martes, 1 de marzo de 2011

Romancero de Juan Manuel

  Publicado en el Periódico El Restaurador - Año V N° 18 - Marzo 2011 - Pags. 10 a 13 

Juan Manuel de Rosas
Juan Manuel de Rosas

ROMANCERO DE JUAN MANUEL

                                                                                                                                   Por Carlos Manuel Torreira (*)

 

PROEMIO

 La cultura oficial argentina ignoró durante casi un siglo la posible existencia de una literatura rosista.

Pero a partir del momento mismo en que la Argentina empezó a realizar actos de descolonización mental y de autoconciencia nacional empezaron a encontrarse no ya rastros ostensibles ajenos a la mitolatría liberal, sino caudalosos testimonios de una cultura federal particularmente rosista.

La labor de una Nueva Escuela Histórica con retoños revisionistas que destapó las sombras del proceso social argentino y arrojó luz sobre bienes culturales asombrosamente ignorados, contribuyó a descubrir, no una nueva retórica, sino un cuantioso testimonio cultural político ideológico y combatiente que al decir de Ramón Doll se escondía “debajo de la línea de flotación” y se sabe que más de las tres cuartas partes del iceberg, está en esa proporción oculto.

Hasta hace casi muy poco el campo literario gauchesco y testimonial político que va de 1830 a 1852 estaba ocupado por un solo autor, el coronel Hilario Ascasubi. Únicamente sus cielitos, décimas y medias cañas  de este “Aniceto el Gallo” podían llegar a las aulas.

Recién en los últimos tiempos y a regañadientes, fue admitido el enigmático Luís Pérez, escritor federal de la década de 1830 y  el escritor  federal neto Bernardo de Echavarría…

Los estudios que hacen Rodríguez Mols, Soler Cañas y Fermín Chávez sobre estos personajes y otros, descubren un extraordinario “corpus”  de letras federales.

Hoy llegó a mi mesa de trabajo un romancero de Juan Manuel de Rosas.

Su autor, el Dr. Carlos Torreira, prestigioso médico del distrito de San Martín, que se deslizó de su pináculo científico y se atrevió a caminar por esa llanura ripiosa de la historia, hoy se asoma a la no menos riesgosa y desafiante empresa de la literatura “consonántica”,  valga el neologismo.

El poemario se desarrolla en 6 cantos. “La Aurora”, “La Mañana”, “El Mediodía”, “El Crepúsculo”, La Noche” y “Amanecer de Gloria”.

No hay duda que el hilo conductor es la propia vida y avatares de don Juan Manuel, su protagonista, pero que encarna a todo un pueblo:  / anónima soldadesca / que la Patria va agrandando / por caminos polvorientos / atestado de jaurías / plaga  de hambrunas salvajes / Batidos por rudos vientos / la piel cuarteada de soles / ora sangrante de cardos / ora sangrando de inviernos / Anónima soldadesca / ¡Cuán moderada la paga! / ¡Cuán magnífica la gesta! 

El metro poético aplicado no es otro sino el popular octosílabo castellano aplicado con rigurosa sensibilidad.

Es una obra poética de síntesis histórica de vastas proporciones de profunda versación y claro ingenio: camina por el buen gusto y resplandece una límpida inspiración con conmovedora ternura y señorial elegancia.

Por la visión del conjunto y la belleza y verdad de algunos episodios, llegan a constituir algunos de sus pasajes, verdaderos pequeños poemas: /Con su temple cotidiano / brinda horizontes de soles / el cielo que se hace hermano / de ese pueblo que camina / conducido por un hombre / hacia un punto muy lejano. / El va sembrando mojones / sobre el desierto que pisa / Va ensanchando la frontera / de una heredad no ejercida. / Desde Monte al Colorado / dos mil almas lo acompañan / tan sólo porque confían.

Obra poética histórica en la que palpitan hechos históricos y descripciones geográficas, va desencadenando acontecimientos en donde se patentizan lealtades y traiciones, muy plena de vigor,  sinceridad y vida, que la fría poesía académica no tiene.

