Publicado en el Periódico El Restaurador - Año III N° 9 - Diciembre 2008 - Pag. 7
La juventud que desprecia el esfuerzo
Por Oriana Fallaci
Oriana Fallaci |
El último libro de Oriana Fallaci “El Apocalipsis”, tiene un durísimo
capítulo dedicado a la juventud europea, enemiga del trabajo y el
sacrificio, situación que también se ve reflejado en gran parte de la juventud
de nuestra patria. Si bien el carácter del periódico “El Restaurador”, es
cultural-histórico, consideramos que la inclusión en el mismo de estos párrafos
escritos por Fallaci, nos pueden llevar a la reflexión, sobre los problemas que
aquejan a gran parte de nuestra juventud: la falta de valores permanentes, el
facilismo, la trasgresión, el desánimo, la falta de voluntad, el
individualismo, la idolatría a falsos dioses. Esperamos que sea de interés de
nuestros lectores. He aquí el texto:
A estos muchachos no los entiendo. No los absuelvo, no los perdono. ¡Por Cristo! Tienen todo lo que mi, nuestra generación, nunca tuvo. La de nuestros padres, la de nuestros abuelos, la de nuestros bisabuelos y así sucesivamente, todavía menos. Tienen una libertad que va más allá del libertinaje y que les permite todo tipo de transgresiones. Gozan de un bienestar que va más allá del derroche y que les permite materializar cualquier deseo, cualquier capricho.
Viven en una sociedad que los protege,
los tutela con todo tipo de garantías. No conocen el hambre, no conocen el
frío, no conocen la guerra, no conocen el cansancio.
Van a la escuela gratis, a los catorce
años o incluso antes ya tienen moto y teléfono móvil, cuando se comportan
mal no son reprendidos y mucho menos tratados a escobazos.
Joden donde quieren y cuando quieren,
ignoran el sacrificio. Todo esto debería hacerlos mejores que nosotros que
desde jóvenes conocimos el hambre y el frío, la guerra y el cansancio, que
para comprarnos una bicicleta teníamos que trabajar, y que reproches hemos
recibido a montones y en algunos casos a escobazos.
El bienestar y la libertad que disfrutan debería hacerlos más inteligentes, por Dios. Más evolucionados, más cultos, más buenos. En cambio los hace menos inteligentes. Menos evolucionados, menos cultos, más malos, incluso conformistas. Sí, conformistas. Por conformismo derrochan el tiempo y el dinero en las discotecas, se drogan, se matan y matan con los coches...
...Pero de tal realidad son las primeras víctimas. Porque en tal
realidad han nacido, crecido. Por tal realidad han sido fagocitados y
asimilados. Y obviamente, la culpa no es de ellos. Es de la generación que
les ha parido y que, a su vez derrumbada por la generación precedente, les
educa en el vacío de la propia pobreza. De la propia ignorancia, de la
propia estupidez, del propio conformismo.
Y de las maestras que en las
guarderías prohíben el Belén y rechazan a Papá Noel. Y de los profesores
que de las escuelas medias a
"Quiero salir del anonimato.
Quiero ser famoso, famosa, quiero tener éxito", dicen ya a los 15 o
16 años los hijos de estos padres. Y nadie las replica: "¿Éxito en
qué, imbécil? ¿Haciendo qué? ¿Enseñando el ombligo en los inútiles
concursos de los inútiles programas televisivos?(...) Negándote a pagar el
billete en el tren, escribiendo bestialidades en las paredes (...)? ¿Es así
como sueñas con salir del anonimato y tener éxito, gilipollas?" Además,
¿por qué deberías salir del anonimato, tener éxito, tú que no sabes hacer
nada y no vales nada? El éxito hay que merecerlo, querido mío. Hay que ganárselo
con el trabajo y el estudio, y el cansancio y el mérito, cretino,
cretina".
Oh, sí. La culpa es de los que los crían. Pero bien pensado es también de
la gente como nosotros, como yo...