Publicado en el Periódico El Restaurador - Año III N° 10 - Marzo 2009 - Pags. 8 a 11
Ultimos instantes de la
batalla de Caseros”. Oleo de A. Fumagalli |
En esta obra se puede apreciar la defensa del palomar y la casa de Caseros.
A la izquierda se ven soldados federales y en primer lugar y de frente, con condecoración, el Gral. Marquez de Souza.
La derrota de Caseros
por Norberto Jorge Chiviló
En el mundo y a través de los tiempos,
otras batallas también torcieron el curso de la historia. Podemos mencionar entre otras y por ser las
mas conocidas, la batalla de Lepanto ocurrida el 7 de octubre de 1571, donde la
armada turca fue vencida por la armada de la coalición cristiana –
¿Por qué decimos que esas batallas
torcieron y variaron el curso de la historia?. La historia seguía un curso y
devenir previsible y lógico y esas batallas cruciales decidieron que la
historia tomara un rumbo totalmente distinto hasta la que hasta ese entonces
venía siguiendo. Winston Churchill, uno de los artífices de la victoria aliada
en la 2da. Guerra Mundial en sus “Memorias”, destaca la importancia de la
batalla de El-Alamein, que varió el curso de la guerra, con la siguientes
palabras “Antes de El-Alamein, no conocimos la victoria, después de El-Alamein,
no conocimos la derrota”. Para continuar con los ejemplos señalados, a partir
de Lepanto comenzó el fin del expansionismo otomano sobre el Mediterráneo; con
la derrota de la armada franco española, en Trafalgar, Napoleón no pudo
realizar la invasión a Inglaterra que le hubiera dado la derrota de su
tradicional enemigo y el dominio absoluto de Europa (ver El Restaurador Nº 3,
pág. y sgtes.), así, a raíz de la victoria británica, Inglaterra surgió como
primera potencia mundial en el S. XIX, con las consecuencias que ello trajo
aparejada sobre las colonias españolas en América; lo mismo pasó con Hitler al
ser vencidas sus tropas del Africa Korps en el norte de Africa al mando de
Rommel –el legendario “zorro del desierto”– por los ingleses comandados por
Montgomery en El-Alamein (Egipto) impidiéndole llegar al Canal de Suez y
hacerse con esa importante vía de navegación y en el continente europeo derrotado
por los soviéticos al mando del general Zhukov en Stalingrado, con lo cual no
pudo hacerse con el dominio de
En nuestro caso, Caseros quebró el
curso de la historia de nuestro país. Nuestra Argentina no volvió a ser la
misma.
Dice el historiador Ernesto Palacio en
“Historia de
“Aun dando por ciertas las
imperfecciones que a la dictadura del general Rosas le achacaban sus enemigos,
no hay duda que el viejo e ilustre partido federal, del que era jefe,
representaba la unidad nacional, la integridad territorial, la fidelidad a las esencias
tradicionales de la patria, a la vez que un cabal concepto de la soberanía y
del honor colectivo. En los tres lustros de su dominación habíamos pasado de la
situación de colonias vacantes y anarquizadas –y expuestas por lo tanto al
zarpazo de las potencias en tren de expansión– a la de un país respetado y digno.
La reiterada agresión extranjera se había estrellado en nuestra heroica
decisión de mantener la independencia recién conquistada. El partido federal
era sobre todo eso: el partido de la independencia. Por lo cual aplaudía sus
triunfos el Libertador expatriado y lo servían las más notables figuras sobrevinientes
de la gesta de mayo, como Alvear, Guido, López y Planes, Brown, Sarratea,
Soler, Necochea y Manuel Moreno, hermano, biógrafo y heredero espiritual del
secretario de
“En esa lucha se había forjado la
unidad de
“Todo esto cambiaría radicalmente
después de Caseros”.
Entrada de Urquiza en la ciudad de Buenos Aires
Léoni Matthis
Léoni Matthis
"Justo José de Urquiza: Abrió nuestros ríos a la libre navegación e inventó el agua de colonia". Ignacio B. Anzoátegui
“El
Brasil era antes de Rosas, como lo fue más tarde, el peligro mayor para
No se explicarán en este artículo los
pormenores de esa Batalla, como así tampoco la actuación que le cupo al Gral.
