domingo, 1 de marzo de 2020

El año XX

  Publicado en el Periódico El Restaurador - Año XIV N° 64 - Marzo 2020 - Pags. 1 a 6   

 Año Belgraniano

1770-3 de junio-2020, 250 años de su nacimiento / 1820-20 de junio- 2020, 200 años de su fallecimiento. 

El año XX
Por Norberto Jorge Chiviló

El año XX

Juan Manuel de Rosas (c. 1830). Dibujo de la casa Ch. Decaux de Francia, publicado en el Tomo II de Historia de la Confederación Argentina – Rozas y su época, editado en Buenos Aires en 1892 por Felix Lajouane Editor

Este año se cumplen dos aniversarios relacionados a una de las figuras centrales de nuestra patria y creador de su bandera, el abogado, periodista, economista y general Manuel Belgrano, cuyo nombre completo es: Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano, que tuvo gravitación importante en la historia patria en las dos primeras décadas del siglo XIX.

Nació en Buenos Aires el 3 de junio de 1770, cuando la ciudad dependía del Virreinato del Perú, y murió a los cincuenta años de edad en la misma ciudad, pero integrante la misma de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el día 20 de junio de 1820, por lo cual se cumple el 250 aniversario de su natalicio y el bicentenario de su fallecimiento. Por estos dos aniversarios, este es el “Año Belgraniano”.

También en el mismo año que fue el natalicio de Belgrano, pero desconociéndose el día exacto, nació en Bonn, Alemania, un genio de la música de todos los tiempos: Ludwing van Beethoven. Otros personajes importantes de la historia nacidos en 1770 fueron: el político inglés George Canning quien llegó a ser Primer Ministro del Reino Unido en 1827; el prusiano Federico Guillermo III Rey de Prusia de la dinastía de los Hohenzollern, que intervino en las guerras napoleónicas y tuvo papel gravitante en la derrota de Napoleón y también fue uno de los gestores de la Santa Alianza; el porteño Teniente de Navío Cándido Francisco José de Lasala, que participó activamente en la Reconquista de Buenos Aires en 1806 y en su Defensa al año siguiente, muriendo en combate el 5 de julio; el brigadier general Juan Antonio Álvarez de Arenales, cuyo lugar de nacimiento no puede precisarse si fue en España o en Salta, de destacada actuación en las luchas por la independencia americana.

El último año de la segunda década del siglo XIX, esto es 1820 o como se conoce en nuestra historia, “el año XX”, en el que falleció Belgrano, se dieron muchos hechos que tendrán repercusión en la historia patria con posterioridad.

Pero también trataré de hacer un resumen de todos aquellos acontecimientos que fueron antecedentes de lo ocurrido en 1820, a fin de que se pueda comprender lo que pasó en ese año crucial.


Antecedentes políticos en el decenio 1810-1819

Mirando hacia atrás, ¿qué había sucedido durante los 10 años transcurridos desde la Revolución de Mayo? ¿Qué podemos decir y destacar de esa década, desde el punto de vista político y de la organización del Estado?

Como consecuencia de los hechos revolucionarios de mayo de 1810, producidos en la ciudad de Buenos Aires, en ese entonces capital del Virreinato del Río de la Plata, se produjo el establecimiento del primer gobierno patrio, llamado comúnmente como Primera Junta Gubernativa, encargado del ejecutivo, que fue un órgano colegiado de nueve miembros, compuesto por un presidente, seis vocales y dos secretarios, cuyo nombre oficial fue el de Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata a nombre del Señor Don Fernando VII.

En el seno de este cuerpo, se dieron dos tendencias, una moderada, tradicionalista y aperturista hacia los pueblos del interior cuya cabeza visible fue su presidente Cornelio Saavedra y la otra centralista y afín a los postulados de la Revolución francesa de 1789, liderados por el vocal Manuel Castelli y el secretario Mariano Moreno.

La crisis estalló el día 18 de diciembre cuando por votación se decidió la incorporación a la Junta, de los diputados que habían llegado desde el interior invitados por la circular enviada el 27 de mayo por la mismo cuerpo a los Cabildos integrantes del exvirreinato, solicitándoles justamente el envío de sus representantes. Ello fue una derrota para el grupo de Moreno y Castelli. 

