Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IV N° 13 - Diciembre 2009 - Pag. 16
La historia en broma... y no tan en broma
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La historia en broma... y no tan en broma
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DOS
GRATOS ANIVERSARIOS.
El
30 de setiembre de 1989, aproximadamente a las 9.45 hs. llegaron a Rosario, los
restos repatriados de Juan Manuel de Rosas, donde fueron recibidos por las
autoridades nacionales y provinciales y por sus descendientes. Después de un
acto oficial realizado en el Monumento a
Diez años después, esto es el 8 de noviembre de 1999, y en cumplimiento de la ley 24.520, sancionada en julio del 95, se inauguró en la Plaza Intendente Seeber, ubicada en la intersección de las Avs. del Libertador y Sarmiento, en Palermo, el monumento a Juan Manuel de Rosas, en terrenos que habían sido de su propiedad y que después de su caída le fueron injustamente confiscados.
El monumento de una altura de quince metros, se encuentra coronado por una escultura ecuestre de Rosas , "mezcla de gaucho y militar", que fue realizada en bronce por el escultor catamarqueño Ricardo Dalla Lasta y que tiene cuatro metros de alto. El pedestal, donde están escritas la cláusula 3º del testamento de San Martín y una reproducción de su sable legado al Restaurador y alegorías al combate de la Vuelta de Obligado y la Guerra del Paraná, al Pacto Federal de 1831 y a la Campaña del Desierto, está revestido en granito.
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Isabel añadía a su testamento
tres días antes de morir, (25 de Noviembre de 1504), el siguiente codicilo:
"Item, por cuanto al tiempo que nos fueron concedidas (Por la Santa Sede apostólica) las islas e tierra firme del mar Oceano, descubiertas e por descubrir, nuestra principal intención fué, al tiempo que lo suplicamos al Papa Alexandro Sexto, de buena memoria, que nos hizo la dicha concesion, de procurar inducir e traer los pueblos de ellas a les convertir a nuestra santa Fe Católica, e embiar a las dichas islas y tierra firme prelados e religiosos e clérigos y otras personas doctas y temerosas de Dios, para instruir los vecinos y moradores de ellas en la Fe Católica y los enseñar y doctrinar buenas costumbres, y poner en ello la diligencia debida, según más largamente en las letras de la dicha concesión se contiene: por ende suplico al Rey mi señor muy afectuosamente, y encargo y mando a la dicha Princesa mi hija y al dicho Príncipe su marido, que así lo hagan e cumplan, y que este sea su principal fin.
"Y que en ello pongan mucha diligencia, y que no consientan ni den lugar que los indios vecinos y moradores de las dichas Indias y tierra firme, ganadas e por ganar, reciban agravio alguno en sus personas e bienes. Mas manden que sean bien e justamente tratados; y si algún agravio han recibido, lo remedien y provean por manera que no se exceda en cosa alguna lo que por las dichas letras apostólicas de la dicha concesión nos es inyungido e mandado".
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Para pensar
Publicado en el diario “
El Día de
Por Armando Alonso Piñeiro
Aquí estamos, una vez más, en
vísperas del aniversario del Descubrimiento de América. Es decir, se celebrará
mañana el Día de
Muchos siglos más tarde, un
presidente argentino, -el radical Hipólito Yrigoyen- firmó en 1916 un decreto
fundamental, declarando el 12 de octubre como fiesta nacional. Curiosa y
lamentablemente, en ninguna parte del documento, en ninguna parte de sus tres
considerandos, se menciona la expresión “Día de
Pero vaya y pase la insipiencia.
