Publicado en el Periódico El Restaurador - Año III N° 10 - Marzo 2009 - Pag. 15
Opiniones
Ricardo Rojas
Nació en Tucumán en 1882, y murió en Buenos Aires, en 1957. Fue profesor universitario, periodista y escritor. Sus obras completas comprenden más de treinta volúmenes. Algunas de las cuales, son: La restauración nacionalista (1909), La Argentinidad (1916); Historia de la literatura argentina (1917-1921), Eurindia (1924); El Santo de la Espada (1933); Cervantes (1935); El Profeta de la Pampa (1945); La Entrevista de Guayaquil (1947).
De la civilización argentina
Hay quienes dicen que Rosas era la barbarie, frente a la civilización representada por sus selectos enemigos; pero esto es dar a una frase de valor polémico en su tiempo un alcance de verdad científica que sus propios autores no pretendieron para ella cuando la lucha había pasado. Que Rosas representaba el sentimiento del país, no puede negarse, porque tuvo la adhesión de Buenos Aires y de las provincias, de los caudillos y de los pueblos, de la burguesía y de la plebe, de los indios y de los gauchos, de los negros libertos y de muchos blancos europeos. En veinte años sus enemigos no consiguieron derrocarlo; antes lo consolidaron con sus errores. Si Rosas era la barbarie, barbarie era todo su país. ¿Cómo es entonces que mientras unitarios refugiados en Montevideo se aliaban con el rey de Francia y recibían dinero de su cancillería, republicanos como Lamartine (1) censuraban esa alianza y esa política de agresión a una república independiente? San Martín envíale entonces a Rosas la espada de Maipú. Agentes diplomáticos de Rosas fueron Alvear y Guido, héroes de la independencia. López autor del himno nacional, y Anchorena, signatario del acta de Tucumán, fueron amigos suyos. De la entraña del rosismo salió Urquiza, el vencedor de Caseros. De ella salieron los caudillos que firman el Acuerdo de San Nicolás, y hombres como Irigoyen y Vélez Sarsfield que habían frecuentado la corte de Palermo y que después colaboraron con sus luces en la organización constitucional. Luego, pues, en aquel sistema, sin duda bárbaro, de Rosas, había algunos gérmenes de civilización. ¿De cuál civilización? De la civilización argentina, no de la francesa, no de la británica, que pretendieron imponerse por el bloqueo o la guerrilla de mercenarias legiones cosmopolitas, ni tampoco de la otra, que los utopistas unitarios habían soñado crear por medio de constituciones imaginarias.
Ricardo Rojas
(1) Alphonse de Lamartine, (1790-1869) escritor romántico, poeta e historiador. Miembro de la Academia francesa. Ministro de la Segunda República Francesa, Miembro de la Asamblea Constituyente de 1848. Fue diputado en la Asamblea francesa, republicano y favorable a Rosas y su sistema americano.