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PROGRAMA PARA EL BAILE DEDICADO A MANUELITA ROSAS Y EZCURRA POR EL COMERCIO NACIONAL DE BUENOS AYRES
¡MUERAN LOS SALVAJES UNITARIOS!
¡MUERA EL LOCO TRAIDOR
SALVAJE UNITARIO URQUIZA!
PROGRAMA
DEL BAILE DEDICADO A
LA S.ta D.a MANUELITA DE ROSAS Y EZCURRA POR EL COMERCIO NACIONAL DE BUENOS
AYRES.
INVITACIÓN
Ocho dias antes del que se señale
para dar el Baile, la Comisión Directiva se presentará en casa de S. E. el
General Rosas á invitar á la Señorita Doña MANUELITA.
Inmediatamente despues, se
repartirán las tarjetas de invitacion, sirviendo cada tarjeta para una sola
persona. Las tarjetas de Señora serán de distinto color y tamaño á las de
hombre. Al repartirlas se rogará á las personas invitadas que las devuelvan con
anticipacion en caso que no piensen asistir.
Las tarjetas serán presentadas por los concurrentes á la Comision, que recibirá á la puerta de la casa.
RECIBIMIENTO
Las Comisiones reunidas hasta el número de treinta personas, estarán precisamente en la puerta de entrada á las 9 de la noche.
A medida que las familias se vayan
presentando, individuos de la Comision acompañarán á las Señoras hasta la
puerta del Salón de Tocador, y esperarán allí á que las Señoras salgan;
entonces las conducirán al Salon del Baile.
La Señorita Doña MANUELITA y su
comitiva, será acompañada en el mismo órden por el Presidente, y colocada en el
Salon en el lugar de distincion que está destinado para ella.
Al presentarse la Señorita Doña
MANUELITA en el Salon, se quemarán 21 bombas, y la orquesta ejecutará la Marcha
Nacional y el Himno Loor Eterno. Entonces dará principio el Baile.
Los caballeros dejarán sus sombreros
y capas en la pieza destinada para esto, tomando allí un billete numerado.
Iguales billetes se darán á las Señoras para reclamar después sus chales y
demas.
BAILE
El Salón estará dividido en cuatro
secciones, y dos bastoneros cuidarán el órden en cada una de ellas. Los
bastoneros llevarán un lazo de cinta punzó en el brazo izquierdo.
Una
gran tarjeta colocada el frente del palco de la orquesta, anunciará lo que ha
de bailarse.
AMBIGU
A
la una en punto entonará el Coro el Himno dedicado por el Comercio á la noble
hija del Gefe Supremo del Estado, y se abrirán las puertas del Salon del
Ambigú.
Anticipadamente
los bastoneros repartirán á sesenta caballeros tarjetas de entrada al Comedor
para que cada uno conduzca á la mesa dos Señoras, á quienes atenderá en pie
durante la cena; eceptuando de este órden la primera vez.
Algunos Señores designado por la
Comisión pronunciarán brindis alusivos á esta festividad.
Luego que dejen la mesa estas ciento
veinte Señoras, entrarán otras tantas conducidas por otros sesenta caballeros á
quienes se habrá dado billetes de entrada durante la permanencia de los
primeros en el Comedor. Así sucesivamente serán llevadas á la mesa todas las
Señoras.
En seguida de ellas entrarán á cenar
los caballeros, con tarjetas de entrada, repartidas oportunamente. Durante todo
el servicio deberá reinar el mayor órden, guardando en los brindis el decoro y
la moderación que exige la presencia de la hija de S. E. y del bello sexo
Argentino.
RETIRADA
Cuando la Señorita Doña MANUELITA se
retire, acompañada en la misma forma en que fué recibida, ejecutará la orquesta
los Himnos Nacional y Loor Eterno, se quemarán 21 bombas, y terminará el Baile.
Las Señoras y los Caballeros
ocurrirán con los billetes que recibieron á su entrada, á recoger los objetos
que les pertenezcan.