Ese mismo día 18 se formó oficialmente la llamada Junta Grande que gobernó hasta el 22 de setiembre de 1811 en la cual estaban representados los pueblos del interior, cuando por un golpe institucional encabezado por el Cabildo, la Junta fue transformada en la Junta Conservadora con facultades legislativas y despojadas de las ejecutivas que tenía hasta ese momento, formándose para ejercer estas últimas un órgano colegiado denominado Triunvirato, conocido como Primer Triunvirato conformado por Feliciano Antonio Chiclana, Manuel de Sarratea y Juan José Paso, que tomó varias medidas de carácter centralistas, concentrando el mando político y militar.

Una revolución que estalló el 8 de octubre de 1812, con la intervención activa de los miembros de la Logia Lautaro y que contaron con la participación del Regimiento de Granaderos a Caballo comandados por San Martín, entre otros cuerpos militares, provocó la renuncia de los miembros de este cuerpo ejecutivo colegiado y el Cabildo lo reemplazó por el Segundo Triunvirato, conformado en un principio por Nicolás Rodríguez Peña, Antonio Álvarez Jonte y Juan José Paso. 

Durante el gobierno del Segundo Triunvirato, se instaló la Asamblea General Constituyente y Soberana, llamada comúnmente como Asamblea del Año XIII. También por aquél tiempo se produjeron las derrotas de la Segunda Expedición Auxiliadora al Alto Perú en Vilcapugio y Ayohuma. Todo ello precipitó la caída del Triunvirato y su reemplazo el 31 de enero de 1814, por un ejecutivo unipersonal, a cargo de Gervasio Antonio de Posadas, cuyo nombre fue el de Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, quien ocupó ese cargo hasta el año siguiente, seguido por su sobrino Carlos María de Alvear (1815), Ignacio Álvarez Thomas (1815-1816), Antonio González Balcarce (1816), Juan Martín de Pueyrredón(1816-1819), José Rondeau (1819-1820) y Juan Pedro Aguirre (1820).

La Asamblea del Año XIII que sesionó casi dos años desde el 31 de enero de 1813, no pudo concretar los dos objetivos principales para la cual fue establecida, que eran declarar la independencia y dictar una constitución, si bien dictó otras normas importantes. Un hecho de trascendencia se dio con respecto a los diputados de la Banda Oriental, elegidos por un Congreso dirigido por Artigas, quienes portaban instrucciones precisas para que la Asamblea declarara inmediatamente la independencia y se organizara el Estado bajo la forma republicana y confederal, lo que era contrario al centralismo porteño, por lo cual alegando vicios en las designaciones, fueron rechazados por la Asamblea, y ello agravó el distanciamiento con el gobierno de Buenos Aires. Artigas se afianzó como caudillo oriental y ese rechazo de diputados fue antecedente de la guerra civil que se acercaba (ER 20). Debemos aclarar que ese distanciamiento venía desde el sitio de Montevideo y se agravará con el paso del tiempo. Incluso el primer Director Posadas dictó un decreto el 11 de febrero de 1814, por el cual “Se declara a don José Artigas infame, privado de sus empleos, fuera de la Ley y enemigo de la Patria…, o para decirlo más sencillo, lo declaró traidor a la Patria, además de ponerle precio a su cabeza.

Francisco Ramírez
Soldado del Escuadrón Dragones de la Muerte de Francisco Ramírez.
Dibujo de Amado Bonplan

En 1814 Fernando VII fue repuesto en el trono de España como consecuencia de la derrota de Napoleón y la reunión del Congreso de Viena. Fernando se comportó como un monarca absolutista y con la intención de recuperar de cualquier forma sus dominios en América, promovió una expedición militar con ese objetivo. También la situación política y militar en América se encontraba complicada por la reacción realista que triunfaba en todas partes, desde el norte en Méjico hasta el sur en Chile, con excepción de la revolución de Buenos Aires iniciada en 1810. Todo ello fue determinante para que la Asamblea del Año XIII no declarara la independencia (ER 39).

