sábado, 1 de septiembre de 2018

Guerra de Malvinas - Héctor R. Flores

   Publicado en el Periódico El Restaurador - Año XII N° 48 - Setiembre 2018 - Pags. 13 a 15 

REPORTAJE A VETERANO DE MALVINAS


El día 4 de agosto ppdo. me reuní con el Coronel (VGM) Héctor Rodolfo Flores, quien gentilmente me recibió en su domicilio, donde conversamos sobre el tema Malvinas, a quien le hice el reportaje que se transcribe a continuación. El currículum del Coronel es extenso e importante y ello nos impide poder transcribirlo debido al poco espacio de que disponemos en este medio. Solo diremos que por su participación en el conflicto del Atlántico Sur, recibió la medalla del Congreso de la Nación y el Distintivo del Ejército Argentino.

Norberto Jorge Chiviló - Director

Subteniente Flores (1ro. izq.) y soldados de la sección Comunicaciones

El Restaurador: Coronel, ¿qué nos puede contar acerca de su participación en el conflicto de Malvinas?.

Flores: En diciembre de 1979 egresé del Colegio Militar de la Nación, con el grado de Subteniente del arma de infantería y me destinaron al Regimiento de Infantería 25 –RI 25–, con asiento en Colonia Sarmiento en la provincia de Chubut, distante 150 km. de Comodoro Rivadavia. Contando con 23 años y habiéndome casado a principios de enero de 1982, me encontraba en ese destino cuando el 26 de marzo, el Jefe de Regimiento impartió la Orden de Operaciones para la recuperación de las Islas Malvinas. En ese momento el operativo no tenía aún el nombre con el que la operación anfibia es conocida: Operación Rosario. 

ER: ¿Cómo fue su traslado a las islas?

Flores: Debo decirle que la mayor cantidad de integrantes del Regimiento, aproximadamente 500 hombres, fuimos trasladados a las Malvinas, quedando en el Regimiento, solamente el personal necesario para su custodia y mantenimiento de las instalaciones, como los miembros de la banda militar y el personal responsable de dichas tareas (por ejemplo la fracción dependiente del Intendente del Cuartel). El traslado a la isla Soledad fue hecho de tres formas diferentes: los que formaron parte de la Operación Anfibia “ROSARIO” lo hicieron embarcados; la mayor parte del personal del Regimiento formó parte de la Operación Aeromóvil “ARIES 82” vía aérea, mediante la utilización de cuatro aviones Lockheed C-130, Hércules y dos Fokker F-28 de la Fuerza Aérea; y el escalón logístico, marchó a Puerto Deseado donde embarcó el personal y medios en el buque Isla de los Estados. En mi caso fui trasladado el día 1° de abril vía terrestre al Regimiento de Infantería 8 en Comodoro Rivadavia, donde ocupamos una zona de reunión próxima al aeropuerto de dicha ciudad; alrededor de las 3 de la madrugada del histórico día 2 recibí la orden de ir al mismo y embarcar en el Hércules identificado con la matrícula TC-68, con destino al único aeropuerto de las islas cercano más o menos 5 km. de lo que era la ciudad capital, Puerto Stanley posteriormente bautizado Puerto Argentino en la isla Soledad. Ese avión fue el primero que aterrizó en ese aeropuerto, a las 8.45 hs. del día 2 de abril.

ER. ¿Cómo fue su llegada a Malvinas?

Flores: En el avión iba un grupo numeroso del GOE que significa “Grupo Operaciones Especiales” de la Fuerza Aérea, que son tropas con aptitudes especiales y de comandos, cuya misión era asegurar el control del aeropuerto además de brindar la seguridad al mismo, que tenían el equipo de comunicaciones necesario para dar seguridad a los siguientes vuelos junto al personal necesario para hacer operable el aeropuerto. En el avión embarqué el jeep Mercedes Benz 230G, caja larga, que estaba a mi cargo y que era el puesto de comando del Jefe de mi Regimiento, con todo el equipo de comunicaciones, acompañado por el Sargento Ayudante Auné que era mecánico y conductor, para solucionar cualquier inconveniente mecánico que pudiera afectar al jeep. Imagínese como estaba cargado el avión al límite con el personal del GOE y el equipamiento para asegurar el funcionamiento del aeropuerto para posteriores aerodesembarcos que tanto Auné, como yo, fuimos sentados en el mismo vehículo. Durante el vuelo fuimos informados por el comandante de la aeronave que los británicos habían colocado obstáculos en la pista del aeropuerto, tales como vehículos, tambores de gasolina y otros elementos, para evitar que pudiera utilizarse, pero que los mismos estaban siendo removidos por los soldados, que a las órdenes del Jefe de Regimiento ya habían desembarcado. 