Urquiza.
Caseros fue la culminación del segundo
enfrentamiento que nuestro país, como estado independiente, sostuvo con el
imperio del Brasil en el Siglo XIX, pero ya con anterioridad, se habían
suscitado confrontaciones entre los reinos de España y Portugal en estas
tierras americanas, originadas por el expansionismo lusitano y que continuó
después el Imperio del Brasil.
A fin de frenar ese expansionismo
portugués,
La política astuta de Portugal y su
sucesora el Imperio del Brasil –aliados tradicionales de Inglaterra– fue en
primer lugar lograr la expansión territorial, y paralelamente promover la
desintegración territorial del Virreinato del Río de
Los gobiernos patrios surgidos a
partir de la revolución de Mayo, no supieron, no quisieron o no pudieron dar
solución a este problema de la desintegración territorial y paralelamente al
expansionismo lusitano y brasilero, después. Así durante los primeros años se
perdieron las provincias del Alto Perú –hoy Bolivia– y el Paraguay, también se
consintió, cuando no se promovió, la invasión lusitana a
En la primera Guerra contra el Imperio del Brasil (1825-1828) que se dio
para lograr la reincorporación de
El Ejército Grande cruza el Paraná, 1851
Cuando Juan Manuel de Rosas asumió
Su mas encarnizado enemigo, Domingo F.
Sarmiento –emigrado a Chile– escribió como una crítica al gobernante argentino
en el diario “El Progreso” de Chile el 8 de octubre de 1844: “…porque su mira (la
de Rosas) desde mucho tiempo atrás…es
restablecer en toda su integridad el antiguo virreinato de Buenos Aires”.
El sanjuanino, como todo el partido unitario, consideraba beneficioso el achicamiento
del territorio nacional argentino. Ellos se declaraban admiradores del Imperio
del Brasil, de los Estados Unidos y de las potencias europeas, potencias todas
estas, que a su vez, no sólo no consentían en ver disminuídos sus territorios
sino que por el contrario trataban de incrementarlos de toda forma, aún tomando
territorios que nunca les habían pertenecido. En Sud América, Rosas por el
contrario trataba no solamente de impedir la disgregación territorial del país
–cosa que consiguió y logró la unidad territorial y por lo cual todos los
argentinos le debemos nuestro agradecimiento– sino que se propuso reconstruir
la unidad territorial de lo que había sido aquél virreinato, actitud legítima
de todo argentino bien nacido de aquella época. Esa reincorporación de los
territorios secesionados del tronco del Virreinato no lo sería por medios
violentos o por la fuerza, sino por el convencimiento y voluntad de sus
habitantes (caso del territorio de Tarija y el Paraguay). Sobre este tema nos
referiremos en otra edición de este periódico.
Esa actitud de Rosas fue siempre
criticada por el partido unitario, cuya política fue siempre el de achicar
Ese proceder del Gobernador de
En efecto, la clase dirigente del
Imperio brasilero, veía a Rosas no sólo como un estorbo en los planes
expansionistas de aquella potencia, sino también como el elemento que podía
perturbar la existencia misma del Imperio.
La división brasileña en la
batalla de Caseros.
Litografía de V. Adam. Archivo Militar, Río de Janeiro.
No olvidemos que el Imperio del Brasil
era un país esclavista y que Rosas no sólo concitaba la adhesión de todas las
clases sociales y raciales –blancos, indios y negros– de
En el diario “El Progreso” del 5 de
agosto de 1844, escribe Sarmiento refiriéndose al Brasil: “… encontramos
pueblos pastores, movedizos, jinetes, hombres del desierto, acostumbrados a
vagar, por las necesidades mismas de su industria, en mayor parte del día. Esto
sucede precisamente en las provincias del Sur (Río Grande do Sul), que es
donde, por el contacto con
Tres días después escribe en el mismo
diario: “Si Rosas fuera algún gobierno débil, cada cual (otras potencias) iría a ponerle sus cinco dedos sobre el hombro
y a dictarle condiciones. Pero como es un poder fuerte, como es un poder
peligroso (para aquellas potencias),
no hay quien no se encoja para huir su contacto…” “Rosas aborrece de un modo
decidido los resultados de la revolución americana, y uno de aquellos que mira con mayor antipatía, es el de las divisiones
territoriales que sobrevinieron y se realizaron a la conclusión de aquel
grande acontecimiento”.