Lo grave es que aquellos opuestos a la conmemoración se basan en la pretendida
creencia de un "genocidio" español sobre los aborígenes, algo que
nunca existió y que no puede ser probado documentalmente. Por añadidura, ni
siquiera existía la necesidad de tal genocidio -palabra mal empleada, puesto
que nació a mediados del siglo XX-, ya que en la época precolombina no
existían elementos aplicables a una matanza generalizada e indiscriminada,
salvo las que hicieron los propios pueblos indigenistas. Como lo escribiera Julián
Marías, los habitantes de este continente "no tenían noción de su existencia,
de su conjunto, de su alcance. No se conocían, no habían recorrido su cuerpo,
no podían hablar entre sí. Se hablaban centenares, acaso millares de lenguas,
la mayoría de las cuales se reducían a pequeños territorios, a tribus aisladas
que no tenían nada en común".
Ahora bien. Quienes están en contra
del Día de
El Día de
Cuando elementos ajenos a la
concordia y la comprensión de la historia pretenden enarbolar pendones de
hostil oposición, cuando se intenta deslucir la gesta inmortal con bastardas
apelaciones a falsas reivindicaciones indigenistas, el 12 de Octubre nos viene
a recordar que el heroísmo de
Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IV N° 13 - Diciembre 2009 - Pag. 12 a 14
El levantamiento en el sur de la provincia (octubre
de 1839)
Por Norberto J. Chiviló
Prudencio Ortiz de Rozas- Óleo de José Roldán |
Las
causas aparentes fueron aquellas que se esgrimieron por parte de Francia para
justificar su agresión y darle un tinte de legítima; una era su pretensión de que se la reconociera como nación mas favorecida, situación de la que solo gozaba
La
empresa no les resultó fácil ni sencilla, como en un principio creyeron, porque
estas tierras estaban gobernadas por una persona –Juan Manuel de Rosas– de una
voluntad inquebrantable y un férreo patriotismo, que no retrocedió “un tranco
de pollo” ante la prepotencia extranjera.
En
el Nº 8 se dedicó también el artículo de tapa de autoría del Dr. Denovi, para
destacar la heroica defensa de
El
conflicto no fue tampoco sencillo para
Así,
los franceses, visto que el bloqueo no les reportaba los beneficios esperados,
de una y otra forma trataron de crearle a nuestro país, conflictos externos e
internos.
Entre
los conflictos externos podemos citar en primer lugar el apoyo que Francia siguió
dando al Mariscal Santa Cruz, (“el gran amigo de Francia en el Nuevo Mundo”,
como lo llama la prensa de París) quien al frente de
También
pagaron para que “auxiliares” nativos ayudaran a Francia.
Trataron
de crear conflictos internos tentando a varios gobernadores de
También
los franceses dieron su apoyo irrestricto al partido unitario en su lucha contra
Rosas y el partido federal que representaban a la nacionalidad argentina.
Rosas
debió comandar ese barco –
Debió
actuar con mano firme y muchas veces sin contemplaciones.
En
Montevideo residía una importante comunidad de “exiliados” unitarios quienes el
20 de diciembre de 1838, formaron la “Comisión Argentina” presidida por el
Gral. Martín Rodríguez y que integraron Julián Segundo de Agüero,
Florencio Varela, Valentín Alsina y otros, al que adhirieron posteriormente, prestigiosos
militares como Lavalle, Chilavert y Paz. Esta Comisión busca que el General
Juan Lavalle encabece la lucha armada contra Rosas. En su momento, Lavalle
había sido crítico de la ocupación francesa a la isla de Martín García y la de
los emigrados argentinos unitarios que la apoyaron, pero luego dejó de lado sus
pruritos patrióticos y se puso a las órdenes de Fructuoso Rivera y por ende de los
franceses, recibiendo de éstos ayuda en dinero, medios y transporte.
El
2 de julio de 1839, Lavalle con su división desembarca en Martín García,
ocupada por los franceses, y de allí tres días después pasa a Entre Ríos, no
encontrando en esa provincia la adhesión de la población. Dirá el unitario
Francisco Pico. “No hay en Entre Ríos una sola montonera a favor del ejército
libertador (así llamaban al ejército de
Lavalle). La autoridad de los libertadores no se siente fuera de su campo”.
