jueves, 1 de marzo de 2007

Anécdotas - Eustoquio Díaz

 Publicado en el Periódico El Restaurador - Año I N° 2 - Marzo 2007 - Pag. 6 

Anécdotas

Cuando usted se halle necesitado, busque, no al gobernador Rosas, sino a Juan Manuel Rosas…


El siguiente es un relato que hizo en su vejez el general Eustoquio Frías –enemigo de Rosas– a Benjamín Villafañe, y que fueron publicados en la Revista Nacional.



Concluido el convenio entre el general Lavalle y Rosas, [Frías] se retiró del servicio. El año 30, solicitó del gobierno su absoluta separación, habiendo conseguido un informe del cirujano mayor coronel don N. Rivero, para fundar su petición en su quebrantada salud. El inspector, que era el coronel don Casto Cáceres, al elevarla, hizo presente sus servicios en la guerra de independencia y del Brasil y de la ley del año 26, que decía que todos los que se inutilizasen gozarían del sueldo íntegro de su clase. Pasada la solicitud al auditor de guerra don R. Escarranea, en su dictamen dijo: "No perteneciendo el recurrente al ejército de la provincia, y sólo al ejército nacional, no lo considero digno de la consideración de este gobierno". 

Con este informe, recogió la solicitud y se retiró. A los pocos meses fue llamado al servicio y se excusó haciendo presente su mal estado de salud; mas uno de los edecanes del general Rosas le aconsejó que se presentase personalmente, prometiéndole proporcionarle el modo para que Rosas lo recibiese. A los pocos días de esta oferta, se resolvió a presentarse. El edecán lo anunció y lo condujo a una pieza donde debía esperar al general, el que poco tardó, porque al momento se presentó en mangas de camisa, calzoncillo, con chinelas y sombrero de paja con ancha cinta punzó. Después del saludo, preguntó cuál era el objeto de la visita, a lo que contestó Frías que el año 30 había presentado al gobierno la solicitud que tenía el honor de mostrarle. La tomó [Rosas] y dio principio a la lectura, diciendo al sirviente que le trajera mate. Después de haber leído parte de la solicitud, le dijo:

- ¿Usted ha sido oficial de Lavalle?...

- No, señor, he servido bajo sus órdenes como militar que soy...

- Pero ¿usted no querrá servir con los federales?...

- No, señor, no es que no quiera, sino que mi salud no me lo permite.

- Pero usted es joven y puede hacer carrera.

- Ruego a usted me conceda mi retiro, pues mi capital consiste en una peseta y creo que de changador, en los años que he servido a mi patria, tendría diez pesos.

- Todo es porque siempre ha servido a gobiernos ingratos...

- Si el señor gobernador me permite que le hable con franqueza, le diré los motivos que me obligan a no servir. Primero, lo quebrantado de mi salud; segundo, la ingratitud de los gobernantes; y tercero, que pertenezco a un partido contrario a V. E. y mis sentimientos tal vez me obligarán a traicionarlo. Para no dar un paso que me degrade, suplico a Vuestra Excelencia se digne concederme mi retiro.

- Me agrada la franqueza de usted... A las once véame en mi despacho... 

Al día siguiente, al entregarle el general Rosas la cédula de inválido, le dio quinientos pesos diciéndole:

- Cuando usted se halle necesitado, busque, no al gobernador Rosas, sino a Juan Manuel Rosas…

Le dio los agradecimientos Frías y no volvió a verlo más.

Eustoquio Frías: (1801-1891). Militar. Combatió en el Sitio del Callao y las Batallas de Junín y Ayacucho en Perú junto a los Granaderos a Caballo. Posteriormente participó en los combates de Río Bamba y Pichincha que decidieron la independencia del Ecuador. En 1826 regresó al país y luchó en la guerra contra el Brasil. Oponente de Rosas se exilió en Montevideo entre 1839 y 1847. Luego de intervenir en Caseros participó en diversas campañas contra los indios. Participó en la Batalla de Pavón en 1861. (Fermín Chávez, Diccionario Histórico Argentino, Ediciones Fabro, Bs. As., 2005)