Publicado en el Periódico El Restaurador - Año III N° 12 - Setiembre 2009 - Pags. 14 y 15
¿La
reencarnación de Rivera Indarte?... u otras mentiras sobre Rosas
Por Norberto
J. Chiviló
José Rivera Indarte |
La reencarnación presupone la existencia de un alma o
espíritu que viaja o aparece por distintos cuerpos, generalmente a fin de
aprender en diversas vidas las lecciones que proporciona la tierra, hasta
alcanzar una forma de liberación o de unión con un estado de conciencia más
alto…
Pero no se inquiete, amigo lector, no deje de leer esta
nota… que no voy a profundizar con el tema religioso o filosófico, sino
solamente lo que quise fue aclarar el significado del término “reencarnación”.
Posiblemente también el título le habrá llamado la
atención: ¿La reencarnación de Rivera Indarte?... Seguramente Ud. conoce la
calle homónima que nace en
José Rivera Indarte había nacido en Córdoba el 1814 y
realizó sus estudios de latín, matemáticas y filosofía en Buenos Aires,
materias estas preparatorias para el ingreso en
En la edición del 5 de junio de 1845 del periódico
antirrosista de Montevideo, El Nacional,
diría de “esta grande esperanza de la patria”, refiriéndose a nuestro personaje –cuando este había tenido diez años de edad en el año 1824– que había sido
“Perseguido y aporreado por todos, no había quien se complaciese en
mortificarle, insultarle, ridiculizarle, y aún hacerle llorar. En aquella edad
era un celoso devoto de España. No había golpe ni coacción alguna, por fuerte
que fuese, que le obligase jamás a decir Viva
Ya mas grande, a los diecisiete años y siendo alumno de
De él dice el historiador Fermín Chávez: “Fue Rivera
Indarte escritor de talento, pero su vida privada, según todos los testimonios,
tenía grandes debilidades y fallas. Rosas lo ayudó con el fin de que las
superara, pero volvió a las andadas…”
En junio de 1832 pidió ser admitido de nuevo en
En 1832 había escrito varios artículos para
En 1835 publicó como redactor el Diario de Anuncios y Publicaciones Oficiales de Buenos Aires,
alcanzando las 215 entregas. En el nº 80 de este diario publicó una biografía
del gobernador bonaerense –Rosas–, con su retrato al frente.
Himno de los Restauradores |
Acusado de haber robado la corona de
La casa comercial “Samuel Lafone y Cía”, encargada de las
rentas de la aduana de Montevideo, interesada en alargar la guerra contra
Rosas, –con lo cual se incrementaba los
ingresos de la aduana de aquella Ciudad–, le había encomendado que publicara un
libro que incluyera una lista, lo más larga posible, de las víctimas de Rosas.
Para ello ofreció pagarle un penique por cada muerto. El resultado fue su obra
maestra, conocida como Tablas de Sangre. Para llegar a completar la
lista que necesitaba recurrió a todos los muertos conocidos, inclusive los que
lo fueron por orden directa de Rosas, pero también incluyó personas fallecidas
de muerte natural, individuos que habían muerto mucho antes de la llegada de
Rosas al poder y hombres que muchos años más tarde aún vivían. Para incrementar
el número, agregó también nombres imaginarios, muertos identificados como NN de
los que nadie supo cómo habían muerto, y también lo acusó por la muerte de Facundo Quiroga y sus acompañantes, de Alejandro Heredia, Benito Villafañe y de otros personajes públicos en que no cabe duda que Rosas no tuvo
responsabilidad alguna. Era cuestión de agregar nombres y más nombres, cuantos
más mejor, para así lograr cobrar una suma mayor.
De esta curiosa manera, Rivera Indarte logró completar
una lista de 480 muertos; por eso cobró dos libras, es decir, 480 peniques. Con
la esperanza de cobrar algo más, lo acusó también de ser el responsable de la
muerte de 22.560 muertos producidas durante las guerras civiles entre federales y unitarios desde 1820 en adelante. Esa
cantidad era ridícula por sí misma, ya que es improbable que hayan muerto semejante
cantidad de hombres en ese período. Por supuesto, para Rivera Indarte, todos los
muertos de ambos bandos ya sea en combate o en campaña, habían muerto por culpa
de Rosas.
El libelo Las Tablas de Sangre fue utilizado en Europa para promover la intervención de las grandes potencias imperialistas –Francia e Inglaterra– en esta parte del mundo y darles el argumento de un tinte moral de que se estaba actuando en beneficio de la humanidad, contra un bárbaro y un tirano, cuando el fin real solo era económico, el de sentar la influencia de esas grandes potencias en ambas márgenes del Plata y de ello hay pruebas mas que suficientes. Como corolario de la nómina, Rivera Indarte le agregó un ensayo: Es Acción Santa Matar a Rosas. Si bien su principal acusación a Rosas era por asesinato, también lo acusaba de muchas otras inmoralidades: defraudación fiscal, malversación de fondos, insultar a su madre en el lecho de muerte, abandonar a su esposa en sus últimos días, tener amantes de las familias más respetables. Llegó incluso de acusarlo de incesto con su hija Manuelita. Todas esas acusaciones eran producto de la mente enfermiza de este escritor.