Fracasada
la empresa de Lavalle en Entre Ríos, se dirige a Corrientes, donde su
gobernador Pedro Ferré se pronuncia contra Rosas el 6 de octubre de 1839 y pide
el apoyo del jefe de la escuadra bloqueadora francesa, para el envío de esa
escuadra por el Paraná, pero los franceses no acceden por serles dificultosa la
navegación en ese río y la existencia de una batería argentina en Rosario.
Domingo
Cullen, después del fallecimiento del caudillo Estanislao López ocurrido el 15
de junio de 1838, es designado gobernador de Santa Fe, cargo que ejercerá
durante tres meses. Ya con anterioridad había entrado en contacto con el gobernador
correntino Genaro Berón de Astrada y con los franceses para lograr el
levantamiento del bloqueo a su provincia y llegar a un entendimiento con los
invasores –había colaborado también con Dubué– , lo cual es conocido por Rosas.
Posteriormente, Cullen será apresado y fusilado el 21 de junio de 1839 en la
posta de Arroyo del Medio.
El
31 de diciembre de 1838, el gobernador correntino Berón de Astrada y el
“presidente” oriental Fructuoso Rivera, firman un tratado secreto de alianza
ofensiva y defensiva, cuyo destinatario era evidentemente Rosas, a quien
declaran la guerra a fines de febrero de 1839. El 31 de marzo de 1839 el
Gobernador de Entre Ríos, Pascual Echagüe, leal a
El
complot era amplio y complejo como el lector podrá apreciar. En Buenos Aires
también se conspiraba contra Rosas y no pocos federales participan de él. Debía
realizarse un levantamiento en la ciudad y en la campaña del sur de la
provincia donde los hacendados estaban descontentos no solo por los problemas
económicos que el bloqueo les ocasionaba, sino también por la política de Rosas
sobre la tierra pública. Ese movimiento insurreccional debía realizarse simultáneamente
cuando Lavalle al mando de sus fuerzas marchara sobre Buenos Aires. Rosas tuvo
conocimiento del complot en la ciudad y hace arrestar el 24 de junio de 1839, al
joven coronel Ramón Maza, quien era una pieza clave e importante en el mismo, junto
con otros conspiradores. Ramón era hijo del Presidente de
Asesinato de Manuel V. Maza - Óleo de Franklin Rawson |
A
raíz de esos hechos se ordenó un sumario, que Rosas ordenó suspender poco
después atento la gran cantidad de personas complotadas. Dirá Rosas: “De otro
modo, habría sido preciso ordenar la ejecución de no pocos federales y
unitarios de importancia”.
Como
hemos visto fracasó la conjura de Ramón Maza en
El
bloqueo francés le produce al gobierno de la provincia de Buenos Aires pérdidas
importantes. El movimiento portuario se reduce notablemente, ya que no se puede
exportar ni importar y en consecuencia los derechos aduaneros se ven mermados
notablemente. Escasean muchos artículos que se importaban de uso diario entre
ellos la harina y otros suntuarios como prendas, artículos de tocador, vinos, etc.
Pero abunda la carne y el pueblo llano come solamente carne. Las clases mas
acomodadas se ven impedidas de adquirir artículos importados que estaban
acostumbradas a comprar.
El
gobierno debe equilibrar las finanzas públicas y solo aumentan los gastos
destinados a la defensa.
El
principal producto de exportación de la época era el producto de la explotación
ganadera: la carne salada o tasajo, el sebo y en mayor medida los cueros.
Debido
al bloqueo, los estancieros y saladeristas se ven impedidos de poder vender y
exportar su producción, en síntesis, los cueros se pudren en las barracas.
Familiares
y amigos de Rosas, le aconsejan arreglar rápidamente la cuestión con los
franceses, porque el bloqueo pone en riesgo el capital de los hacendados. Juan
Nepomuceno Terrero, su amigo y socio le informaba: “Las pilas de cueros se
están pudriendo. Si sigue el bloqueo terminaremos por arruinarnos. Debes
transar con los franceses”
Rosas
era uno de los hacendados mas importantes de la provincia y el bloqueo también
lo perjudica económicamente, pero no es hombre de anteponer su interés
particular ni de clase al interés de
Esta
actitud de Rosas trastocará –un siglo mas tarde– el pensamiento de todos los sostenedores del
materialismo histórico marxista, quienes no podrán explicar esta oposición y
enfrentamiento de Rosas a los de su misma clase social y por el contrario
justificarán a quienes se aliaron a la potencia colonialista.
