que pasa es que la sangre de los federales, secó muy rápido… Hay vidas (como la de los unitarios), que valen más que otras (como la de los federales y gente común).
Es verdad que en esa época se vio cercenada en Buenos Aires la libertad de la libre expresión, pero ello fue a quienes se encontraban aliados a los que atacaban nuestra Patria; como también se encontraba cercenada la libre expresión en Montevideo, donde “gobernaba” Fructuoso Rivera, junto a los unitarios agrupados en la “Comisión Argentina”. O acaso en Montevideo, se permitía la libre expresión de federales y blancos uruguayos…? O en nuestro país, donde los unitarios tomaban a la fuerza el gobierno de alguna provincia, permitían la libre expresión de federales…?, vamos Legisladora… no sea tan ingenua… Ud. no pretenderá engatusarme con que en los lugares donde gobernaban los unitarios, había libre expresión de ideas… no?
El 3 de febrero de 1832, por decreto de Rosas y [Juan Ramón] Balcarce, se consagraba oficialmente el uso de la divisa punzó. En él se decía: Que considerándose conveniente “consagrar del mismo modo que los colores nacionales el distintivo federal de esta provincia y constituirlo, no en una señal de división y de odio, sino de fidelidad a la causa del orden y de paz y unión entre sus hijos bajo el sistema federal, para que recordando éstos los bienes que han gozado más de una vez por la influencia de este principio, y los desastres que fueron siempre el resultado de haberlo abandonado se afiancen al fin en él, y lo sostengan en adelante con tanto empeño como la misma independencia nacional”.
Cuando se dispuso el uso obligatorio de la divisa rojo punzó, nuestro país todavía no era un estado totalmente organizado y unificado, sino que estaba formado por diversos estados provinciales más o menos autónomos. La divisa punzó fue un símbolo aglutinador, que tanto era usado por bonaerenses, cordobeses, salteños y del resto de las provincias, que había nacido en 1815 como expresión de las ideas republicanas y federalistas.
En una charla que el gobernador tuvo en 1849 con el ministro y encargado inglés Henry Southern, le explicó la necesidad y el porqué de la adopción de estos símbolos. En una carta que el inglés le remitió a Lord Palmerston, –primer ministro inglés– el 16 de julio de dicho año, le comentó de la conversación que había mantenido con Rosas sobre este tema y le decía entre otras cosas: “…Díjome [Rosas] que los países donde ha prevalecido el espíritu extremo de partido, y donde la turbulencia es como si fuese producto del suelo, era necesario que se impusieran ciertas enseñas que, una vez adoptadas, no originasen ningún interrogante y cuyo uso trajese como consecuencia la tranquilidad y seguridad de todos. ¿Qué otra muestra de adhesión podía existir más simple y menos onerosa, para demostrarla a la autoridad establecida, que una señal en la vestimenta que, una vez adoptada, de una vez por todas, quitaba toda duda?”.
“A fin de apresurar las tareas de curar las heridas que había sufrido el país en los conflictos revolucionarios pasados y reintegrar la sociedad política era menester facilitar la vuelta de todos los miembros que habíanse separado de la misma durante el desencadenamiento de las furias partidarias, y en vez de pesquisas, profesiones de fe o purificación –todos signos humillantes de sumisión a un nuevo orden de cosas–, todo lo que el gobernador de Buenos Aires pedía era que se usase una yarda o dos de cinta de seda. Esta divisa una vez adoptada y conservada, dispensaba de todos los procedimientos que fácilmente, por exceso de celo de las autoridades subalternas, se convertían en medios mortificantes para los individuos. El gobernador me dijo que esta medida tan simple era lo que le permitía abrir las puertas del país a todos los inmigrantes que quisieran acogerse a la protección del mismo, como muchísimos lo habían hecho. Su peor enemigo no tenía que hacer otra cosa que llegar al puerto, donde nadie le preguntaba nada, donde no se le requería ningún pasaporte, con tal que usase chaleco punzó y cintillo rojo, colocándose así bajo la protección de las leyes y poniéndose a salvo de cualquier averiguación, u observación. Lo cierto es que estas divisas sirven tanto y más prácticamente que una ley de amnistía y de inmunidad. Desde tiempo atrás, todos los días llegan numerosas personas que se han distinguido en el exilio por actividades hostiles contra este gobierno, y no hay ejemplo ni caso alguno que haya sido molestado, ni que nadie haya sido preguntado acerca de cuáles fueron sus acciones pasadas”.
En efecto, a partir de 1847 y a raíz de la favorable situación en la que se encontraba la Confederación, regresaron al país muchísimos expatriados, a quienes no se les molestó en absoluto, no obstante sus ideas políticas contrarias al gobierno expresadas en el pasado.
Le paso un link, para que pueda leer con mayor detalle, sobre las divisas en la historia argentina:
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2017/12/las-divisas-en-la-historia-argentina.html
5.11 En su proyecto Ud. se refiere a la Ley de Aduanas. “La Ley de Aduanas de Rosas consagró su modelo proteccionista, ya que determinó la prohibición de importar algunos productos y el establecimiento de aranceles para otros casos, lo que no impidió que se consolide Buenos Aires en detrimento de las provincias a la hora de comerciar. Así, se fijaba un impuesto básico del 17%, que aumentaba hasta llegar a la suma expropiatoria del 50%. Luego, con los bloqueos se redujeron estas tasas de importación aunque sin llegar a ser tan bajos como lo fueron antes y después de su gobierno”.
