Publicado en el Periódico El Restaurador - Año V N° 18 - Marzo 2011 - Pag. 7
OPINIONES
José
Antonio Terry, hijo de exiliados argentinos, nació en Brasil en 1846 y falleció
en Buenos Aires a fines de 1910. Siendo niño, su familia se estableció en
Buenos Aires. En esta ciudad estudio abogacía en
Trabajó
como periodista para los diarios
Durante
el gobierno de Luís Sáenz Peña, fue nombrado en 1893, Ministro de hacienda,
destacándose por haber realizado una política de austeridad y prudencia.
Ocupó
el mismo ministerio en 1902, nombrado por el Presidente Julio A. Roca,
realizando una gestión exitosa. También ante el fallecimiento del ministro de
relaciones exteriores Amancio Alcorta, y a pedido del presidente Roca ocupó
provisoriamente ese ministerio, llevando a cabo negociaciones con los chilenos,
que culminaron con la firma de los llamados Pactos de Mayo, alejando así la
posibilidad de una guerra entre los dos países a principios del siglo pasado.
El
sucesor de Roca en la presidencia, Manuel Quintana, también lo nombró al frente el Ministerio de
Hacienda, ocupándolo hasta 1906, año del fallecimiento de este Presidente.
Es
autor del libro “La crisis”, en el cual analizó el proceso que llevó a la
crisis de 1890.
Terry
había tenido tres hijos sordos y una de sus inquietudes principales fue que los
niños sordos pudieran acceder a una buena educación, por lo cual propició la
creación de una escuela mixta para
sordos basada la educación en el método oral puro, predominante en Europa en
esos momentos y por ello sostenía que las escuelas de sordos de nuestro país tenían
que ser oralistas.
Como congresal en el Primer Congreso
Pedagógico de nuestro país de 1882, presentó una ponencia –si bien en esos
momentos él se encontraba en Europa– que fue aprobada, estableciéndose
en lo referente a la educación de los sordos, que el sistema de articulación
labial debía ser preferido al sistema mímico.
Entendía Terry que los niños sordos
podían comunicarse “…con su familia sin necesidad de las señas y de la
mímica, enemigos irreconciliables de la palabra articulada” y que “habrá sordos
pero no mudos”.
He
aquí sus palabras sobre Rosas:
“Si
hemos de reconocer la verdad histórica convengamos que Rosas fue fiel ejecutor
de las leyes de emisiones y seriamente económico dentro de las leyes de
presupuesto. Durante su larga administración se quemaron fuertes cantidades de
papel moneda y se amortizaron muchos millones de fondos públicos en el cumplimiento
de las respectivas leyes Esta conducta impidió la desvalorización del papel
moneda y colocó a la plaza en condiciones de fáciles reacciones en los momentos
en que las vicisitudes de la guerra lo permitían. El comercio y el extranjero
tenían confianza en la honradez administrativa del gobernador”. (“Contribución a