La
llamada “historia oficial” designa ese levantamiento como el de “Los Libres del
Sur” al que le asigna connotaciones patrióticas y libertarias, cuando en
realidad las connotaciones no son otras que económicas y comerciales y que se
da en el marco de un conflicto internacional y en connivencia de los
insurrectos con la potencia que en ese momento agredía injustamente –y esto hay
que recalcarlo–,
a
Pedro Castelli |
El
levantamiento que debía estallar el 6 de noviembre de 1839 se adelanta algunos
días, sabiendo los complotados que Rosas ya tenía conocimiento de ello. Se
produce así el 29 de octubre en horas de la madrugada en Dolores con el
pronunciamiento de Rico y el día 2 de noviembre en Chascomús por el Comandante
José Mendiola y tiene en esos dos pueblos sus focos principales.
Reclaman
la ayuda de Lavalle y su ejército y piden también al contraalmirante francés
Louis Leblanc, jefe de las fuerzas bloqueadoras, el envío de naves francesas a
la boca del río Salado para apoyarlos.
Volanta utilizada por Prudencio Rosas en la batalla de Chascomús |
El comandante Rico y unos 900 hombres después de la derrota, se dirigieron al Salado y embarcaron en las naves francesas que los esperaron, siendo trasladados a Montevideo, siendo posteriormente incorporados a las fuerzas militares comandadas por el Gral. Lavalle.
Fuentes
Historia
de
“Traición
en el Sur” por Beatriz C. Doallo, publicado en la “Revista del Instituto
Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas” Nº 61.
“Los
Libres de Sur: Una conspiración de hacendados”, por Luis C. Alen Lascano, publicado
en la “Revista del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel
de Rosas” Nº 66.
Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IV N° 13 - Diciembre 2009 - Pag. 10 y 11
Anécdotas
El inglés Mac Cann y su conversación
con Rosas en Palermo en 1848
Residencia de Rosas en Palermo, hacia 1850. Acuarela de Carlos Sívori, MHN |
William Mac
Cann, era un hombre de negocios inglés, que vino a estas tierras en 1842. En un
largo viaje a caballo, visitó las estancias del sur de Buenos Aires, propiedad
de sus connacionales, llegando hasta la frontera con los indios. Cuando regresó
a Buenos Aires, fue acusado en
…Cuando me presenté de visita en su
residencia, encontré reunidas, bajo las galerías y en los jardines, a muchas
personas de ambos sexos que esperaban despachar sus asuntos. Para todo aquel
que deseaba llegar hasta el general Rosas en carácter extraoficial, la hija
del Dictador, doña Manuelita, era el intermediario obligado. Los asuntos
personales de importancia, como confiscaciones de bienes, destierros y hasta
condenas de muerte, se ponían en sus manos como postrer esperanza de los
caídos en desgracia. Por su excelente disposición y su influencia benigna, doña
Manuelita era para con su padre, lo que la emperatriz Josefina fue para
Napoleón.
En la casa del general Rosas se
conservaban algunos resabios de usos y costumbres medioevales. La comida se
servía diariamente para todos los que quisiesen participar de ella, fueran
visitantes o personas extrañas; todos eran bienvenidos. La hija de Rosas presidía
la mesa y dos o tres bufones, (uno de ellos norteamericano) divertían a los
huéspedes con sus chistes y agudezas. El general Rosas raramente concurría y
cuando aparecía por allí, su presencia era señal de alegría y regocijo general
porque en esos momentos se despreocupaba de las cuestiones de gobierno, pero
no participaba de la mesa porque sólo hacía una comida diariamente. La vida de
Rosas era de ininterrumpida labor: personalmente despachaba las cuestiones de
Estado más nimias y no dejaba ningún asunto a la resolución de los demás si
podía resolverlo por sí mismo. Pasaba de ordinario las noches sentado a su
mesa de trabajo; a la madrugada, hacia una ligera refacción y se retiraba a descansar.