Felicitamos al autor por su obra y lo exhortamos para que siga abriendo horizontes a las generaciones nacientes preparándolas para el deleite estético y espiritual pero también para el conocimiento de la verdadera historia argentina.

                                                                                    Noviembre de 2010 - Jorge Oscar Sulé

Jorge Oscar Sulé, es Doctor en Sociología. Tuvo una larga y destacada trayectoria como docente en el nivel secundario y universitario. Actualmente es miembro académico del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, habiendo ocupado la presidencia. Es autor de varias obras entre las que se destacan “Los heterodoxos del 80”, “Conversando con las estatuas”, “Rosas y la problemática del indio”, “Rosas y sus relaciones con los indios”, “La coherencia política de San Martín” e “Iberoamérica y el indigenismo”.

                                                                         


Romancero de Juan Manuel 



 Canto 1º

LA AURORA

 

Desposádose que hubieron / en la ciudad virreinal / López de Osornio Agustina / y León Ortiz de Rosas. / Ella linaje normando / Capitán del Rey fue él / de Borbón Carlos tercero / de absoluto memorial / fundador del virreinato / por cédula tutelar. / Veinte retoños nacieron / de aquel castizo connubio / primero nació una niña / Juan Manuel nació segundo. / Doña Agustina y León / fuerza tesón y coraje / con devoción bautismal / en el rito cotidiano / bendecían alimentos / en la mesa familiar. / Juan Manuel José Domingo, / bellas facciones de raza / de madre tomó la fuerza / y de padre la templanza. / En el barrio de San Telmo / de la aldea Trinitaria / hizo escuela, fue rebelde / y en su bautismo de fuego, / allí muy cerca del fuerte / combatió a los enemigos / en las calles de su pueblo.  

Ay pequeño Juan Manuel / ¿Quién tu signo avizorara? / Flecha veloz del desierto / centauro de pampa larga / luz de sombra en la mirada / pasión de tierra salvaje / odio-amor de la leyenda / derrotado en las contiendas… / triunfador en las batallas. / Ay pequeño Juan Manuel / ¿Quién tu signo avizorara?   

Canto 2º

LA MAÑANA

 

Rebelde como la hiedra / aferrada a la muralla / vertebrado en tu carácter / hecho de garra y decoro / rompiendo lazos de sangre / iniciaste tu batalla / despojándote de todo. / En la escuela de la tierra / la cultura del trabajo / modeló tu personaje / mezcla de barro y coraje... / De peón hasta estanciero / entre yerras y galopes / fuiste paisano y soldado / en la cuenca del Salado / allá en el Rincón de López. / En las bardas del misterio / te dió la pampa blindaje /  para iniciar campo abierto / horizontes de utopía / trenzas de grito y lenguaje / almas indias y evangelios / restaurante de armonías / Pampero de raudo vuelo. / Comandante de campaña / por mandato y bizarría / pactaste con el infiel / derrotaste la anarquía / verijiando las espuelas / amparándote en la ley / y clavando las estacas / en el pacto de Cañuelas / ratificado en Barracas.

Veinte – añero Juan Manuel / que simbólico horizonte / se enraiza en tu terco celo. / ¿Quién imaginar pudiera / que fantástico tropel / galopa testa señera? / ¿Qué desierto hay en tu sueño / Veinte - añero Juan Manuel / qué destino en tu manera?

 