La lista de las Tablas
de Sangre era exageradamente y absurdamente agrandada, y no tuvo ningún
rigor periodístico ni histórico: sin embargo, durante casi un siglo esos
libelos, productos de una mente retorcida, fueron una de las principales bases
para acusar a Rosas de muchísimos asesinatos y crímenes enormes y horrendos y
de innumerables excesos morales y mostrarlo como un energúmeno… como el
Calígula del Plata. Pero, inclusive hoy, como veremos, algún escritor sigue
utilizando los mismos argumentos e imputaciones y aún agrandándolas mas.
También nuestro personaje tuvo que ver con la “máquina
infernal” que se le remitió a Rosas con la intención de matarlo en 1841 (Ver
“El Restaurador” Nº 8, pág. 5/6). Murió en Santa Catalina –Imperio del Brasil–,
muy joven, el 19 de agosto de 1845.
De él dijo el Archivo Americano: “…Rivera Indarte pertenece a la clase, afortunadamente muy rara, de los malhechores precoces, y que antes de salir de la infancia se había hecho notable por sus robos, por sus sacrilegios, y hasta por sus sentimientos enemistosos hacia su patria…”
Pero volvamos al comienzo de este artículo. Durante el mes
de junio pasado y mientras me dirigía a los Tribunales de San Martín, para
realizar mi trabajo de abogado, Nico, el canillita que tiene su puesto de
diarios y revistas al lado del edificio de Tribunales, me llamó para mostrarme
el reportaje que en la sección “20 preguntas” se le había hecho al escritor
Federico Andahazi en
En ese reportaje, donde, por supuesto no podía faltar
Rosas, dice este escritor: “Hay casos paradigmáticos, como Juan Manuel de
Roras. Un personaje que tuvo a su propia hija cautiva en un sótano, que la
violó consuetudinariamente, que con esa hija tuvo seis hijos y los mantuvo
cautivos en su casa. Ese fue Rosas. Y esa biografía, negra y oscura, explica lo
que fue su gobierno y la mazorca…”. Lo dicho por Andahazi, ni siquiera lo había
dicho en su momento Rivera Indarte, por lo que este escritor va mas allá
imputando a Rosas el haber violado a su hija y haber tenido con ella seis
hijos!!!. Estas mentiras y barbaridades nunca lo había leído, ni de los
escritores mas antirrosistas.
Hacía mas o menos cinco años atrás que yo había leído las
“obras” de Rivera Indarte y la verdad es que desde ese tiempo no leía
semejantes disparates propios de Rivera Indarte, pero dichos ahora por este
“escritor” Andahazi, tan suelto de cuerpo. Pero como le decía el Quijote a
Sancho: “Cosa vederes, Sancho”.
Mas adelante Andahazi, afirma: “La
historia más fuerte es la de Rosas. Lo que sí sucede, y hay que tener mucho
cuidado cuando se escribe historia, es no caer en la trampa de ciertos
historiadores. Y creo que sobre determinados personajes hubo una serie de
difamaciones y mentiras muy grandes. Lo que tuve que hacer es no dejarme llevar
por documentos de dudosa credibilidad”. ¡MENOS MAL!!!... porque de haberse
dejado llevar por “documentos de dudosa credibilidad”, no sabemos a donde podía
haber llegado Andahazi…y que otras afirmaciones mentirosas, disparatadas y
demenciales –por no llamarlas de otra manera–, además de las dichas, podría
haber realizado… este Rivera Indarte del Siglo XXI.
Sí, hubiera sido interesante que el
escritor hubiera mencionado cuales eran sus fuentes “creíbles”… y nos hubiera
aclarado también sobre que “determinados personajes hubo una serie de
difamaciones y mentiras muy grandes”.
Vea Ud.
lector, con que ligereza escriben ciertos escritores mediáticos, con tal de
llamar la atención, como se sigue calumniando… cuantas “difamaciones y mentiras
muy grandes” se siguen escribiendo… Parecería que estuviésemos a mediados del
S. XIX… ¿Será porque nombrando a Rosas… se vende bien…?
Y aquí
volvemos al principio de esta nota, …yo no creo en la reencarnación, en este caso de Rivera
Indarte, pero también con lo que leí de Andahazi me acuerdo del dicho popular
de “Creer o reventar”...
Fuentes:
“Archivo Americano” Nº 20 del 31/7/1845
“Historia de
“Iconografía de Rosas y de
“Historia de