Burgin en su ya mencionado libro Aspectos… se refiere a los beneficios que significó el dictado de esta ley: “La ley arancelaria del 18 de diciembre de 1835 marcó el punto crítico de la política bonaerense sobre comercio exterior... por primera vez el gobierno hacía un serio esfuerzo para adaptar su política arancelaria al esquema económico de la provincia y del interior...”
“El gobierno también tenía motivos para estar satisfecho con el cambio que había introducido en su política agrícola. Un año después de promulgada la nueva ley arancelaria [de 1835], Rosas llamó la atención de la legislatura provincial sobre la rápida expansión de los cultivos de cereales en la provincia. Se había producido un notable aumento del área sembrada, y una mayor diversificación de la explotación agrícola. Se cosechaban otros granos, aparte del trigo, en cantidades superiores a todas las precedentes, y el país ya no dependía de la inestabilidad del tiempo o de las importaciones del exterior”.
“A la industria nacional la nueva tarifa le prometía mayores beneficios aún que a la agricultura. La industria manual de Buenos Aires recibió un grado de protección que nunca había tenido anteriormente. Lo mismo ocurrió con las industrias vinícola y licorera de las provincias de Cuyo y Tucumán, las textiles y de productos alimenticios de Córdoba y Santiago del Estero, y la ovina de las provincias del litoral. Liberalizando las reglamentaciones sobre el uso del puerto de Buenos Aires, Rosas estimuló las relaciones comerciales entre Buenos Aires y los puertos fluviales y mejoró con ello la posición de las provincias litorales en los mercados extranjeros”.
Le pregunto, Sra. Legisladora, ¿estaba mal la política proteccionista de Rosas?, o Ud. cree que en Francia, Inglaterra, EEUU en aquella época no protegían las industrias y productos que salían de sus factorías, contra la competencia extranjera.
Acaso Napoleón, mucho antes que Rosas, ¿no cerró las fronteras de la Europa continental, contra la introducción de productos ingleses…?
Justamente estos días salió publicado que en EEUU se elevaron notablemente los impuestos por la introducción de autos eléctricos chinos, y en el diario Clarín del 5 de julio ppdo. en la pág. 29, se anunciaba: “Fuerte proteccionismo de la UE contra autos eléctricos chinos”, también hace poco salió publicado que China recortó la entrada de carne porcina, proveniente de España… y en cuanto a la agricultura europea que se opone a la introducción de productos agrícolas de países americanos, justamente para proteger a los agricultores de esos países?. Estos son solo unos pocos ejemplos. Me extraña que Ud. no lea los diarios y se informe un poco mejor y salga de los estereotipos antirrosistas.
Me permito sugerirle que lea mediante este link, un artículo muy bueno sobre este tema, publicado en Wikipedia, a fin de que pueda ilustrarse, sobre los beneficios que significó para nuestro país, el dictado de esta ley de Aduanas.
https://es.wikipedia.org/wiki/Ley_de_Aduana_de_1835#:~:text=La%20Ley%20de%20Aduana%20de,18%20de%20diciembre%20de%201835
5.12 En su proyecto, afirma: “También decidió suspender los pagos de la deuda adquirida en 1824 por el Gobierno de Buenos Aires con la casa británica Baring Brothers”.
Ese préstamo de la Baring, gestionado y solicitado durante la gobernación de Martín Rodríguez a instancias de su ministro Bernardino Rivadavia, destinado a la construcción de un puerto, la fundación de tres pueblos y dotar de agua corriente a la ciudad de Buenos Aires, fue todo un fraude. Del “préstamo” de un millón de Libras, solo se recibieron quinientos sesenta mil, ya que se descontaron intereses futuros, gastos (léase coimas), etc. y además no vino en metálico sino mediante letras a descontarse por los comerciantes ingleses de Buenos Aires, o sea que los argentinos nos prestamos a nosotros mismos.
Como garantía de la deuda se afectaron todas las tierras públicas de la provincia. Ya llegado Rivadavia a la “presidencia”, unilateralmente y motu proprio, sin que nadie lo pidiera, se extendió la garantía a todo el territorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Los servicios de la deuda, debían abonarse anualmente y durante la gobernación de Manuel Dorrego para poder cumplir, debieron venderse las fragatas Asia y Congreso que se estaban alistando en Inglaterra para sumarse a la lucha que se desarrollando en la primera guerra contra el Imperio del Brasil.
Acoto que en realidad no se sabe en qué se empleó el “préstamo”, ya que no se hizo nada por lo cual se había pedido, ni siquiera fue empleado en la guerra contra el Brasil. Todo un fraude de personajes del partido unitario, Sin embargo la avenida más larga de nuestro país, se llama Rivadavia !!
Durante el gobierno de Rosas se abonaron los intereses, con excepción cuando no se pudo hacerlo debido al bloqueo francés y luego por la agresión francoinglesa. Según Scalabrini Ortiz, se abonaron las mensualidades en los años 1846, 1850 y 1851, que en total sumaron 43965 libras. Sí hizo jugar la situación a favor de nuestro país en esas contiendas con esas potencias, a fin de que los bonistas ingleses presionaran a su gobierno para hacer la paz con la Confederación y así poder cobrar los intereses y amortizaciones de la deuda.