CARRUAGES
Para
llegar á la casa del Baile, los carruages vendrán por la Plaza de la Victoria y
la calle “Reconquista”, y luego pasarán á la Plaza “25 de Mayo” donde se
formarán en órden á los costados de la Recova.
Al retirarse entrarán por la Plaza “25 de
Mayo” y seguirán por la Plaza de la “Victoria” y calle “Reconquista”.
El órden estará cuidado
esteriormente por vigilantes de Policía á pié y á caballo.
IMPRENTA AMERICANA,
Calle la Defensa núm. 221.
El 1° de mayo del año 1851, el
gobernador de la provincia de Entre Ríos, general Justo José de Urquiza, aliado
con el Imperio del Brasil, el Estado del Uruguay y la provincia de Corrientes
produjo el Pronunciamiento contra el gobernador de la provincia de Buenos
Aires, Juan Manuel de Rosas, originándose así la segunda guerra entre nuestro
país y el Imperio del Brasil.
Después de pasar a la Banda Oriental,
donde logró la rendición del general Oribe, quien al frente de las tropas
argentinas y uruguayas sitiaban Montevideo, Urquiza al frente del Ejército
Aliado, se dirigió a Buenos Aires.
Ya con la amenaza de Urquiza, quien
avanzaba hacia Buenos Aires, el Comercio Nacional de Buenos Aires, dió un baile
en honor de la hija del gobernador, doña Manuelita Rosas, siendo la invitación
al mismo, el documento que ilustra este artículo.
La fiesta tuvo lugar el día 28 de
octubre de dicho año en el Coliseo.
Transcribimos a continuación lo
publicado en la obra "Manuelita de Rosas y Ezcurra - Verdad y leyenda de
su vida", de E.F. Sánchez Zinny", 2da. edición, Buenos Aires, 1942,
sobre distintos detalles del referido baile, siendo todo ello una interesante
descripción de lo allí vivido.
... A mediados de julio de ese año de 1851, sin otro argumento visible que los buernos deseos de los iniciadores, nació la idea de festejar a Manuelita...
La fiesta fue en el Coliseo, y es a la que se
refiere el programa mencionado antes.
Formaron en la comisión de festejos, caballeros de
estrecha vinculación con Rosas, presidida por su propio hermano Gervasio Ortiz
de Rozas. Completan la lista los señores Juan N, Fernández, Vicente Casares,
Felipe Senillosa y José Martínez Dios, (debe ser de Hoz).
La crónica del “Diario de la Tarde”, a 29 de
octubre, apuntaba: “Desde que anocheció, todas las inmediaciones del Coliseo
estaban lujosamente iluminadas y desde temprano, flameaban sobre las azoteas
multitud de pabellones”. Los postes circundando la fachada —recién terminada—
fueron revestidos por altas columnas de madera, imitando mármol en la pintura.
Sostienen faroles y las adornan trofeos de banderas federales. En la plaza,
cinco bandas de música, alternaban himnos y trozos de óperas populares. Sobre
el pórtico de entrada se leían, al trasparente, “las aspiraciones nacionales”,
al decir del cronista. “¡Viva la Confederación Argentina! ¡Mueran los salvajes,
asquerosos unitarios! ¡Muera el loco, traidor, salvaje unitario Urquiza!”
Eran las 8 de la noche, cuando de la plaza se elevó
un globo “como aéreo mensajero del júbilo de este pueblo”. La ciudad vió cruzar
el cielo esta estrella roja, rumbo al oeste, impulsada por la brisa del río.
Tras la reja que da frente al sur, abríase la
puerta de entrada a la fiesta, Traspuesto el dintel, penétrase al vestíbulo,
profusamente iluminado. Roja alfombra cubría el piso, hasta el cordón de la
vereda. Alinéanse en orden frente a la plaza 25 de Mayo los carruajes de la
concurrencia. Una comisión de 20 caballeros, recibían y acompañaban a las
damas.
Cruzado cl vestíbulo, se penetraba a una espaciosa
antesala tapizada de blanco y punzó, e iluminada por decenas de bujías.
