martes, 1 de septiembre de 2009

Prudencio Arnold

 Publicado en el Periódico El Restaurador - Año III N° 12 - Setiembre 2009 - Pag. 1 

 

Personajes de la Confederación Argentina

Un soldado argentino: Coronel Prudencio Arnold

                                                                               Por El Federal Apostólico

Prudencio Arnold


Prudencio Arnold, nació en Buenos Aires en 1809. Fue un destacado militar argentino al servicio de la federación. Siendo muy joven, teniendo 17 años, inició su carrera militar, incorporándose como alférez al Regimiento 3º de Milicias. A fines de 1828 formó en las fuerzas federales que enfrentaron a Lavalle a raíz del motín promovido por este último contra el legítimo gobernador de la provincia Manuel Dorrego. Peleó en Navarro –donde Dorrego fue derrotado– y también en los combates posteriores –Las Vizcacheras, Puente de Márquez– por los cuales recibió los despachos de teniente 1º.

Participó también en la Revolución de los Restauradores (1833), ganándose el grado de capitán. En 1839 en pleno bloqueo francés, actuó  en la campaña de Chascomús, contra los estancieros del sur, levantados contra el gobierno de Rosas y al año siguiente hizo campaña contra Lavalle, –auxiliar éste del agresor francés–. Intervino en la batalla de Quebracho Herrado (28/11/1840), donde las fuerza federales vencieron a las unitarias al mando de Lavalle. Fue ayudante en Córdoba del comandante general de Armas, coronel Vicente González, conocido como Carancho del Monte.

Posteriormente permaneció muchos años en el Boquerón, cercana a Rosario, para la defensa de las poblaciones contra los malones de los indios –mandadas muchas veces por el coronel unitario Manuel Baigorria y los dos coroneles Sáa–, teniendo destacada actuación en esas acciones, como así también en el rescate de cautivos y de cabezas de ganado robadas.

Participó también en diversas acciones de la guerra civil entre federales y unitarios.

Con motivo del Pronunciamiento de Urquiza, intervino y se destacó en diversos hechos de guerra previos a la batalla de Caseros, por lo que Rosas lo promovió al grado de coronel de caballería de línea, de lo que Arnold no se llegó a enterar, sino muchísimo tiempo después y del propio Rosas. Días antes de la batalla, se incorporó a la fuerzas federales de Pascual Echagüe, hostilizando al ejército urquicista. Un movimiento que hizo el ejército urquicista, impidió que Arnold pudiera incorporarse a las fuerzas de Rosas en Caseros, por lo que no participó en esa batalla. Así lo cuenta Arnold:

“Respecto de las operaciones, yo seguí hostilizando al ejército enemigo por su extremo derecho y retaguardia, de conformidad con lo que se me había ordenado”.

“Desde la Guardia de Luján, y por una conversión rápida, se fue el enemigo sobre su contrario en Caseros, cerrándonos el paso para nuestra incorporación”.

“Cuando esta sangrienta batalla tuvo lugar, lo supe por los derrotados, llegando a incorporarme, quienes me comunicaron el desastre sufrido por nuestras tropas”.

“Cierto del triunfo del enemigo, marché para la Guardia del Monte, punto que, según calculé, debían de tocar las tropas derrotadas”.

“Por aquel paraje permanecí tres días, hasta saber del paradero de los generales Rosas y Pacheco; mas nada conseguí, por que todo se rodeaba de la más completa incertidumbre. Mientras mas investigaciones hacía más era la confusión que se ofrecía…”

Producida así la derrota del ejército de la Confederación Argentina en la batalla de Caseros, ordenó a su columna que no se rindiese y dio fin a sus servicios. Escribió Arnold: “Fui el último de los capitanes que mandaban fuerza de los Ejércitos Argentinos que obedecían a este señor general (Rosas) y el único que no presentó armas al general vencedor” (Urquiza).

El nuevo hombre fuerte de la Confederación –Urquiza– le dio seis meses de licencia con orden de presentarse nuevamente en el ejército, pudiendo así seguir su carrera militar pero ya a las órdenes de Urquiza. Intervino en diversos hechos de armas entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires. En Pavón (17 de setiembre de 1861), fue ayudante de Urquiza. Días después el presidente Derqui lo nombró comandante de la Guardia Nacional en los Partidos de San Nicolás, Pergamino, Rojas, Salto y Junín, renunciando al poco tiempo.

Mitre, el “vencedor” de Pavón y hombre fuerte en esos momentos de la Argentina, lo autorizó a residir en su estancia o donde quisiere. Vivió así en Rosario y San Nicolás y después en su estancia Santa María en el sur de Santa Fé.

Fue leal y amigo de Rosas –aún en la época antirrosista–  con quien mantuvo intercambio epistolar. En una de sus cartas le dice al ex dictador: “Su retrato de bulto es el único que hay en la salita de mi casa, en esta ciudad, frente a las ventanas de la calle”.

Escribió muchos relatos históricos y en 1893 publicó en Rosario sus memorias autobiográficas tituladas “Un soldado argentino”, que son las más conocidas.

Apoyó políticamente al Dr. Bernardo de Irigoyen y falleció el 31 de marzo de 1896.

En el estudio preliminar “Acerca del ejército y la armada nacional en la época de Rosas” a la reedición de “Un soldado argentino” (Ed. Eudeba, Buenos Aires, 1970), el Tte. Cnl. Fernando Baldrich, menciona la participación de Arnold en diversos hechos de armas y dice: “Desfilan en los recuerdos del coronel Arnold, hechos trascendentales… y la frontera sud de Santa Fe donde enviado por quince días debe permanecer nueve años y seis meses, combatiendo repetidamente contra los indios ranqueles y su célebre cacique Painé –fundador de la dinastía de los zorros–  y su aliado el exiliado oficial unitario Manuel Baigorria, que asolaba las fronteras destruyendo los hogares y apoderándose de cautivos y ganados que negociaban en Chile”.


Fuentes: Diccionario Histórico Argentino, Edit. Fabro / “Un soldado argentino” de Prudencio Arnold