Tres años después se reunió en Tucumán otro Congreso que declaró la Independencia en 1816, siendo ello una necesidad para legitimar la lucha que los ejércitos de las Provincias Unidas llevaban contra el dominio español.

Cabe acotar que la Liga Federal bajo el liderazgo de Artigas que comprendía un importante territorio conformada por la Banda Oriental, Entre Ríos (que comprendía también a Corrientes y Misiones), Santa Fe y Córdoba, en el Congreso de Oriente o de Arroyo de la China, reunido en Concepción del Uruguay, en junio, decidió –a excepción de Córdoba– no mandar sus diputados a Tucumán al considerar que ese Congreso estaba influenciado por los porteños, lo que se vio corroborado en abril del año siguiente cuando el Congreso se trasladó a Buenos Aires para seguir sesionando allí y dos años después el 20 de abril de 1819, dictó una Constitución, que por sus características centralistas y promonárquicas, no conformó a los pueblos del interior, lo que agravó y reavivó las luchas internas entre los directoriales y los federales.


Hechos militares en el decenio 1810-1819

Entre 1810 y 1819, se produjeron hechos y acontecimientos militares ya sea para provocar la adhesión de los pueblos del interior a la revolución, para lograr la independencia del dominio español, como también luchas intestinas entre los pueblos del interior y Buenos Aires y la invasión portuguesa a la Banda Oriental. 

Entre las primeras podemos mencionar la expedición militar al Paraguay que la Primera Junta, puso bajo el mando del general Manuel Belgrano, que fracasó en sus propósitos. 

Otra fue la campaña en la Banda Oriental contra el poder español en Montevideo, que finalizó con la toma de esa ciudad y puerto, pero con las divergencias ya señaladas entre porteños y artiguistas. 

Las diversas expediciones al Alto Perú (actual territorio boliviano), cuyo objetivo era llegar a Lima (Bajo Perú) donde se encontraba la base del poder realista en la América del Sur; fracasaron y quedaron empantanadas, no pudiendo llegar a destino y lograr sus objetivos. La lucha en lo que ahora es el norte de nuestro país para contener las embestidas del ejército español quedó en manos del salteño Martín Miguel de Güemes (ER 40). 

En agosto de 1814 el general San Martín, designado como gobernador intendente de Cuyo, viendo la imposibilidad de los ejércitos patriotas de pasar por el Alto Perú y llegar a Lima, concibió su plan de traspasar los Andes, dar la independencia a Chile y desde allí, por mar llegar al Perú. Desde ese momento San Martín, comenzó a organizar un ejército con aquel objetivo. La primera parte del plan sanmartiniano, fue cumplida satisfactoriamente entre el 12 de enero de 1817 con el inicio del cruce de los Andes y ya en suelo chileno con las victorias de Chacabuco el 12 de febrero, la entrada del ejército patriota en Santiago dos días más tarde y después de la derrota de Cancha Rayada, vino la victoria definitiva de Maipú el 5 de abril de 1818, consolidándose la independencia del país trasandino.

Casi en paralelo con la declaración de nuestra independencia, se produjo la invasión a la Provincia argentina de la Banda Oriental, por parte de fuerzas portuguesas gran parte de las cuales eran veteranas de las guerras napoleónicas, al mando del general Carlos Federico Lecor, con el objetivo de ocupar ese importante territorio y dominar una de las márgenes del Plata, objetivo que habían perseguido durante tres siglos y que los había enfrentado con la corona española. Montevideo fue ocupada el 20 de enero de 1817, finalizando la guerra tres años después con la derrota definitiva de Artigas en Tacuarembó el 22 de enero de 1820 y la anexión de la Banda Oriental al Reino de Portugal, Brasil y Algarves, como Provincia Cisplatina. Las únicas fuerzas que hicieron frente a esa invasión fueron las artiguistas, sin recibir ningún aporte del gobierno de Buenos Aires. El comportamiento del Directorio en esas circunstancias fue deplorable. El entonces Director Supremo Pueyrredón, no solo no declaró la guerra por esa agresión a una provincia argentina, sino que se mantuvo inactivo, “neutral”, y no solo eso sino que guerreó entre 1817 y 1819, contra Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes que formaban parte de los “Pueblos Libres”, con resultados adversos para los directoriales pero que impidieron que aquellos pueblos pudieran concurrir en auxilio de los orientales, por lo cual podemos decir que esa invasión portuguesa contó con la complicidad de las autoridades de Buenos Aires, quienes de esa forma quisieron terminar con la influencia de Artigas en el litoral, todo ello a costa de la pérdida de un importante territorio argentino, que se perderá definitivamente años después.