En el N° 675 de la revista Todo es Historia de mayo ppdo., fue publicado un artículo de mi autoría, donde analizo este tema del préstamo de la Baring y las implicancias en nuestra historia. Este es el link para acceder al mismo:
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2024/05/el-primer-emprestito-rosas-y-las.html
5.13 Lo que Ud. dice “Por otra parte, el bloqueo francés afectó mucho la economía de la provincia, al cerrar las posibilidades de exportar. Eso dejó muy descontentos a los ganaderos y a los comerciantes, muchos de los cuales se pasaron silenciosamente a la oposición”, es parcialmente verdadero.
El bloqueo francés de 1838 produjo al gobierno provincial importantes pérdidas, la Tesorería se vió privada de la mayor cantidad de ingresos proveniente de los principales productos de exportación de la época que eran los derivados de la explotación ganadera: la carne salada o el tasajo, el sebo y en mayor medida los cueros, por lo cual al no poder exportarse, el gobierno no percibía los aranceles pertinentes, sumado ello a que los gastos militares aumentaban considerablemente. Por esa imposibilidad de exportar y vender sus productos, los saladeristas y estancieros se vieron también perjudicados, y las mercaderías se pudrían en las barracas. Entre los perjudicados estaba el mismo Rosas. Los familiares, amigos y allegados al gobernador, le pidieron que arreglara con los franceses para impedir esas pérdidas económicas. Su amigo y socio, Juan Nepomuceno Terrero, le escribió: “Las pilas de cuero se están pudriendo. Si sigue el bloqueo terminaremos por arruinarnos. Debes transar con los franceses”.
Rosas, consciente de la justicia de la posición argentina frente a las pretensiones francesas se opuso, pues si bien el bloqueo, a él como a otros empresarios también lo perjudicaba, antepuso el interés de su patria a los intereses suyos y los de su clase social.
No solo esos estancieros y terratenientes de los pueblos de Dolores y Chascomús se pasaron a la oposición, sino que produjeron el levantamiento mal llamado “Los libres de Sur”, en el año 1839, en combinación con Lavalle y las fuerzas francesas, ambos enemigos de nuestro país. Ese levantamiento fue una traición, ya que se produjo cuando nuestra patria se encontraba agredida por Francia y estos estancieros de renombre estaban en contacto con nuestros enemigos. Ese levantamiento fue una traición a la Patria. Fue sofocado por las fuerzas nacionales y muchos complotados –entre los que se encontraba Gervasio Ortiz de Rozas, uno de los hermanos del mismo gobernador– debieron expatriarse al Uruguay.
Le paso unos links, donde este tema es tratado en profundidad, uno de la profesora Beatriz C. Doallo y otro mío:
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2020/11/traicion-en-el-sur-beatriz-celina-doallo.html
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/search?q=El+levantamiento+en+el+sur+de+la+provincia
5.14 “Los paralelismos con gobiernos de corte populista y estatista posteriores no puede evitarse. Rosas extendió además sus políticas a la religión. En todas las iglesias, los sacerdotes debieron apoyar públicamente al rosismo. Celebraron misas en agradecimiento a sus éxitos y en desagravio a sus fracasos. Y así como la sociedad civil quedó sometida al pensamiento y a las prácticas uniformes del régimen rosista, similar situación se dio en el seno mismo del clero. La intromisión fue tal que hasta a los santos de los púlpitos se les colocó la divisa punzó y el retrato de Rosas se implantó en los altares, compartiendo el lugar que la Iglesia le dedica a los santos”.
Ud. habla de gobiernos de corte populista, cuando del gobierno del presidente Milei de LLA, de la cual Ud. forma parte, medios periodísticos lo tildan justamente de “populista”. Extraponer slogans y motes actuales a hechos, personajes y gobiernos de más de ciento cincuenta años atrás es una aberración. Pero Ud. mezcla todo, como en “Cambalache”, la Biblia, junto al calefón…
Después de la desastrosa política religiosa de Rivadavia, que conmovió los cimientos mismos de la sociedad de aquél momento, ya que existía un sentimiento religioso muy arraigado, cuando la legislatura porteña designó a Rosas como Gobernador, otorgándole la suma del poder público, le impuso “Que deberá conservar, defender y proteger la Religión Católica Apostólica Romana”, ver punto 5.8
Clérigos había partidarios de Rosas y otros que no lo eran.
En cuanto a lo que Ud. dice de que los sacerdotes celebraron misas en agradecimiento a los éxitos de Rosas, era porque esos éxitos eran los de nuestra Patria. ¿Qué iban a celebrar, los éxitos de Francia e Inglaterra…?
