Publicado en el Periódico El Restaurador - Año VIII N° 31 - Junio 2014 - Pags. 14 y 15
OPINIONES
Evaristo Carriego |
Su
padre José Evaristo Carriegos Godoy, quien había sido subalterno del caudillo
entrerriano Francisco Ramírez, falleció cuando él tenía 8 años de edad. Dicen
que heredó de su padre el temperamento dinámico y combativo.
Si
bien el apellido era "Carriegos", todos usaron "Carriego"
sacándole la "s".
En 1843 y cuanto contaba con 17 años, Urquiza
lo envió a Buenos Aires, donde ingresó al Colegio Republicano.
Producido
el Pronunciamiento de Urquiza en 1851, se alejó de Buenos Aires para instalarse
en Paraná.
Después
de Caseros fue designado como administrador de Correos y al poco tiempo dejó el
cargo para pasar a desempeñarse como Defensor de Pobres y Ausentes.
Si
bien se graduó en la Universidad de Córdoba como Doctor en Leyes, nunca ejerció
la profesión de abogado.
Su pasión fue el periodismo sobre
todo de cuestiones políticas y fue un ardoroso polemista. En 1859 fue redactor
del diario El Comercio y al año
siguiente de El Progreso, ambos de
Rosario.
En Paraná fundó en 1861 La Patria Argentina y al año siguiente
el periódico El Litoral y fue el
primer director del diario El Entre Ríos.
También colaboró con varias revistas: La Actividad Humana, Los Castizos,
Las Provincias y Los Tiempos.
Como
consecuencia de la batalla de Pavón, se manifestó adverso a la política
porteñista de Mitre y también hacia la política de claudicación de Urquiza.
Ocupó una banca de diputado en la legislatura de su
provincia.
Fue
un opositor a la Guerra contra el Paraguay y desde el periodismo realizó una
campaña contra el reclutamiento de fuerzas entrerrianas con aquél destino. Apoyó
también el levantamiento de López Jordán.
Si
bien adhirió en un principio a la política del presidente Roca, en 1884 se desligará
y desde el diario Los Tiempos que él funda, fustigará la política
personalista y los abusos del gobierno roquista.
Radicado
a fines de 1889 en Córdoba, fundó el diario La Constitución, desde cuyas
páginas se opuso a la revolución del 90. En esa ciudad mediterránea, como
liberal que era, polemizó con diarios católicos.
Una
colección de sus artículos publicados en diversos diarios y en diferentes
épocas fueron recopilados en "Páginas olvidadas" publicadas en Santa
Fe en 1895.
Fue el abuelo del notable poeta Evaristo
Francisco Estanislao Carriego, de principios del siglo XX, llamado, el Cantor del Suburbio.
A todos ellos en realidad se los conoce por "Evaristo" Carriego.
Carriego
fue contrario a la política de Rosas, inclusive lo llamó "tirano",
pero no obstante ello y como amigo de la verdad y la justicia que era, no pudo
dejar de objetar, criticar y poner en evidencia la ilegalidad de todas las
medidas adoptadas por las autoridades provinciales al disponer la confiscación
de las que fueron objeto los bienes de Rosas y la de sus hijos "...y
que sirvieron, casi en su totalidad, para saciar la codicia de sus mismos
perseguidores", como también las arbitrariedades e irregularidades del
proceso por cometidas por los jueces y otros funcionarios en el juicio que se
le siguió en el "que el odio atropelló la justicia".
En una polémica que Carriego sostuvo con el diario
"La Nación", de Mitre, que era el "diario que más se ha ensañado
contra la memoria de Rosas", como él lo afirmó, publicó un artículo
titulado "El Proceso de Rozas" (1). En ese artículo se refiere
a dos temas: el juicio y las confiscaciones.
“Cuando se
calmen del todo las pasiones y la verdad se abra paso, Rosas ocupará el lugar
que le designaron sus hechos, en medio de los horrores de la época a que tuvo
que ligar su suerte, su nombre y su memoria...
...nosotros
hemos de repetir siempre que el proceso contra Rosas, vencido y desterrado, fue
inicuo.
Decir que se llenaron los trámites legales
para condenarlo, es falsear, a sabiendas, la verdad de los hechos.
Los trámites
legales no son las formas externas o materiales de un juicio; son
principalmente las garantías que se acuerdan al reo, para que pueda defenderse
contra el error, la violencia o la iniquidad de sus jueces.
¿Quiénes fueron
los que jugaron este papel en el proceso de Rosas?
Los que no
pudieron, en conciencia, invocar tan sagrado carácter: sus enemigos o sus
cómplices.
Fueron ellos los
que formaron el tribunal que condenó al tirano a la pena de muerte: ¿qué garantía de imparcialidad podía ofrecer ese
fallo?
Se dice que eran
hombres honrados
y respetables.
No queremos
ponerlo en duda; pero, con honradez y todo juzgaron y condenaron a Rosas,
pagando su tributo a las pasiones individuales o ajenas.
Para pronunciar
este fallo, en que se llenaron a juicio de La Nación, todos los trámites legales, se hizo caso omiso del reo, no se le dio
derecho a defenderse, no se le permitió la exhibición de ninguna prueba.
Y los que
procedieron de esta manera, fueron magistrados íntegros, dignos del respeto del
mundo entero!".
Carriego decía que el diario "La Nación", al
justificar la confiscación de los bienes de Rosas "ha perdido a fuerza de odiar, las nociones más elementales de la
Justicia...
