jueves, 28 de julio de 2022

Los colores de la bandera : Armando Alonso Piñeiro

REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

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En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años. 

En el diario La Prensa, del 20 de junio de 2010, fue publicado en la columna "Los fantasmas del pasado" un artículo sobre los colores de la enseña patria. 

Celeste y blanca

por Armando Alonso Piñeiro

Belgrano


Desde que el 27 de febrero de 1812 Manuel Belgrano izara por primera vez la bandera argentina inaugurando unas baterías en las márgenes del río Paraná, una larga polémica se fue instaurando década tras década sobre los verdaderos colores de la enseña patria. Si bien voy a mencionar más adelante algunas de estas discusiones, cabe recordar que aquel febrero Belgrano informó al gobierno porteño textualmente: “Siendo menester enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional”. Podrán argüirse dictámenes y pareceres diversos, pero es un hecho que los colores originales de nuestra insignia máxima eran el celeste y blanco. Ese mismo año, pero el 23 de agosto, ella fue izada por primera vez en Buenos Aires en la iglesia de San Nicolás de Bari. Y recuerda Juan Manuel Beruti en sus conocidas Memorias Curiosas: “Toda la torre en sus cuatro perillas tenía puesta una bandera celeste y blanca”. Juan Manuel Beruti, a su turno, evocó cuando el estandarte nacional tremoló en el Fuerte, el 17 de abril de 1815: “... la bandera de la patria, celeste y blanca”. A su vez, el Congreso de Tucumán aprobó una resolución el 25 de julio de 1816 por la cual el distintivo nacional sería “la bandera celeste y blanca que se ha usado hasta el presente”.

Los colores de marras no eran desconocidos por aquellos ancestros, pues ya durante las Invasiones Inglesas habían aparecido en forma de lazos y cintas. También los tenían tanto el manto de la Inmaculada Concepción como la banda de Carlos IV.

En realidad, el color celeste figura en vexilología como una tonalidad del azul, conocido como “azul cerúleo”, en relación con el tono del cielo despejado.

Con el correr de los años se fueron produciendo algunas confusiones, y como lo dijera en el año 2003 el presidente del Instituto Nacional Belgraniano, profesor Toribio Luzuriaga, los colores se habían convertido “en un problema puramente ideológico: durante el gobierno rosista se utilizó el azul turquí o azul intenso y el celeste era el color que distinguía a los unitarios”.

Otro experto, Guillermo Palombo, señaló en su oportunidad que “el color es el azul, del que el celeste es un matiz. Así, por ejemplo, son diferentes el azul marino, el azul de Prusia y el azul turquí”.

El 20 de junio de 2008 se firmó un convenio entre el Ministerio del Interior y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), por el cual se acordó un trabajo conjunto para determinar las características técnicas de la enseña.

Tan inspiradora y simbólica había sido la bandera belgraniana, que sirvió de modelo a varios países centroamericanos. En los años veinte del siglo XIX, en efecto, El Salvador fue el primer estado de la región que adoptó los mismos colores del lábaro argentino, siguiéndole después Guatemala, Honduras y Nicaragua. En la capital costarricense, incluso, hay una escuela denominada ‘Manuel Belgrano’, lo que habla de la influencia argentina en aquellos años liminares.

Espero que en este día emblemático los balcones del país estén debidamente embanderados y la escarapela creada por el gobierno porteño en 1812 figure en sacos y vestidos, mínimo homenaje que varias veces por año debemos al general Manuel Belgrano.

Vale la pena recordar, como corolario de la presente columna, un párrafo vibrante de este prócer singular, que lo define como precursor auténtico de la libertad del periodismo: “La libertad de prensa no es otra cosa que una facultad de escribir y publicar lo que cada ciudadano piensa y puede decir con la lengua. Es tan justa esta facultad como la de pensar y de hablar y es tan injusto oprimirla, como lo sería el tener atados los entendimientos, las lenguas, las manos o los pies, a todos los ciudadanos. Es necesaria para la instrucción pública, para el mejor gobierno de la Nación y para la libertad civil, es decir, para evitar la tiranía de cualquier gobierno”.


En este Blog -Revolviendo la biblioteca 144- podrá leerse un artículo sobre este tema titulado "La bandera argentina, en unión y libertad", del mismo autor, en el siguiente link: 

https://periodico-el-restaurador.blogspot.com/search?q=La+bandera+Alonso+Pi%C3%B1eiro