domingo, 1 de marzo de 2009

La muerte de Dorrego

 Publicado en el Periódico El Restaurador - Año III N° 10 - Marzo 2009 - Pag. 7 

1828 – 13 de diciembre – 2008

Este breve artículo fue publicado el 13 de diciembre de 2008 en el periódico “Informaciones Semanales” de San Martín.


A 180 AÑOS DE LA INJUSTA MUERTE DE DORREGO

 

Cielito, cielo ñublado

Por la muerte de Dorrego.

Enlútense las provincias,

Lloren cantando este cielo.

 

El 13 de diciembre de 1828, un día como el de hoy, hace 180 años, moría fusilado el Cnel. Manuel Dorrego, Gobernador en ese entonces de la Provincia de Buenos Aires, quien estaba encargado también del manejo de las relaciones exteriores.

Durante los años 1826/28 había tenido lugar la primera guerra entre las Provincias Unidas del Río de la Plata –así se designaba a nuestro país en aquél momento- y el Imperio del Brasil. En ese tiempo se había designado “Presidente” a Bernardino Rivadavia, quien se dedicó más a proyectar mejoras edilicias de la Ciudad de Buenos Aires –y entre otras insólitas medidas, nombrar un jardinero de las “Provincias Unidas…”–, que volcar todos los recursos para lograr la victoria contra el Brasil y solucionar los problemas que el ejército argentino en operaciones, tenía en la guerra. No obstante esa falta de apoyo y desidia del gobierno nacional, las armas nacionales del “ejército republicano” vencieron en el campo de batalla, pero todo lo ganado se perdió luego en la mesa de las negociaciones, ya que para lograr la paz, una de las principales provincias argentinas, la Banda Oriental, se independizó.

Cuando esas tropas victoriosas, regresaron en condiciones más que deplorables, ya no gobernaba Rivadavia, sino que era gobernador de la provincia Manuel Dorrego, jefe del partido federal.

A los pocos días del regreso, los jefes de esas tropas a cuya cabeza estaba el Gral. Juan Lavalle se sublevaron el 1 de diciembre de 1828, deponiendo al Gobernador legítimo. A los pocos días, Dorrego, desoyendo los consejos de su amigo Juan Manuel de Rosas –Comandante del 5º Regimiento de milicias de Campaña– de no presentar batalla con las milicias rurales (formada por indios y milicianos) que mandaba, lo hace y es derrotado por las tropas de linea sublevadas, cerca del pueblo de Navarro.

Desoyendo otra vez a su amigo que aconseja seguir a la provincia de Santa Fé para lograr el apoyo del caudillo Estanislao López, no lo hace y es tomado prisionero y el día 13 a las 3 de la tarde, fue injustamente muerto por fusilamiento por la sola orden de Lavalle, a quien habían escrito conspicuos y siniestros personajes del partido unitario aconsejándole la adopción de esa drástica medida (“…cortar la cabeza de la hidra”).

Como dijera Rosas muchos años después en una carta del 25 de julio de 1869 “…porque Lavalle y todos los militares fueron solamente ejecutores. Los autores, fueron todos civiles. Así es mas propio decir: la revolución del 1º de diciembre de 1828”

Se incrementaba sí una sangrienta guerra civil entre federales y unitarios, que durará muchos decenios de la vida nacional y como diría Sarmiento: “Si quitáis de la historia la muerte de Dorrego, el drama argentino queda incompleto, frío, absurdo”. Después de la muerte de Dorrego, las banderas del federalismo y de la nacionalidad, fueron levantadas por Juan Manuel de Rosas. 

                                             Norberto J. Chiviló - Director del periódico “El Restaurador”