REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA
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En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años.
El 7 de marzo de 1984, se públicó en el diario Tiempo argentino, el siguiente artículo sobre la Guerra de Malvinas.
El 2 de abril esta cerca:
¿qué haremos?
por Jorge Lozano
Mientras los asesores del señor Ronald Reagan sostienen que la Argentina es un pais ‘‘incorregible’', con lo que parecerían demostrar que
Washington desconfía de las “ventajas democráticas” que le podía ofrecer el gobierno del doctor Alfonsín, los británicos sólo quieren “acercarse” a Buenos Aires para conseguir algunas ventajas económicas y financieras, y de paso, demostrar al mundo que nosotros “aceptamos la realidad" de las Malvinas. Es decir, quieren “desmalvinizarnos”, quieren revalidar una efímera victoria militar con una decisiva victoria política, justamente cuando a casi dos años de aquella miserable victoria, conseguida con la ayuda de los Estados Unidos, van perdiendo la posibilidad de doblegarnos políticamente. Los británicos no son tontos. Saben que las victorias verdaderas son las políticas. Las balas que carecen de verdades son de manteca.
Se nos viene encima el 2 de abril, el segundo aniversario de aquel intento para recuperar las Malvinas y las Georgias. ¿Qué vamos a hacer? ¿Vamos a seguir discutiendo entre nosotros para que nuestros enemigos (si, nuestros enemigos) continúen obteniendo ventajas de nuestras discusiones? ¿Vamos a entregarle a Margaret Thatcher a Galtieri y Anaya “enjaulados'” para que los exhiba al público en Trafalgar Square?
Pensemos bien lo que vamos a hacer. No nos “'regalemos” creyendo que aquí están los “verdaderos culpables” del episodio, cuando lo único que se ha demostrado es que Gran Bretaña con la ayuda de los Estados Unidos y de la misma OTAN, consiguió por “las malas'' lo que difícilmente hubiera conseguido por la negociación diplomática. Y para pensar bien lo que vamos a hacer, es necesario recordar algo de la oscura historia reciente de las Malvinas, Como, por ejemplo, que el proyecto de transformar a las Malvinas en “base estratégica” occidental asomó en 1969, y que desde entonces el gobierno estadounidense “desalentó” todas las negociaciones anglo-argentinas para la eventual transferencia de la posesión del archipiélago.
Se ha dicho que Washington tentó algunas veces conformar las demandas argentinas mediante la “coparticipación” de la soberanía en las Malvinas ya fuese con el consentimiento de Buenos Aires, de aceptar la administración militar anglo - estadounidense o ya integrando la Argentina un “pacto defensivo” del Atlántico Sur, hipótesis que entre 1968 y 1971 patrocinó Sudáfrica con indiscutible aval de los Estados Unidos y Gran Bretaña. Hay suficientes indicios para afirmar que este curso de acción del Pentágono fue “recreado” por el exsecretario de Marina de los Estados Unidos, señor Hidalgo, quien habría propuesto a las autoridades navales argentinas “un principio de solución” del caso Malvinas si Buenos Aires se avenía a reanudar los operativos Unitas y a resolver favorablemente el proyecto de defensa conjunta del Atlántico Sur.
Siguiendo el hilo de la cuestión y cuando sólo falta establecer qué conversó el general Galtieri en los Estados Unidos con el general Vernon Walters y otros asesores de Reagan acerca de la “soberanía’’ de las Malvinas, se llega a la “provocación” británica en las Georgias y a la “trampa” alentada por Washington. Esto es, el mismo día que zarpó la flota argentina para la “ocupación simbólica” de los archipiélagos, los satélites estadounidenses dieron cuenta a los aliados británicos de todos los movimientos de la operación.
En su visita a Buenos Aires en mayo de 1982, el general Walters desmintió ante el almirante Anaya y el general Galtieri que los Estados Unidos hubieran proporcionado a los mandos británicos “informaciones” de los satélites norteamericanos. Walters negó que su país tuviera satélites sobre “el área”. Y tenía tres, pero eso no fue lo peor. Un día antes de la entrevista de Walters con Anaya y Galtieri, el 10 de mayo, los Estados Unidos habían lanzado otros dos satélites para “vigilar” el extremo austral. El KH-11, por ejemplo, revelaba datos con una precisión de un pie cada cien millas. Walters mentía, pero mentía “piadosamente”; defendía a la civilización occidental, como lo dijo aquí un fanático de los norteamericanos,
Y así fue como, ya desplegada la flota argentina en tres grupos de combates, los Sea Harrier que operaban desde los portaviones “'Hermes'” e “Invincible”, alcanzaban los contornos de maniobras de los buques argentinos, lo que no hubieran podido hacer si no hubiesen tenido la información precisa facilitada por los satélites. El submarino nuclear “Conqueror”, que hundió el crucero “General Belgrano”, cuando éste se replegaba por orden superior, había obtenido la posición de su objetivo por datos del satélite. O sea, cuando los norteamericanos afirmaban que ellos no “vigilaban por satélite” tentaban la posibilidad de que la flota argentina entablara combate a la británica. Querían dejarnos sin un solo buque por diez o quince años, vaya uno a saber para qué.
Pero no fue ésa la única ayuda dispuesta por el Pentágono para facilitar la victoria militar británica. Sin el trampolín de la isla Ascensión y como es reconocido por el almirantazgo británico, la fuerza de tareas colonialista hubiera tenido severas dificultades para llegar con “fuerza” a las Malvinas. Allí, en esa base aeronaval estadounidense, la Royal Navy cargó combustibles, municiones, pertrechos y víveres. Y por si esto fuese poco, el Pentágono armó a los jets británicos con misiles aire-aire de “vuelta encontrada”, lo que impidió a los Mirage y Dagger de la Fuerza Aérea entrar en combate con los Harrier. Se sabe, además, que por lo menos un escuadrón de Harrier de la Infantería de Marina estadounidense fue puesto al servicio de la fuerza de tareas británica, y que por el portahelicópteros “Guam”, de la US Navy, llevó hasta la zona de operaciones de Malvinas los helicópteros Cobra, que entraron en acción en los combates finales.
El “Financial Times” dijo hace poco que el “Guam” había sido prometido a la Royal Navy para el caso de que los aviones argentinos hundieran al “Her- mes” o al Invincible”, pero hay prue- bas de que el portahelicópteros nortea- mericano estuvo en el área de lucha. Cuando centenares de argentinos eran transportados en buques británicos des-, de las Malvinas, varios oficiales navales vieron desde la cubierta del buque inglés la silueta de “un portaviones que no era la del “hermes” o la del “Invincible”. Era la oscura silueta del “Guam”.
La guerra perdida nos duele. Pero si pensamos que con sólo cinco Exocet aire-mar la Royal Navy perdió dos fragatas de tipo 42 (la “Sheffield” y la “'Coventry”) y el portacontenedor “Atlantic Conveyor”, y que la Fuerza Aérea con bombas inadecuadas destruyó en apenas un mes lo que la flota inglesa jamás había perdido en batallas de años, hoy debemos pensar que aquí hay gente que supo pelear. Y que murió por su patria. Investiguemos la guerra del Atlántico Sur con la lenta política pero no nos suicidemos políticamente para que la señora Thatcher consiga la victoria política que se le escapó hace dos años. Juana de Arco derrotó a los ingleses y después los franceses quemaron en la hoguera a su heroína. Nosotros no tuvimos una Juana de Arco, pero no nos incendiemos con los fuegos colonialistas de una señora que no tiene destino.