Canto 3º

EL MEDIODIA  I


Galopan las sombras largas / en las heladas mañanas, / la pampa se hace redoble / en los cascos del caballo / y chapotean las ruedas / en los surcos de agua y barro. / Con su temple cotidiano / brinda horizonte de soles, / el cielo, que se hace hermano / de ese pueblo que camina / conducido por un hombre / hacia un punto muy lejano. / El va sembrando mojones / sobre el desierto que pisa. / Va ensanchando las fronteras / de una heredad no ejercida. / Desde Monte al Colorado / dos mil almas lo acompañan / tan solo por que confían. / Son muy duras las jornadas / en sus noches y en sus días / más, son duras las consignas / para cumplir las rutinas / que aseguran la partida. / Un ejército que avanza, / decenas de carretones / con carga humana y pertrechos, / cientos de bueyes de tiro. / miles de equinos de monta, / centenares de carneo / para alimentar un año / esa tropa en movimiento / que cumple su Santo diario. / Anónima soldadesca / que la patria va agrandando / por caminos polvorientos, / atestados de jaurías, / plaga de hambruna salvaje. / Batidos por rudos vientos / la piel cuarteada de soles, / ora sangrante de cardos, / ora sangrando de inviernos. / Anónima soldadesca, / ¡Cuán moderada la paga! / ¡Cuán magnífica la gesta!

Veteranos oficiales / de escaramuzas y guerras / contra hermanos desleales / o enemigos de frontera, / han asumido la causa / con devoción militar, / sin darse tregua ni pausa / en la misión paternal / de adiestrar a sus soldados / en las artes de la guerra, / apoyada en tres principios, / orden, destreza y moral. / Son valores que su jefe / siente en paterna hermandad / para rezar con la tropa / oraciones por la patria / con la tierra por altar. / No olvidan que son cristianos, / misioneros de la paz. / Baqueanos de tierras aptas / oteando los horizontes / y las haciendas bagualas, / en pos de los pastos tiernos / y las esquivas aguadas… / Alimentos de alimentos / que hacen posible la empresa / de mantener saludable, / en esa pampa bravía, / a un pueblo noble y sencillo / que habrá de cumplir honroso / con su patria y su caudillo. / No escapó a don Juan Manuel / dotar a la expedición, / de hombres de ciencia y expertos / que cumplieran su rutina, / registrando los hallazgos / con celosa comprensión. / Climas, variables de cielo, / flora, fauna, minerales, / expresaban la riqueza / de una llanura infinita / en vigilia fecundante. / La carreta sanitaria / y sus médicos – boticas, / desplegaban en la pampa / su programa asistencial, / atendían los enfermos / restañaban las heridas, / escrutaban de las hierbas / especies desconocidas, / y en su aporte preventivo, / difundían la vacuna / contra la plaga maldita / que diezmaba a los nativos. / Bitácora de campaña / el boletín cotidiano, / registraba las acciones, / informaba novedades / y cumplían la misión / en un reporte genuino / de  emitir el parte diario… / Un boletín de verdades / sin malsanas intenciones / ni falacias a designio. / Encarnación, Sofía y San Martín, / Choele – Choel y  Manuelita, / proa al sur, pampa marina, / velas que avanzan surcando / aguas del propio confín, / que bañan costas benditas, / para una gran Argentina. / Breve flota marinera / que surca en aguas lejanas, / enlazando ríos dulces / que nutren tierras hermanas, / explorando cauces viejos / para fundar puertos nuevos… / Al amparo de sus luces / ya no estará tras barrera / la Patagonia orejana. / Los puertos que va sembrando / son mojones soberanos. / Ya no serán ignorados / los merodeos intrusos, / ni presiones de bravatas / que pretendan cercenar / un patrimonio