En cuanto a su afirmación de que el retrato de Rosas se colocó en los altares, no es cierto. El retrato del gobernador, en algunas ocasiones fue puesto no en el altar, sino al costado, en el prebisterio, lo que no es lo mismo. Era una costumbre que venía de la época virreinal, lo cual puedeleer e informarse a través de los siguientes links:
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2020/10/rosas-en-los-altares-1-alberto-ezcurra.html
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2020/10/rosas-en-los-altares-2-ernesto-j-fitte.html
https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/2020/10/rosas-en-los-altares-3-alberto-ezcurra.html
Rosas era católico y nunca hubiera permitido que su retrato fuera puesto sobre el altar, o en un lugar destinado a imágenes de santos. Era una persona sencilla, a quien no le gustaban los homenajes que se le hacían, los cuales en muchas ocasiones los rechazó, pero esa es otra historia.
5.15 Otro de sus fundamentos: “Al momento de su caída, a comienzos de 1852, en manos de las fuerzas de Urquiza el precursor de la liturgia de “lo nacional y popular” Juan Manuel de Rosas, se refugió en la legación británica, protegido por el Encargado de Negocios del Reino Unido, partió hacia Inglaterra en un buque de guerra británico. Al llegar a dicho país, se instaló en las afueras de Southampton, donde falleció años después”. Aquí otra vez hay verdades pero también importantes omisiones que hacen a la personalidad de Rosas y su honestidad.
El ejército que derrotó a Rosas estaba formado por brasileños, orientales, entrerrianos y correntinos, estos últimos sublevados contra el gobierno legítimo de su Patria. Me remito a lo que le escribí al presidente Milei, en cuanto a que ese derrocamiento y sus implicancias y la traición del general Urquiza y de los beneficios obtenidos por el Imperio de Brasil, que no solo significó una derrota para Rosas, sino de nuestro país. Esa batalla fue una derrota argentina, esa es la verdad, y a los hechos me remito.
Es cierto lo del refugio en la legación británica. Pero Rosas no fue ni antiinglés, ni antifrancés, ni antinorteamericano, ni antibrasilero, ni anti nadie. Respetó a todos los países, cuando respetaron al nuestro y solo los combatió cuando nos agredieron o quisieron entrometerse en la política interna. Incluso Rosas tenía admiración por el sistema político inglés, contrariamente a lo que sentía por Francia. Al momento de su derrocamiento la Confederación Argentina ya había firmado la convención Arana-Southern, por la cual el pabellón nacional había sido desagraviado y saludado con veintiún cañonazos, por nuestros hasta ese momento, enemigos. Ambos países estaban en paz. Además cuando arribó a Southampton, en el sur Inglaterra, fue saludado con salvas de cañón, reconocido como Jefe de Estado.
Me causa gracia, y mucha, cuando Ud. refiriéndose a Rosas, lo define como “el precursor de la liturgia de ‘lo nacional y popular’ ”. En cuanto a si fue “nacional”, no hay duda que lo fué, me remito a los conceptos que sobre él tuvieron no solo el Padre de la Patria, sino otros personajes de la época, nacionales y extranjeros. Y también fué popular, como el mismo escritor Ricardo Rojas lo reconoció (ver la carta a Milei).
Ahora, si Ud. pretende equipararlo a quienes en estos últimos años dijeron y dicen ser “nacionales y populares”, se equivoca de cabo a rabo. Nada que ver. Compárelos y verá que nada tienen que ver. Aquél “nacional y popular”, sirvió al país, llegó a la función pública, siendo, sino el más rico, uno de las personas con más riqueza en nuestro país y cuando debió dejar su cargo, se fue con una mano atrás y otra adelante. No se llevó a Inglaterra, sino una ínfima cantidad de dinero y aquí su fortuna fue injustamente confiscada por quienes justamente decían estar en contra de las confiscaciones y decían tener una constitución, más abajo me referiré a este tema. Allí en Inglaterra aquél “nacional y popular”, debió vivir en estrechez económica y de su trabajo personal. Uds. que dicen ser alberdianos, deberían leer al otro Alberdi, el que conoció peronalmente a Rosas en el exilio, como yo le señalé al Sr. Presidente Milei en la carta que le dirigí y que Ud. debería leer, para ver el comportamiento del Brigadier Rosas, allá en su exilio inglés.
Contrariamente a aquél “nacional y popular”, estos “nacionales y populares” contemporáneos nuestros, no vinieron a servir al país, sino por el contrario a servirse del mismo, haciendo del robo y la corrupción un sistema de vida. Todos ellos, cuando llegaron al poder, eran empleados (como el caso de Báez, cajero de Banco) o simples ciudadanos, sin riqueza alguna y de repente ¡Pum!, de la noche a la mañana, pasaron a ser ricachones, con autos de lujo, mansiones en countries, helicópteros, bienes en el extranjero, departamento en hoteles de lujo en Nueva York, amparados por sus cómplices en las altas esferas del poder…
No… Sra. no haga comparaciones, sin informarse, Rosas no fue igual a estos sátrapas y corruptos, que multiplicaron la pobreza de la población y multiplicaron su riqueza.
Yo no me trago esta nueva historia oficial de estos nuevos “nac & pop”, como se la traga Ud. Rosas fué un funcionario honesto y una persona digna. Por eso me considero rosista y para mí es un honor y una obligación moral hacia mi Patria, defender a este personaje histórico, un verdadero patriota y argentino cabal, de todos aquellos que quieren mancillar su memoria, como es su caso. Cuando defiendo a Rosas, estoy defendiendo a nuestra Argentina.
