martes, 1 de diciembre de 2009

Opiniones - Ernesto Sábato

  Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IV N° 13 - Diciembre 2009 - Pag. 7  

Opiniones

Sábato y Falú

    Ernesto Sábato, nació en Rojas, Pcia. de Buenos Aires, el 24 de junio de 1911.          

Durante su juventud, militó en el Partido Comunista, llegando a ser Secretario General de la Federación Juvenil Comunista en 1933. Debido a sus dudas sobre el comunismo y el régimen estalinista abandonó el Partido Comunista años después.

En 1934 escribió su primera novela: La Fuente Muda. En 1938 obtuvo el Doctorado en Física en la Universidad Nacional de La Plata y por una beca realizó investigaciones en el Laboratorio Curie en París, ciudad que abandonó antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. En 1940 regresó a la Argentina para desempeñarse como profesor en la Universidad de Buenos Aires.

En 1943, abandona definitivamente la ciencia para dedicarse a la literatura y la pintura.

En 1945 el diario La Nación le publicó unos artículos, en los cuales se mostró contrario al peronismo y a su líder, el entonces teniente coronel Juan D. Perón.

En 1948 publicó su otra novela El Túnel, en 1961 editó Sobre Héroes y Tumbas –considerada como una de las mejores obras de la literatura argentina– y en 1974: Abaddón el Exterminador, todas ellas de trascendencia internacional. Fue autor también de innumerables ensayos.

Algunas de sus novelas fueron adaptadas al cine y muchas de sus obras fueron traducidas y editadas en varios idiomas.

En 1965 se lanzó el disco Romance de la muerte de Juan Lavalle, con canciones con letra de Sábato y música de Eduardo Falú.

Recibió innumerables premios, fue reconocido por Universidades y nombrado ciudadano ilustre de la ciudades más importantes de nuestro país y del extranjero.

Con la llegada del gobierno democrático en 1983, Ernesto Sábato, fué nombrado Presidente de la Co.Na.De.P. cuya investigación fue plasmada en el libro Nunca Más, conocido también como Informe Sábato.

Actualmente reside en la localidad de Santos Lugares (Ptdo. de Tres de Febrero), vecina a nuestra Ciudad, donde se dedica a la pintura, ya que por prescripción médica, no puede leer ni escribir.

He aquí su opinión sobre Rosas:

"En muchas oportunidades, como en una carta a Clarín en 1966, afirmé que es una triste muestra de inmadurez política y espiritual el exilio póstumo de don Juan Manuel de Rosas. Un hombre que luchó por la soberanía nacional contra potentes enemigos de fuera, así como contra los argentinos que desde dentro los apoyaban; en una época en que no había organismos internacionales que permiten exponer y haga condenar las agresiones, cuando un pequeño país solo podía confiar en la decisión, el coraje y el honor de sus hombres."

"Sus adversarios mencionan una extensa lista de errores y de violencias, pero no mencionan los errores y violencias que ellos mismos cometieron. Sea como fuere, una nación no se logra con la negación sistemática de los que contribuyeron a su fundamento, sino sobre el diálogo de buena fe, la crítica constructiva y el reconocimiento de los hechos, positivos del adversario, por encima de las diversas maneras de entender la complejísima realidad política y social. Y si no miremos cualquier país maduro, Francia, por ejemplo, donde las arduas querellas no han intentado borrar los nombres de los grandes conductores; donde hasta los más acérrimos enemigos de Napoleón caminan todos los días por la calle Bonaparte y por las avenidas que conmemoran sus batallas".

"Aquí, en cambio, en esta ciudad de Buenos Aires, hay calles que celebran la memoria de modestos concejales, por el solo mérito, quizá, de haber promovido la lucha contra el tabaco, o exigido salivaderas en los lugares públicos; pero no hay una sola calle, y mucho menos una avenida, para hombres como Rosas o Quiroga".