jueves, 2 de diciembre de 2021

Postas

 REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

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En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años.

En la Revista de Historia Bonaerense del Instituto Histórico del Partido de MorónAño II N° 5 de enero de 1995,  se publicó este este interesante artículo  sobre las postas. 


LAS POSTAS : Abriendo surcos tierra adentro.
Carrera de postas hacia Cuyo.

Por Norma V. T. de Maccio   

El imperio de los Incas constituye el antecedente más antiguo para nuestro territorio sobre la existencia de caminos. El Inca “imponía la obligación a los pobladores de construir una densa red de caminos militares” (1), que llegaban según las investigaciones realizadas, hacia San Juan y aún quizá hasta Mendoza. Las descripciones de estos caminos, verdaderas calzadas, similares en su base arquitectónica a las famosas calzadas romanas, nos hablan de una amplitud no sólo en extensión, de unos cuantos miles de kilómetros sino también en el ancho que iba desde 5 a 8 metros. “En toda su extensión existían tambos, que en algunos casos eran verdaderos centros urbanos con alojamiento para los viajeros, corrales para los animales..., o en otros sólo un modesto refugio techado, con dos tinajas de agua para los chasquis de turno. La distancia entre posta y posta solía ser de unos 5 kilómetros” (2).

En el siglo XVI, cuando los españoles se fueron internando en el vasto terruño americano, si bien la antigua organización del imperio andino desapareció violentamente, estos hombres blancos y barbados necesitaron mantener comunicaciones con las zonas costeras que eran el vínculo mayor que los unía a la metrópoli europea. Así, se fueron abriendo nuevos senderos, como siempre, repitiendo las huellas anteriores por intuición y costumbre. También se usaron esas viejas rutas aborígenes que dibujadas por intereses comerciales o militares, existían desde las épocas más lejanas. Pero a medida que el tiempo seguía incesantemente caminando, se fue plasmando la imagen grandiosa de nuestro continente, su inconmensurable tamaño, su variedad regional, su encrespante bravura, y la presencia de sus hijos, pastores o agricultores, hostiles o humildes, pero dueños de esta tierra. Ante tan arrolladoras distancias a los principales centros políticos-administrativos de este nuevo reino de Indias había que disponer de muchos días para recorrer caminos. Por eso nacieron las postas de la colonia, como una necesidad de descanso, refugio y lugar para reponer energía, tomar alimento, cambiar caballos y seguir.

Quienes eran los viajeros, aventureros, colonizadores, funcionarios, militares y correo, es decir, los chasquis, aquellos cuya tarea era llevar comunicaciones de un centro urbano a otro. Las rutas se fueron definiendo al punto de poder mencionar tres carreras de postas, que partiendo de la ciudad de Buenos Aires llegaban hasta Paraguay, Potosí y Chile. Estas en realidad no se instalaban con el objeto de realizar ese servicio. Buscando entre los pequeños y desamparados ranchos diseminados en la pampa y otras regiones del norte y noroeste del territorio se llegaba a un acuerdo con sus moradores para que: prestaran esa utilidad que para ellos lógicamente entrañaba un beneficio. Por eso, analizando la ubicación geográfica de éstas vemos un curso lineal desordenado y a veces caprichoso, el mismo desconocimiento profundo de estas tierras, favorecían este panorama desorientado. El siglo XIX, en sus comienzos es escenario de la instalación de nuevas postas, necesarias por el crecimiento demográfico y el movimiento comercial, que hacían variar poco a poco la vida hispanoamericana. Había durante el período colonial un tramo de camino común para las carretas de postas hacia la zona de las explotaciones mineras de Potosí y la zona trasandina. La dualidad de rutas se producía desde ia Posta del Saladillo, pero como bien lo nota Castro Esteves “en la época de la revolución de Mayo...los correos que van a Potosí  o a Chile, circulan por las mismas postas hasta Esquina de Medrano, donde se bifurca el camino...” (3).