 Civiles y militares que criticaron esa política directorial fueron expulsados del país.


Dos tendencias en pugna    

Podemos decir que prácticamente desde el momento en que se produjo la Revolución de Mayo, surgieron dos tendencias: una centralista, con características monárquicas y aristocráticas que daba preminencia a Buenos Aires sobre el interior, pretendiendo seguir siendo el centro unitario del poder como lo había sido durante el Virreinato y seguir gobernando a las provincias, incluso designando a sus autoridades, que derivó posteriormente en el unitarismo y otra de tendencia republicana, que bregaba por la autonomía de los pueblos del interior de darse sus propias autoridades y que no aceptaron el predominio que sobre ellas pretendían los hombres de Buenos Aires y que derivó en el federalismo.

Con la incorporación a la Primera Junta de los diputados del interior que derivó en la Junta Grande parecía que la segunda tendencia se impondría, pero posteriormente y sobre todo a partir de la creación Triunvirato y después del Directorio, las tendencias aristocráticas, promonárquicas y unitarias y más aún con el dictado de la Constitución de 1819, la tendencia varió.

Las fuerzas federalistas y republicanas, a cuyo frente se encontraba José Gervasio Artigas, quien estaba secundado por Francisco Ramírez y Estanislao López entre otros, tenían influencia en un vasto territorio de las Provincias Unidas que comprendían la Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fé y Córdoba conformando la Liga de los Pueblos Libres.

Los enfrentamientos entre centralistas y federalistas se fue acentuando con el paso del tiempo. El rechazo de los diputados del litoral por parte de la Asamblea del año XIII acentuó el conflicto.

Esas luchas intestinas no cesaron en ningún momento y los intentos de los centralistas y directoriales para traer y coronar a un príncipe extranjero para que gobernara estas tierras, acrecentó el conflicto.

En 1819 y principios del año siguiente, la situación de las Provincias Unidas del Río de la Plata, se presentaba complicada. 

La gota que rebalsó el vaso fue el dictado de la Constitución de tintes monárquica y centralista de 1819, la que fue rechazada por la mayoría de los pueblos del interior y que por lo tanto nunca se puso en práctica. Este hecho se sumó a los variados intentos por parte de los directoriales de instalar una monarquía con un príncipe europeo y también a la posición asumida por el Directorio con respecto a la invasión portuguesa a la Banda Orienta a la que se hizo mención precedentemente. Esa oposición se dio en mayor intensidad en el litoral, acaudillada principalmente por Artigas. 


La orden del Director Rondeau a San Martín y Belgrano para bajar en auxilio de Buenos Aires

Con anterioridad, el director José Rondeau, había llamado en ayuda de Buenos Aires, al Ejército de los Andes que se encontraba en Chile y Cuyo al mando de San Martín y al Ejército del Norte al mando de Manuel Belgrano que estaba en Córdoba.

El primero se negó a obedecer esa orden para no intervenir en la guerra civil y prosiguió con su plan de emancipación americana.

Si bien Belgrano se puso en marcha hacia el sur cumpliendo la orden, por motivos de enfermedad dejó el comando del Ejército en su segundo, Francisco Fernández de la Cruz. Cuando las tropas se encontraban en camino, hubo una sublevación en la posta de Arequito –provincia de Santa Fe el 8 de enero de 1820. Los jefes de este amotinamiento fueron los coroneles Juan Bautista Bustos y Alejandro Heredia y el mayor José María Paz. El argumento de los amotinados era no intervenir en aquella guerra intestina, ni a favor ni en contra del Directorio, y su intención era volver a la frontera, amenazada por los enemigos realistas.


