Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IV N° 14 - Marzo 2010 - Pag. 6
EN EL AÑO DEL BICENTENARIO
Nos
ha parecido esclarecedor el texto del intelectual, escritor y político
venezolano Arturo Uslar Pietri (1906-2001), -autor de numerosas obras y
ensayos, quien fue varias veces ministro y candidato a presidente de su país y
autor de una ley sobre educación que llevó su nombre- que transcribimos a
continuación y que fuera escrito en Caracas en marzo de 1984 y publicado en su momento por
el diario “
Decimos
que el texto es esclarecedor ya que permitirá a nuestros lectores comprender, en
forma sencilla, cual era la relación que unía a estos reinos americanos con
Por
Arturo Uslar Pietri
Arturo Uslar Pietri |
En esta manera la historia se
convierte casi en una comedia de trajes y de máscaras de época. Por debajo de
la vestimenta y los episodios del siglo
XVIII o de la antigüedad romana se nos presentan seres que tienen las mismas
reacciones y, a veces, las mismas
ideas que los actuales. El mal no fue sólo de los románticos y de su gusto por
la falsa historia, sino también de los historiadores más famosos. Al leerlos da
la sensación de que a través de los siglos y aun de los milenios, la mentalidad
de los hombres casi no ha sufrido cambios y que tenían una visión del mundo y
de sí mismos muy similar a la de nuestros contemporáneos.
El remate de esa tendencia lo
constituyeron las aparatosas reconstrucciones históricas que hizo la industria
cinematográfica con un pasmoso desdén por la evolución de las mentalidades en
el tiempo.
Esa proyección tenaz del presente en el pasado tiene importantes consecuencias de todo género. De la historia como museo de figuras de cera se pasa a la historia como melodrama popular de nuestros días. El resultado, inevitablemente, es hacernos muy difícil conocer el pasado en su verdadera realidad y también, en cierto sentido, no llegar a entender el presente.
La historia del
continente americano está muy lejos de ser la excepción. Tendemos a verla como
una mera anticipación del presente. No es solo el complejo proceso de
Uno conceptual
que nos impide entender mejor aquel largo y no acabado proceso. Hablamos,
sobre todo desde fines del siglo XIX, de las colonias españolas en América, del
régimen colonial y de la colonización. Las tierras americanas no fueron
colonias de España, en el sentido en que lo fueron en el siglo XIX las posesiones
en otros territorios de los grandes países europeos. Se podría asegurar que en
los tres siglos que duró ese régimen nunca se uso la palabra
"colonia" ni en los documentos oficiales ni en la prosa de los
cronistas e historiadores. Nunca fueron colonias de España, sino reinos y
provincias, sobre los cuales reinaba a titulo personal aquel monarca que también
era rey de los reinos y provincias de
Legalmente ante
el rey no había distinción entre sus súbditos de México o del Perú y los de los
otros reinos de España. No existía un Estado español unificado, sino una suma
de reinos y provincias que reconocían a un soberano común.
Era tan cierta y
evidente esta situación que los hombres que iniciaron el proceso de
Poco podía tener
en común esa situación moral, política y jurídica con la de los nativos de
territorios que fueron colonizados en el resto del mundo, más tarde, por
Inglaterra o Francia. Eran colonias del Estado y no reinos y provincias que
tenían un rey que lo era a la vez el de un gran trono europeo.
No carece de importancia
y significación ese hecho sobre el que cada día pasamos a la ligera.
Estrictamente y en la realidad fundamental, los países hispanoamericanos no
fueron nunca colonias de España, sino reinos y provincias que tenían por
soberano al príncipe que era al mismo tiempo rey de Castilla, de Aragón, de
León, de Navarra, etcétera.
No es ésta una de las menores simplificaciones y deformaciones que han impedido a los hispanoamericanos y aun a los españoles entender en toda su significación la historia paralela y común que vivieron juntos por más de tres siglos.