Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IV N° 13 - Diciembre 2009 - Pag. 8 y 9
La Policía de Buenos Aires durante los
mandatos de Rosas
Por
Sereno de Buenos Aires en 1830 |
Uno de los problemas más urgentes a resolver
era la indefensión de la campaña. Dividida en diez distritos o secciones, cada
una bajo el mando de un Comisario, éste contaba solamente con cinco efectivos a
sus órdenes, por lo que poco podían hacer contra salteadores y cuatreros.
En enero de 1830 se amplió a veintiuna las
secciones, se nombró igual número de Comisarios de Campaña y se elevó a nueve,
incluyendo un sargento y un cabo, la
cantidad de personal en cada Comisaría. El nuevo ordenamiento de los distritos
fue el siguiente:
1. San José de Flores y Morón - 2. San
Isidro, San Fernando y Las Conchas - 3. Capilla del Señor y Pilar - 4. Villa de
Luján y su Guardia - 5. San Antonio de Areco y su Fortín - 6. San Pedro y
Baradero - 7. Arrecifes y Salto - 8. San Nicolás de los Arroyos - 9. Pergamino
y Rojas - 10. Quilmes - 11. Ensenada - 12. Magdalena - 13. Cañuelas y San
Vicente - 14. Matanza - 15. Navarro - 16. López - 17. Monte - 18. Ranchos - 19.
Chascomús - 20. Dolores - 21. Los Montes Grandes.
Hasta el 5 de diciembre de 1832, en que
finalizó su primer mandato, Rosas hizo frecuentes recorridas de inspección por
la campaña. La muy extensa que realizó entre diciembre de 1830 y febrero de
1831 tuvo por resultado la gradual sustitución de los Comisarios por Jueces de
Paz. Estos, además de su tarea específica de resolver litigios, se hicieron
cargo de otras muchas, puesto que en aquella época la policía no se limitaba a
perseguir malandrines. Competía a sus funciones la administración del
cementerio local, los carros fúnebres, las cárceles, la limpieza y reparación
de calles y caminos, la organización de fiestas cívicas, el cobro de multas y
el alumbrado público.
Otra medida que impulsó el gobernador fue la
eliminación de las pulperías volantes,
carromatos cargados de bebidas alcohólicas que se trasladaban de un pueblo a
otro, fomentando la ebriedad y el juego, con su secuela de delitos contra las
personas y la propiedad. Un decreto de Rosas del 18 de febrero de 1831 prohibió
este tipo de comercio, ordenando que, transcurridos 40 días, Jueces de Paz y
Comisarios decomisasen la mercadería, la vendieran en pública subasta y su
monto ingresara en
El alumbrado público estaba a cargo de
contratistas, quienes lo obtenían por licitación pública. Un decreto del 26 de
octubre de 1830 dividió la ciudad de Buenos Aires en cuatro secciones, cada una
a cargo de un contratista distinto. Este debía disponer que los faroles
estuvieran encendidos desde una hora después de ponerse el sol hasta las 12 de
la noche, excepto las noches de luna
llena, en que el encendido debía tener lugar dos horas después de haber
salido la luna y hasta dos horas antes de ocultarse.
La policía se ocupaba de multar al
contratista por faroles apagados, encendidos fuera de horario o rotos. Romper
faroles era una de las diversiones de la muchachada de entonces y el
contratista estaba obligado a repararlos de inmediato para evitar una sanción.
Un “Aviso
de
El mejoramiento de los servicios policiales
se incrementó con la creación del Cuerpo
de Serenos y la transformación del de Celadores,
instituído en 1826, en Vigilantes de Día
de
El coronel Perdriel falleció el 3 de marzo de 1832 y quedó a cargo interino de la Jefatura de Policía el Oficial 1º Bernardo Victorica. El 17 de diciembre de 1832, finalizado el primer mandato de Rosas, asumió la gobernación el brigadier general Juan Ramón Balcarce; Victorica continuó interinamente como Jefe de Policía hasta el 1º de abril de 1833, en que Balcarce nombró para ese puesto al coronel Juan Correa Morales y Victorica retomó el suyo de Oficial 1º.
Tras el asesinato del general Facundo
Quiroga en Barranca Yaco (Córdoba) el 16 de febrero de 1835, y la conmoción
pública que el crimen ocasionó, Rosas aceptó un nuevo mandato, que le fue
otorgado por ley del 7 de marzo seguido de un plebiscito; asumió el 13 de abril
de 1835 con
Durante el segundo mandato de Rosas, a
excepción de los años 1841 y 1842 que fueron pacíficos para la provincia de
Buenos Aires, ocurrieron hechos que condujeron a una cierta militarización de
la policía. Cronológicamente, los sucesos fueron los siguientes:
* Guerra contra
* Bloqueo del puerto de Buenos Aires por la
escuadra francesa (1838-1840)
* Levantamiento del gobernador de
Corrientes, Genaro Berón de Astrada (1838)
* Conjura de Maza (1839)
* Levantamiento de los hacendados del Sur de
* Invasión del ejército comandado por el
general Juan Lavalle. (1839)
* Coalición del Norte (1840-1841)
* Campaña del Litoral del general José María
Paz (1841)
* Sitio de Montevideo (1843-1851)
* Pronunciamiento de Urquiza, aliado a
Brasil y Uruguay (1851)
El orden y la seguridad de la ciudad seguían
a cargo de los Cuerpos de Serenos, Vigilantes de Día y Vigilantes a Caballo. A
partir de 1842 las dos primeras agrupaciones fueron convertidas en batallones y
hacían las rondas con acompañamiento de fusileros. Para incrementar el número
de efectivos policiales, que ya era de 527, se estableció que los Alcaldes de
barrio y Tenientes de Alcalde pasaran a revistar como Auxiliares de Policía.