Me dijo un vez doña Manuelita que sus preocupaciones más amargas provenían del
temor de que su padre se acortara la vida por su extremosa contracción a los
negocios Públicos.
Mi primera entrevista con el general
Rosas tuvo lugar en una de las avenidas de su parque, donde, a la sombra de los
sauces, discurrimos por algunas horas. Al anochecer me llevó bajo un emparrado
y allí volvió sobre el interminable tema político. Vestía en esta ocasión una
chaqueta de marino, pantalones azules y gorra, llevaba en la mano una larga
vara torcida. Su rostro hermoso y rosado, su aspecto macizo (es de temperamento
sanguíneo), le daban el aspecto de un gentilhombre de la campaña inglesa. Tiene
cinco pies y tres pulgadas de estatura y cincuenta y nueve años de edad. Se
refirió al lema que llevan todos los ciudadanos: '''Viva
Aludiendo a mis propósitos de viajar a
través de las provincias y juzgar por mí mismo del estado del país, me dijo que
todo lo que él quería y lo deseaba el país entero era que se hablara con
positiva verdad; no era él hombre de secretos, él hablaba a la faz del mundo, y
aquí se irguió con orgullo, echó la gorra hacia atrás y levantó la frente como
diciendo: "Yo desafío al mundo todo".
Volviendo a la intervención del Lord
Howden. Rosas se mostró asombrado de que Inglaterra hubiera olvidado a tal
punto su propio interés para darse la mano con Francia en una cruzada contra
Al referirse a la misión de Mr. Hood, advirtió
que el gabinete de Londres decía "no abrigar ningún interés ni propósito
egoísta", no obstante lo cual los franceses habían omitido la palabra
"egoísta" y él consideraba esto muy significativo porque Francia
tenía designios ulteriores en favor de ciertos miembros de su real familia, con
relación a estos países. Todo lo que estas repúblicas necesitan –prosiguió– es
intercambio comercial con alguna nación fuerte y poderosa como Gran Bretaña, la
cual, en recompensa de los beneficios comerciales, podría beneficiados con su
influencia moral. Esto era lo que querían, y nada más. No querían nada que
oliera a protectorado ni afectara en lo más mínimo su libertad e independencia
nacional, de las que eran muy celosas y no renunciarían un solo átomo. Este sentimiento
lo exteriorizó vigorosamente en su lenguaje y ademanes. Al terminar la frase
apretó el dedo pulgar de la mano derecha contra el dedo índice, como si tomara
un pelo entre las uñas, y como diciendo: "No, ni tanto como ésto".
Como siguiéramos caminando por el
parque, levantó la vista y observó las refacciones de albañilería que se hacían
ante nosotros. Alguien podría preguntar –me dijo– para qué se edificó esta casa
en estos lugares. El la había edificado con el propósito de vencer dos grandes
obstáculos: ese edificio empezó a construirse durante el bloqueo francés; como
el pueblo se encontraba en gran agitación, él había querido calmar los ánimos
con una demostración de confianza en un porvenir sólido, y, erigiendo su casa en
un sitio poco favorable, quería dar a sus conciudadanos un ejemplo de lo que
podía hacerse cuando se trataba de vencer obstáculos y se tenía la voluntad para
vencerlos.
