miércoles, 18 de enero de 2023

Malvinas - La desmalvinización - Opinión de Alfonsín - Armando Alonso Piñeiro

REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

148 

En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años. 

En el diario La Prensa, del 28 de marzo de 2003, se publicó en la columna "Los fantasmas del pasado" un artículo sobre Malvinas

La desmalvinización argentina

por Armando Alonso Piñeiro 


El próximo lunes 31 será feriado, puesto que siguiendo una detestable costumbre inaugurada hace algunos años, el Día de las Malvinas -miércoles 2 de abril- se traslada a un lunes como casi todas las conmemoraciones, para incitar al turismo largo de fin de semana, mucho más importante que las tradiciones de la patria.

A comienzos de este mes, precisamente, un diario porteño publicó los resultados de una encuesta realizada por el Centro de Opinión Pública de la Universidad de Belgrano entre 591 estudiantes de 18 carreras de universidades nacionales y privadas. El estudio intentaba indagar sobre los conocimientos de los jóvenes en torno a la Guerra de las Malvinas, de la que no habían sido protagonistas ni testigos en función de su juventud, así como tampoco lo habían sido de la Revolución de Mayo ni de otras gestas nacionales.

Reproduzco algunos datos sugestivos de la pesquisa universitaria: “Así, casi el 40% de los encuestados no pudo identificar el principal argumento de la Argentina para reclamar la soberanía sobre las islas. Sólo el 36% supo que los problemas de soberanía involucran otras áreas del Atlántico Sur, mientras el 38,4% no pudo indicar cuántos años los británicos llevan ocupando las islas”. Hay muchas otras informaciones equivocadas, que no es del caso reproducir en función de este espacio, pero basta con una de las conclusiones: “Los datos dejan entrever que la educación formal, en sus distintos niveles, no ha logrado transmitir adecuadamente los conceptos fundamentales vinculados con el conflicto”.

Vayan ahora algunas precisiones. No es la educación formal la responsable de esta ignorancia generalizada de la juventud argentina. El culpable es el proceso de desmalvinización operado a partir de 1984 con sospechoso entusiasmo, motorizado por personajes que habían aplaudido la recuperación del archipiélago el 2 de abril de 1982. El doctor Raúl Alfonsín -quien dos años más tarde sería presidente de la Nación y principal inocente de la campaña anti-Malvinas- había dicho tras el 2 de abril de aquel año: “Este hecho militar tiene el respaldo de todo el país. Es una reivindicación histórica que tiene el asentimiento y la unanimidad de los argentinos”. Y cuarenta y ocho horas más tarde insistía: “La ocupación de las islas Malvinas es una vieja aspiración de los argentinos sin distinción de bandera política (...) El episodio pone de manifiesto que los argentinos sabemos unirnos para la defensa de las causas grandes”.

Tengo recopiladas otras apasionadas opiniones sobre la guerra, de personajes como Carlos Manuel Muñiz, Oscar Camilión, Rodolfo Terragno, Saúl Ubaldini, Jorge Triacca, Amalia Lacroze de Fortabat, la CGT, el Consejo Empresario Argentino, la DAIA, la Federación de Entidades Argentino-Árabes y todos los partidos políticos, sin excepción alguna.

Pero con la derrota militar, concluyó el exitismo. Toda había sido una loca aventura y los derechos argentinos sobre las Malvinas estaban muertos. No era esa la opinión de los más lúcidos responsables de Gran Bretaña, como el Comité Especial de la Cámara de los Comunes, que en 1984 emitió el siguiente dictamen: “Este Comité reconoce su incapacidad para determinar si el archipiélago pertenece a Londres o a Buenos Aires”.

En todo el mundo se tiene conciencia de lo que significó la Guerra de las Malvinas. El historiador inglés Paul Johnson señaló: “Malvinas fue parte de algo que se hizo en Granada, Panamá y en el raid a Libia. Eso permitió que se llegase al Golfo [1991]; como se llegó”.

En todo el mundo, menos en la Argentina. No le echemos la culpa a los estudiantes, sino a los gobernantes. Los fantasmas del pasado algún día pedirán rendición de cuentas.