ER. Sí, según tengo entendido, los primeros que arribaron a las islas fueron trasladados vía marítima, en lo que se llamó “Operación Rosario”.

Flores: Sí, los que primero desembarcaron fueron buzos tácticos y comandos anfibios, durante las primeras horas del día 2 de abril, un grupo de Infantería de Marina que se enfrentó con marines británicos en la casa del gobernador, tuvo la primera víctima mortal del conflicto que fue el Capital de Corbeta de Infantería de Marina Pedro Edgardo Giachino. Cuando el avión en el cual yo iba todavía estaba en vuelo, había enfrentamientos en la isla y el temor era que al momento del vuelo de aproximación y aterrizaje este pudiera ser atacado, lo cual no era difícil ya que por las características del tamaño del Hércules, podía ser alcanzado por el fuego de las armas del enemigo, por lo cual al momento del aterrizaje el avión venía con la rampa trasera abierta para permitir una rápida evacuación en caso necesario. Afortunadamente, en ese momento crítico de la operación de aerodesembarco la pista ya estaba totalmente despejada de aquellos obstáculos que habían sido removidos y el avión pudo aterrizar sin ningún inconveniente, pues fuerzas propias ya habían tomado el control de la zona. Le aclaro con respecto al nombre que se le dio al operativo como “Operación Rosario”, fue sugerido por el Jefe de nuestro Regimiento el entonces Teniente Coronel Mohamed Alí Seineldín al Comandante del operativo, el Contraalmirante Carlos Büsser –Jefe de la fuerza de desembarco–, en homenaje a la Virgen del Rosario, cuando estaban navegando con destino a nuestras islas.

ER. Me parece que Seineldín le propuso al contraalmirante Büsser ese homenaje a la Virgen como lo había hecho Santiago de Liniers durante las jornadas de la primera invasión inglesa en 1806. Pero volviendo al tema, ¿Qué pasó después de desembarcar del Hércules?.

Flores: Lo primero que hice fue contactarme con Seineldín para poner el jeep puesto comando a su disposición, con todos los equipos de comunicaciones. Llegado el resto del Regimiento en los sucesivos vuelos y embarcados el gobernador británico Rex Hunt y los Royal Marines que después de ofrecer resistencia en la casa del gobernador, habían capitulado, fueron remitidos vía aérea a Montevideo y desde allí al Reino Unido. Encontrándose ya las islas en poder argentino, se hizo una formación de todo nuestro Regimiento, en el lado Sur de la pista, siendo arengados por nuestro jefe el Teniente Coronel Seineldín, quien en esa ceremonia enterró un Rosario en señal de agradecimiento por no haber tenido ninguna baja el personal de nuestro Regimiento y también enterró una bandera británica como símbolo de la recuperación de las islas. Durante todo el conflicto me desempeñé como Jefe de la Sección Comunicaciones y del Puesto Comando del RI 25, al que dimos su seguridad física durante toda la guerra. 

El mismo 2 de abril, aproximadamente a las 15:30 horas arribó el buque Isla de los Estados con el escalón logístico del regimiento En esa oportunidad notamos que en el puerto se encontraba amarrado un pequeño navío costero, el HMS Monsunen, que tenía enarbolado en el mástil de popa la bandera británica, la que arrié y posteriormente envié al continente; actualmente la guardo como recuerdo de la gloriosa gesta del 2 de abril.

ER: Los mandos militares tenían pensado que quedara en las islas una fuerza simbólica, ¿no fue así?.

