domingo, 28 de marzo de 2021

Héroes de Malvinas

 REVOLVIENDO LA BIBLIOTECA

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En esta sección que llamamos "Revolviendo la biblioteca", incluimos distintos artículos de gran interés histórico, poco conocidos por el público en general, publicados hace ya muchísimos años. 

Encontramos este artículo de Marcos Luis Castrogiovanni, publicado en la revista "El Resero" N° 28 del año 2005, sobre el  conflicto por las Islas Malvinas y sus héroes.

La Argentina volvió a tener héroes
por Marcos Luis Castrogiovanni

Soldados en Guerra de Malvinas
Soldados en la Guerra de Malvinas


Recuerdo cuando en mi juventud luego de participar los 20 de noviembre de los actos conmemorativos de la Batalla de Obligado y una vez que serenada la autoría y el fervor que despertaban los mismos llegaba el tiempo de la reflexión más serena solía quedarme pensando que aquellos actos heroicos que conmemorábamos pertenecían a la vieja Argentina que ya no era y que en realidad era poco menos que ridículo suponer que la Argentina actual, desarraigada de sus tradiciones fuera capaz de producir un hecho heroico que reviviera las glorias del pasado que nos convirtieron en una Nación orgullosa de su prosapia Hispano Católica..

 

Pero llegó el 2 de Abril de 1982 y entonces la esperanza resurgió. Los valores eternos de la antigua Argentina renacieron en la nueva Argentina. La sangre gringa de los inmigrantes que conformaron la nueva cara de la Argentina de fines del siglo XIX floreció en esta tierra gaucha y volvieron a nacer criollos de ley y es así como en el asalto final a la casa del gobernador usurpador confluyeron el primer héroe de esta nueva Argentina Capitán de Corbeta de Infantería de Marina (comando anfibio) don Pedro Edgardo Giachino (muerto en la acción) y el Teniente de Fragata (buzo táctico) Diego Fernando García Quiroga (herido en la acción). Que símbolo de la unidad de la nueva Argentina que se ponía de pie para decirle al mundo que los sacrificios realizados en 1806-1807, en 1810, en toda la guerra de la independencia y en los años de la Confederación no habían sido en vano. La patria volvía por sus fueros. Y entonces en una gran unidad histórica se entrelazaron los fundadores del honor nacional con sus restauradores. La Argentina volvió a tener HEROES.

 

Y fue así que aquel 2 de abril se cumplió una jornada heroica en la que en un hecho inédito en la historia militar un grupo de guerreros marcharon con la misión de recuperar suelo patrio usurpado con la orden de no derramar sangre de los enemigos. Y así lo hicieron, con pericia, coraje, honor, aún a costa de la vida del Capitán Giachino, y respeto de la dignidad de las tropas enemigas y de todos los habitantes que estaban usurpando nuestras islas. Creo que debe quedar bien claro para todos que la Argentina no empezó la guerra, ni quiso la guerra, sólo pretendió cambiar el plano de las negociaciones por la soberanía territorial en las islas. La guerra la propició desesperada y arteramente Gran Bretaña.

 

Y la lucha empezó y vino la batalla de Puerto Argentino, y en esos 74 días el horror de la guerra engendró muchos nuevos héroes argentinos. Porque HEROES y no otra cosa son nuestros soldados, suboficiales y oficiales que dejaron su vida en las islas y también los que volvieron soportando el peso de la derrota y mas aún de la ingratitud.

 

Derrota de la que no fueron culpables e ingratitud que por supuesto no merecieron.

 

Porque en Puerto Argentino el 14 de Junio de 1982 se perdió una batalla, pero no la guerra. La guerra se perdió en los despachos oficiales ocupados por funcionarios ( ya sean uniformados o no, del gobierno militar o de los sucesivos gobiernos civiles) que no tuvieron el interés ni la capacidad de convertir una derrota militar en una gran victoria diplomática no sólo de Argentina sino de casi toda Latino América..

 

Al igual que en la Vuelta de Obligado se perdió una batalla ante la conjunción de fuerzas militares y económicas mas importante de las respectivas épocas (en 1845 fueron Inglaterra y Francia y en 1982 fueron Inglaterra y la OTAN). Pero la gran diferencia radica en que en 1845 dirigía los destinos de la Patria un gobernante patriota, lúcido, valeroso, altivo que no se guiaba por mezquinos intereses personales, que sabía cabalmente que mientras fuera capaz de mantener en alto las banderas de la tradición hispano criolla su pueblo lo acompañaría en todos los sacrificios que fuera menester afrontar y así logró el resonante triunfo de la guerra del Paraná que culminó con sendos tratados en los que cada una de las potencias extranjeras reconocieron y aceptaron todos y cada uno de los puntos impuestos por la Confederación Argentina y se retiraron desagraviando el pabellón nacional. En cambio durante la guerra del Atlántico Sur la República Argentina estaba gobernada por militares burócratas (que no guerreros y ni siquiera estadistas) que ante la primer derrota en una batalla decidieron dar ignominiosamente por perdida la guerra, se rindieron incondicionalmente no sólo militar sino también diplomáticamente y no sólo ante el enemigo externo sino también ante la oposición interna que celebró la derrota porque era el camino mas corto para recuperar el poder y con el todos sus privilegios manejando a su antojo esta vil parodia de democracia que sufrimos desde aquel entonces y que en sus diversas etapas se preocuparon por profundizar la “desmalvinización” que inició la misma burocracia militar ocultan-do a los veteranos desde el mismo momento de su regreso al continente.

 

Pero a pesar de tanto intento por desmalvinizar la llama de la causa de Malvinas sigue viva en el espíritu nacional porque como tan claramente lo expresó el profesor Antonio Caponetto al prologar el “ROMANCERO DE LA GUERRA DEL ATLÁNTICO SUR”

 

“Una prédica tan hábil como funesta, ha ido creando en los argentinos un sentimiento de inferioridad y de culpa y hasta la conciencia del castigo necesario en la derrota, por haber desafiado la cordura pacifista y el proverbial amilanamiento ante los poderosos... El mundo moderno con su horror por todo lo que sea magnanimidad y epopeya ha impuesto su espíritu decadente y sombrío... Mientras los enemigos celebran su usurpación y latrocinio, aquí ni quiere oírse hablar de RECONQUISTA... pero es de esperar que se entrevea el sentido exacto de la Guerra Justa por el Atlántico Sur y el sinsentido trágico de esta Argentina apoltronada y vacía, afrentada e incapaz de reaccionar... Las plegarías de los veteranos no serán desoídas si en vez de lamentos y quejas son un canto de afirmación y un juramento de triunfo:

 

No me digan que estuve inútilmente, / No lamenten mi viaje y mis heridas; / Que me digan, Señor, voces amigas / Que hay que volver porque quedó pendiente.

 

Quedó pendiente desafiar la gloria / Y el rezo ante la tumba del caído, / Del camarada que luchó conmigo, / Y al que le juré llevarle la Victoria.

 

Que no me ofrezcan lo que nunca tuve / Por compensar lo que nos han quitado, / El honor de decir: donde yo estuve, / Flamea un estandarte soberano.

 

Señor de las Milicias Imbatibles, / Comandante de todo lo que vemos: / Dame el jefe seguro e inflexible / Ordenando ¡a la carga, venceremos!

 

Seguramente venceremos si somos capaces de transmitir a las nuevas generaciones, que no vivieron el 2 de Abril de 1982, los valores espirituales que cargaron nuestros héroes al emprender la marcha de la reconquista de aquel lejano rincón de la Patria.