REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA
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En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años.
Publicamos a continuación un artículo del historiador Omar López Mato, aparecido en el diario La Prensa del día 13 de Junio de 2010, en la columna Umbrales del tiempo.
Los días de Lord Strangford II
por Omar López Mato
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Lord Strangford ( 1780 - 1865 )
El joven lord había ganado una importante batalla para Inglaterra sin derramar una gota de sangre. Brasil y la corte lusitana quedaban bajo la protección del imperio británico y con esto proyectaba su poder sobre la América española. La flota transportó a 15.000 miembros de la nobleza portuguesa, incluyendo 15 personajes de la familia real. Además se llevaban la mitad del dinero que circulaba en el reino de Portugal. Los franceses se habían quedado con una cáscara vacía. Después de 55 días de accidentada navegación, la flota arribó a Bahía. Allí el rey Juan tomó una decisión que dejaba traslucir, sin duda alguna, la influencia inglesa, sus colonias se abrían al libre comercio. Poco se detuvieron en Bahía, la corte se dirigió a Río de Janeiro, donde arribaron el 8 de marzo. La nobleza portuguesa debió pasar varios días buscando un lugar decente donde vivir. Pero ese no fue problema para lord Strangford, que se dirigió hacia Londres después de acompañar al rey Juan hasta Madeira. El mismo Canning congratuló a Strangford y considerando la notable influencia que había ejercido sobre la corte, nadie mejor que él para manejar las relaciones lusitanas en América. Hacía Río fue el joven lord. No bien desembarcó, el rey Juan requirió su presencia. Strangford recibió un cálido recibimiento donde el rey le rogaba que tuviese a bien olvidar cualquier desafortunado evento del pasado que pudiese empañar la nueva relación entre las dos naciones. Para cuando Strangford llegó a Río de Janeiro ya estaba al tanto del fracaso de ambas expediciones inglesas al Río de la Plata, de hecho, el mismo Canning le había manifestado que de aquí en más las relaciones se limitarían a “una política comercial”. En Río conoció a dos emigrados que habían asistido a escapar al general Beresford, nos referimos a Saturnino Rodríguez Peña y a Manuel Padilla, vehementes propulsores de la independencia de las colonias españolas. Rodríguez Peña subsistía en Río gracias a la pensión concedida por el gobierno británico sin que esta fuese muy generosa, apenas lo indispensable para mantener decorosamente a su esposa y cinco niños. Por su parte, Padilla se dirigió a Inglaterra donde trabó una estrecha relación con el general Miranda. La casa de Rodríguez Peña fue foco de conspiración en Río y Strangford no dejó de estar al tanto de todo lo que se tramaba en la ciudad carioca, más cuando Padilla volvió de Inglaterra con una carta del marqués de Wellesley recomendándole a Strangford “dar protección y apoyo” a estos dos emigrados que habían dado señas de una disposición fuera de lo común. El joven Lord prestó el solicitado auxilio cuando el representante de la Junta sevillana, el marqués de Casa Irujo, pidió la aprehensión de Rodríguez Peña, Padilla y Pueyrredón. En esta circunstancia, se pudo aprovechar la influencia que el inglés tenía sobre el monarca lusitano. Juan le dio largas al asunto para decepción y furia del español. Padilla también fue el centro de un episodio tragicómico, ya que el diplomático español lo hizo secuestrar del barco que lo conducía a Buenos Aires para adueñarse de sus papeles y así demostrar, sin lugar a dudas, su ánimo conspirativo. Sin embargo, en los baúles de Padilla sólo se encontró la carta de lord Strangford, circunstancia que terminó con la prisión del oficial portugués que había cumplido con las órdenes del diplomático español. Padilla continuó su viaje a Buenos Aires como emisario confidencial entre lord Strangford y los conspiradores porteños, una unión clave para la liberación de esta colonia. |