heredado / como Río de la Plata, / bien común de un pueblo / hermano, / desde los mares helados / hasta el sol del altiplano. / ¿Fuiste acaso marinero / bajo el poncho de paisano? / ¿Qué mares domó tu mano / sin montar un parejero? / ¿Qué academia te dió escuela / para tu ciencia naviera? / Victorioso Juan Manuel, / muy pocos lo comprendieron. / Cuando pasaste revista / comandando la misión, / en tu mente de estadista, / mares y ríos se unieron / hombres, tierras y Nación. / Allá en Médano Redondo / plantaste tu comandancia, / Colorado de por medio / Patagonia en la distancia. / Con tranqueras de carretas / encuadraste el campamento. / Orden interno y defensas / para cumplir el proyecto / de afincar tribus leales / y combatir maloneros. / Grande empresa visionaria / de plan, talento y coraje. / Navegar aguas arriba / con maniobras a la sirga, / sin velamen, sin remeros, / con corrientes de caída, / solo el avance a la espía / del recurso marinero. / Descalzi, Thorne, Bathurst / y Feliciano Chiclana, / fueron flechas soberanas / en esos ríos del sur. / El Negro y el Colorado / y sus regiones cercanas, / revelaron sus secretos / hechos de flora y de fauna / pastos tiernos para engorde / y saucedal ribereño. / La vecindad de salinas / abrió causes a los sueños, / de unir esta patria al mundo / con desarrollo empresario, / en forma de saladeros / y de estancias, criaderos / de lanares y vacunos. / Abrir las rutas de encuentro / fue la misión patriciana. / Pacheco, Lagos, Ibáñez, / Ramos, Rodríguez, Delgado / cabalgando el compromiso / por la meseta serrana, / batida por cuatro vientos, / aridez de pedregales / cañadones de esperanza. / Rumbo al sur, firmes los tientos, / ilusión de madrigales / para integrar a la patria / las tierras de Magallanes. / Ya volvían los patriotas / con las alforjas cargadas / de fatigas misionarias… / Dolor de hermanos caídos, / mutilaciones y heridas, / medallero de alabanzas / para una patria cumplida. / Pagos abiertos al orden / de una grandeza esperada, / que afincaba a los nativos / a las tierras milenarias / que esperaban generosas / ser fecundas del trabajo / para el hombre y su familia. / La “Barbarie” organizada, / funda pueblos, civiliza / y reintegra a sus hogares / centenares de cautivas. / Juan Manuel el comandante / legaliza con su firma / casamientos voluntarios / de soldados de su tropa / con mujeres rescatadas / del secuestro en tolderías. /  Napostá, dispuso el cierre / de la magna expedición. / El general los arenga / con declarada emoción / licenciando a los reclutas. / “Restauradores de Leyes, / compañeros, compatriotas, / hermanos del providente”. / Juan Manuel tú lo sabías / porque los chasques llegaban / mientras tus huestes bravías / la patria en sangre regaban / sobre estepas legendarias, / sin renovar los recursos, / en las riveras del plata / los intereses bastardos / financiaban la anarquía. / Legendario Juan Manuel / ¿Qué amor de patria te urgía? / ¿A que credo fuiste fiel / obligado en tu misión / frente a tanta satrapía? / Una mujer comprendiendo / la pasión que te animaba / puso su amor al servicio / y con fuerza contra el cisma / Encarnación se llamaba, / era  esposa y compañera / defendiendo tus espaldas / faltaban tiempos de sangre / apurando tu llegada. / Reclamos de patria herida / en Yaco se hicieron carne / con el malón fraticida… / Y cayeron esperanzas / de ver la Nación amada / lejos del arma homicida. / Y otra vez, montaste en pelo / una potra casquivana / para enfrentar a los Galos / que bloqueaban nuestras aguas, / oponiéndole a la fuerza, / la diplomacia de Arana.

