Publicado en el Periódico El Restaurador - Año V N° 19 - Junio 2011 - Pag. 16
De “bárbaros” y “civilizados”
Por El Gaucho
Federal
Esta
fue una obra escrita con el propósito de atacar al gobernador de Buenos Aires y
como dirá David Peña en su obra “Juan Facundo Quiroga”: “Para atacar a Rosas,
Sarmiento escribe Facundo”.
Según
el Diccionario, “civilización” significa: “estadio cultural propio de las
sociedades humanas mas avanzadas por el nivel de su ciencia, artes, ideas y
costumbres”, mientras que define a la “barbarie” como “rusticidad, falta de
cultura / Fiereza, crueldad”.
Fue
Sarmiento el que instaló así la dualidad de “Civilización” y “Barbarie” en
nuestra historia argentina.
Por
supuesto… que Sarmiento se incluye en la primera categoría, junto con sus
amigos del partido unitario y liberal, considerándose muy “civilizados”
mientras que a los del partido contrario, los federales, los apostrofa con el
término de “bárbaros”.
Pero
como bien se pregunta Peña en su mencionada obra “¿De qué lado estaba la
civilización? ¿De qué lado la barbarie?”
Vamos
a mostrar una “perlita” de los “civilizados” y en especial del “civilizado”
Sarmiento.
Corría
marzo de 1857, el “bárbaro” Rosas ya había caído hacía cinco años y la
“mazorca” ya no existía… Los unitarios y federales eran en ese momento los “Pandilleros”
y los “Chupandinos” designándose así respectivamente unos a otros. A los
primeros se los llamaba de esa forma por su modo violento y tumultuoso de
proceder y a los segundos por correr el carlón en sus reuniones.
En
esos momentos la provincia de Buenos Aires designada por los porteños como
“Estado de Buenos Aires”, se encontraba secesionada de
Se
realizaban elecciones el día 29 para elegir a los 25 reemplazantes de los miembros salientes de
Si
bien en la ciudad las fuerzas de ambos partidos eran más o menos equivalentes,
en el resto de la provincia los federales eran mayoría, por lo que el gobierno
comprendió que las elecciones se perderían si se realizaban en forma limpia, y
si entonces los federales ganaban, la provincia volvería a incorporarse a
Es
por ello que el gobierno echa mano a todo procedimiento –léase atropellos– que
le permitiera “ganar” las elecciones. Así el gobierno apoya a los pandilleros
quienes resultan ganadores de la “elección”.
Un
poco más de un mes después –3 de mayo–, Valentín Alsina acérrimo liberal, es
elegido Gobernador por los pandilleros.
Sarmiento,
falto de pudor, en la prensa se mofa de los adversarios y se regodea del
triunfo oficialista.
En
una carta que Sarmiento dirigió a Domingo de Oro el 17 de junio, –que cae en
poder de Urquiza y que éste hace publicar–, cuenta con lujos de detalles como
ganaron en tan democrática y civilizada elección. Dice:
“Nuestra base de operaciones ha
consistido en la audacia y el terror que empleados hábilmente, han dado este
resultado admirable e inesperado… establecimos en varios puntos depósitos de
armas y municiones, pusimos en cada parroquia cantones con gente armada,
encarcelamos como unos veinte extranjeros complicados en una supuesta
conspiración; algunas bandas de soldados armados recorrían de noche las calles
de la ciudad acuchillando y persiguiendo a los mazorqueros; en fin: fue tal el
terror que sembramos entre toda esa gente con éstos y otros medios que el 29
triunfamos sin oposición. Los gauchos que se resistieron a votar por los
candidatos del gobierno fueron encarcelados, puestos en el cepo, enviados al
ejército para que sirviesen en la frontera con los indios y muchos de ellos
perdieron el rancho, sus escasos bienes y la mujer… El miedo es una enfermedad
endémica en este pueblo; esta es la gran palanca con la que siempre se gobernará
a los porteños; manejada hábilmente, producirá infaliblemente los mejores
resultados”.
Atropellos,
asesinatos, terror, fraude… ¿Es todo esto la civilización...? ¿Dónde...? ¿Será
la civilización bárbara…?
Veintidós
años antes y como condición para asumir como Gobernador de
Todos
los hombres aptos para votar concurrieron
a sufragar; de 9320 que lo hicieron –la cifra más alta hasta ese
entonces–, solo 7 votaron negativamente.
Sarmiento
en “Facundo” dirá sobre dicha elección o ratificación a la designación por
parte de la legislatura: “…la votación fue unánime, excepto tres votos que se
opusieron a la delegación del Poder Público…”, y luego se pregunta el
sanjuanino: “…Sería acaso que los disidentes no votaron?” y contesta: “¡Nada de
eso!. No se tiene aún noticia de ciudadano alguno que no fuese a votar”. En esa
misma obra afirmará: “Y debo decirlo, en obsequio de la verdad histórica: nunca
hubo gobierno más popular, mas deseado ni mas bien sostenido por la opinión”.
En sus
“Obras Completas”, leemos esta otra afirmación: "Rosas era un republicano.
Era la expresión de la voluntad del pueblo y en verdad que las actas de
elección así lo muestran… Rosas era popular... Rosas era una manifestación
social, una fórmula de una manera de ser de un pueblo. La suma del poder
público le fue otorgada por aclamación y plebiscito, some-tiendo al
pueblo la cuestión".
Esteban
Echeverría, también dirá sobre esta cuestión: “Su popularidad era indisputable:
no solo el pueblo sino la juventud y la clase pudiente lo deseaban, lo
esperaban cuando empuñó la suma del poder”.
Ese
plebiscito fue un acto pleno de soberanía popular, donde se puso en práctica
por primera vez en nuestro país el sufragio universal… propio de un país
civilizado… que pusieron en práctica los “bárbaros”.
Fuentes:
“Vida
de Sarmiento – El hombre de autoridad”, Manuel Gálvez.
“Crónica
Histórica Argentina”, Edit. Codex.
“Sarmiento – Su gravitación en el desarrollo nacional”, Pedro De Paoli.