Batalla de Cepeda y caída del Directorio

El gobernador de Santa Fe, Estanislao López y el entrerriano Francisco Ramírez, lugarteniente de Artigas habían proclamado que “el general Artigas por el clamor de los pueblos nos manda a exigir del Directorio... la declaratoria de guerra contra los portugueses... y el establecimiento de un gobierno elegido por la voluntad de las provincias, que administre por base el sistema de Federación”. 

Declararon la guerra al Directorio y marcharon sobre Buenos Aires. El Director Supremo general Rondeau, salió al encuentro de los que llamaba “anarquistas”, siendo derrotado el 1° de febrero de 1820 en Cañada de Cepeda, cercano al límite entre las dos provincias, en un combate que duró menos de diez minutos, provocando ello la caída del Directorio y la disolución del Congreso Nacional, aquél que en la ciudad de Tucumán, tres años y medio antes había declarado la Independencia. 

En esta batalla triunfó el federalismo litoraleño y así el país entró en una etapa que podemos llamar “federal”.

El Supremo Entrerriano
Francisco Ramírez, el “Supremo Entrerriano”.

Buenos Aires recobra su autonomía

El día 16 los vecinos de Buenos Aires en un Cabildo Abierto, designaron una Junta de Representantes, que nombró a Manuel de Sarratea como Gobernador de la provincia. Esta Junta será de ahí en más la Legislatura provincial. De esta forma Buenos Aires recobró su autonomía y las Provincias Unidas dejaron así aunque más no fuera en los papeles de tener un poder central con asiento en Buenos Aires que fue el Directorio. De esta forma las provincias recobraron su autonomía, algunas de las cuales habían declarado su “independencia”. También muchas ciudades secundarias, en ejercicio de sus derechos se independizaron a su vez de sus capitales, para formar nuevas provincias, como por ejemplo Santiago del Estero que se separó de Tucumán, La Rioja lo hizo de Córdoba, San Juan por un lado y San Luis por el otro también se separaron de Cuyo.


El Tratado del Pilar – Ascensión de Ramírez y ostracismo de Artigas

El 23 de febrero, en la capilla del Pilar, se firmó el tratado homónimo entre Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos, comprometiéndose a la elección de diputados a un congreso para la organización de un estado bajo el régimen republicano y federal, asimismo establecía la libertad de navegación de los ríos Paraná y Uruguay, por parte de estas tres provincias. También se pactó que para el caso que el Litoral fuera atacado por los portugueses, Buenos Aires, iría en su ayuda.

En este tratado interprovincial, es el primero en el que Buenos Aires aparece como una provincia más, que entra en negociación con otras, pero sin atribuirse ninguna otra representación, para procurar la unidad nacional bajo la forma federal como era querido por Artigas.

El tratado fue firmado por Ramírez como “gobernador” de la provincia de Entre Ríos, cargo que se autoconfirió después de esa victoria, desconociendo así la autoridad de Artigas, lo que provocó que conocido el texto por éste, encontrándose en Corrientes después de la derrota de Tacuarembó y viendo también que en esa convención no se hacía mención a la reconquista de la Banda Oriental como lo había querido como condición necesaria para la firma de un tratado de paz, consideró que su subordinado lo había traicionado, lo que provocará el distanciamiento de estos dos hombres.

En consecuencia, Artigas no aceptó el Tratado y ello provocó la guerra con su exsubordinado Ramírez. Con sus fuerzas invadió Entre Ríos y derrotó a Ramírez, quién poco tiempo después y con ayuda porteña, se rehízo y vencerá definitivamente a Artigas, quien abandonado también por otros subalternos pasados a los portugueses, se retiró al norte, hacia el Paraguay, donde vivirá asilado hasta su muerte ocurrida en 1850. Con el exilio de Artigas, Ramírez dominó ya toda la Mesopotamia y formó un solo estado que llamó República de Entre Ríos.


