Publicado en el Periódico El Restaurador - Año III N° 10 - Marzo 2009 - Pags. 11 y 12
Publicado en el Boletín Nº 3 (Año I,
Segunda época Octubre-Noviembre de 1968) del “Instituto Juan Manuel de Rosas de
Investigaciones Históricas”
Los mercenarios Alemanes y Argentinos
Por Adolfo Dante Loss
El Gran Americano, luego de las
victorias sobre Inglaterra (tratado del 24 de septiembre de 1849) y Francia
(tratado del 30 de agosto de 1850), podía abocarse de lleno a plasmar su gran
política continental. Pero el Imperio del Brasil comprendía bien lo que esto
significaba para su destino: la división, como en Centroamérica, en
republiquetas independientes y enemigas entre sí; o, en el mejor de los casos,
ser una potencia de segundo orden a la zaga de
La lúcida clase dirigente brasileña y
su hábil diplomacia -que constituía lo más selecto de ella- se encargarían de
vertebrar la gran confabulación internacional en contra de
El escritor e historiador alemán
Albert Schmid, en su trabajo titulado Die Brummer -traducido al portugués,
prologado y anotado por el general de división brasileño Bertoldo Klinger,
publicado en la separata de A Defensa Nacional Nos.
Pedro II (1825-1891)
Emperador del Brasil durante el período 1831-1889
Pedro II, consciente de la gravedad
que significaba una confrontación militar con
Los mercenarios alemanes integran el
ejército comandado por el Conde Caxias como artilleros, zapadores e infantes,
que invadiría más tarde
El 3 de febrero, a pesar de la
deserción de los segundos tenientes Kaas y Malschitzki, que se unieron a Rosas,
le cabría brillante actuación a la fusilería mercenaria: con modernas armas de
tiro rápido y preciso producirían bajas en la artillería argentina -comandada
por el bravo coronel Martiniano Chilavert- que se constituyó en el principal
obstáculo de
Schmid resume: “A vitoria dos aliados foe
absoluta y devida, em primeira plana, á modelar atuasáo das tropas
brazileiras”. Y el general Klinger completa: “Dos 56 canhóes tomados, 34 o
foram pelos brazileiros; e dos 7000 prizioneros, 2000 os fizemos nós”. Más
adelante, para que no haya dudas reitera el prologuista: “Malposto melindre patriotico
tem feito ce a maeoria dos argentinos calem o nóso papel desizivo na derrubada
de Rózas”.
Urquiza, en carta dirigida al Marqués
de Souza (que transcribe Klinger), agradece la actuación brasileña en estos
términos: “Cuando la historia trazando el horrible cuadro de la dictadura
argentina, tribute su merecido elogio a los libertadores de esta tierra, el
nombre de V. S. y el de sus valientes compañeros de armas ocupará un honroso lugar
que les compete como dignos aliados de
Los mercenarios alemanes volverían al
Brasil después de cumplido su cometido, y más tarde serían disueltos. Algunos
se radicarían allí en tareas agrícolas; otros retornarían a su país con poca
plata y con algunas desilusiones, no muchas.
En cuanto a los otros mercenarios, los
nacidos en
Justo José de Urquiza como jefe de los
mercenarios argentinos, y todos ellos y sólo ellos, merecen con estricta
justicia el dicterio constitucional de infames traidores a
Condecoración otorgada por
el Emperador Pedro II al Gral. Urquiza,
con motivo de la victoria en la batalla
de Caseros