        

EL  MEDIODIA  II –  Obligado y Quebracho

Llegados al estuario allende mares, / pirateando riberas de sosiego / coparon nuestras islas, nuestras naves, / cargados de otros signos y otras lenguas / sedientos de otros frutos y otras tierras. / Con turbulencias de vapores mercenarios, / como en el viaje final del cóndor ciego, / treparon por las aguas argentinas, / bajo un cielo de nostalgias guaraníes, / profanando las simientes del dorado / y el reino de azorados surubíes. / Tras la cruenta batalla de Obligado / siembra crucial de patriotas y de héroes. / Acevedo, San Lorenzo, Tonelero… / fueron chuzazos gauchos de una estirpe / de algarrobos, de ombúes, de ceibos, de lapacho, / que a fuerza de coraje hizo posible, / crepitaran con las voces del infierno / las profanas ilusiones del imperio, / en las llamas soberanas del Quebracho. / Quebrando  la moral de los intrusos / en la punta del recodo majestuoso, / artesanos de la patria imaginada, / obsesos de la causa libertaria, / culminaron sus lances impetuosos. / Insobornable testigo de la guerra / el Paraná, torrentoso… implacable, / sembrado de pertrechos miserables / y frutos rapiñados de esta tierra / expulsó aguas abajo, lo protervo / y hundió en su fango, la rapaz realeza. / Gringos austeros de raíces nuevas, / hombres criollos de prosapia gaucha, / sangre bisoña, chinas fortineras, / compañeras de vida, leales y férreas. / Mansilla, altivo jefe de la resistencia /  conduciendo a gritos su dolor de tierra / ultrajada, herida, no muerta. / Thorne, de cuna extranjera, / mutilado el cuerpo por nueva querencia. / Chilavert, bautizado a fuego, / rumbeando a coraje su nuevo criterio / de patria y de cielo. / Costa, Virto, Santa Coloma, Alzogaray… / Infantes, paisanos, patricios, lanceros. / ¿Qué temple proveyó la patria? / ¿Qué savia inyectó este suelo? / ¿Qué gracia bautizó estas almas? / ¿Qué matria amasó esta pasta / de heroicos surero? / Honorable el pueblo de la noble gesta. / Honorable su líder Juan Manuel de Rosas. / Sangre y bravura de una guerra injusta / genio y audacia de una paz honrosa. / Mientras viva la fe confederada / ya no serán las aguas interiores / objeto de rapaces bravucadas. / Devolverán bienes y naves capturadas, / respetarán sus leyes los pretores / y la enseña Nacional de sus mayores / emblema de una patria Soberana / como libres del mundo será honrada.

                                  

Canto IV

EL CREPUSCULO


Lomadas del Morón. Tres de febrero / del mil ochocientos cincuenta y dos. / Suelo feraz. Pampa. Alborada. / Ambiente tufoso de falsarios. / Redobla sobre las tierras de Cassero, / bajo un monte de jinetes mercenarios, / un concierto de tensas caballadas. / Delibera febril la extranjería / olfateando el botín de la campaña. / Oropeles de alcurnia el Brigadier, / galerón de felpa el Comandante, / orgulloso, levita y quepis francés el bolacero. / Sajones, portugueses, orientales, gasto a cuenta. / Presiona desde el río el Almirante, / hay reserva de tropas y de fuego, / en la Armada Imperial que nos afrenta. / Mezcla rara de tartufos y tahúres / sobre el tapete verde de la Patria, / tenedor de ultramar, el debenture, / cien mil patacones, pesos fuertes… / Aseguran pertrechos y la leva, / la Hermandad cipaya, solidaria, / garantiza con sangre de la gleba. / A tiro de cañón, fuerzas leales, / bisoñas paisanadas, / sostienen a coraje la parada, / la plaza a defender Santos Lugares, / símbolo de una tierra soberana. / No amilana la bravura de los cuadros / el amargo sabor de la traición. / Los perversos designios coaligados / amenazan el perfil de la Nación. / Dos decenios de luchas fueron vanos, / frente a la obsesa pasión liberticida, / para borrar de este suelo americano / el estigma de la guerra fraticida. / Don Juan Manuel asume el mando, / el honor de patriotas lo acompaña. / Organiza sus líneas el comando. / Batir al extranjero, dar batalla, / salvar al Pueblo, el eje de su bando. / Infantes y jinetes por los flancos. / El coronel… desplegar su artillería. / Tú la clavaste en el centro con fiereza. / Tu corazón leal a una promesa / reverbera en el sol de la mañana. / Resuena en el cuenco de tu mente / con eco de crispante letanía, / “ No puedo concebir que americanos …” / “No puedo concebir que americanos …” / Héroe de Ituzaingó, lo sabias. / ¡A tí no, no Martiniano, no! / A tí no cupo lo de tamaña felonía. / Traidores a la patria fueron / aquellos mutados coroneles, / que mintiendo a designio / vistieron uniformes del escarnio / vejando lo argentino. / Traidores a la patria / fueron ellos, los promiscuos. / Locuaces de la verba impía, / que mancillaron su suelo… / Aliando la turbiedad de los inicuos, / a los claros intereses del imperio / para rendir el pueblo. / Traidores a la patria / fueron esos, los canallas / que abandonaron la lucha / en el albor de la batalla. / Tú no, que clavado en tu plaza / defendiste hasta el fin, tu tierra, / tu bandera, tu honor, tu milicia / y  tu metralla… / batiendo a enemigos de otras guerras / secuaces de argentinos de otra laya. / Tú no, que recibiste el honor del primer fuego / y cuando ya quemado hasta tu poncho de prosapia gaucha / altiva tu frente de soldado / brindaste tu desnudo pecho / henchido de deber de patria… / Ellos te masacraron por la espalda, / a culatazos… / Orgía de sangre… / Danza macabra, de dagas, / ¡Ay  Martiniano, los indignos / no soportaron el hiriente puñal / de tu mirada! / Ansiosos por vaciarnos tu memoria / con venal y artera culatada / trocaron tu derrota en gloria, / hicieron de tu pecho un signo / y te abrieron el camino de la historia, / que transitan los criollos dignos. / Amor Azul y Blanco fue tu Gracia. / La dignidad de Ser… / Tu continente. / Coronel Martiniano Chilavert / el sepulcro te honra, consecuente / con tu manera de vivir la patria.