Situación caótica en Buenos Aires

En Buenos Aires, la situación no era clara, se sucedieron diversos gobernadores, algunos de los cuales con tendencias centralistas, que duran pocos días en el cargo. Los federales también pelean entre sí. Es un momento de inestabilidad.


El inicio de la vida política de Rosas

Dorrego fue designado gobernador interino de Buenos Aires el 4 de julio y cuenta a su lado a un mozo de 27 años, comandante de milicias, que a partir de esos momentos comenzará a destacarse en la política bonaerense y casi diez años después será electo gobernador. Es un joven propietario y administrador de varias estancias y también tiene saladeros cuyos productos exporta en barcos propios al Brasil y Cuba. Es un industrial progresista, con una considerable fortuna hecha con tesón y constante trabajo, de carácter rudo y tenaz, formado en los duros trabajos camperos. Habitante de la frontera desde niño, es gran conocedor del campo y de sus habitantes, los gauchos e indios; con los primeros comparte el tipo de vestimenta, juegos y diversiones; con los indios también comparte juegos y se comunica con ellos en su propio idioma. Tiene un gran ascendiente entre el paisanaje y la gente de trabajo de la campaña, por su trato y proceder como patrón justo. Es el organizador de una milicia, armada a su costa, formada con los peones de sus estancias, adiestrados adecuadamente en una estricta disciplina; son los Colorados del Monte, es el 5° Regimiento de Caballería, un regimiento modelo. Es amante de la legalidad y el orden, cuyo prestigio crecerá día a día. Se llama Juan Manuel de Rosas.


Estanislao López derrotado por Dorrego

Promediando junio, Estanislao López, esta vez acompañado por Alvear y el chileno José Miguel Carrera, vuelve sobre Buenos Aires, llegando hasta los suburbios y luego se retira. El 18 de julio Dorrego sale en persecución de López, que reingresa a su provincia, mientras Alvear y Carrera acampan en San Nicolás, donde serán enfrentados por Dorrego quien los derrotó el 2 de agosto y diez días después en Arroyo Pavón vencerá al mismísimo López. En dichas acciones contó con el concurso de Rosas y Martín Rodríguez. El día 6 Dorrego confirió a Rosas el grado de teniente coronel y lo nombró jefe del 5° Regimiento, formado por los Colorados.


La elección de Martín Rodríguez como gobernador

Engolosinado con estas victorias, Dorrego cree que fácilmente podrá imponerse a las montoneras de López y no haciéndole caso a Rosas y a Rodríguez, que le aconsejan no invadir Santa Fe, por el contrario cruza el arroyo del Medio y así penetra en esa provincia en persecución de López. Al no ser escuchados, Rosas y Rodríguez se separan del ejército y regresan a Buenos Aires. López, con astucia, “lleva” a Dorrego a un campo de mío mío, que son pastos venenosos y que causan estragos en las caballadas del ejército porteño y que dejan de a pie a su ejército, por lo cual López carga contra esos soldados sin caballos y los derrota en el Gamonal el 2 de setiembre, pero contrariamente a lo hecho por Dorrego, solo lo persigue hasta el límite de ambas provincias pero no penetra en Buenos Aires, siendo ello un indicio de sus deseos de paz. Aquel error le costó a Dorrego la gobernación ya que la Junta de Representantes a fines de setiembre lo reemplazó por el general Rodríguez, apoyado por Rosas, quien consideró al nuevo gobernante como garantía de orden y también como la persona que podría lograr la paz con Santa Fe, contrariamente a lo que hubiera sucedido con Dorrego, que tenía una posición netamente confrontativa con el gobernador santafecino.


El Ejército de los Andes desembarca en Perú

Mientras esto ocurría en Buenos Aires y Santa Fe, en la madrugada del 8 de setiembre, muy lejos de aquí, desembarcaron en la bahía de Paracas, cercana a Pisco y a 230 kilómetros aproximadamente de Lima, 4.500 soldados trasladados en 24 naves, que habían partido el 20 de agosto desde el puerto chileno de Valparaíso, llevando municiones y todo tipo de pertrechos. Esa fuerza pertenecía al Ejército de los Andes al mando de San Martín, dando inicio ya desde suelo peruano a una larga campaña contra el poder realista.