Flores: Después de lo que acabo de relatar sintéticamente, el mismo 2 de abril, se reembarcó con rumbo al continente toda la infantería de marina que participó de la Operación Rosario, quedando en las islas nuestro Regimiento tal y como estaba previsto en la orden de operaciones que se nos había impartido el 26 de marzo. A Darwin se envió una Compañía compuesta por tres Secciones del RI 25 al mando del Teniente 1ro. Daniel Esteban que habían llegado a las islas por vía marítima. La mayor parte del RI 25 ocupamos instalaciones en Puerto Argentino, donde permanecimos más o menos una semana, realizando tareas de defensa y patrullajes. Con posterioridad, con el cambio de la situación general del conflicto y el arribo de otros regimientos, se nos ordenó ocupar todo el istmo donde estaba el aeropuerto para su defensa ya que en ese teatro de operaciones aeronaval era el único punto de ingreso de medios y una vez iniciados los ataques británicos, de egreso de heridos hacia el continente; además, ese sector tiene las mejores playas para el desembarco de una fuerza anfibia, principal amenaza en ese tipo de teatro de guerra.

ER. ¿Qué pasó cuando en el Reino Unido de Gran Bretaña se alistó a la flota para retomar las islas?

Flores. En un principio se tenía el convencimiento que la solución vendría por la vía diplomática, ya que tal como mencioné las previsiones eran que solamente quedarían en las islas los aproximadamente 500 hombres que formábamos parte del RI 25; pero no obstante y al verse la reacción británica, se mandaron por nuestra parte más tropas a las islas, adoptándose previsiones para su defensa. Así por ejemplo, construimos y ocupamos posiciones en el sector asignado, se integraron en el plan de defensa a todos los medios que estaban en el sector, entre ellos los de artillería antiaérea y de la Fuerza Aérea, nosotros sembramos de minas las playas próximas al aeropuerto que se consideraba que eran lugares aptos para un eventual desembarco británico, se estructuró un sistema logístico que permitiera sostener el esfuerzo de guerra con los medios disponibles desde Puerto Argentino, los que no se incrementaron como consecuencia del bloqueo aeronaval al que nos vimos sometidos hasta el final de la guerra.

ER: ¿Qué hicieron durante todo ese tiempo?

Flores: La prioridad siempre fue mejorar las posiciones defensivas y mantener la aptitud para el combate del personal que estuvimos más de 70 días ocupándolas. El día 1° de mayo los británicos nos atacaron por primera vez tanto desde el aire como desde el mar y a partir de ese momento hasta la finalización del conflicto, fuimos permanentemente bombardeados como un regimiento sitiado, siendo el sector defensivo que soportó la mayor cantidad de bombas. Desde el aire nos bombardearon los aviones Avro Vulcan, los que volaban a mayor altura y arrojaban bombas de mayor poder, algunas de 1000 libras y muchas más de 500 libras, así como bombas de racimo tipo beluga que desprende pequeñas bombas antipersonal al explotar; también a partir de ese día nos bombardearon diariamente los Harrier y Sea Harrier, aviones muy modernos en aquella época que volaban más bajo, incluso hacían pasadas rasantes y disparaban con ametralladoras y misiles. Ese día nuestra artillería derribó un avión atacante. 