Cuando Rosas se fue al exilio, solo se llevó baúles llenos de documentos que le permitieran probar su honestidad y que para los argentinos supiéramos como fue su honesto gobierno y cual la verdadera historia, pues no me cabe duda que de haber quedado esa documentación en nuestro país, hubiera sido destruida pór sus enemigos políticos. Ese fue otro legado que Rosas nos dejó a los argentinos.
Vicente Quesada, padre de Ernesto, contó que cuando era joven y en los días posteriores al derrocamiento de Rosas, en la casa que éste poseía en la ciudad, sus enemigos procedieron a quemar numerosa documentación que había quedado allí.
5.16 “En 1856 el Senado de Buenos Aires sancionó un proyecto de ley en el cual se calificó a Rosas de “reo de lesa patria” —lo que recuerda a la calificación de los crímenes de lesa humanidad de la actualidad— y se declaró la competencia de la justicia para el juzgamiento de los delitos ordinarios endilgados a Rosas. En 1857 la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires declaró “traidor a la Patria” al sancionar la “Ley sobre enjuiciamiento de Juan Manuel Rosas”.
Otra vez con su afirmación de: “lo que recuerda a la calificación de los crímenes de lesa humanidad de la actualidad”, me confirma lo desubicada que es Ud. en materia de historia, al hacer una mescolanza tal de “crímenes de lesa humanidad” con hechos ocurrido en la primera mitad del siglo XIX. Le pregunto: con esto ¿que pretende?, que los Legisladores, compañeros suyos de la izquierda la acompañen en su proyecto de ley… o es Ud. una infiltrada del PC o del PO en LLA?. Cuando sus amigos de izquierda se refieren a delitos de lesa humanidad, nunca mencionan ni al genocida Stalin ni al genocida Mao, ni al genocida Trotsky… y esos sí que violaron derechos humanos a diestra y siniestra.
El diputado Nicanor Albarellos, en el discurso pronunciado en la Cámara de Diputados del secesionado Estado de Buenos Aires, (sesión N° 19 del 3 de julio de 1857), mientras se discutía la ley que declaraba a Rosas, traidor y reo de lesa patria, expresó su juicio sobre la figura y actuación de Juan Manuel de Rosas, exigiendo la sanción de esa ley, entendiendo que con el dictado de la misma, la actuación del exgobernador no quedara librado al juicio de la historia, que era justamente lo que a él le preocupaba.
Si bien se leen y analizan las palabras de Albarellos, (extractadas del Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de Buenos Aires, del año 1857) ellas en realidad enaltecen la actuación de Rosas. He aquí tales expresiones:
“…Rosas ese tirano, ese bárbaro, así bárbaro y cruel, no era considerado lo mismo por las naciones europeas y civilizadas, y ese juicio que formaron entonces las naciones europeas, pasado a la posteridad, pondrá en duda cuando menos, esa tiranía bárbara y execrable que Rosas ejerció entre nosotros. Es necesario, pues, marcar con una sanción legislativa, declarándole reo de lesa-patria, para que quede siquiera marcado este punto en la historia, y se vea que el tribunal más potente, que es el tribunal popular, que es la voz del pueblo, del soberano, representado aquí por los diputados, el que lanza sobre ese monstruo un anatema, declarándolo reo de lesa-patria…”
“Los ingleses… han reconocido en ese tirano ser digno de tratar con ellos y le han devuelto los cañones tomados en acción de guerra, le han saludado, sin embargo ese su pabellón sangriento y manchado con sangre inocente, con la salva de 21 cañonazos, con los mismos honores con que se saludan los pabellones de las naciones más cultas. Este hecho conocido en la historia, es un gran contrapeso, señor, si dejamos a Rosas sin ese fallo… La Francia misma que hizo causa común con los enemigos de Rosas, que inició la cruzada que en que figuraba el General Lavalle, a su tiempo lo abandonó, trató con Rosas también y saludó su pabellón con 21 cañonazos, y no el pabellón argentino, no el pabellón que flameó en la Cordillera de los Andes, sino el pabellón negro y manchado…Yo pregunto, señor, si este hecho no borrará en la historia todo lo que podemos decir, si legáramos al silencio todo lo que hemos dicho, si lanzamos al silencio, sin un fallo a este monstruo que nos ha diezmado por tantos años…”
“Es evidente que… ni puede librarse a la historia el fallo del tirano ¿Qué diríamos de Urquiza pues? ¿Hay uno solo al menos que para ese no alumbra el sol de Mayo, …habrá uno solo que creyera que Urquiza no era tan criminal o más bárbaro que Rosas? Y sin embargo, Sr. ¿qué dirá la historia cuando se diga que el Papa le ha hecho regalos suntuosos y le ha mandado decoraciones y reliquias sagradas? Yo pregunto si pasados algunos años en que esta generación haya desaparecido sino desempeñará un rol grandioso en la historia como humano y buen cristiano, el infame tirano Urquiza”.
