sábado, 1 de septiembre de 2007

Roberto de Laferrère, una pasión Argentina

 Publicado en el Periódico El Restaurador - Año I N° 4 - Septiembre 2007 - Pag. 11 



ROBERTO DE LAFERRERE

UNA PASIÓN ARGENTINA 


Por el Dr. SANDRO F. OLAZA PALLERO 

Roberto de Laferrère fue un digno exponente de la generación que actuó entre las décadas del 20 y el 30, cuando los cambios operados en el mundo repercutieron en nuestra patria. Nació en Buenos Aires el 10 de enero de 1900, hijo del escritor y político Gregorio de Laferrère y de Teodosia Leguineche Ezcurra, descendiente ésta de la familia de la esposa del Restaurador. Sus antepasados lucharon contra los invasores ingleses, en la guerra de la Independencia y en las luchas civiles.



Roberto se inició como periodista en La Fronda –periódico conservador- y El Fortín –publicación nacionalista-, donde dio rienda suelta a su agudeza para burlarse de los hombres solemnes o grotescos, y de los aspectos ridículos de la vida. Entre los años 1921 y 1922, Roberto escribió asiduamente en Tribuna Demócrata órgano del Partido Demócrata Progresista.
La situación política del país, con su sistema electoral que elevaba al gobierno y al parlamento a los hombres más mediocres e ineptos –sacados del comité-, que no representaban ningún valor social, cultural, económico o laboral, ni defendían las aspiraciones legítimas populares, lo llevaron al convencimiento de lo nefasto del régimen imperante.

En febrero de 1928 publicó un suelto en La Fronda titulado “Larreta vs. Larreta”, que ocasionó una reacción negativa de Enrique Larreta, quien lo retó a duelo. Por esos años, La Fronda contó también con un escogido plantel de redactores y colaboradores: Alfonso de Laferrère; Ernesto Palacio; Fausto de Tezanos Pintos; Leopoldo Lugones; Alberto Contreras y otros.

Laferrère fue uno de los fundadores del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas el 6 de agosto de 1938 y formó parte de su comisión directiva y del Cuerpo Académico de esta entidad. En el segundo y tercer número de la Revista del Instituto Rosas publicó el artículo “El nacionalismo de Rozas” (1939), donde contestaba al doctor Lavalle Cobo quien fue autor de un artículo ofensivo a Rosas en el diario La Nación: “En su artículo de La Nación, -dice Laferrère- el doctor Lavalle Cobo ha intentado demostrarnos que el nacionalismo de Rosas era una impostura. Los verdaderos nacionalistas, los patriotas auténticos de su época, serían los unitarios que se aliaron a los extranjeros de seis países en una guerra contra el suyo propio que duró 17 años…”

En su otro trabajo “Cómo ofreció Rosas las Malvinas” (misma Revista N° 12, 1946) analizó la actuación de Rosas en este tema ante la presión de los acreedores ingleses para cobrar compulsivamente la deuda por el empréstito tomado por Rivadavia a la banca Baring Brothers Brothers y Cía y cuya garantía era todo el territorio nacional.

El patriotismo de Laferrère –profundamente enraizado en la “vieja Argentina”– no era de esos que se empeñan en resucitar añoranzas pretéritas. Concebía la patria como heredad de los argentinos; exclusivamente de los argentinos: rancios o crudos; a fin de que éstos y aquéllos continuaran, en estrecha comunidad, el derrotero abierto por los capitanes de la conquista que incorporaron el territorio a la civilización; el de los primeros pobladores y colonizadores que nos dieron la etnia, la religión y la cultura.

Durante diciembre de 1942, celebró sus sesiones el “Congreso de la Recuperación Nacional”, que se había constituido por inspiración de Laferrère y Alberto Caprile (h). Su objetivo fue convocar a un futuro Congreso del Nacionalismo, a reunirse el año siguiente con una Junta Ejecutiva integrada por conspicuos miembros de esa corriente política. Pero este congreso no se llevó a cabo a raíz de los sucesos del 4 de junio de 1943, que dieron por tierra con la ficticia legalidad imperante en el país.

Laferrère y su amigo, el historiador Guillermo Gallardo, participaron de la conspiración del general Benjamín Menéndez en 1951 contra el gobierno de Juan Domingo Perón, pero esta asonada fracasó y ambos terminaron presos en la Penitenciaría de la calle Las Heras más de tres meses.

Este ilustre patricio falleció el 31 de enero de 1963. Al día siguiente Carlos Ibarguren (h) pronunció unas palabras de homenaje a Laferrère: “Un deber de amistad me impulsa a decir estas palabras de despedida frente al cadáver de Roberto Laferrère, en nombre de aquellos viejos muchachos que fundamos con él, allá por 1929, en vísperas de la revolución del 30, la Liga Republicana, y algo más tarde El Fortín, anticipándonos al pronunciamiento militar de 1943. Con Roberto descubrimos nosotros, a los veinte años, esa actividad desinteresada y noble de servir al país que, a pesar de todo, se llama Política...En ese sentido todos luchamos juntos sin pedir cuartel. Y si al final de la jornada no llegó el triunfo sino el fracaso y la incomprensión, el ejemplo de quien supo quedarse solo, seguro de haber cumplido con su deber, fue la lección moral que disipó en nosotros cualquier estéril amargura. Del gran espíritu de este periodista y escritor extraordinario que acaba de llevarse la muerte, otros dirán lo que se merece. Al despedir al amigo entrañable, despedimos también –sin olvidarla- a nuestra propia juventud, que ya se nos había ido cronológicamente, pero que reverdecía, cada vez, con la presencia querida de Roberto Laferrère”.