Por su parte, los barcos británicos se acercaban dos o tres veces por día para bombardearnos con la artillería naval, de día podíamos visualizar la silueta de los navíos en el horizonte y de noche veíamos el resplandor que producían los disparos que nos hacían. Especialistas de la Fuerza Aérea graficaron y estimaron que 130 toneladas de bombas cayeron en el sector que mi Regimiento ocupaba en las adyacencias del aeropuerto; si bien no tuvimos ningún muerto, el Informe Oficial elaborado post conflicto por el Ejército Argentino señala que hubieron 53 heridos del RI 25 de los 559 hombres que defendimos dicho sector. Mi misión era mantener y reestablecer las comunicaciones cuando las mismas se vieron afectadas con motivo de las explosiones de esas bombas, tanto con las Compañías del Regimiento así como con el Puesto Comando de la Brigada que estaba en Puerto Argentino, a través del cual se nos informaba, entre otras cosas de las Alertas Rojas (aproximaciones de aeronaves para efectuar ataques aéreos que se identificaban mediante radares). Tenga en cuenta que la única forma de nexo que se mantuvo operable desde que se inició el bloqueo impuesto por los británicos entre las islas y el continente fue por medio de la aviación y mantener operable físicamente la pista de aterrizaje era primordial, por lo cual también los británicos se empeñaron en hacerla inutilizable, cosa que nunca consiguieron ya que hasta el último día de la guerra nuestros Hércules pudieron aterrizar y despegar sin mayores inconvenientes. Los pequeños daños que los británicos produjeron en la pista, fueron rápidamente solucionados por nosotros, incluso para engañar al enemigo, con tierra y arena simulábamos cráteres en la pista para que creyeran que sus ataques habían tenido éxito; esa tierra y arena la removíamos ante el inminente aterrizaje de nuestros aviones y ni bien partían volvíamos a armarlos, así durante toda la guerra. También colaborábamos con la descarga de los materiales y mercaderías que venían en los vuelos desde el continente, en la carga de heridos y elementos que se enviaban a la parte continental, lo que debíamos hacer con la mayor rapidez, ya que los aviones debían estar en pista la menor cantidad de tiempo, para evitar los posibles ataques que podrían recibir del enemigo.

ER: ¿Cómo se protegían de esos ataques?

Flores: Habíamos construido posiciones defensivas como trincheras y pozos de zorro, muchas de ellas sobre la superficie ya que si se cavaba afloraba agua, las que cubríamos con unas planchas de aluminio que iban a ser empleadas para extender el largo de la pista, pero que no fue factible, las que junto a tachos de 200 litros y otros artilugios nos protegieron muy bien, de allí que no tuvimos muertos, como sí lamentablemente lo tuvieron fuerzas de Artillería y la Fuerza Aérea emplazadas en el sector. También contábamos con una sección de ametralladoras de la Infantería de Marina con capacidad de tiro antiaéreo, cañones de artillería antiaérea y sistemas de defensa de artillería de defensa aérea del Ejército con misiles Tigercat y Roland. Le voy a contar un hecho que es poco conocido: en el mes de mayo, se recibió la orden de enviar un oficial del Regimiento a la casa del gobernador sin especificarse el motivo, solo que debía hacerlo con un vehículo; la hora de la cita era al anochecer; el Jefe de Regimiento me designó, cuando llegué me encontré con un oficial por cada Regimiento de Infantería de los que defendíamos Puerto Argentino; nos reunieron en el patio trasero de la casa, que era el lugar donde había muerto heroicamente el Capitán IM Giachino; al iniciarse la reunión ya era de noche, estábamos reunidos en semicírculo con los otros camaradas y en un momento presentaron a una persona que vestía un uniforme mimetizado que no era el nuestro, era un militar de la Fuerza Aérea del Perú, no nos dijeron su nombre solo que era Capitán, quien comenzó a explicarnos acerca del sistema de puntería y disparo del misil tierra-aire soviético SA 7. Ese misil es portátil, con capacidad fire and forget (tira y olvida) para ser disparado desde el hombro y tiene un peso de 14 kilos; una cantidad considerable de esos misiles, cuya cantidad exacta nunca fue dada a conocer nos fueron cedidos por el país hermano para que los empleáramos contra los británicos y ese Oficial vino personalmente con la misión de entregarlos e instruirnos ya que era un sistema de armas no disponible en nuestras Fuerzas Armadas, sin importarle los riesgos que su vida pudo haber corrido a romper el bloqueo en un Hércules de nuestra Fuerza Aérea. Terminada la reunión se entregaron los misiles con sus cajas originales, lo cargué en el jeep y volví al Puesto Comando de mi unidad. Desde ese momento me desempeñé como Apuntador del SA 7, además de las otras tareas que ya tenía asignadas. 

