Publicado en el Periódico El Restaurador - Año III N° 10 - Marzo 2009 - Pag. 14
Para
reflexionar
(Correo
Electrónico que circula por Internet, Anónimo)
QUIERO
VOLVER A SER FELIZ
Fui criado con principios morales comunes.
Cuando niño,
los ladrones tenían apariencia de ladrones y nuestra única preocupación en
relación a la seguridad era que los acomodadores de los cines nos expulsaran
debido a los golpes que dábamos en el suelo con los pies cuando ponían música
que no correspondía, al inicio de los filmes, en las matinés del domingo.
Madres,
padres, abuelos, tíos, vecinos, profesores, todos eran personas dignas de
respeto y consideración. Cuanto más próximos o más viejos, más afecto.
Inimaginable
responder maleducadamente a policías, maestros, ancianos, o a las autoridades.
Confiábamos
en los adultos porque todos eran padres y madres de todos los muchachos y
muchachas de la cuadra, del barrio, de la ciudad.
Teníamos
miedo apenas de lo oscuro, de los sapos, de filmes de terror.
Hoy siento
una tristeza infinita, por todo lo que perdimos.
Por todo los
que mis nietos un día temerán.
Por el miedo
en la mirada de los niños, jóvenes, viejos.
Matar a los
padres o a los abuelos, violar niños, secuestrar, robar, engañar, poner la
trampa. Todo no importa cuan grave sea, termina en la banalidad de noticias
policiales olvidadas después del primer intervalo comercial.
Agentes de
tránsito multando infractores, no son más que explotadores, funcionarios de la
industria de las multas.
Policías que
persiguen malhechores están aplicando “abuso de autoridad”.
Regalías en
presidios son materia votada en reuniones.
Derechos
humanos para criminales, y solo deberes ilimitados para ciudadanos honestos,
son leyes nacionales.
No tomar
ventaja es ser pendejo.
Pagar
puntualmente las deudas es cosa de idiotas, pero no lo es la amnistía para los
estafadores.
Ladrones de traje
y corbata, asesinos con cara de ángel, pedófilos de cabellos blancos.
¿QUE PASO
CON NOSOTROS?
Profesores
maltratados en las aulas, comerciantes amenazados por traficantes, rejas en
nuestras ventanas y puertas.
Profesores
que no concurren a dictar sus clases.
¡NIÑOS
MURIENDO DE HAMBRE!
¿QUÉ VALORES
SON ESOS?
Autos que se
valoran más que abrazos, e hijos que los quieren como regalo por haber salvado
el año.
Celulares en
las mochilas de los niños salidos de los pañales.
TVs, DVDs,
vidojuegos….
¿QUÉ VAS A
PEDIR A CAMBIO DE UN ABRAZO, HIJO MÍO?
Mas vale un
Armani que un diploma.
Mas vale una
pantalla gigante que una conversación.
Mas vale un
maquillaje que un helado.
Mas valen
dos centavos que la alegría de un gusto logrado.
¿QUÉ HOGARES
SON ESOS?
Padres, ausentes.
Jóvenes,
ausentes.
Hijos en
busca de sus padres.
Droga
presente.
¿Qué es
aquello?
¿Un árbol,
una gallina, una estrella o una flor?
¿Cuándo fue
que todo desapareció o se hizo ridículo?
¿Cuándo fue
que olvidé el nombre de mi vecino?
¿Cuándo fue
que miré, sin sentir vergüenza, a los ojos de quien me pide ropa, comida, o
calzado?
¿Cuándo fue
que empecé a tener miedo cuando un niño se me acerca a pedir una ayuda?
¿Cuándo fue
que me cerré?
Quiero de
vuelta mi dignidad y mi paz
Quiero de
nuevo la ley y el orden.
¡Quiero
libertad, fraternidad, seguridad!
¡QUIERO
SACAR LAS REJAS DE MI VENTANA PARA PODER TOCAR LAS FLORES!
QUIERO
SENTARME EN EL PORCHE O EN EL PATIO DE MI CASA Y TENER
Quiero la
honestidad como motivo de orgullo.
Quiero la
rectitud de carácter, la cara limpia y la mirada a los ojos.
Quiero la
vergüenza y la solidaridad.
Quiero
esperanza y alegría.
Quiero para
todos, techo, comida en la mesa y salud a millón.
¡VIVA EL
“SER”!
Y viva el
retorno de la verdadera vida, simple como una gota de lluvia, limpia como un
cielo de abril, leve como la brisa de la mañana!
Y
definitivamente común, como yo.
¡ABAJO EL
“TENER”!
Adoro mi
mundo simple y común.
¿A tener el
amor, la solidaridad y la fraternidad como bases?
¿La indignación
ante la falta de ética, de moral y de respeto?
¿A disentir
de lo absurdo?
¿Podemos
volver a ser aquella buena GENTE?
Quiero
construir un mundo mejor, más justo, más humano, donde las personas respeten a
las personas.
¿Utopía?
¡Nó!
Simplemente
es posible si usted y yo hiciéramos nuestra parte y “contamináramos” a más
personas, y esas personas, “contaminaran” a más personas.
R.B.