martes, 1 de diciembre de 2009

El levantamiento en el sur

 Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IV N° 13 - Diciembre 2009 - Pag. 12 a 14  

El levantamiento en el sur de la provincia (octubre de 1839)

                                                                                   Por Norberto J. Chiviló

Prudencio Ortiz de Rozas- Óleo de José Roldán

Con motivo de de haberse cumplido hace un poco mas de un año y medio, 170 años del bloqueo por fuerzas navales francesas al “puerto de Buenos Aires y todo el litoral del río perteneciente a la República Argentina…” (28 de marzo de 1838), publicamos en el Nº 6 de este periódico el artículo titulado ”El defensor de la independencia nacional”, comentamos allí como se había llegado al primer atropello de nuestra incipiente soberanía nacional por parte de una potencia europea y cuales habían sido sus causas aparentes y reales.

Las causas aparentes fueron aquellas que se esgrimieron por parte de Francia para justificar su agresión y darle un tinte de legítima; una era su pretensión de que se la reconociera como nación mas favorecida, situación de la que solo gozaba la Gran Bretaña en virtud de un tratado que ésta había firmado con las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1825 y otra la pretensión de que se eximiera a sus naturales de prestar el servicio de las armas. Hablamos de “causas aparentes”, pues solo eran el pretexto de las causas reales: el expansionismo francés fogoneado por su monarca Luis Felipe de Orléans con la búsqueda de nuevas tierras en donde establecer sus colonias y la apertura de nuevos mercados para colocar sus productos manufacturados.

La empresa no les resultó fácil ni sencilla, como en un principio creyeron, porque estas tierras estaban gobernadas por una persona –Juan Manuel de Rosas– de una voluntad inquebrantable y un férreo patriotismo, que no retrocedió “un tranco de pollo” ante la prepotencia extranjera.

En el Nº 8 se dedicó también el artículo de tapa de autoría del Dr. Denovi, para destacar la heroica defensa de la Isla Martín García, atacada por las fuerzas bloqueadoras francesas el 11 de octubre de 1838, que en mayor número (550 atacantes contra 125 defensores) y con mayores elementos, doblegaron a los esforzados defensores mandados por el Tte. Cnel. Jerónimo Costa y el Sgto. Mayor Juan Bautista Thorne. La valiente defensa de la isla, fue reconocida por el comandante francés Hipólito Daguenet, quien en una actitud de hidalguía, en una carta que dirigió a Rosas, encomió el desempeño de las fuerzas argentinas en la defensa del territorio cuyo cuidado sus autoridades le habían confiado.

El conflicto no fue tampoco sencillo para la Confederación Argentina, pues Francia era en esos momentos una de las principales potencias y desarrolló una serie de actos para doblegar a la Confederación Argentina.

Así, los franceses, visto que el bloqueo no les reportaba los beneficios esperados, de una y otra forma trataron de crearle a nuestro país, conflictos externos e internos.

Entre los conflictos externos podemos citar en primer lugar el apoyo que Francia siguió dando al Mariscal Santa Cruz, (“el gran amigo de Francia en el Nuevo Mundo”, como lo llama la prensa de París) quien al frente de la Confederación Peruano-Boliviana, había invadido el norte de nuestro país; por otro lado también promovieron la renuncia forzada del Presidente legítimo del Estado Oriental, don Manuel Oribe –aliado de Rosas– y el encumbramiento de don Fructuoso Rivera en la presidencia del país hermano, aliado también a elementos unitarios establecidos en Montevideo.  

También pagaron para que “auxiliares” nativos ayudaran a Francia.

Trataron de crear conflictos internos tentando a varios gobernadores de la Confederación (Santa Fé, Córdoba, Santiago del Estero, la Rioja, Catamarca, Corrientes, etc.), en algunos casos mediante el envío de un agente confidencial ante los gobernadores de Santiago del Estero, Catamarca y la Rioja, para que se pronunciaran contra Rosas, –quien como Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, detentaba el ejercicio de la relaciones exteriores de la Confederación Argentina, y era inconmovible en su defensa de la soberanía nacional– o que por lo menos se mantuvieran neutrales en el conflicto. Ese agente, Juan Pablo Dubué, posteriormente fué apresado en Mendoza y sometido a sumario. Recibido el sumario por Rosas, este ordena el fusilamiento del agente francés, quien es ajusticiado el 21 de agosto de 1839.

También los franceses dieron su apoyo irrestricto al partido unitario en su lucha contra Rosas y el partido federal que representaban a la nacionalidad argentina.

Rosas debió comandar ese barco –la Confederación Argentina– en medio de tormentas manteniendo el timón con mano firme y a la vez evitar que el navío se resquebraja e hiciera agua por todos lados.

Debió actuar con mano firme y muchas veces sin contemplaciones.