“Lo mismo; sucederá con Rosas, y por, eso es que yo he de apoyar, el proyecto de la Comisión. Es preciso e indispensable que se sancione ese artículo por la Cámara… lancemos sobre Rosas este anatema que tal vez sea el único que puede hacerle mal en la historia, porque de otro modo ha de ser dudosa siempre su tiranía y también sus crímenes. Cuando se diga: la Inglaterra, a ese que le llaman tirano sus enemigos; ese país civilizado y culto le alargó la mano de la amistad y le llamaba su grande y buen amigo, ¿qué se dirá en la historia y como se le considerará tirano, cuando se sepa que a un caído se le hicieron honores cuando llegó á esa gran nación ! [Aquí Albarellos se refiere al recibimiento que se le hizo cuando Rosas llegó a tierra inglesa, donde fue recibido con una salva de 21 cañonazos, como jefe de Estado] ¿Qué se dirá en la historia, Sr; y esto si que es hasta triste decirlo, sin embargo, debo hablar la verdad y debo decir claro lo que siento ¿qué se dirá en la historia, cuando se diga que el valiente general Brown, el héroe de la marina en la guerra de la independencia fue el almirante que defendió sus derechos? ¿qué se dirá en la historia, sin éste anatema, cuando se diga que el hombre que contribuyó con sus glorias y talento a dar brillo a ese sol de mayo… cuando se diga que el general San Martín, el vencedor de los Andes, el padre de las glorias argentinas le hizo el homenaje más grandioso que puede hacer un militar legándole su espada. Se creerá esto, señor, sino lanzamos un anatema contra el tirano Rosas, se creerá dentro de 20 años o de 50 si se quiere ir más lejos a ese hombre tal como es cuando se ve al héroe de la marina argentina el general Brown, el general San Martin, el héroe de nuestras glorias, cuando se sepa digo que esos hombres les servían fieles y le rendían los homenajes más respetuosos, a la par de la Francia y de la Inglaterra, luego los salvajes unitarios sus enemigos, mentían, no ha sido tirano¸ lejos de eso era un grande hombre, un gran general. Es preciso lanzar sin duda ninguna, ese anatema sobre el monstruo…”
“Si ese artículo no se sancionase, si el juicio lo librásemos al fallo de la historia no conseguiríamos que Rosas fuera considerado como tirano y si tal vez que lo fuese en ella el más grande y más glorioso de los argentinos. de ese modo nosotros mismos daríamos a la historia antecedentes, para que ratificase con nuestro silencio que los salvajes unitarios eran realmente salvajes e indignos de merecer las consideraciones, ni aún de las naciones europeas”.
El historiador Mario Cesar Grass en su obra Rosas y Urquiza – Sus relaciones después de Caseros (Buenos Aires, 1948), dice con respecto a este inicuo juicio que se le siguió a Rosas:
“En cumplimiento del artículo 2° de la ley del 29 de julio de 1857, Rosas es sometido a proceso criminal ante los tribunales ordinarios de Buenos Aires”.
“La causa se sigue en rebeldía y, después de cinco años de fatigosa tramitación, termina en 1862 condenándose al ex dictador a la pena ordinaria de muerte con calidad de aleve… La sentencia de la Cámara Civil que da fin al proceso, confirma en tercera y última instancia y por vía de consulta, el fallo de la Cámara del Crimen, dictado en 12 de diciembre de 1861 confirmatorio, a su vez, del fallo del juez de primera instancia en lo criminal doctor Sixto Villegas, fecha 17 de abril de dicho año”.
“Este proyecto original, escarnio de la justicia argentina, muestra hasta donde llegó el ensañamiento y la impudicia de los enemigos del general Rosas que, en el afán de pulverizarlo con una condena judicial infamante, atropellaron, cínicamente, todas las normas éticas y jurídicas establecidas en los países cultos, privando al presunto reo de las garantías más elementales para defenderse contra el error, la violencia o la iniquidad de sus jueces”.
“La casi totalidad de los magistrados que intervienen en el proceso son sus enemigos mortales declarados y están moral y legalmente impedidos para juzgarlo y condenarlo de acuerdo a principios jurídicos de rigurosa aplicación en la época: Digesto, libro XLVII, título 15, ley 1, Fuero Juzgo, libro I, título 2, ley 19; Fuero Real, libro II, título 2, ley 2; Partidas, partida III, título IV, leyes 6, 9, y 10, título XXII, leyes 24 y 25”.
“Sin embargo, olvidando estos preceptos, fundados en el principio de que nadie puede ser juez de su enemigo, porque la imparcialidad es condición inseparable de la buena justicia, no encuentran escrúpulos en abocarse a la causa, sustanciarla y fallarla, condenando al enemigo indefenso a la pena capital, con declaraciones infamantes”.
“Si Rosas, ausente, no podía recusarlos, de acuerdo a la ley 22, título IV, partida III: ‘Sospecha nasce a las vegadas en el coraçon del demandado contra el juez, ante quien le quizieron fazer demanda. E porque es mucho peligrosa cosa, de auer ome su pleyto, delante del Judgador sospechoso…’, ellos por propia dignidad, debieron excusarse de entender en la causa, demostrando su delicadeza y resguardando su decoro, con ese procedimiento correctísimo que aleja todo asomo de sospecha”.
“Pero la voluptuosidad de castigar al enemigo, prevaleció sobre el deber y así el fallo condenatorio careció de la necesaria autoridad, maculando el prestigio de quienes lo suscribieron”.