El estado no
podía hacerse esa adjudicación (de los bienes de Rosas), sin justificar
previamente que Rosas había defraudado el Tesoro en beneficio personal,
determinando con precisión la suma de que había echado mano con aquel objeto.
¿Y quién ha visto
esa prueba?
Cuando
intentaron justificar los decantados desfalcos, no hallaron un solo
antecedente; los libros de la Contaduría, abiertos delante de las ávidas
miradas de los fiscales de Rozas, burlaron sus esperanzas.
Los libros
mostraron que los 4.000.000 de $ m/c, sobre que versaba el cargo contra aquel
habían sido invertidos en uso público.
¿Con qué derecho
podría, pues, el Estado adjudicarse sin cuenta ni razón los bienes de Rozas?...
Así es como se
ha juzgado a Rosas, atribuyéndole cuantos crímenes ha sugerido un odio
implacable.
¡Cómo había de
presentarse inmaculado,
puro y sin sangre, un hombre cuya
historia ha sido escrita y aconsejada por las pasiones más ruines!
Rosas, sufriendo
en silencio durante sus 23 años de destierro, las difamaciones de un partido
encarnizado contra él, nos merece más respeto que aquellos que no han tenido ni
la nobleza de desarmarse delante de un cadáver".
En otro artículo titulado "Los bienes de Rozas", Carriego hace algunas preguntas:
"¿Pero
quienes condenaron a Rosas?
Los cómplices o
las víctimas de su tiranía; los que no podían revestir el carácter de jueces e
invocar las leyes para condenarlo; los instrumentos de la víspera o los
enemigos tradicionales del reo ausente y sin defensa.
Rosas fue
juzgado y sentenciado con prescindencia absoluta de todas las reglas
establecidas en los países libres y cultos...
¿Ha probado el
Fisco que todo cuanto Rosas poseía era robado?.
No lo ha probado
nunca, ni siquiera cuando tenía jueces y fiscales a su disposición...
Todo cuanto ha
sido posible hacer para justificar los robos imputados a Rosas, se ha hecho sin
escrúpulo alguno y, sin embargo ¿que se ha probado?
Nada
Se dijo que
faltaban 4.000.000 de pesos moneda corriente, sin haber sido comprobada su
inversión, y la Contaduría desmintió con sus libros esa especie desautorizada.
¿pero que
vendría a significar ese cargo tratándose de un hombre que gobernó más de
veinte años, investido de la suma del poder público?
Un tirano que
roba cuatro
millones de pesos m/c, gozando de
facultades extraordinarias por un cuarto de siglo, debe ser más honrado que
muchos de los que pasan hoy por modelos de virtud y de probidad.
¿Y qué diremos
de un Gobierno que para cubrir ese supuesto desfalco confiscó toda la fortuna
de Rosas, que montaba a más de
cien millones de pesos y se la apropió a
sí mismo a título de indemnización, olvidando y sacrificando derechos
perfectamente legítimos?
Lo que se ha
hecho con Rosas, francamente da vergüenza.
Valiera más que
lo dejaran tranquilo en la tumba, ya que
se repartieron sus despojos en vida".
En un tercer artículo "Rozas
y sus jueces", Carriego hace varias preguntas:
"Nadie ha
procurado hasta hoy rehabilitar a un hombre (Rosas) cuya vida se extinguió poco
a poco en la soledad del destierro; pero mientras haya un sentimiento de
justicia en el corazón humano, habrá también quien levante la voz para
reivindicar los derechos de la inocencia...
Sin embargo, no
faltaron jueces ni sentencias, y Rosas fue condenado como el más execrable de
los bandidos, peor que ellos, porque se suprimieron con él todas las formas
legales, porque no se le dio ni el derecho a defenderse!
Jueces que
habían sido sus cómplices o que eran sus más encarnizados enemigos.
Sentencias que
llevaban el vicio de la nulidad más insanable, porque habían prescindido de
todas las garantías que acuerdan las leyes al último de los asesinos.
Y estas son las condenaciones con que La Nación
quiere formar el criterio de la historia sobre los horrendos crímenes de la
tiranía!.
Cualquiera que
sea, sin embargo, el juicio que los contemporáneos se hayan formado de la
dictadura de Rosas, a quien nosotros no
defendemos, nadie sostendría la legalidad y la justicia del decreto que
confiscó todos sus bienes, declarándolos de propiedad pública.
Esa confiscación
fue un robo, mucho más escandaloso que todos los desfalcos de que Rosas haya
sido acusado.
Rosas ha podido
escudarse en el poder que investía, poder omnímodo y sin restricciones que
ponía en sus manos la fortuna, el honor y la vida del país entero, poder que él
no había usurpado, que le había sido conferido por una Legislatura tan abyecta
como se quiera, pero que no dejaba de representar por eso la más alta autoridad
del Estado.
¿Qué podrían
invocar por su parte los que imitando el mismo sistema que condenaban, se
apropiaron de todos los bienes del tirano vencido?
¿Era esa una
medida aconsejada por la necesidad?
¿Obraban en
nombre de la justicia?...
Nadie sostendría
eso, porque la confiscación es el mayor de los atentado que se conocen, porque
es un atentado contra la propiedad y hasta contra la misma inocencia.
El secuestro de
los bienes de Rozas fue un crimen contra la civilización y la humanidad”.
(1) Carriego nombra al exgobernante como "Rozas".