martes, 1 de marzo de 2011

Opiniones - José A. Terry

  Publicado en el Periódico El Restaurador - Año V N° 18 - Marzo 2011 - Pag. 7 

 

Opinión sobre Rosas
OPINIONES

José Antonio Terry, hijo de exiliados argentinos, nació en Brasil en 1846 y falleció en Buenos Aires a fines de 1910. Siendo niño, su familia se estableció en Buenos Aires. En esta ciudad estudio abogacía en la Universidad de Buenos Aires, donde también se doctoró en Jurisprudencia con una tesis sobre Ciudadanía.

Trabajó como periodista para los diarios La Nación, La Prensa y La Discusión. Fue diputado y senador en la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires y también fue senador nacional.

Durante el gobierno de Luís Sáenz Peña, fue nombrado en 1893, Ministro de hacienda, destacándose por haber realizado una política de austeridad y prudencia.

Ocupó el mismo ministerio en 1902, nombrado por el Presidente Julio A. Roca, realizando una gestión exitosa. También ante el fallecimiento del ministro de relaciones exteriores Amancio Alcorta, y a pedido del presidente Roca ocupó provisoriamente ese ministerio, llevando a cabo negociaciones con los chilenos, que culminaron con la firma de los llamados Pactos de Mayo, alejando así la posibilidad de una guerra entre los dos países a principios del siglo pasado.

El sucesor de Roca en la presidencia, Manuel Quintana, también lo nombró al frente el Ministerio de Hacienda, ocupándolo hasta 1906, año del fallecimiento de este Presidente.

Es autor del libro “La crisis”, en el cual analizó el proceso que llevó a la crisis de 1890.

Terry había tenido tres hijos sordos y una de sus inquietudes principales fue que los niños sordos pudieran acceder a una buena educación, por lo cual propició la creación de una escuela mixta para sordos basada la educación en el método oral puro, predominante en Europa en esos momentos y por ello sostenía que las escuelas de sordos de nuestro país tenían que ser oralistas.

Como congresal en el Primer Congreso Pedagógico de nuestro país de 1882, presentó una ponencia –si bien en esos momentos él se encontraba en Europa– que fue aprobada, estableciéndose en lo referente a la educación de los sordos, que el sistema de articulación labial debía ser preferido al sistema mímico.

Entendía Terry que los niños sordos podían comunicarse “…con su familia sin necesidad de las señas y de la mímica, enemigos irreconciliables de la palabra articulada” y que “habrá sordos pero no mudos”.

He aquí sus palabras sobre Rosas:

“Si hemos de reconocer la verdad histórica convengamos que Rosas fue fiel ejecutor de las leyes de emisiones y seriamente económico dentro de las leyes de presupuesto. Durante su larga administración se quemaron fuertes cantidades de papel moneda y se amortizaron muchos millones de fondos públicos en el cumplimiento de las respectivas leyes Esta conducta impidió la desvalorización del papel moneda y colocó a la plaza en condiciones de fáciles reacciones en los momentos en que las vicisitudes de la guerra lo permitían. El comercio y el extranjero tenían confianza en la honradez administrativa del gobernador”. (“Contribución a la Historia Financiera” escrita para el número especial de “La Nación” del Centenario de Mayo).