“ ‘La prevaricación –dice Pacheco en Código penal Concordado y Comentado (Madrid, 1881)– en todos sus géneros posibles, es un delito tan perjudicial como repugnante, en el que no puede menos de ocuparse con suma atención la ley penal de todo pueblo civilizado. Por lo mismo que ella da el poder a los funcionarios públicos, es indispensable que nos garantice contra el abuso que puedan cometer en sus funciones’ ".
Cabe agregar, además, que en ese “juicio”, no se le dio a Rosas la oportunidad a la legítima defensa y ante su ausencia, tampoco se nombró a un defensor oficial para que lo defendiera y representara. Fue un verdadero baldón para la justicia de la provincia y me extraña que Ud. como legisladora, ignore todo este escándalo jurídico.
Toda una pantomima este seudo “juicio”, donde los que incumplieron la ley, fueron quienes acusaron y dictaron sentencia. Toda una vergüenza.
5.17 Este es, por fin, su último fundamento: “Más aún considerando que este no contribuyó a la consolidación institucional de la Ciudad de Buenos Aires sino todo lo contrario, y de hecho su federalización se produjo recién en 1880 gracias a la visión política de cuño liberal y verdaderamente federal del presidente Julio Argentino Roca y de la generación del ´80”.
Sra. Legisladora, con todo respecto, a Ud. le falta coherencia. Si Ud. acusa a Rosas de no contribuir “a la consolidación institucional de la Ciudad de Buenos Aires”, con todos los problemas que tuvo que afrontar durante su gobierno y recién casi treinta años después de su derrocamiento, el general Roca recién pudo lograr la federalización de la ciudad, que me dice de los gobiernos constitucionales que se sucedieron después de la caída de Rosas: Urquiza, Derqui, Mitre, Sarmiento, Avellaneda…
6. Señora Legisladora, yo estoy de acuerdo en que se retire el nombre de Juan Manuel de Rosas, de la estación terminal de subte, NO POR LOS FUNDAMENTOS SUYOS, que como he señalado no concuerdan con la verdad histórica, ya que muchos de ellos son contradictorios e inexactos, sino por el motivo que paso a señalarle.
Un criollo cabal, patriota y honesto como lo fue Juan Manuel de Rosas, no merece que su nombre aparezca junto al del más vil personaje y traidor de nuestra historia argentina, el general Justo José de Urquiza. Si Ud. está contenta con que un barrio de la ciudad lleve el nombre de un felón, allá Ud. y los vecinos de dicho barrio que piensan como Ud. Lo lamento por otros vecinos que saben de la actitud traidora que tomó el general Urquiza y que tienen que aguantar en vivir en un lugar que todavía le rinda homenaje a semejante individuo. Ud. puede leer en la carta que le envié al Sr. Presidente de la Nación, quien fue este despreciable y oscuro “prócer”.
Mariano G. Bosch, en su obra Historia del teatro en Buenos Aires (Est. Tipográfico El Comercio, 1910), refiriéndose a la actitud de Urquiza, en su alianza con los brasileros, dice: “…la acción de Urquiza, abandonando la causa que se llamaba republicana y americana, para plegarse al bando extranjero, que servía, más que otra cosa, los intereses del Brasil, que veía a Rosas un serio obstáculo a sus proyectos de expansión por el lado del Sud, en su fracasada anexión de la que un día llamó su provincia Cisplatina, el Uruguay. Urquiza al abandonar, no a Rosas, sino a la causa argentina, cometía traición… Cayó Rosas y murió por completo el teatro criollo… La invasión extranjera fue completa: felizmente los artistas no hollaban el suelo de la patria, como lo habían hecho las tropas brasileras que entraron a voltear al tirano y en auxilio de los unitarios, auxilio interesado, que trece años después hubo que pagarles con mucha sangre argentina, vertida en los esteros del Paraguay”. Hubo personas que vieron las cosas bien claras.
Si Ud. quiere que la estación de subte se llame “Monroe-Urquiza”, adelante !, en lo que a mí respecta, me tiene sin cuidado. Póngale el nombre que quiera.
Sí pido se saque cuanto antes el nombre de un patriota que se encuentra al lado del nombre del peor traidor que tuvo nuestra nación… y mire que hay varios de la misma condición…pero como éste, creo que ningún otro, tan descarado y por definición propia.
Seguramente su proyecto contará con la adhesión de otros legisladores de la izquierda o progres, a quienes Rosas rompió el esquema de la lucha de clases, pues Rosas, estanciero y saladerista, siempre fue apoyado por la gente trabajadora y humilde de nuestro país, incluso antepuso a los intereses propios y los de su clase social, el interés supremo de la patria.
EL MAYOR HOMENAJE QUE PUDO HABER TENIDO UN ARGENTINO Y EN VIDA, fue haber recibido el sable Libertador. Haberlo tenido en su casa, haberlo podido contemplar diariamente. Ese fue un real y máximo homenaje !!!!. Ese homenaje no puede ser opacado por ningún homenaje que pudo haber recibido otro personaje histórico, menos aún el traidor Urquiza.
Nadie podrá opacar ese glorioso nombre de Juan Manuel de Rosas.