El 5 de octubre – Los Colorados del Monte

Del 5° de colorados – 1820. “Colorados del Monte”. Dibujo de Eleodoro Marenco

A fines de ese mes y principios de octubre, se produjo en Buenos Aires una revolución federal al mando del coronel Vicente Pagola, que contaba con gran apoyo popular y elementos orilleros y ocuparon la ciudad y el Fuerte bajo los gritos de “¡Abajo los directoriales!”, estableciendo cantones y trincheras en las bocacalles. Pretenden la renuncia del gobernador Rodríguez, quien se ha retirado a la campaña a buscar el apoyo de Rosas y sus milicianos. Ya el día 4 de octubre ambos están en la ciudad y ofrecen a los sublevados una generosa amnistía que estos no aceptan y exigen como única solución la renuncia del gobernador y la designación de uno nuevo. Rosas y Rodríguez se mantuvieron inflexibles en reconocer solo a la autoridad designada por la Junta de Representantes.

El día 5 los Colorados del Monte, “tropas de orden” con Rosas al frente, cargan sobre los cantones formados por los insurrectos y el Fuerte y desmontados de sus cabalgaduras y cuchillo en mano entablan una feroz lucha cuerpo a cuerpo con arma blanca, que dura más de cinco horas, tras lo cual la ciudad es totalmente retomada y la revolución vencida. Al anochecer Rodríguez pudo entrar en el Fuerte acompañado por Rosas, reconociendo así la acción importantísima que habían tenido las fuerzas a cargo de su subordinado, quien se convirtió en el héroe del día.

Los soldados de Rosas se destacaron por el orden que habían observado en todo momento y especialmente por el comportamiento y respeto hacia los vecinos, lo cual causó admiración entre la población, desacostumbrada a tan correcto proceder de los cuerpos armados de aquél entonces. Son llamados “Nobles hijos del sur, bravos campeones”, según unos versos que les dedica fray Cayetano Rodríguez (ER 49).

La valía que para Rosas tienen el concepto de orden y la legalidad, lo hacen estar esta vez del lado de los “directoriales” y con el legítimo gobernador Rodríguez y contra la anarquía y el desorden. Esas minorías directoriales o unitarias, años más tarde lo combatirán con saña y todo tipo de malas artes y no pararán ni siquiera de hacerlo así ante su muerte y tratarán de enlodar su memoria.

Juan Manuel de Rosas
Colorado del Monte. Dibujo de Eleodoro Marenco

El 6 de octubre la Junta de Representantes otorgó al gobernador Rodríguez las facultades extraordinarias (1), quien al día siguiente, apreciando los servicios prestados por Rosas en el restablecimiento de la autoridad, lo ascendió a coronel de caballería.

Cuatro días después, Rosas en el Manifiesto dirigido al “benemérito pueblo de Buenos Aires” (ver texto completo en ER 1), antes de retirarse con su regimiento a sus estancias, ya cumplida su misión, expresaba entre otros conceptos:

…La unión, mis compatriotas, la santa unión. La patria nos la pide. La patria exige de nosotros este corto sacrificio; la patria agonizante clama que no la abandonemos, por preferir a su existencia la de los odios y la de la anarquía.

Sed generosos los que abrigáis algún resentimiento. Sin unión no hay patria; sin unión todo es desgracia; todo fatalidades, miserias”.

Sed precavidos, mis compatriotas; pero más que todo sedlo con los innovadores, tumultuarios y enemigos de la autoridad. Sed juiciosos para reclamar; sed sumisos a la ley, no confundiendo al gobierno con las personas, y a la representación suprema con los representantes”. 