Había notado mi desconfianza en punto a
la seguridad personal de que podría gozar en mi proyectado viaje al norte, y
reconoció que era muy natural, puesto que me aprestaba a visitar regiones
adonde los ingleses habían llevado la guerra y donde sin duda existiría alguna
indignación contra los extranjeros, pero me dió la seguridad de que ningún
extranjero sería insultado ni molestado, porque el gobierno había impartido
órdenes estrictas a ese respecto. Refiriéndose a los representantes que habían
mirado con desconfianza mis investigaciones, me dijo que él, en cierto sentido,
se alegraba de lo ocurrido porque eso probaba que los miembros de
Si, con todo, yo me encontraba
decidido a dar un galope a través del país, de unas mil o dos mil millas, lo
cual, ni me lo aconsejaba ni me lo desaconsejaba –me ofrecía todas las
facilidades que yo quisiera y con ello cumplía un acto de justicia corriente porque
había dado facilidades semejantes a otros individuos.
El trato del general Rosas era tan
llano y familiar, que muy luego el visitante se sentía enteramente cómodo, y la
facilidad y tacto con que trataba los diferentes asuntos, ganaban
insensiblemente la confianza de su interlocutor. El extranjero más prevenido,
después de apartarse de su presencia, debía sentir que las maneras de ese
hombre eran espontáneas y agradables. Me relató varios episodios de su vida
juvenil y me dijo que su educación había costado a sus padres unos cien pesos,
porque solamente fué a la escuela por espacio de un año y su maestro
acostumbraba a decirle: –Don Juan, no se haga mala sangre por cosas de libros;
aprenda a escribir con buena letra, su vida va a pasar en una estancia, no se
preocupe mucho por aprender.
La hija de Rosas, que posee grandes
atractivos, dispone de muchos recursos para cautivar a sus visitantes y ganar
su confianza.
Manuelita. Daguerrotipo |
Fuente: José L. Busaniche, “Lecturas de historia argentina”, Bs. As. 1938.
Publicado en el Periódico El Restaurador - Año IV N° 13 - Diciembre 2009 - Pag. 8 y 9
La Policía de Buenos Aires durante los
mandatos de Rosas
Por
Sereno de Buenos Aires en 1830 |
Uno de los problemas más urgentes a resolver
era la indefensión de la campaña. Dividida en diez distritos o secciones, cada
una bajo el mando de un Comisario, éste contaba solamente con cinco efectivos a
sus órdenes, por lo que poco podían hacer contra salteadores y cuatreros.
En enero de 1830 se amplió a veintiuna las
secciones, se nombró igual número de Comisarios de Campaña y se elevó a nueve,
incluyendo un sargento y un cabo, la
cantidad de personal en cada Comisaría. El nuevo ordenamiento de los distritos
fue el siguiente:
1. San José de Flores y Morón - 2. San
Isidro, San Fernando y Las Conchas - 3. Capilla del Señor y Pilar - 4. Villa de
Luján y su Guardia - 5. San Antonio de Areco y su Fortín - 6. San Pedro y
Baradero - 7. Arrecifes y Salto - 8. San Nicolás de los Arroyos - 9. Pergamino
y Rojas - 10. Quilmes - 11. Ensenada - 12. Magdalena - 13. Cañuelas y San
Vicente - 14. Matanza - 15. Navarro - 16. López - 17. Monte - 18. Ranchos - 19.
Chascomús - 20. Dolores - 21. Los Montes Grandes.
Hasta el 5 de diciembre de 1832, en que
finalizó su primer mandato, Rosas hizo frecuentes recorridas de inspección por
la campaña. La muy extensa que realizó entre diciembre de 1830 y febrero de
1831 tuvo por resultado la gradual sustitución de los Comisarios por Jueces de
Paz. Estos, además de su tarea específica de resolver litigios, se hicieron
cargo de otras muchas, puesto que en aquella época la policía no se limitaba a
perseguir malandrines. Competía a sus funciones la administración del
cementerio local, los carros fúnebres, las cárceles, la limpieza y reparación
de calles y caminos, la organización de fiestas cívicas, el cobro de multas y
el alumbrado público.