Seguramente a Ud. también le debe picar ese homenaje como les pasó a los unitarios, cuando se enteraron del mismo. En efecto, ocurrida la muerte de San Martín, y enterados los unitarios del legado de su sable a Rosas, quedaron consternados y contrariados, porque ello importaba de parte del Libertador, por un lado la aprobación a la política de Rosas, y por el otro representaba una reprobación hacia la conducta antipatriótica que ellos habían tenido al aliarse con extranjeros en su lucha contra la Confederación Argentina, a cuyo frente se encontraba el gobernante porteño.
En una carta que Valentín Alsina le envió a Félix Frías el 9 de noviembre de 1850, le dirá: “Como militar [San Martín] fue intachable, un héroe; pero en lo demás era muy mal mirado por los enemigos de Rosas. Ha hecho un gran daño a nuestra causa con sus prevenciones, casi agrestes y serviles, contra el extranjero copiando el estilo y fraseología de aquel... Era de los que en la causa de América no ven más que la independencia del extranjero, sin importárseles nada de la libertad y sus consecuencias... Nos ha dañado mucho fortificando allá y aquí la causa de Rosas, con sus opiniones y con su nombre; y todavía lega a un Rosas, tan luego su espada. Esto aturde, humilla e indigna y... Pero mejor es no hablar de esto”.
Seguramente, Ud. también al conocer la cláusula 3ra. del testamento sanmartiniano, habrá quedado aturdida, humillada e indignada, como en su momento lo fueron los unitarios.
Quédese con el cartel de la Estación.
Ya algún legislador, argentino y sanmartiniano bien nacido, propondrá poner otro cartel de homenaje en otra estación, nada más justo que hacerlo en la Estación San Martín de la línea C, que llevará los nombres de ‘José de San Martín – Juan Manuel de Rosas’ con lo cual estarían unidos los nombres de estos dos patriotas, además amigos entre sí. Sería un justo homenaje para ambos… y yo sugeriría que en el medio de ambos nombres estuviera la réplica del sable del Libertador. Nada sería más justo.
Ya vendrá el día… La verdad a la corta o a la larga, siempre prevalece. Como decía Alberdi: “Solo la verdad aprovecha a los pueblos”.
7. Ya que está tan interesada en el cambio de nombres, voy a proponerle a ver si se anima a cambiar el nombre de una calle y una avenida, que lleva el nombre de un personaje histórico que dijo esto: “El pueblo judío, esparcido por toda la tierra, ejerciendo la usura y acumulando millones, rechazando la patria en que nace y muere por un ideal que baña escasamente el Jordán y a la que no piensa volver jamás. Este sueño, que se perpetua hace veinte o treinta siglos, pues viene del origen de la raza, continúa hasta hoy perturbando la economía de las sociedades en que viven, pero de que no forman parte; y ahora mismo en la bárbara Rusia, como en la ilustrada Prusia, se levanta un grito de repulsión contra este pueblo que se cree escogido y carece del sentimiento humano, el amor al prójimo, el apego a la tierra, el culto del heroísmo, de la virtud, de los grandes hechos dondequiera que se producen”.
A ver… a ver, Contadora, quien dijo esto?… Ud. dice: El nazi Joseph Goebbels… Nooo Contadora… gracias a Dios ninguna calle ni avenida de CABA lleva el nombre de ese nefasto personaje.
¡Lo dijo el nazi Sarmiento! En Condición del extranjero en América, sí Sarmiento… El nazi y antisemita Sarmiento.
Seguro que no lo sabía, pero ahora que lo sabe, a ver si se anima a pedir que se cambie el nombre de la calle y avenida que lleva también ese desgraciado apellido, por el de otro personaje más humanista. Anímese Contadora, sea ecuánime, a ver si tiene la valentía suficiente para hacerlo.
Me considero sanmartiniano, como le manifesté al principio de esta carta, ya que para mí es un mandato moral que nos dio el Libertador, cuando en la parte final de la última carta que le remitió a Rosas el 6 de mayo de 1850, poco antes de fallecer, le decía: “…como argentino me llena de un verdadero orgullo, al ver la prosperidad, la paz interior, el orden y el honor restablecidos en nuestra querida patria; y todos estos progresos efectuados en medio de circunstancias tan difíciles, en que pocos Estados se habrán hallado…”, felicitando también a Rosas de la siguiente forma “Por tantos bienes realizados, yo felicito a Ud. sinceramente como igualmente a toda la Confederación Argentina” y terminando su misiva, con un deseo que es un mandato moral para todos los argentinos cuando le dijo: “Que goce Ud. de salud completa, y que al terminar su vida pública, sea colmado del justo reconocimiento de todo Argentino, son los votos que hace y hará siempre a favor de Ud. este su apasionado Amigo y compatriota”.
Ud. Sra. Contadora, no está cumpliendo con ese mandato sanmartiniano, sino que hace todo lo contrario. Ud. sabrá por qué lo hace.
8. La presente carta la publicaré en mi blog “Periódico El Restaurador”, donde se podrá acceder más fácilmente a los links señalados en la presente.
Así también, me reservo el derecho de difundir la presente carta a los restantes miembros del cuerpo legislativo al que Ud. pertenece, y asimismo también a instituciones o personas a quien yo considere pertinentes.
Podría decir muchísimas cosas más, pero con lo manifestado creo que fue suficiente, razón por la cual, me despido con un atento saludo.
Norberto Jorge Chiviló – DNI 8260897
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