En Montevideo residía una importante comunidad de “exiliados” unitarios quienes el 20 de diciembre de 1838, formaron la “Comisión Argentina” presidida por el Gral. Martín Rodríguez y que integraron Julián Segundo de Agüero, Florencio Varela, Valentín Alsina y otros, al que adhirieron posteriormente, prestigiosos militares como Lavalle, Chilavert y Paz. Esta Comisión busca que el General Juan Lavalle encabece la lucha armada contra Rosas. En su momento, Lavalle había sido crítico de la ocupación francesa a la isla de Martín García y la de los emigrados argentinos unitarios que la apoyaron, pero luego dejó de lado sus pruritos patrióticos y se puso a las órdenes de Fructuoso Rivera y por ende de los franceses, recibiendo de éstos ayuda en dinero, medios y transporte.

El 2 de julio de 1839, Lavalle con su división desembarca en Martín García, ocupada por los franceses, y de allí tres días después pasa a Entre Ríos, no encontrando en esa provincia la adhesión de la población. Dirá el unitario Francisco Pico. “No hay en Entre Ríos una sola montonera a favor del ejército libertador (así llamaban al ejército de Lavalle). La autoridad de los libertadores no se siente fuera de su campo”.

Fracasada la empresa de Lavalle en Entre Ríos, se dirige a Corrientes, donde su gobernador Pedro Ferré se pronuncia contra Rosas el 6 de octubre de 1839 y pide el apoyo del jefe de la escuadra bloqueadora francesa, para el envío de esa escuadra por el Paraná, pero los franceses no acceden por serles dificultosa la navegación en ese río y la existencia de una batería argentina en Rosario.

Domingo Cullen, después del fallecimiento del caudillo Estanislao López ocurrido el 15 de junio de 1838, es designado gobernador de Santa Fe, cargo que ejercerá durante tres meses. Ya con anterioridad había entrado en contacto con el gobernador correntino Genaro Berón de Astrada y con los franceses para lograr el levantamiento del bloqueo a su provincia y llegar a un entendimiento con los invasores –había colaborado también con Dubué– , lo cual es conocido por Rosas. Posteriormente, Cullen será apresado y fusilado el 21 de junio de 1839 en la posta de Arroyo del Medio.

El 31 de diciembre de 1838, el gobernador correntino Berón de Astrada y el “presidente” oriental Fructuoso Rivera, firman un tratado secreto de alianza ofensiva y defensiva, cuyo destinatario era evidentemente Rosas, a quien declaran la guerra a fines de febrero de 1839. El 31 de marzo de 1839 el Gobernador de Entre Ríos, Pascual Echagüe, leal a la Confederación, después de invadir Corrientes derrota en Pago Largo a su gobernador, quien es muerto en la acción.

El complot era amplio y complejo como el lector podrá apreciar. En Buenos Aires también se conspiraba contra Rosas y no pocos federales participan de él. Debía realizarse un levantamiento en la ciudad y en la campaña del sur de la provincia donde los hacendados estaban descontentos no solo por los problemas económicos que el bloqueo les ocasionaba, sino también por la política de Rosas sobre la tierra pública. Ese movimiento insurreccional debía realizarse simultáneamente cuando Lavalle al mando de sus fuerzas marchara sobre Buenos Aires. Rosas tuvo conocimiento del complot en la ciudad y hace arrestar el 24 de junio de 1839, al joven coronel Ramón Maza, quien era una pieza clave e importante en el mismo, junto con otros conspiradores. Ramón era hijo del Presidente de la Legislatura Manuel Vicente Maza, quien también estaba involucrado en el complot amigo éste personal de Rosas de toda la vida. Tres días después Manuel Vicente Maza, es asesinado por desconocidos de una puñalada en el pecho, mientras se encontraba redactando su renuncia en su despacho de la Legislatura. Al amanecer del día 28, es fusilado Ramón por orden de Rosas.

Asesinato de Manuel V. Maza - Óleo de Franklin Rawson
Según algunos historiadores ese asesinato del Presidente de la Legislatura fue ordenado por Rosas, mientras que otros opinan que fue obra del fanatismo mazorquero y otros dicen que fueron enviados unitarios temerosos de que Maza delatara, –para salvar a su hijo–, a quienes estaban complotados. Mi humilde opinión es, teniendo en cuenta la personalidad de Rosas, una persona frontal y que no andaba con subterfugios ni con vueltas, que si hubiera sido su intención castigar la traición de Manuel Vicente Maza, lo hubiera hecho, ordenando directamente su fusilamiento, como así ordenó el fusilamiento de Ramón y no recurriendo a terceras personas.

A raíz de esos hechos se ordenó un sumario, que Rosas ordenó suspender poco después atento la gran cantidad de personas complotadas. Dirá Rosas: “De otro modo, habría sido preciso ordenar la ejecución de no pocos federales y unitarios de importancia”.

Como hemos visto fracasó la conjura de Ramón Maza en la Ciudad, Lavalle no se decidió a desembarcar en las costas de Buenos Aires y marchar contra la Ciudad, sino que por el contrario, se dirigió con su “Legión Libertadora” a Entre Ríos, donde pierde un precioso tiempo y por el otro lado el levantamiento de los hacendados tiene que adelantarse de la fecha prevista. Sobre este último hecho vamos a referirnos de ahora en mas en este artículo.

