lunes, 20 de marzo de 2023

Simón Bolívar - Opinión sobre indios, negros y mulatos

REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

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      En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años. 


En el diario La Prensa, del 26 de abril de 2009, se publicó en la columna "Los fantasmas del pasado" un artículo sobre la opinión que Bolívar tenía de indios, negros y mulatos.

Simón Bolívar, Hugo Chávez y Evo Morales

por Armando Alonso Piñeiro  


Opiniones de Simón Bolívar
Simón Bolívar
Algunos actuales protagonistas del mundo político latinoamericano que se declaran profundos admiradores de Simón Bolívar -casos del boliviano Evo Morales y del venezolano Hugo Chávez- deberían volver a las fuentes bolivarianas. ¿Sería posible que ello significara revisar la posición proindigenista de ambos presidentes? Lo dudo, pero al menos deberían intentarlo.

Lo expreso así porque acaba de aparecer un libro sin duda apasionante, pese a que deja flotar algunas reticencias. Se trata de una obra del historiador francés Pierre Vaissière: Simón Bolívar, el sueño americano.

Sin duda polémico, este trabajo de quinientas páginas le ha exigido al autor una vasta investigación documentada. Surge de ellas la reproducción de asombrosos pensamientos del Libertador del norte sudamericano, vinculados con etnias autóctonas, especialmente las indias y las negras.

Para el caraqueño, “los indios son todos truchimanes, todos ladrones, todos embusteros, todos falsos, sin ningún principio moral que los guíe”. Calificándolos como poseedores de una “indolencia natural”, no vacilaba en postular las más tremendas condenas: “Esos demonios merecen la muerte”. Refiriéndose a los nativos de Pasto, ciudad ubicada en el actual departamento colombiano de Nariño, no vacilaba en asegurar que “deben ser aniquilados, y sus mujeres e hijos transportados a otra parte”.

Bolívar era de ideas monárquicas, y por lo tanto, abominaba del republicanismo y de la democracia, considerando que las elecciones eran “fuente de anarquía”. Todo es perfectamente lógico dentro de las ideas generales imperantes en su tiempo, y otros personajes como San Martín y Belgrano coincidían en ello, aunque el primero se avino a corregirse tras la Declaración de la Independencia argentina de 1816. Pero llama la atención el racismo bolivariano, reiterado en muchos documentos escritos de su puño y letra: “De todos los países -dejó estampado cierta vez-, Sudamérica es la menos apta para gobiernos republicanos. ¿En qué consiste su población sino en indios y negros más ignorantes que la vil raza de los españoles de la que acabamos de emanciparnos? Un país representado y gobernado por gente así tiene que ir a la ruina”.

Un personaje que portaba en su sangre bastantes gotas de sangre negra parece incompatible con estas manifestaciones. El historiador francés lo subraya una y otra vez: mostró una gran desconfianza hacia los negros y los mulatos, considerados obstáculos para el funcionamiento de la república colombiana”.

Muchas veces se ha comparado a los gauchos argentinos y orientales con los llaneros colombianos y venezolanos, elogiándose la coincidencia de sus respectivos méritos. En Sudamérica varios ilustres personajes no estuvieron concordes con esas presuntas características positivas. Primero Manuel Belgrano y luego Domingo Faustino Sarmiento no armonizaron con ello. Y Simón Bolívar tuvo también acres juicios sobre los llaneros. Señala Vaissière que “en el fondo, siempre desconfió de las masas mestizas que constituían la parte esencial de la población andina. A él, el revolucionario liberal, el apóstol de la libertad política, le costaba entender y apoyar un movimiento social latente que emanaba de las clases tradicionalmente oprimidas: esclavos, llaneros, mulatos y mestizos, a quienes percibía como potenciales enemigos”.

Vuelvo a los contemporáneos presidentes bolivarianos Hugo Chávez y Evo Morales, este último de la más rancia estirpe indígena y el primero de indisimulable origen mulato. Ambos nunca desaprovechan la ocasión para ensalzar a Bolívar -lo cual es estrictamente meritorio-, pero no han leído nada ni del Libertador ni sobre el Libertador. Si lo hicieran, ¿cómo se sentirían desde lo alto de su soberbia coronada por la ignorancia?