Las postas estaban distanciadas a cinco leguas entre Buenos Aires y la Cañada de Morón, nueve a la posta de Villa de Luján siguiendo luego Areco, Arrecifes, Pergamino y otras. Las más  importantes, durante el período de la guerra de la independencia, que jalonaban el camino entre Buenos Aires y Mendoza, de un total de casi 60, eran a partir del Puente del Marquez: “Luján, López Zárate, Arrecifes, Arroyo del Medio, Esquina de Ballesteros, Cabeza de tigre, Cruz Alta, Saladillo, Fraile Muerto, Cañada de Lucas, Tambo, Barranquitas, Río IV, Achiras, Portezuelo, Morro, Río Quinto, San Luis, Desaguadero, Corral de Cuero, Corocorto, Dormida, Catitas, Retamo, Alto de Coria y Mendoza” (4).

El largo camino los curtía de experiencias realmente singulares, días y días sin encontrar otra diligencia, galera o caravana de carretas, volvía parco el lenguaje, avizores los ojos atisbando la presencia de algunos indios y ansiando el arribo a los parajes o dormidas donde un mate amargo, alguna vez un costillar o un vaso de caña desataba el laconismo de la conversación de campo. Esa odisea de viaje tan largo fue asiduamente recorrida por el recio José de San Martín y su familia entre Buenos Aires y Mendoza, cuando seguramente las incursiones de los indios hacia la zona de postas debieron desvelarlo más de una vez. Hoy el trazado de rutas ha dejado como una de sus consecuencias que los poblados que en ese entonces eran eje del camino de postas, quedasen abandonados, desdibujándose en el silencio a través del tiempo.

Pero el asfalto en muchos casos fue echado copiando la huella de aquellos antiguos caminos de postas.

BIBLIOGRAFÍA

 1) IBARRA GRASSO, Argentina Indígena. Brasil. DE. Tea, 1971. Pág. 679.

2) KIRBUS, Federico. El Tesoro del Inca. Bs.As. De. La Barca Gráfica, 1977. Pág. 57.

3) CASTRO ESTEVES, Ramón. Historia de las Comunicaciones Argentinas. Bs.As. Ministerio de Comunicaciones, 1972. Pág. 109.

4) PASTOR, Reynaldo. San Luis ante la historia. Bs. As. Pág. 97.

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VOCABLOS Y DEFINICIONES

 Con el propósito de contribuir a una mejor comprensión de las notas aquí publicadas, es que reproducimos el significado de algunos términos utilizados.

Tomamos su definición del trabajo de Enrique Barba: Rastrilladas, huellas y caminos. Bs. As. Raigal, 1956.

 

-RASTRILLADAS: Son los surcos paralelos y tortuosos que con sus constantes idas y venidas han dejado los indios en el campo. Parecidos a la huella que hace una carreta la primera vez que cruza por un terreno virgen, suelen ser profundos y constituyen un verdadero camino ancho y sólido.

-HUELLA: En singular se utiliza como camino; en plural significa rastro.

-DORMIDA: Paraje donde las reses y las aves silvestres acostumbran pasar la noche. Por extensión, se llama así a los lugares que constituían una de las etapas del viaje, en que se llegaba a la hora de descansar.

-PAGO: Lugar campestre nativo con una, dos o más viviendas y donde el paisano tenía mujer, hijos, amigos, vecinos y aparceros.

-POSTA: Era el lugar donde se cambiaban los caballos para hacer los viajes con celeridad. Era una parada a cargo de un vecino honrado al cual se le denominaba Maestro de Postas y está obligado a mantener un determinado número de caballos para los viajes de la diligencia. Eran contratados inicialmente por los Cabildos y luego de la Revolución de 1810, por los distintos gobiernos.

-VADO: Lugar de un río en donde hay poca profundidad Y que se puede pasar sin perder el pie.

 -VARA: Medida de longitud, que varía según la zona, oscila aproximadamente en 0,83 mts.

 -LEGUA: Unidad de medida equivalente a 5572 mts.

-TAMBO: Suerte de mesón o posta característico de los caminos incaicos.