El bloqueo francés le produce al gobierno de la provincia de Buenos Aires pérdidas importantes. El movimiento portuario se reduce notablemente, ya que no se puede exportar ni importar y en consecuencia los derechos aduaneros se ven mermados notablemente. Escasean muchos artículos que se importaban de uso diario entre ellos la harina y otros suntuarios como prendas, artículos de tocador, vinos, etc. Pero abunda la carne y el pueblo llano come solamente carne. Las clases mas acomodadas se ven impedidas de adquirir artículos importados que estaban acostumbradas a comprar.

El gobierno debe equilibrar las finanzas públicas y solo aumentan los gastos destinados a la defensa.

El principal producto de exportación de la época era el producto de la explotación ganadera: la carne salada o tasajo, el sebo y en mayor medida los cueros.

Debido al bloqueo, los estancieros y saladeristas se ven impedidos de poder vender y exportar su producción, en síntesis, los cueros se pudren en las barracas.

Familiares y amigos de Rosas, le aconsejan arreglar rápidamente la cuestión con los franceses, porque el bloqueo pone en riesgo el capital de los hacendados. Juan Nepomuceno Terrero, su amigo y socio le informaba: “Las pilas de cueros se están pudriendo. Si sigue el bloqueo terminaremos por arruinarnos. Debes transar con los franceses”

Rosas era uno de los hacendados mas importantes de la provincia y el bloqueo también lo perjudica económicamente, pero no es hombre de anteponer su interés particular ni de clase al interés de la Patria y de la Nación. A Rosas solo le interesa el honor de la Argentina. He aquí también su grandeza como gobernante. No es hombre que se deje amedrentar por los cañones de una poderosa flota invasora, como es la francesa en ese momento histórico.

Esta actitud de Rosas trastocará –un siglo mas tarde–  el pensamiento de todos los sostenedores del materialismo histórico marxista, quienes no podrán explicar esta oposición y enfrentamiento de Rosas a los de su misma clase social y por el contrario justificarán a quienes se aliaron a la potencia colonialista.

La llamada “historia oficial” designa ese levantamiento como el de “Los Libres del Sur” al que le asigna connotaciones patrióticas y libertarias, cuando en realidad las connotaciones no son otras que económicas y comerciales y que se da en el marco de un conflicto internacional y en connivencia de los insurrectos con la potencia que en ese momento agredía injustamente y esto hay que recalcarlo, a la Confederación Argentina, y era y esto hay que decirlo también con todas las letrasUNA TRAICION A LA PATRIA.

Pedro Castelli
En esas circunstancias se produce el levantamiento de los hacendados acaudillados por Pedro Castelli, hijo del vocal de la Primera Junta Gubernativa, el Doctor Juan José Castelli, apoyado principalmente por el comandante Manuel Rico –2do. jefe del regimiento 5º– y por el militar –de origen francés– Ambrosio Crámer.

El levantamiento que debía estallar el 6 de noviembre de 1839 se adelanta algunos días, sabiendo los complotados que Rosas ya tenía conocimiento de ello. Se produce así el 29 de octubre en horas de la madrugada en Dolores con el pronunciamiento de Rico y el día 2 de noviembre en Chascomús por el Comandante José Mendiola y tiene en esos dos pueblos sus focos principales.

Reclaman la ayuda de Lavalle y su ejército y piden también al contraalmirante francés Louis Leblanc, jefe de las fuerzas bloqueadoras, el envío de naves francesas a la boca del río Salado para apoyarlos.

Volanta utilizada por Prudencio Rosas 
en la batalla de Chascomús
Rosas que no se ha quedado dormido, envía a su hermano Prudencio al mando de una disciplinada y bien armada fuerza a quien se le agrega después una fuerza militar al mando del Cnel. Nicolás Granada y otros jefes, en busca de los insurrectos, a quienes vence el 7 de noviembre en Chascomús, después de tres horas de combate y tres días después se recupera Dolores y el día 14 recuperan Tandil. Al día siguiente Prudencio Rosas escribe al edecán de su hermano Juan Manuel, el Coronel Manuel Corvalán, dando cuenta de las novedades: "El principal cabecilla motinero salvaje unitario Pedro Castelli había sido encontrado en una isleta de monte y, habiéndose resistido a entregarse, fue necesario matarle y cortarle la cabeza, que me fue presentada, la que reconocida por mí, por infinitos que lo conocían y por un peón que lo acompañaba, y que había sido aprehendido, la remitió el general que firma a Dolores para que el comandante político y militar de ese pueblo la coloque en un palo en medio de la plaza del pueblo, lugar donde estalló el motín, para escarmiento de esos malvados salvajes unitarios".­

El comandante Rico y unos 900 hombres después de la derrota, se dirigieron al Salado y embarcaron en las naves francesas que los esperaron, siendo trasladados a Montevideo, siendo posteriormente incorporados a las fuerzas militares comandadas por el Gral. Lavalle.


Fuentes

Historia de la Confederación Argentina, de Adolfo Saldías.

“Traición en el Sur” por Beatriz C. Doallo, publicado en la “Revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas” Nº 61.

“Los Libres de Sur: Una conspiración de hacendados”, por Luis C. Alen Lascano, publicado en la “Revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas” Nº 66.