 

Canto V

LA NOCHE

 

Dicen que en noches serenas / cuando fulge el plenilunio, / en los bosques de Palermo, / Palermo de San Benito, / junto al lago Rosedal/ se oye un murmullo de rosas, / susurran los paraísos / con brisas del saucedal / y se asoma en la casona / de muros que ya no están / la imagen de Manuelita / que levanta su pañuelo / saludando a su ” tatita”. / Los bronces sus horas dan. / Viene de largas porfías, / lleva el corazón cansado / de calumnias y perfidias. / Un coro de indios y negros / llora tristes letanías / ¡se nos va don Juan Manuel!, / ¡se nos va don Juan Manuel! / ¿quién velará nuestros días? / ¡Nunca nadie como él! / Cruza montado en su Moro / trotando un claro de luna / el chambergo en una mano… / Busca afanoso un remanso / lejos de arteras intrigas. / Faltaba la noche larga / del silencio y la malicia… / ¡Una centuria de agravios!

 

Canto VI

AMANECER DE GLORIA

 

Mas quiso la Providencia / que al nacer un nuevo día / montando rayos de sol / volviera a la patria amada, / venciendo la profecía / de aquel vate lapidario / que en versos de admonición / al polvo de sus huesos / en suelo americano / negó la inhumación. / Jinete en rayos de sol / que iluminan tu existencia / consagrada con honor / por el sable veterano / que legó el Libertador. / Ya están tu bronce y tu mármol / en tu casa federal. / Ya están tus huesos mortales / en la tumba familiar. / Ya te reintegró la Patria / a su estirpe nacional. / Juan Manuel José Domingo / López de Osornio por madre, / y por padre Ortiz de Rozas. / Héroe de raza criolla. / Vencedor de la anarquía. / Restaurador de las Leyes. / Cultor de la libertad. / Gestor de soberanía. / Los Arcángeles te guían, / la historia te hace leyenda / y la patria esclarecida… / te agradece… y te venera.

 

(*) Carlos Manuel Torreira, es Médico psiquiatra, Bachiller Universitario en Administración Hospitalaria. Fue Jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital Dr. Diego Thompson, Director de Medicina Asistencial y Subsecretario de Salud de la Municipalidad de Gral. San Martín.

Actualmente es Pro-Secretario de la Asociación Cooperadora del Museo Regional Juan Manuel de Rosas, Director del “Mojón Cultural de la Soberanía Nacional Juan Manuel de Rosas” y miembro del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas. Es Miembro de Honor Bodas de Oro con la Medicina, de la Asociación Médica Argentina. Director del Curso de 3 años “La Línea Nacional en la Historia Argentina” con edición de su primer tomo.