Le menciono ya que normalmente al señalar el apoyo del Perú, solo se afirma que nos cedieron aviones Mirage que llegaron a nuestro país, piloteados por ellos hasta el norte argentino y desde allí traído por nuestros aviadores, pero que no llegaron a emplearse en combate; le digo más, incluso pilotos peruanos se ofrecieron a pelear contra los británicos. Ese gesto de sincera amistad que honra al Perú, no debemos nunca olvidarlo. Tuve la dicha, muchos años después de reencontrarme personalmente con aquel militar peruano en una recepción que tuvo lugar en el Perú y poder estrecharnos en un fraternal abrazo que nos emocionó a ambos y entregarle como muestra de afecto y reconocimiento el distintivo que en mi uniforme me identificaba como Veterano de la Guerra de Malvinas; desde entonces seguimos conectados por redes sociales.

ER: ¿Se emplearon los misiles Tigercat y Roland que ya se disponían y los SA 7 soviéticos, que nos cedieron los peruanos?

Flores: Debido al derribo de un avión inglés en la jornada del 1° de mayo, por las defensas antiaéreas emplazadas en el aeropuerto, los pilotos británicos ya no se animaron a volar a baja altura, por lo que los vuelos a mayor altura que realizaron a partir de ese momento, impidió que se pudieran utilizarse los misiles tierra-aire SA 7, por estar fuera de alcance ya que ellos pueden ser utilizados contra aeronaves que vuelan a mediana y baja altura; los misiles ROLAND siguieron siendo el más eficaz sistemas antiaéreos por su alcance (6.500 metros), derribando cuatro aeronaves enemigas durante la guerra.

ER: Según leí, días antes de la finalización del conflicto fue disparado desde tierra un misil Exocet, que averió considerablemente un navío británico, el HMS Glamorgan, ¿qué me puede decir sobre esto?

Flores: En efecto. Los misiles Exocet, a excepción del que me pregunta fueron disparados durante esta guerra por los aviones Super Etendard, de nuestra Armada; estos aviones, como el misil eran de fabricación francesa y se mostraron como un medio de guerra muy eficiente hundiendo al destructor HMS Sheffield y al buque portacontenedores Atlantic Conveyor y averiando posiblemente a otros, no reconocidos estos por los británicos. Alertados los miembros de nuestra Armada que navíos británicos se acercaban bastante a nuestro sector para bombardearnos, decidieron crear un lanzador terrestre, para utilizar un Exocet que se desmontó de un barco de nuestra marina y que fue trasladado a las islas por un Hércules. El lanzador se instaló en el sector del RI 25, al que le proporcionamos la seguridad inmediata a su personal y medios, y el 12 de junio fue disparado y funcionó a la perfección; el Exocet impactó en el Glamorgan ocasionando grandes bajas, dejándolo fuera de combate durante el resto de la guerra. Ello hizo que nunca más los británicos se acercaran tanto para bombardearnos. Fue la primera vez que un Exocet fue disparado desde tierra y ello es demostrativo del ingenio y capacidad de nuestros hombres de armas para vencer adversidades y suplir carencias.

ER: ¿Llegó a combatir directamente, digamos hombre a hombre?

Flores: El sector defensivo en la cual yo estuve destinado no fue una zona de combate directo, ya que los británicos no atacaron nuestras posiciones por el modo terrestre, solamente lo hicieron con bombardeos aeronavales y a distancia, como ya le comenté. Sí combatieron hombre a hombre otros camaradas del Regimiento destinados en Bahía San Carlos, quienes dieron el alerta acerca del desembarco británico y en Darwin – Pradera del Ganso donde se batieron con gran valentía provocando y sufriendo gran cantidad de bajas.

ER: ¿Cómo fueron los últimos días de la guerra del RI 25 en el sector del aeropuerto?

Flores: En los últimos días se incrementó el fuego enemigo en todos los sectores defensivos, incluyendo el nuestro, por lo que no se infería que podría haber una acción de desembarco en el mismo; en la noche del 13 y amanecer del 14 de junio, visto que no materializaba esa acción se recibió la orden que algunas fracciones, que no llegaban a ser una Compañía, marcharan a Puerto Argentino. Las previsiones de empleo eran para apoyar el repliegue de nuestras fuerzas que venían combatiendo y eventualmente detener a los británicos que venían avanzando en dirección a Puerto Argentino. Con las primeras luces del 14 de junio se produjo el cese del fuego por parte de ambos ejércitos y horas después se produjo la capitulación de nuestras fuerzas sin que las del RI 25 hayan llegado a ser empeñadas en combate y la guerra terminó.