El 25 de febrero de 1844 Rosas prohibió por
decreto el juego de Carnaval,
considerándolo “opuesto a la cultura
social”. Los detractores de Rosas han hecho hincapié en la abolición del
Carnaval, destacando ese decreto como un caso emblemático de la supuesta
represión contra la ciudadanía que ejercía su gobierno. Una lectura de los
antecedentes basta para entender que la población tenía motivos sobrados para
temer los pocos pero turbulentos días del juego
de Carnaval, que distaba de ser “inocente
diversión popular”, según se lo calificó en 1853 cuando se lo volvió a
autorizar.
El proyecto de suprimir el Carnaval se
originó bajo autoridades hispánicas, impulsado por el clero. Tras
Durante el primer mandato de Rosas se trató
de encauzar el Carnaval; el ministro Tomás Guido pautó al Jefe de Policía
Perdriel, en un comunicado de fecha 3 de febrero de 1830, los excesos que
debían ser penados con arresto y multa. Durante el segundo mandato del
Restaurador, un decreto del 8 de junio de 1836 autorizaba el juego “los tres días que preceden al miércoles de
Ceniza, desde las 2 de la tarde hasta el toque de oración, anunciado con tres cañonazos
desde
Este decreto no frenó los desmanes durante
el Carnaval: se continuó arrojando
huevos de ñandú con agua sucia, se inflaban vejigas de animales para
llenarlas con agua y golpear con ellas a
los transeúntes, o, elegida una víctima, le tiraban un balde con agua y luego
la rociaban con harina. El general Mansilla protagonizó un episodio que a poco
concluye en un duelo, cuando arrojó a una dama un huevo con agua
de olor, con tan mala fortuna que le dió en el rostro y le rompió un
diente.
El 21 de enero de 1845 Rosas designó Jefe de
Policía al general Pablo Alemán, con lo que finalizó el largo interinato de
Victorica, quien se retiró de
Moreno demostró dotes de buen investigador;
en noviembre de 1845 se hallaron restos de un cuerpo humano descuartizado y las
pesquisas del flamante Jefe de Policía
establecieron prontamente la identidad del muerto, la de los autores de su
asesinato y desmembramiento, y los motivos del crimen. Los restos pertenecían a
Antonio Pose, un peón español, los asesinos resultaron ser sus caseros, un
matrimonio formado por José Omar Rodríguez Jardín y Tomasa Santalla, y el
motivo fue apoderarse de los ahorros del inquilino, 2100 pesos. Rodríguez
Jardín fue fusilado el 3 de enero de 1846 y la esposa condenada a 5 años de
prisión. Otra pesquisa que llevó a cabo Moreno con rapidez y éxito fue la de
una estafa perpetrada contra
En octubre de 1849 los habitantes de la
ciudad de Buenos Aires pudieron observar la primera bomba de incendio en
funciones. La había hecho traer desde Francia un industrial, Juan Blaumstein,
para sofocar posibles incendios en un molino a vapor de su propiedad, y ofreció
su uso a la policía, si en alguna ocasión era necesaria. La oportunidad de
comprobar la eficacia del artefacto se presentó con el incendio de una fábrica
de muebles; el comisario de la seccional informó a Moreno que “el fuego que hubiera demorado todo el día
para ser apagado, en tres horas estuvo concluído.”
El día del combate de Caseros la defensa de
la ciudad había sido encomendada al general Lucio N. Mansilla con milicias
urbanas, que resultaron impotentes para
evitar el saqueo de comercios y viviendas por parte de las tropas brasileñas,
uruguayas y correntinas. Moreno no abandonó su despacho en el edificio junto al
Cabildo, anterior residencia del Obispo de
Vicente López, nombrado Gobernador
provisional por Urquiza, designó el 5 de febrero Jefe interino de Policía al coronel
Blas Pico, y el día 15 asumió
Uno de las ordenanzas que sobrevivió y que,
con el paso del tiempo, cayó en el
olvido, prohibía utilizar las aceras como depósito de mercaderías, o
para exhibición o venta de las mismas, y facultaba a la policía para multar al
infractor. En la actualidad, los transeúntes que debemos sortear esos
obstáculos agradeceríamos a los Gobiernos Comunales que la pusieran nuevamente
en vigencia.
(1) Ver “La
gran estafa-El robo a
(2) En ese viejo edificio, que fue demolido
para abrir paso a
Acuarela de
Pellegrini, donde se aprecia lindero al Cabildo el edificio de |