Me despido, compatriotas. El 5° regimiento del sur de todos es amigo, de todos es hermano. Primero, segundo y tercero tercios cívicos; ciudadanos todos, y cada uno, recibid los votos que os hago presente a nombre de la división que comando. ¡Odio eterno a los tumultos!, ¡amor al orden!, ¡fidelidad a los juramentos!, ¡obediencia a las autoridades constituidas! Recibid a su nombre, os repito, la confesión de sus sanos sentimientos, este desahogo de unas almas patriotas, y esta expresión de unos hermanos agradecidos. Creedme que toda su satisfacción consiste en haber procurado ser virtuosos, y la mía muy particularmente en haber obedecido, sirviendo al pueblo en que nací y a la provincia a que pertenezco”. Por esos días, también los victoriosos Colorados del Monte, a cuyo frente marchaba su comandante, desfilaron por las calles de la ciudad.

Vencida la revolución, Dorrego reconoció la legitimidad del nuevo gobernador.


La llegada de la fragata Heroína a Malvinas

Islas malvinas
La fragata Heroína en Puerto Soledad, 6 de noviembre de 1820. Pintura de Emilio Biggeri (1907-1977). 

Por aquellos días, el 27 de octubre se produjo un hecho trascendental. El Coronel de Marina David Jewett, de origen estadounidense pero al servicio de las autoridades de Buenos Aires, al mando de la fragata Heroína, de acuerdo a directivas impartidas por el gobernador Manuel de Sarratea, llegó a puerto Soledad, tomando posesión efectiva del archipiélago malvinense. Esa toma de posesión fue conocida en Londres, debido a la publicación de la noticia en el diario The Times del 3 de agosto de 1821.


El Supremo Entrerriano

El 24 de noviembre, en Gualeguay, Ramírez fue elegido como Jefe Supremo de la República de Entre Ríos, que comprendía todo el territorio de la Mesopotamia (Entre Ríos, Corrientes y Misiones) y por ello es conocido como el “Supremo Entrerriano”.


El Tratado de Benegas

Ese mismo día, pero en la estancia de Benegas, situada junto al arroyo del Medio, que es el límite entre Buenos Aires y Santa Fe, los gobernadores de ambas provincias: Rodríguez y López y por las gestiones pacificadoras realizadas por el gobernador cordobés Bustos, establecieron la paz por el tratado que lleva el nombre de la mencionada estancia. Rosas como comandante y coronel de milicias, acompañaba a Rodríguez no será ajeno a las negociaciones que se llevan a cabo. Como condición para su firma, el gobernador López reclamó la entrega de 25.000 cabezas de ganado, como indemnización por los gastos incurridos por su provincia en la guerra contra Buenos Aires. Rosas se convirtió en garante y ejecutor de este acuerdo, encargándose personalmente de reunir ese número de cabezas de ganado, la mayor parte proveniente de sus estancias y el resto provistos por otros hacendados de la provincia. Cumplirá con creces su obligación, ya que las cabezas de ganado entregadas excederán el número de 30.000 (2).

Y así terminó ese año tumultuoso de 1820.


Notas:

(1) Rosas no fue el único que recibió las facultades extraordinarias, durante sus mandatos como Gobernador. Entre otros, Martín Rodríguez  también las recibió el 6 de octubre de 1820 por el término de tres meses, las que cesaron el 6 de enero de 1921, el día 30 pidió se les renovaran tales facultades, lo que así se hizo el 6 de febrero “sin límite de duración”.

(2) Tres años después López asentaba en el documento respectivo: “Queda chancelado el presente documento en que el benemérito coronel Juan Manuel de Rosas llenó el compromiso de su contexto con el ‘exceso’ de 5.146 cabezas más…”


Fuentes:

Crónica Histórica Argentina, Tomo 2, Editorial Codex S.A., Buenos Aires, 1968.

BILBAO Manuel, Historia de Rosas, Editorial Sopena Argentina S.A., Buenos Aires, 1940.

GALVEZ Manuel, Vida de Juan Manuel de Rosas, Editorial Claridad, Buenos Aires, 1997.

PERRONE Jorge, Historia de la Argentina, Tomo 1, Editores Unidos, Buenos Aires, 1981.

SALDÍAS Adolfo, Historia de la Confederación Argentina, Tomo 1, Librería El Ateneo Editorial, Buenos Aires, 1951.