¿Quién, que no fuera
Sarmiento y los unitarios, no podía mirar con antipatía las divisiones territoriales
que sobrevinieron después de la independencia? Sarmiento admirador de los
Estados Unidos de Norte América, ¿no se dió cuenta que las colonias del Norte
de América, una vez independizadas, en vez de dividirse, por el contrario se
cohesionaron y fueron incorporando nuevos territorios por compra (Louisiana a
Francia, Florida a España, Alaska a Rusia, etc.), por adhesión de sus
habitantes y aún por conquista (California y Tejas a Méjico)? ¿No se dio cuenta
tampoco que Inglaterra y Francia incrementaban sus territorios con sus
intervenciones por todo el mundo…?. ¿Porqué lo contrario para lo que había sido
el Virreinato del Río de
Urquiza, presidente de la Confederación Argentina, 1854 Retrato realizado por Am,adeo Gras |
Veamos que actitud tomó el partido
unitario en nuestro país y que impidieron a
Para Sarmiento el gobierno argentino era un “gobierno opresor” y “desorganizador” (?), mientras que el brasilero, esclavista era “civilizado” y “progresista”. ¿Civilización o barbarie?, ¿donde una y otra? ¿Civilización y barbarie…?. ¿Civilización bárbara…?. Responda el lector según sus convicciones.
La clase dirigente brasilera, unida e
imbuida de un patriotismo envidiable –que casi siempre le ha faltado a la
nuestra–, vió con claridad cual era el peligro para el Imperio. El peligro
estaba en
Con esas miras se propuso el Brasil,
desalojar a quien le molestaba en América; y quien molestaba y le impedía
concretar sus aspiraciones era Rosas y
Pero el Imperio del Brasil con sus
disensiones internas no podía por sí solo derribarlo, así intentó alianzas con
otras potencias (p. e. Francia e Inglaterra) pero sin lograrlo, hasta que
apareció el Gral. Justo José de Urquiza en sus planes, quien cometió el mayor
de los crímenes, el de traición a
Con la defección de Urquiza, a quien
Rosas había confiado la jefatura del Ejército de Operaciones, el Imperio pudo
lograr sus propósitos y desalojar a Rosas del poder, que ocupó el General
entrerriano de inmediato, a quien hizo reconocer la independencia de la hasta
entonces provincia argentina, el Paraguay, le hizo reconocer también la libre
navegación de los ríos interiores, tan celosamente defendida por Rosas hasta
ese entonces y que tanto había costado mantener, y la pérdida definitiva de las
Misiones Orientales –territorio ubicado al este de nuestra actual provincia de
Misiones, de una superficie mayor a la provincia de Tucumán–.
Después de Caseros, los esclavos que
huyeran del “civilizado Imperio” y pasaran a
Como dijimos antes, Caseros resultó un
quiebre en la historia argentina. Rosas, el gran defensor de la independencia
nacional fue desalojado del cargo. Nuestro país dejó de ser ya el país
respetado no sólo en América, sino también en el resto del Mundo; el Brasil
pasó a ser el país rector en América.
Medalla otorgada por el Uruguay a Urquiza por su victoria en Caseros |
Como premio, Urquiza recibió la más
alta condecoración que el Imperio podía otorgar a un extranjero,
El General San Martín, había fallecido un año y medio atrás cuando tuvo lugar la batalla de Caseros. ¡Suerte para Urquiza…! Cobraban actualidad las palabras que el Libertador había escrito el 30/6/1839 a Juan Manuel de Rosas: “…pero lo que no puedo concebir es el que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempo de la dominación española; una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer”.