Publicado en el Periódico El Restaurador - Año VIII N° 30 - Marzo 2014 - Pag. 13
CARTAS
5 de setiembre de
1896.
Señora Manuela Rozas
de Terrero
Distinguida señora:
Durante el largo
período de Gobierno que ejerció su señor padre en este país, tocóle defender y
mantener sus derechos e integridad comprometida por la agresión de dos poderosas
naciones europeas.
Han pasado los
años, se han calmado las pasiones que se agitaban en aquellos días, y hoy creo
poder asegurarle se ha hecho opinión general, lo que fue entonces por algunos
resistido, y es que con su actitud, salvó el honor de nuestra bandera y protestó
bizarramente contra el proceder de la diplomacia extranjera.
Entre las manifestaciones
que él recibió de aplausos por su conducta, tan correcta como decidida es sin duda;
la de mayor importancia, la que mereció del ilustre General San Martín, quien
para dar más energía a sus declaraciones le legó por testamento, el sable que
le había acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sur.
Y bien, señora, hoy
cuando la República Argentina, constituida a través de casi un siglo de
dolorosa anarquía, posee un Establecimiento donde se reúnen y guardan, los
recuerdos de épocas y hombres que pertenecen a la historia y donde se
encuentran como se impondrá V. por el catálogo adjunto, muchas de las reliquias
del grande hombre, me permito solicitar de V. y con destino al Museo que
dirijo, aquella espada redentora de un mundo, para que aquí, en el seno de la
patria que le dio el ser, pueda ser contemplada por los que la habitan y sea
ella en todo tiempo la que les inspire para defender la soberanía nacional,
como en la ocasión que originó se la obsequiaran a su señor padre.
Considero que nada
sería más satisfactorio para Vd. señora, que obtener el agradecimiento de sus
conciudadanos, y en este caso lo tendría y sería en bien de la memoria de su
padre, entregarle a la patria, lo que es de ella, lo que es el símbolo de su
antigua gloria, de su acción benefactora en la guerra de la emancipación
americana.
Animado de propósitos
patrióticos y persuadido de que no apelo en vano a ese sentimiento que debe
palpitar perenne en su corazón por la tierra de su amor y de sus ascendientes;
vengo a rogar a V. haga donación al Museo Histórico, en nombre de su señor
padre, del sable que recibió, como una prueba de satisfacción, por la firmeza
con que sostuvo el honor de la República, contra las injustas pretensiones de
los extranjeros que trataban de humillarla.
A la espera de su
contestación para repetir esta misma en mi carácter oficial, tiene el agrado de
saludarla con toda consideración.
Adolfo P. Carranza
-
- - - - - - -
25
de noviembre de 1896
Señor Dr. Dn. Adolfo P. Carranza
Director del Museo Histórico Nacional
Oportunamente
recibí su fina carta de 5 de septiembre último, la que es para mi esposo, para mí y
nuestros hijos; tan interesante por la justicia que hace Ud. en ella a la actitud heroica con
que mi lamentado padre el General Dn. Juan Manuel de Rosas durante su gobierno, salvó
el honor de nuestra
bandera ultrajada por potencias
extranjeras que trataban de humillarla.
Por disposición
testamentaria de mi padre, el sable que le
fue legado por el Ilustre
Capitán General Dn. José
de San Martín, valiosísima prenda que con palabras tan gratas me
pide Ud. destino al Museo Histórico Nacional de nuestro país, hoy pertenece a
mi esposo, y como fácilmente lo comprenderá Ud. mucho le cuesta a él, como a todos nosotros hacer
el sacrificio de desprendernos de
ella. Es esta la razón por la demora de mi contestación a su pedido.
AI fin mi
esposo, con la entera aprobación mía y de nuestros hijos, se ha decidido en
donar a la "Nación Argentina" este monumento de gloria para ella, reconociendo que el verdadero hogar del sable del Libertador, debiera ser en el
seno del país que libertó. Por lo tanto puede Ud. señor Carranza contar con que al
recibo del pedido oficial que Ud. ofrece la contestación será el envío del
sable.
Mandaremos también
dos objetos históricos que pensamos-serán de valor para el Museo Histórico
Nacional.
En unión con mi
esposo y nuestros hijos saludamos a Ud. cordialmente y soy su atenta segura servidora.
Manuela de Rozas de Terrero