Otra medida que impulsó el gobernador fue la
eliminación de las pulperías volantes,
carromatos cargados de bebidas alcohólicas que se trasladaban de un pueblo a
otro, fomentando la ebriedad y el juego, con su secuela de delitos contra las
personas y la propiedad. Un decreto de Rosas del 18 de febrero de 1831 prohibió
este tipo de comercio, ordenando que, transcurridos 40 días, Jueces de Paz y
Comisarios decomisasen la mercadería, la vendieran en pública subasta y su
monto ingresara en
El alumbrado público estaba a cargo de
contratistas, quienes lo obtenían por licitación pública. Un decreto del 26 de
octubre de 1830 dividió la ciudad de Buenos Aires en cuatro secciones, cada una
a cargo de un contratista distinto. Este debía disponer que los faroles
estuvieran encendidos desde una hora después de ponerse el sol hasta las 12 de
la noche, excepto las noches de luna
llena, en que el encendido debía tener lugar dos horas después de haber
salido la luna y hasta dos horas antes de ocultarse.
La policía se ocupaba de multar al
contratista por faroles apagados, encendidos fuera de horario o rotos. Romper
faroles era una de las diversiones de la muchachada de entonces y el
contratista estaba obligado a repararlos de inmediato para evitar una sanción.
Un “Aviso
de
El mejoramiento de los servicios policiales
se incrementó con la creación del Cuerpo
de Serenos y la transformación del de Celadores,
instituído en 1826, en Vigilantes de Día
de
El coronel Perdriel falleció el 3 de marzo de 1832 y quedó a cargo interino de la Jefatura de Policía el Oficial 1º Bernardo Victorica. El 17 de diciembre de 1832, finalizado el primer mandato de Rosas, asumió la gobernación el brigadier general Juan Ramón Balcarce; Victorica continuó interinamente como Jefe de Policía hasta el 1º de abril de 1833, en que Balcarce nombró para ese puesto al coronel Juan Correa Morales y Victorica retomó el suyo de Oficial 1º.
Tras el asesinato del general Facundo
Quiroga en Barranca Yaco (Córdoba) el 16 de febrero de 1835, y la conmoción
pública que el crimen ocasionó, Rosas aceptó un nuevo mandato, que le fue
otorgado por ley del 7 de marzo seguido de un plebiscito; asumió el 13 de abril
de 1835 con
Durante el segundo mandato de Rosas, a
excepción de los años 1841 y 1842 que fueron pacíficos para la provincia de
Buenos Aires, ocurrieron hechos que condujeron a una cierta militarización de
la policía. Cronológicamente, los sucesos fueron los siguientes:
* Guerra contra
* Bloqueo del puerto de Buenos Aires por la
escuadra francesa (1838-1840)
* Levantamiento del gobernador de
Corrientes, Genaro Berón de Astrada (1838)
* Conjura de Maza (1839)
* Levantamiento de los hacendados del Sur de
* Invasión del ejército comandado por el
general Juan Lavalle. (1839)
* Coalición del Norte (1840-1841)
* Campaña del Litoral del general José María
Paz (1841)
* Sitio de Montevideo (1843-1851)
* Pronunciamiento de Urquiza, aliado a
Brasil y Uruguay (1851)
El orden y la seguridad de la ciudad seguían
a cargo de los Cuerpos de Serenos, Vigilantes de Día y Vigilantes a Caballo. A
partir de 1842 las dos primeras agrupaciones fueron convertidas en batallones y
hacían las rondas con acompañamiento de fusileros. Para incrementar el número
de efectivos policiales, que ya era de 527, se estableció que los Alcaldes de
barrio y Tenientes de Alcalde pasaran a revistar como Auxiliares de Policía.
El 25 de febrero de 1844 Rosas prohibió por
decreto el juego de Carnaval,
considerándolo “opuesto a la cultura
social”. Los detractores de Rosas han hecho hincapié en la abolición del
Carnaval, destacando ese decreto como un caso emblemático de la supuesta
represión contra la ciudadanía que ejercía su gobierno. Una lectura de los
antecedentes basta para entender que la población tenía motivos sobrados para
temer los pocos pero turbulentos días del juego
de Carnaval, que distaba de ser “inocente
diversión popular”, según se lo calificó en 1853 cuando se lo volvió a
autorizar.