ER: ¿Qué pasó después de la rendición?

Flores: Los prisioneros de todas las Unidades fueron desplazados a la zona del aeropuerto como paso previo a un breve interrogatorio por personal de la Inteligencia Militar Británica que determinaba quienes permanecerían como prisioneros de guerra (PG) A partir del día 15 comenzaron a ser embarcados prácticamente la totalidad de los soldados conscriptos para llevarlos al territorio continental; aproximadamente 700 hombres, oficiales, suboficiales y algunos soldados, fuimos retenidos como PG; nos llevaron a la zona de San Carlos, donde nos alojaron en una planta frigorífica abandonada con un gran galpón, en cuyo techo había una bomba que fue arrojada por nuestra aviación tiempo antes y que no había estallado; años después pudimos saber que otras bombas disparadas contra buques corrieron la misma suerte. Había un sector aledaño que estaba alambrado a donde nos llevaban algunos días y donde podíamos ver la inmensidad del mar y los campos de turba. A ese lugar lo llamábamos “la pingüinera”.

"La pingüinera"
"La Pingüinera", en la planta frigorífica abandonada en bahía Ajax

Recuerdo que alrededor del 20 de junio fuimos llevados algunos PG a participar del entierro, en una fosa común próxima al campo de prisioneros, de argentinos muertos en combate, de la misma participaron también tropas británicas; hubo un responso en inglés, un minuto de silencio frente a las bolsas negras con los cuerpos inertes, donde argentinos y británicos que hasta pocos días antes nos habíamos enfrentado en combate nos confundimos rindiendo honores con el saludo militar de quienes dieron lo más preciado: su propia vida. Debo reconocer que como PG recibimos un buen trato por parte de los británicos, comíamos la misma ración que ellos y nos brindaron la asistencia sanitaria necesaria, también recibimos una paga como prisioneros de guerra, en billetes de las islas, para comprar alguna cosa, como por ejemplo cigarrillos. Desde el campo de prisioneros San Carlos nos llevaron al ferry Saint Edmund que habían traído los británicos con su flota de invasión y que antes había prestado servicio entre Inglaterra y los Países Bajos, en él navegamos y ancló frente a las costas de Puerto Argentino, donde habíamos tenido nuestras posiciones; ya había despedido a nuestros muertos en San Carlos y ahora despedíamos nuestra zona de defensa…; en la noche del 13 al 14 de julio puso proa hacia el continente, sin avisarnos, y en la mañana del 14 desembarcamos en Puerto Madryn.

En el mencionado campo de prisioneros de guerra y en el ferry también recibimos la visita y permanencia de un ciudadano suizo, representante de la Cruz Roja, para constatar si el trato que recibíamos era acorde a la Convención de Ginebra.

Quiero destacar que esta fue la última guerra que podemos llamar tradicional, entre ejércitos de dos Estados, en la que se preservó la integridad de la población civil y no participaron fuerzas irregulares. Guerra en la que hubo pleno respeto por ambas partes a las leyes de la guerra, tan es así que periódicamente la Cruz Roja realiza convenciones sobre la guerra, donde fue invitado como expositor mi camarada del RI 25 el Teniente Primero Esteban, como representante de nuestro país.

ER: Coronel Flores, muchas gracias por habernos concedido este reportaje.


Nota del Director: El Coronel Flores, me mostró todos las objetos que trajo de las Malvinas: la bandera del navío británico, los billetes de las islas que le dieron como paga por ser prisionero de guerra, unas condecoraciones que encontró en el Cuartel de los Royal Marines, una gorra de marinero británico, un calendario en el que tachaba día por día transcurrido, un álbum con fotos sacadas durante el conflicto y otros pequeños objetos.