Inmediatamente llegábase al suntuoso salón de baile
en forma semicircular. Cubria el recinto una superficie de 30 varas de largo
por 26 de ancho.
Deslumbrados debían sentirse los asistentes ante el
lujoso arreglo del salón. Si excesivo pudiera ser el derroche de espejos, de
flores, de adornos, era igualmente innegable que el mal gusto corría a la par
de la opulencia exhibida. Prodigalidad de sedas, bronces y cristales. El oro de
las consolas y el rojo de los tapizados del moblaje y cortinados, resplandecían
a la luz de las arañas, manteniendo encendidas centenares de bujías, Una, la
del centro, era un alarde en el arte de la cristalería, Pendía del cielo raso,
decorado con un enorme sol dorado, de roja y blanca cabellera; entre rutilantes
caireles y adornos de cristal tallado, sostenía a 500 bujías. Seis otras arañas
similares, pero menores, la rodeaban.
Púrpura era el paño cubriendo totalmente cl
pavimento. En la testera principal, alzábase un estrado destinado a Manuelita y
a su séquito de señoras respetables, esposas de generales y camaristas, Tras
él, en el muro, entre banderas de la Confederación, colgaban los retratos del
general Rosas y de doña Encarnación Ezcurra. A ambos lados de esa especie de
trono rojo, penden dos colosales cuadros de mala factura escenográfica. Les
sirven de base monumentales espejos. Representan uno, a la América protegida por Apolo y está a la derecha de la figura del
Restaurador. El otro, a la Inocencia en
peligro, se halla a la izquierda de doña Encarnación. Bordadas en los
cortinados de las puertas de acceso se ven estas cifras: J. M. R. Instálase la
orquesta en un gran palco a 6 varas de altura.
A las 9 de la noche, en el salón rebosaba la
concurrencia. “El buen gusto —dice la crónica— la elegancia esmerada, los caprichos
más felices, descollaban entre aquel matiz de trajes delicados, entre aquel
ramillete de flores, entre aquellos grupos encantadores que confundían sus
aéreos vestidos, sus lucientes atavíos; y donde las guirnaldas, las perlas y
los brillantes perdían su luz, entre sus cabellos de seda o ante sus ojos de
diosas”.
Manuelita llegó a las 10.
Al entrar al salón, entre una salva de aplausos, la
orquesta ejecuta el Himno Nacional y luego el himno: “Loor eterno al mignánimo
Rosas”, que el público escuchó de pie.
Vestía la princesa criolla un faustuoso traje
escarlata. Adornaba su cuello magnífico collar de brillantes; una diadema de
iguales piedras, resplandecía entre la mata oscura de sus cabellos. Manuelita
inició el baile con el general don Agustín de Pinedo. La orquesta ejecutaba un
minuet.
……………………
A la una de la mañana, los señores Miguel de
Riglos, Manuel José Cobo, Antonio Terrero, Manuel José Guerrico y don Diego de
Alvear, nombrados en comisión para el acto, invitan a Manuelita a pasar al
ambigú. El ministro de S. M. B., caballero Enrique Southern la condujo y tomó
asiento a su lado. Ocupó el lugar izquierdo el ministro doctor Manuel Insiarte.
Encabezaba el otro extremo de la mesa, el general Tomás Guido. Luego, el
general Pinedo, Prudencio Rosas, etc.
Fijado en la pared principal, leíase en un escudo
“¡SALUD A MANUELITA ROSAS!”.
A la hora de los brindis, Guido lo hizo por
Manuelita. Southern, por el general Rosas y “su virtuosa hija”. Roto el fuego, se
oyeron los consabidos mueras al loco, traidor Urquiza y los vivas al “Gran
Rosas”.
Aun se bailaba a las 7 de la mañana del 29 de
octubre en el Coliseo, durante la fiesta que el Comercio de Buenos Aires, diera
a la infanta de Palermo.
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AMBIGÚ: Mesa
o mostrador donde se exponen y presentan un conjunto de platos (entremeses,
verduras, carnes, pescados o postres) de manera que los comensales pueden
escoger y servirse ellos mismos la comida que llevar a su mesa.