El proyecto de suprimir el Carnaval se
originó bajo autoridades hispánicas, impulsado por el clero. Tras
Durante el primer mandato de Rosas se trató
de encauzar el Carnaval; el ministro Tomás Guido pautó al Jefe de Policía
Perdriel, en un comunicado de fecha 3 de febrero de 1830, los excesos que
debían ser penados con arresto y multa. Durante el segundo mandato del
Restaurador, un decreto del 8 de junio de 1836 autorizaba el juego “los tres días que preceden al miércoles de
Ceniza, desde las 2 de la tarde hasta el toque de oración, anunciado con tres cañonazos
desde
Este decreto no frenó los desmanes durante
el Carnaval: se continuó arrojando
huevos de ñandú con agua sucia, se inflaban vejigas de animales para
llenarlas con agua y golpear con ellas a
los transeúntes, o, elegida una víctima, le tiraban un balde con agua y luego
la rociaban con harina. El general Mansilla protagonizó un episodio que a poco
concluye en un duelo, cuando arrojó a una dama un huevo con agua
de olor, con tan mala fortuna que le dió en el rostro y le rompió un
diente.
El 21 de enero de 1845 Rosas designó Jefe de
Policía al general Pablo Alemán, con lo que finalizó el largo interinato de
Victorica, quien se retiró de
Moreno demostró dotes de buen investigador;
en noviembre de 1845 se hallaron restos de un cuerpo humano descuartizado y las
pesquisas del flamante Jefe de Policía
establecieron prontamente la identidad del muerto, la de los autores de su
asesinato y desmembramiento, y los motivos del crimen. Los restos pertenecían a
Antonio Pose, un peón español, los asesinos resultaron ser sus caseros, un
matrimonio formado por José Omar Rodríguez Jardín y Tomasa Santalla, y el
motivo fue apoderarse de los ahorros del inquilino, 2100 pesos. Rodríguez
Jardín fue fusilado el 3 de enero de 1846 y la esposa condenada a 5 años de
prisión. Otra pesquisa que llevó a cabo Moreno con rapidez y éxito fue la de
una estafa perpetrada contra
En octubre de 1849 los habitantes de la
ciudad de Buenos Aires pudieron observar la primera bomba de incendio en
funciones. La había hecho traer desde Francia un industrial, Juan Blaumstein,
para sofocar posibles incendios en un molino a vapor de su propiedad, y ofreció
su uso a la policía, si en alguna ocasión era necesaria. La oportunidad de
comprobar la eficacia del artefacto se presentó con el incendio de una fábrica
de muebles; el comisario de la seccional informó a Moreno que “el fuego que hubiera demorado todo el día
para ser apagado, en tres horas estuvo concluído.”
El día del combate de Caseros la defensa de
la ciudad había sido encomendada al general Lucio N. Mansilla con milicias
urbanas, que resultaron impotentes para
evitar el saqueo de comercios y viviendas por parte de las tropas brasileñas,
uruguayas y correntinas. Moreno no abandonó su despacho en el edificio junto al
Cabildo, anterior residencia del Obispo de
Vicente López, nombrado Gobernador
provisional por Urquiza, designó el 5 de febrero Jefe interino de Policía al coronel
Blas Pico, y el día 15 asumió
Uno de las ordenanzas que sobrevivió y que,
con el paso del tiempo, cayó en el
olvido, prohibía utilizar las aceras como depósito de mercaderías, o
para exhibición o venta de las mismas, y facultaba a la policía para multar al
infractor. En la actualidad, los transeúntes que debemos sortear esos
obstáculos agradeceríamos a los Gobiernos Comunales que la pusieran nuevamente
en vigencia.
(1) Ver “La
gran estafa-El robo a
(2) En ese viejo edificio, que fue demolido
para abrir paso a
Acuarela de
Pellegrini, donde se aprecia lindero al Cabildo el edificio de |